INQUEBRANTABLE 2. Capítulo 10.

–¡Tú vas de mosquita muerta, pero quieres quitarme a mi marido, perra!

–Yo no quiero quitarte a tu marido, ni me interesa, él es el que va detrás de mi, me busca, me llama.

Una cachetada volteó la cara de Rebeca, que trastabilló.

–¡Corten! Marlene, eso lo ensayamos varias veces, no tenías que darle la cachetada.

–Perdón, perdón, perdona Rebeca.

–¡Estúpida, me diste duro! –Rebeca con la mano en su mejilla, estaba mareada, se puso pálida y cayó al piso.

–Ay no, que exagerada, tampoco es que le dí una golpiza.

Llegaron algunos técnicos y la levantaron. La llevaron al servicio médico.

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–Esta chama está más desubicada, vuelve a perder un contrato por quedarse embarazada otra vez y oootra vez a detener todo porque ahora no se sabe que va a pasar, menos mal que lo novela no sale al aire todavía. –Comentaban entre ellos actores y técnicos.

Rebeca se fue a su casa luego de estar recuperada para poder manejar.

En la nevera tiene una nota larga que dejó Ricardo:

<<Mi amor, me tuve que ir a República Dominicana para unas reuniones de negocio, regreso en 3 días. En la casa se queda Ana, te pido por favor que la ayudes con Teodoro, ella me va  a informar si de verdad lo hiciste. No quiero volver a ponerte una mano encima, me duele hacerlo pero lo mereces por no hacer caso. En el edificio hay 2 escoltas que te cuidarán y vigilarán. No confío en ti. En la caja fuerte dejé dinero para que tengas por cualquier cosa. Te traeré un regalito de la isla. Un beso, te amo>>

–Imbécil este hombre. “un beso te amo” y me golpea. Lo peor es que me gusta. ¿Y ahora como hago para salir si este me tiene vigilada?.

–Señora Sucre, ¿me puede ayudar con el niño para bañarlo?

–¿Si no lo hago me acusas con el señor?

–Me pidieron que la involucrara en los asuntos del niño ¿le quiere dar teta?

–Mija yo me sequé la leche, no pretenderás que me ponga las tetas como unas medias.

–Siempre se podrá poner prótesis.

–¿Te gusta mi marido verdad?

–Tome, desvístalo.

–¡Que asco! Este niño se cagó!  Límpialo tú, yo no puedo con esto. Házlo tú, si quieres me acusas pero yo no me voy a encargar de este carajito, para eso te contrataron.

Subió a su habitación y se acostó en al inmensa cama.

–<<Hola, estoy sola en mi casa, ¿te quieres escapar y pasas la noche conmigo?

–<<Chamita, ando con tu mamá>>

–<<Dile que tienes pauta en el canal. Eso si vente bien tarde y vas a ir por la puerta de atrás el edificio, los escoltas están en la entrada  frontal. Me avisas y bajo a abrirte.

Una hora después…

–Rebeca, se me presentó una emergencia familiar y me tengo que ir a mi casa.

–¡Tú no te puedes ir! Llévate al niño, yo no puedo cuidarlo porque voy a salir.

-No, no, yo no puedo llevarlo, tengo una emergencia y ya le dije a Ricardo que me ausentaría y me dijo que no había problema que tú te encargarías.

–Ah ya estamos en una de tutearnos. Lárgate, ya me encargaré del niño.

A las 10 de la noche llamaba Catire para decirle a Rebeca que ya estaba cerca del edificio por la calle de atrás. La actriz bajó, se abrazaron y subieron rápido por el ascensor privado.

Lo invitó a comer y prepararon algo rápido, un par de sanduches con todo lo que encontraron en la nevera, Sacó un par de cervezas.

–Tú no deberías tomar cerveza, estás embarazada.

–Si, pero una sola no hará daño, si lo pierdo, mejor, una preocupación menos.

A Catire se le tensó el cuerpo, al caer en cuenta que está embarazada.

–¿Ese niño puede ser mío?

–Es tuyo, salud, tranquilo que se lo encasqueto a mi maridito jajajaja.

–Chama ya va…voy a ser papá

–¿Tú quieres ser papá?

–No, pero…

–Relájate.

Siguieron comiendo pero a Catire no se le iba de la cabeza la idea de ser padre.

–Ya quiero tirar contigo.

–Me da corte hacerlo en la cama donde….ustedes duermen.

–Lo vamos a hace en el cuarto del bebé.

-¿Qué, estas loca? Eso me va a bajar el guevo viendo al carajito y que nos vea.

–Está dormido gafo.

Lo tomó de la mano y lo llevó a la habitación. Hay un sofá blanco grande y ahí se sentaron. Comenzaron a besarse.

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–Pensé que nunca me ibas a llamar, pasa. Estás en tu casa, ¿quieres tomar algo?

–¿Tienes cerveza?

–Tengo lo que tú quieras.

Yolanda tenía puesto un vestido azul entero que se abotonaba por delante. –Ve a la cocina, en la nevera están las cervezas, escoge la que quieras.

–¿Y Catire?

–No vive conmigo precioso y ahora no quiero hablar con él.

Victor se agachó frente a la nevera abierta y cogió una botella, le quitó la chapa de rosca y bebió volteándose. Al girar se consigue con Yolanda con el vestido abierto y sin ropa interior.

