martes, 21 de noviembre de 2017

INQUEBRANTABLE 3. Capítulo 9


<<Tu esposa me amenazó ayer, no sé como se enteró que estábamos juntos, hasta nos tomó una foto, ya te la mando>>

Ricardo le dio risa al ver la foto y le dijo a Adela que no se preocupara. –A ella la controlo yo.





Teodoro y Lucas aprovecharon la hora del recreo para separarse del grupo de su clase e irse a un lugar apartado del campo.

–Bájatelo.

–¿Y si nos ven?

–Aquí no viene gente.

Lucas se bajó el pantalón y luego el interior.

–Ahora tú. –Teodoro hizo lo mismo pero ahora era Lucas quien se agachaba para probar el pene de su amigo.

–No me gusta. -Cerró los ojos y se limpió la boca, Teodoro se agachó y repitió lo de la otra vez.

–Quiero hacer pipí. -dijo Lucas, que se volteó y comenzó a orinar.

–Dame un beso en la boca, pero sacas la lengua eso lo vi en el video.

–¿Y como hago?

–No sé, peguemos las bocas y sacamos las lenguas.

Torpemente lo hicieron, sus manos abajo, inmóviles sin saber que hacer, se separaron.

–Mira tienes el pipí levantado, se puso duro, Teodoro le tocó el pene a su amigo que estaba sorprendido.

–¿Por qué se puso así? ¿Qué tengo?

–No sé, no sé, súbete el interior a ver si se pone aguado.

Visiblemente nerviosoos ambos, se subieron el pantalón y se fueron corriendo de ahí.

_______



–<Okey entonces tú te encargas de eso, esta tarde sin que Ricardo se de cuenta te doy la mitad en efectivo, y el resto cuando me traigas las pruebas>

<Tranquila Rebeca, yo trabajo limpiamente, soy profesional, yo hago las cosas bien>

–<Ok, no quiero errores, quiero salir de eso ya.



Rebeca cerró la llamada, luego de hablar con Carlos, el cuerpo le comenzó a temblar y el corazón le galopaba en el pecho.

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Los niños entraron al salón de clases y hablaban entre ellos en voz baja.

–Ya no lo tengo duro, está igual que antes.

–Que bueno, me dio susto. A mi no me pasó eso ¿te picó algo?

–No, no sé pero estoy asustado ¿y si le pregunto a mi papá?

–No sé, nos regañaron la otra vez capaz te regaña cuando le digas.

–Mi papá no me regaña.

–¿vamos al baño?

–No, me da miedo.

–Anda, quiero tocártelo y ver si se te pone duro otra vez.

–No, eso no me gustó.



–Lucas y Teodoro siéntense separados. -Les habló en voz alta la maestra.



________



Eran las ocho de la tarde y Adela salía de su oficina rumbo al sótano. Llegó a su carro y abrió la puerta.

–Si no quieres que ahora mismo te caiga el tripero en el piso, hazme caso y móntate en el asiento del copiloto

Adela volteó a ver al hombre pero estaba encapuchado, miró el cuchillo, una enorme hoja plateda, brillante y afilada reposaba en su costado.

–Vas a sentarte y te vas a quedar tranquilita, un movimiento extraño y te destripo.

Adela se montó en el carro, estaba tensa y nerviosa y acababa de orinarse encima.

Salieron del estacionamiento. El vigilante estaba tendido en el piso. Muerto.



Manejó hasta un mirador que por la hora no había nadie.

–¿Qué me va a hacer? Llévese todo, pero no me mate, llévese el carro mi cartera, yo le doy dinero.

–No mami, no quiero dinero ni carro, a mi me mandaron a liquidarte. Rebeca., ¿sabes quien es Rebeca? La esposa de Ricardo Sucre, te lo tiraste hace un par de días. Bueno, esas vainas no se hacen

–No me mates por favor, no me mates.

–No va a doler mucho y no tardarás en morirte.

Adela tragó saliva y e filo del cuchillo atravesó su cuello. Borbotones de sangre emanaba del cuello tiñendo todo de rojo, mientras tanto Carlos la veía mientras se desangraba e iba agonizando



Sacó una botella pequeña con gasolina y la roció, puso en neutro el carro, encendió un fósforo y terminó de regar todo el carro con gasolina, lanzó el fósforo en su vestido y se encendió para luego empujar el carro por el barranco.



Con la brisa a causa de la caida del carro, las llamas se intensificaron, unos segundos después una explosión hizo temblar la calle. El carro quedó envuelto en llamas. Carlos se fue caminando silvando mientras llamaba a Rebeca.

–<Listo, desangrada y quemada>

Rebeca colgó la llamada y volvió a temblarle el cuerpo.

–¿Ahora que tienes?

–Creo que me va a dar fiebre

–¿Quien te llamó?

–Una mamá del colegio por algo del grupo, voy a buscar una pastilla.



Ricardo le cogió el teléfono y vio la última llamada.

–¿Carlos, el escolta? ¿y para que este la llama?



Llamó desde el celular de Rebeca.

–<Dime Rebequita, ¿otro encarguito más? Jejeje

–No Carlos, soy Ricardo, tu jefe. ¿qué coño le estás haciendo a mi mujer? Tirar se que no, cuéntame.

–<Eh epa..jefe…no, no es que ella me pidió el favor de depositarle un dinero en el banco y a hacerle unas diligencias, más nada>

-<Aaaah ooookey oookey



Entraba Rebeca a la habitación.

–Toma, te llama Carlos, mi escolta.

Rebeca se paralizó y se desmayó.





Dos días después del suceso Rebeca, Ricardo y Teodoro desayunaban juntos en casa, se iban a la playa.

Rebeca entraba al twitter y se puso a leer una noticia.

–Hallado el cadáver de una mujer desaparecida desde hace más de 48 horas, con signos de violencia y carbonizada en su propio vehículo.

Rebeca se puso pálida. Ricardo también leía la noticia desde su celular. Rebeca vomitó el desayuno.



Ricardo se le queda viendo a Rebeca fijamente. –Teodoro, campeón, ve a tu cuarto y revisa que no se te quede nada para ir a la playa.

–Mamá me puso todo papi.

–Sube mi amor, sube y revisa y me traes de mi cuarto el cargador del celular que está en mi mesita de noche.



El niño salió de la cocina, pero no subió las escaleras, se quedó en la pared detrás de la cocina para escuchar.



Ricardo se levanta y le da una servilleta a Rebeca para que se limpie. Él la coge del cabello y la levanta.

–No podía ser de otra manera, para eso hablabas con Carlos, mandaste a matar a Adela. ¿Pero tú que clase de ser eres? –La sujetó más fuerte del cabello. –No te caigo a coñazos porque me da igual esa tipa, y aunque no me extraña que también hayas querido matar a Ana. ¿Mataste a Virginia verdad?

–No, yo no la maté, quería…pero no lo hice yo…te lo juro, suéltame por favor, suéltame.

–La cogió con más fuerza aún, levantándola más. –Te voy a vigilar desde cerquita, cada centímetro que camines lo voy a saber.

Teodoro escuchaba todo y su corazón latía, se volteó a ver a sus padres en el momento que Ricardo le daba una fuerta cachetada mientras le soltaba el cabello y caía al suelo.



Se voltea pegándose nuevamente de la pared y sonríe.

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