viernes, 3 de noviembre de 2017

INQUEBRANTABLE 2. Capítulo 12


Ricardo estaba en MegaVisión con el mánager de Rebeca, los abogados del canal, su abogado Victor y el Director de talentos.

Estaban renegociando el contrato de la actriz, luego que trascendió a la prensa lo de su embarazo. También se coló lo del maltrato hacia Rebeca por parte de su esposo, pero nada estaba confirmado. Ricardo había pagado para que la noticia no llegara a los medios.



Rebeca había estado en la clínica una semana luego de la cirugía en la mandíbula pues su esposo se la fracturó con el golpe. Estaba decidida a denunciarlo. Su madre ya no podía chantajearla con lo del bebé porque ya Ricardo se había enterado por los videos.

Le dieron 60 días de reposo, no podía abrir mucho la boca así que solo puede tener una dieta líquida con la ayuda de un pitillo.

Las grabaciones de la novela estaban suspendidas hasta no saber el destino de la actriz, si continuaba en el proyecto o peor aún, si seguiría en la nómina del canal. Su embarazo marchaba bien.





–Bueno espero que hayan quedado satisfechos, más no se puede hacer en vista de las circunstancias.

–Mi cliente no pondrá objeción.

–Mi esposa acatará esto quiera o no, tranquilos.

–Ricardo no digas eso coño, acuérdate lo delicado de la situación. –Le dijo Victor casi susurrando para que no escucharan. Al salir Ricardo le habló.

–Marico la perra esa me montó cacho y preñada de otro tipo seguro, que se joda, bastante hicimos con que la dejaran en el canal.

–Tú también le has montado cacho parejo.

–Eso es distinto, yo soy hombre y mujer que se me resbale pierde.

–Ah vaya…yo me voy porque no puedo seguir escuchando tanta basura.

–Vete pal coño y acuérdate que ahora vienen las reuniones que te dije.



Victor se montó en su carro y salió del estacionamiento del canal, al rodar unas cuadras  ve a una muchacha saliendo de su vehículo y se queda viendo el caucho desinflado, busca su celular y llama. Victor se detiene detrás de ella.



–Hola, vaya que problema tenemos aqui.

–Ay señor, estaba llamandoa un amigo…

–No lo molestes, ¿tienes gato y llave de cruz?.

–La muchaca se encogió de hombros y le dijo que no sabía y mucho menos que había en la maleta, fue a abrirla. –Revisa a ver que ves por ahí.

Victor sacó el caucho de repuesto, el gato y la llave de cruz. Se quitó el saco. me va a disculpar pero me voy a quitar la camisa y la corbata.

–Tranquilo, que pena, ¿necesitas algo?

–Si, que te metas en mi carro, lo enciendas y pongas el aire, le das al control para cerrar los seguros.



Victor comenzó a cambiar el caucho.



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–Mira carajita aquí tienes tu nuevo contrato para que después no digas que no te quiero. -Le lanzó los papeles. –Léelo y lo firmas.

Rebeca acostada en su cama, cogió la hojas y se puso a leer, a los segundos las lágrimas comenzaron a rodar.

<<Esto es una porquería>> le escribió un mensaje por el celular.

–ESO ES CULPA TUYA POR PERRA, YO TE DIJE QUE FUERAS DERECHITA, DALE GRACIAS A DIOS QUE NO TE MATÉ.

Su nuevo contrato estipulaba que se mantendría su pago en dólares por lo que durara la telenovela grabándose, no tendría regalías, ni bonificaciones, eliminado el chofer y ahora compartiría el camerino con alguna actriz. Al terminar la telenovela quedaba libre.

Como iba a seguir en la telenovela, se grabarían la mayor cantidad de escenas posibles donde salga ella para que la barriga no se notara, una vez tenga el ambarazo avanzado se le harían tomas cerradas para ocultar la barriga.



<<Dile a la cachifa que me traiga un jugo, por favor>>

Ricardo le dijo a Ana que se lo subiera.



–Toma. -Rebeca hizo un pequeño gesto de sonrisa. Ricardo tomó a Ana y la abrazó ponendo su mano en la nuca de ella, la besó en la boca delante de Rebeca, le desabotonó el uniforme. –Shhhh, tranquila, eso es lo que quiero, que ella vea, le susurró a la muchacha. Se bajó el pantalón, volteó a la chica que se agachó en el colchón apoyando sus manos.

–¿Te gusta esto? Mira como me la cojo, así te veías tú en el video. –Ricardo se movía con fuerza mientras Ana también veía a Rebeca que no paraba de llorar.

–Ahora me la voy a coger por el culo, mira. –Rebeca cerró los ojos

–ABRE LOS OJOS Y MIRA COÑO, MIRA COMO ME LA COJO, Esa era la cara que ponías mientras el mocoso ese te cogía, ¡puta! –Empujó más duro hasta meter el pene por completo, se aferró a los hombros de Ana y descargó su semen dentro de ella.



