domingo, 19 de noviembre de 2017

INQUEBRANTABLE 3. Capítulo 7


Familia, amigos, pacientes se encontraban en el cementerio dándole el último adiós a Virginia. Cinco días después de encontrar el cadáver, le entregaron el cuerpo a su esposo Victor Landaeta.

Al lado de Victor estaba Ricardo Sucre su mejor amigo y confidente, unos metros más atrás estaba Carlos algo molesto por no poder estar a lado de su amante.



–Tengo que confesarte algo marico, me tiré a tu mujer, ojo no estoy arrepentido y no me siento mal por haberte hecho eso. Tú y yo sabemos que este matrimonio era una farsa.

–¿Y tu piensas que yo no sabía que te la tirabas? No me creas tan estúpido Ricardo.

–Te lo cuento porque somos como hermanos y no quiero ocultarte nada.

–Llevabas cinco años ocultándolo, me los dices ahora que se murió.

–Y hablando de esa vaina, ¿quién odiaba a tu esposa tanto para matarla así?

–“Pronto vas a ser viudo mi amor” –Victor recordaba las palabras de Carlos y volteó a verlo, tragó saliva y se pusó pálido, comenzó a sudar frío y su frente brillaba por el sudor.

–¿Te sientes bien? Estás pálido. –Victor miró al piso.

–Tu esposa, ella odiaba a Virginia, ella sabía que ustedes se acostaban.

–¿Cómo es la vaina?  ¿Me estás diciendo que Rebeca mató a Virginia?

–A ver, no, tú preguntaste quien la odiaba tanto para matarla así y yo te dije que Rebeca la odiaba.



Rebeca estaba en casa resolviendo unos asuntos de su obra y armando unos documentos en la computadora y montando su book para llevarlo a otros paises.

Se levantó un rato de la computadora para descansar los ojos y la columna y se fue a tomar una copa de vino.



Teodoro bajó de su cuarto y se metió en el despacho de su papá y vio la computadora abierta, se sentó y buscó los videos que había visto la otra vez.

Comenzó a ver un video porno gay sentía un cosquilleo en la entrepierna, el corazón le latía rápido se sentía nervioso, pero tuvo una ligera erección.



Se asustó al escuchar ruido afuera y comenzó a cerrar las ventanas. Cerró unos archivos que le pedían guardar cambios y no lo hizo. Cerró todo.

–¿QUE HACES AQUI? COOOÑO CARAJITO ¿QUE HICISTE? ¡ME BORRASTE LOS ARCHIVOS!

–YO NO HICE NADA, NO HICE NADA MAMI.

Rebeca lo agarró de la franela y lo bajó de la silla y comenzó a pegarle sin en la cara y brazos mientras el niño gritaba.

–PARA QUE APRENDAS A NO TOCAR LO QUE NO ES TUYO CARAJITO DE MIERDA



La señora de servicio entró al despacho y le gritó a Rebeca para que dejara al niño, Rebeca volteó a verla y Teodoro se levantó y salió corriendo a refugiarse en la falda de la señora.

–¡LARGUENSE LOS DOS, ME TIENE HARTA, FUERAAA!



Rebeca bajó la pantalla de la laptop gritando pensando que tenía que hacer todo de nuevo. Salió del despacho. Se encontró de frente a Ricardo que llegaba del cementerio, se fue antes cuando se enteró lo de Rebeca y Virginia.



–¿Tu fuiste capaz de mandar a matar a Virginia?

A la chica se le tensó el cuerpo y se le quedó viendo a Ricardo fijamente a los ojos.

–Yo…no…¿Cómo crees?

Una cachetada con el dorso de la mano la tumbó al suelo.

–Como yo me entere que fuiste tú te reviento todos los huesos maldita.

–Papi… Teodoro bajaba de su cuarto llorando, se había quitado la camisa y se le veían los golpes en el pecho, brazos y cara.

–¿Le pegaste al niño?

–No, ¿cómo crees? –La agarró del cabello. –Me borró los archivos de mi trabajo, del book, del curriculum, todo.

–¿Y eres tan bruta que no guardas respaldos y te ensañas con el carajito? –La arrastró por el piso con el cabello entre sus manos y la subió por las escaleras así mientras ella gritaba.

–SUELTAMEEEEEEE, NO ME PEGUEEES POR FAVOR, NO ME PEGUES.

Teodoro estaba al pie de la escalera viendo como a su madre le pegaban. La señora de servicio se atrevió a llamar a la policía para denunciar violencia doméstica pero antes que comenzara a hablar Teodoro arrancó el cable del teléfono.

–No lo hagas, son mis papás.

La señora quedó impactada al ver al niño como la miraba. Volteó y comenzó a subir la escalera, la doméstica le temblaba la mandíbula veía al niño subir lentamente las escaleras mientras seguían los gritos.

Se detuvo en la puerta de la habitación de sus padres a ver como su padre se ensañaba con Rebeca.

Ricardo lo vio parado viendo, pero Teodoro se volteó y se fue a su cuarto. Ricardo se detuvo.

La actriz tenía la nariz partida y golpes en todo el cuerpo, los nudillos de la mano derecha de Ricardo estaba maltratados.

–Ven , párate voy a bañarte y nos vamos a la clínica.





Victor se despedía de las personas que lo habían acompañado en el sepelio. Terminó de arreglar unos asuntos del entierro y se fue a su carro. Al sentarse en el asiento del piloto ve en el asiento de al lado, la cabeza de una persona metida en una bolsa al vacío. El susto lo hace salir de inmediato del carro con el pulso acelerado, cierra la puerta y ve a Carlos.

–Te dije que pronto serías viudo, te cumplí. –Victor  se echo para atrás y vomitó a un lado del carro, se levantó y se limpió con un pañuelo.

–Eres un enfermo psicópata.

–Lo que estoy es enamorado de ti y por amor hago lo que sea. Se le abalanzó y le dio un beso en la boca.

Aunque no rechazó el beso de inmediato a los segundos empujó a Carlos.

–¡Sácame esa cabeza de mi carro!

–Lo que voy es a meterte esta cabeza. -Se puso una mano en la entrepierna. –Tranquilo esa cabeza se la voy a dar de regalo a tus suegros como recuerdo de la hija que tuvieron. Quiero hacerte el amor, móntate en el carro y te sigo en la moto, vamos a tu casa y tiramos en tu cama grande donde dormías con esa perra.

–Saca esa cabeza de mi carro.



Carlos se sonrió y se metió por la puerta del piloto y sacó la cabeza metiéndola en el bolso que traía.

–Voy a dejarla en la casa de tus suegros, me esperas en casa desnudito ¿ok? Te voy a coger. Saberte viudo me da morbo.



Victor se montó en su carro y no paró de llorar mientras manejaba rumbo a su casa.

Una vez ahí se quitó la ropa y se fue a la habitación, se acostó en la cama boca abajo.



Carlos sin llamar a la puerta, abrió con las llaves y entró, fue a la habitación. Vio a Victor acostado boca abajo. Le miró las nalgas y comenzó a desvestirse lentamente.

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