martes, 14 de noviembre de 2017

INQUEBRANTABLE 3. Capítulo 2


Teodoro no se le quitaba de la mente la escena de su papá pegándole a su madre, no pudo dormir por las pesadillas.

–¿Papi, que le hacías a mamá? ¿Por qué le pegabas?

Rebeca sentada frente a Ricardo en el mesón de la cocina, le dijo a Teodoro que terminara de comer. Miraba a Ricardo con odio.

–Tu mamá que hizo cosas que no debía mi amor, pero ya todo está arreglado, tu mami te va a llevar al colegio hoy. -Le pasó la mano por la mejilla a Rebeca donde le dejó una marca. –Disculpa por la marca en la cara, tendré más cuidado la próxima vez. –Le dio un beso en la boca.

–¿La zorra esa ya se fue de mi cuarto?

–Sigue dormida. Yo me tengo que ir. Chao campeón, pórtate bien en el colegio ¿si? El fin de semana vamos a la playa.



Ricardo salió de la casa y Rebeca subió a su habitación. Entró y le haló el edredón de la cama destapando a Virginia que se despertó de golpe.

–¡Sal de mi casa perra!

–Rebeca, espera, deja…

–Vete ya.

–Bueno Ricardo me dijo que podía quedarme…

–Me sabe a mierda lo que dijo Ricardo te quiero fuera de mi casa. ¿O quieres que le diga a Victor que amaneciste aquí? ¿que le dijiste? ¿Se te enfermó un caballo y lo estás cuidando?.

Virginia se puso el vestido y salió de la habitación sin responderle a Rebeca que se vistió para llevar a  su hijo al colegio.



________



–Chao mami ¿hoy me buscas?

–No lo sé, si me dan ganas, baja del carro que me tengo que ir.

–¿Me das un beso?

–Bájate, chao.

El niño bajó del carro y se quedó parado viendo como el carro de su madre se alejaba, dio media vuelta y entró al colegio.

–Mi amor ¿y tu mami?

–Me dejó aquí y se fue…no me dio un beso.

–Debe estar apurada, vamos que tus amiguitos te esperan.



Teodoro era un niño tímido y asustadizo. Entre el rechazo de su madre y ver las golpizas que le da su papá a Rebeca lo traumatizaban. Sus dibujos reflejaban ese miedo y rabia.



Una vez en el recreo caminando solo se desvió y entró al vestuario del gimnasio de bachillerato. Llegó a las duchas. Los chicos se duchaban, unos salían y caminaban desnudos, Teodoro los veía, se fijaba en los penes de los muchachos y reconocía el suyo pero el de ellos era más grande, unos mucho más. Estaba quieto, su mirada no se iba de la entrepieran de ellos, caminó. Alguno de los chicos saludaba a Teodoro, otros le tocaban la cabeza pues lo conocían.

–¿Qué haces aquí Teo? Te van a regañar, vamos, sal.

–No, quiero ver.

–¿Ver? ¿Que quieres ver? Nos estamos duchando. Ahora van a jugar los más grandes, ve a verlos.

–¿Por qué lo tienen grande? El mio es chiquito.

–¿Qué?

–El pipí, ellos, -extendió su brazo señalando con el dedo. –Lo tienen grande.

–Jajaja tas loquito Teo, son así porque son grandes, cuando tú seas grande lo tendrás así. Vamos, salte que te van a regañar ya sonó el  timbre.



Teodoro salió del vestuario y se fue corriendo a su clase, se sentó en su silla y apoyó su cabeza sobre sus brazos en la mesa, cerró sus ojos, en su mente aparecieron los muchachos desnudos caminando, duchándose, tocándose los genitales mientras se enjabonaban.



–Maestra quiero hacer pipí.

–Vamos yo te acompaño, ¿alguien más quiere ir al baño?



–Yo entro solo, soy grande maestra.

–Ok mi amor, entra a este, el de niños está cerrado. –Teodoro entró al baño había un profesor en los urinarios. Eran hasta el piso así que Teodro podía orinar ahí, se acercó y se puso al lado del hombre, no orinó pero se le quedó viendo el pene al profesor. Estaba casi a su altura.

Al verlo se dio cuenta que era más grande que la de los muchachos que había visto en la mañana, más grueso y más largo. El profesor orinaba, volteó a ver al niño.

–¿Qué? ¿no quieres hacer pipí? ¿te ayudo?

Teodoro se petrificó del susto pero dijo que si con la cabeza, el hombre terminó de orinar y sacudió su pene antes de guardarlo. Teodoro no quitaba la mirada.

El hombre se puso atrás del niño y le bajó el cierre y le sacó el pequeño pene.

–Dale orina. Te espero.

–El mio es pequeño, el suyo es grande.

–¿Perdón?

–Su pipííííí, es graaande el mio pequeño.

–Ah jajaja cuando seas grande será grande, ahora eres pequeño y tu pipí pequeño.

–Para verlo.

El profesor se le tensó el cuerpo y ayudó al niño a acomodarse el pantalón. –Vamos, sal que tu maestra te espera.



–Maestra el señor tiene el pipí grande.

–¡Teodoro, deja de decir esas cosas! Vamos al salón que ya vamos a terminar las clases!



Ya en casa luego de cenar se fue a duchar con su papá como casi todas las noches. Nunca le había comentado nada a su padre sobre eso, pero hoy se decidió.

–¿Papá porque tienes el pipi grande?

– Coño hijo porque soy grande.

– El mio es pequeño.

–Tranquilo que cuando crezcas lo tendrás así, y eso vuelve loca a las mujeres.

–Locas ¿por qué?

–Ya lo sabrás cuando seas grande.

–¿Tú se lo prestas a mamá para que juegue?

–¿Bueno carajito, estás preguntón, vamos enjabónate como te dije.



Ya en su habitación cerca de la de sus padres, Teodoro en su cama tenía la lámpara encendida, no podía dormir, cuando de repente como casi todas las noches escucha ruidos en la habitación de al lado.

Sale de su cuarto y va hacia la puerta del cuarto de sus papás, escucha gritos y gemidos pero igual abre la puerta.

Ve a su padre detrás de su madre moviéndose rápidamente mientras Rebeca con la cabeza recostada en la cama.

–¿Te gusta perra? ¿no querías guevo?

Teodoro veía como entraba y salía el pene del cuerpo de  su madre, no entendía, su corazón palpitaba, estaba asustado.

Ricardo le daba fuertes nalgadas a Rebeca mientras ella gritaba y pedía más
–¡Papi papi, no, no le pegues, no le pegues.!

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