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–Coño, estaba desentrenado con esto de cambiar cauchos. –Se acercó a su carro y le hizo señas a la chica para que saliera.

–Listo, ya tienes tu caucho acomodado, tiene un clavo, pero lo puedes arreglar.

La chica le vio el pecho semivelludo y bañado en sudor a Victor que se pasaba el dorso de las manos por la frente, le vio la axilas y se sonrió.

–Tengo toallas húmedas y gel antibacterial en mi carro, si te quieres limpiar.

–Tranquila, yo también tengo. –Se sentó en el asiento del piloto y mientras recibía aire para refrescarse, se limpió las manos.

–Si queres como agradecimiento te invito un café, aquí cerca hay una cafetería.

–Gracias, yo encantado.

–Mucho gusto, soy Virginia Lares, veterinaria.

–Encantado, Victor Landaeta, abogado. –Se sonrió, ella también.



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Retiró el pene del cuerpo de Ana y le dio una nalgada. –Vístete y déjanos solos que tengo que hablar con mi esposa.



–Mucho cuidadito con provocarte un aborto, vas a tener ese bebé así yo dude que sea mio. La tomaba del cuello y le hacía daño en la operación. –Y cuando nazca le hacemos la prueba.

Ricardo se dio una ducha, se secó y así desnudo como estaba bajó a la cocina.

Entró a la habitación de Ana.

–Carajita, voy a dormir contigo hoy, ¿quieres?

–Sí claro, ven.

Ricardo se metió debajo de las sábanas y la abrazó.

–Me duele allá atrás, primera vez que lo hago por ahí.

–Ve acostumbrándote, porque a mi me gusta coger por ahí y mucho.



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–¿Y que edad tienes? –Preguntó Verónica mientras tomaba un sorbo de su café.

–32 años. -Hubo una pausa.

–¿No quieres saber cuántos años tengo?

–Bueno, eso dependerá de ti, si lo quieres decir, eso no se pregunta.

–Que caballero.

Victor pidió un postre para la chica y otro dos cafés.

–¿Y tienes novio? –Hubo otra pausa, otro sorbo y una sonrisa.

–Bueno, es complicado, estoy saliendo con una persona, pero no es nada formal, digamos que nos estamos conociendo.

–Yo estoy soltero, aunque me gusta alguien pero no me hace caso, me enamoré solo, en fin. ¿Dónde vives?

–En la Bella Vista, con mis padres.

–Wao lejos, ¿trabajas por esta zona?

–Si, el consultorio lo tengo cerca del canal este MegaVisión.

–Ah yo estaba en el canal antes de verme contigo. Yo vivo en Colinas de Campo Alegre, también con mis padres.

–Ok, ¿Trabajs en MegaVisión?

–No, no, estaba por un asunto legal de un contrato de una actriz.

–Ah ok, por cierto ahí está una actriz jovencita, la protagonista de una novela que ha tenido miles de problemas y que el marido le pega y está embarazada y perdió el contrato por eso y la botaron. La niña no deja de meterse en problemas y encima que el papá era gay y salió en un video, una cosa loca.

–Si…ella es la actriz por la que estaba negociando el contrato.

Virginia se encogió de hombros apenada pero Victor le restó importancia sonriéndole. Le ofreció escoltarla hasta su casa. –Por si te pasa algo y no tengas que llamar al no novio, ya estoy yo aquí.

–Jajajajaja gracias pero no te molestes vale, no te voy a hacer desviar.

–Tranquila tengo la tarde libre, mi jefe está en otras cosas.



Llegaron al edificio de la chica y Victor le abrió la puerta del vehículo y le tomó la mano.

–Sana y salva.

–Gracias, que pena contigo vale.

–Ninguna pena, es lo menos que puedo hacer por un chica tan linda.

Se miraron a los ojos por unos segundos, se sonrieron y Victor se atrevió. La besó en la boca. La chica quedó impactada con el beso pero no lo rechazó.



–Wao…¿no crees que vas muy rápido?

–Disculpa, fue un impulso.

–Además si estás enamorado de esa chica no deberías estar haciendo esto.

–Eso no va a ningún lado. Anota mi número por si te quedas accidentada de nuevo, yo ir a tu rescate.

La chica guardó el número y le dio un beso en la mejilla. –Gracias por todo, estaremos en contacto.



Victor tomó la autopista y se puso hablar.

–¿Marico? ¿qué coño fue eso que hiciste? ¿de cuándo acá te gustan las mujeres? ¡La besaste!  ¿en qué estabas pensando? Jajajajajaja qué bolas y encima vas y le das tu número, ¡Guevón!.

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