Una mujer de 45 años, sus senos perfectos gracias a los implantes, su vagina completamente depilada y un abdómen plano que envidiaría cualquier venteañera. Victor bebió otro sorbo y tragó, sentía que la cerveza bajaba por su garganta como si fuera una bola de estambre.

–No me digas que te asusta una mujer desnuda. –Se le acercó y le dio un beso en la boca, la botella cayó al suelo haciendo un ruido seco al partirse la botella.

–Tranquilo mi amor, yo no muerdo, no sé si mi amiga lo haga. –Le tocó la entrepierna a Victor que tenía una media erección. Yolanda dejó caer el vestido y tomó la mano del abogado y la puso sobre su vulva.

–Tócala, siente, ¿quieres entrar?

–Yolanda…es que yo…soy.

–Tú eres gay, lo sé, no soy tonta, pero no sabes como me excita que seas un reto. –Mientras le hablaba cerca de su boca le iba desabrochando el pantalón. Metió su mano y tomó el pene apretándolo.

–Chico pero usted está armado muy bien.

–Yolanda…esto no está bien.

–No, claro que no, hay que ponerlo duro para que esté  mejor. –Se agachó y comenzó a a hacerle sexo oral.

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Catire y Rebeca estaban en el sofá de rodillas, la penetraba por detrás.

–Estás loca tirando aquí.

–Cállate y muévete. –Rebeca se agarraba del apoyabrazo del sofá mientras Catire se movía sin parar. El bebé comenzó a llorar.

–Verga no, esto me baja el guevo.

–Deja que llore coño, sigue.

Siguieron con el sexo pero el bebé no paraba de llorar, Rebeca se levantó molesta y se acercó. –Mientras reviso al niño, métemelo, me da morbo. –Mientras revisaba a Teodoro, Catire la volvio a penetrar.

–Este carajito si está caliente, ¿que tendrá?.

–Catire le estiraba las nalgas para penetrarla mejor.

–Esta ardiendo este niño.

–Coño que ladilla. –El muchacho retiró el pene y se acercó a la cuna. –A ver. ¡Este carajito esta prendido en fiebre! Busca el termómetro

–Yo que se dónde está. ¿cómo se lo vas a poner en la boca si no para de llorar?

–Coño mija por el culito se lo pones, ¿no sabes?

–No no sé, no he tenido niños antes, hazlo tú ya que sabes. Voy a buscar una cerveza.

Rebeca salió desnuda de la habitación y bajó a la cocina, sacó una cerveza y la bebió tumbada en el sofá de la sala.

Catire consiguió el termómetro y se lo puso al niño, esperó un minuto.

–REBECAAA, SUBE EL NIÑO TIENE 41 DE FIEBRE.

–AJA ¿Y QUE HAGO?

–COÑO BUSCA ACETAMINOFEN PEDIATRICO

Rebeca subió. –Busca por aquí, debe estar por el closet, en este mueble, que fastidio.

Catire consiguió el frasco y leyó las instrucciones y le dio la dosis indicada.

–Vamos a esperar.

–Déjame mamartelo para que se te pare.

–NOOOO, ya va, vamos a ver si le baja

–Que ladilla vale, me quedo sola en casa y este baboso se enferma.

Catire la vio de reojo sorprendido por la actitud.

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–Es priemra vez que alguien me lo hace por ahí detrás, eres un sinvergüenza pero me gustó. ¿No te gustan ni un poquito las mujeres?

–No, bueno, no es que no me gusten, soy gay.

–Pero bien que me hiciste el amor.

–Por el culo, no te dice algo eso.

–Si, que eres un pervertidito, ¿repetimos?. Sin esperar respuesta, Yolanda  se incorporó y comenzó la felación de nuevo. Sonó su celular.

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–Ha pasado media hora y no se le baja Rebeca, vamos a llevarlo a la clínica.

–¿Qué, a esta hora? Lo llevamos en la mañana

–¿Estás loca? ? ¿y si le pasa algo? ¡Tiene 41!

Catire llamó a Yolanda.

<Vamos saliendo con tu nieto a la clínica, está prendido en fiebre>

<¿Y tú que haces con Rebeca?>

<Luego te explico, vamos a la clínica Capital.>

<Bueno, yo ahora estoy ocupada, luego iré o mañana>

Catire y Rebeca salieron del edificio rumbo al carro del muchacho con el niño en brazos.

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–Bueno, yo me voy que creo que tienes una emergencia familiar.

–No chico, sigamos, no hay prisa, ¿dónde quedamos? Ah sí, yo te mamaba ese hermoso pene. –Volvió a metérselo en la boca pero no hubo manera de levantarlo.

Yolanda estaba molesta y desistió.

–Si, mejor vete, quiero descansar para ir a ver que le pasó a mi nieto.

–¿Tu nieto?

–Si, tiene fiebre y lo llevan a la clínica.

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–Ya lo estabilizaron y está tranquilito, me tengo que ir a casa, yo vengo más tarde, me avisas cualquier cosa.

–Ok, chao, me debes una

–Me debes tú a mi.

–Me refiero a una tirada toda la noche.

–Piensa en tu chamo.

Catire se fue y a los 15 minutos se fue Rebeca de la clínica, sin su hijo.