lunes, 12 de febrero de 2018

Estreno. INQUEBRANTABLE. Temporada 7. Capítulo 1


Victor entraba a la casa de Ricardo con los escoltas. Previamente estos habían agarrado a Francisco y le dieron un golpiza dejándolo desnudo y tirado unas cuadras más allá de la urbanización.



Entró a la habitación y no pudo evitar tener un flashback en su cabeza de los muertos  de Carlos al ver a Rebeca tendida en el piso bañada en sangre. Se sentó, el mareo no lo dejaba estar en pie.

–Guevón, no te quedes ahí sentado, te llamé para que resolvieras, que dolor de cabeza, creo que voy  a vomitar de la pea. Maldita sea ¿qué hice, qué hice?



Victor cerró los ojos por un instante y respiró hondo, se levantó.

–No es lo que hiciste, es lo que vas a hacer. Mierda Ricardo acabas de ganar las elecciones y haces esta mierda. Marico, ¿qué pasaba por tu cabeza?

–Una arrechera muy grande, muy grande marico, esta puta me engañó, tenía que morir. Teo no es mi hijo, verga ese chamo no es mi hijo ¿puedes creer?



Su compadre no le hizo caso al comentario y comenzó a hablar.

Victor armó un plan que podría funcionar por un tiempo.



Le dijo a Ricardo que comprara un pasaje a Miami, buscarse a una persona parecida a Rebeca para que viajara por ella anunciándole a la prensa que se instalaría en la ciudad unos meses para relaizar audiciones, y esa persona estuviera unos días en Estados Unidos, tres meses después fingir un accidente de tránsito y anunciar que Rebeca había fallecido en ese accidente dentro del país norteamericano.



Ricardo escuchó el plan con sus manos apoyando su cabeza mientras estaba sentado en el borde de la cama.

–¿Qué vamos a hacer con el cuerpo?

Victor se quedó pensando mirando a la pared. –¿Tú no tienes abajo un congelador grande?

–¿Y tú pretendes que yo tenga  a esa mujer metida en un congelador mientras yo hago mi vida de gobernador?

–Tuviste las bolas de caerle a coñazos y dispararle hasta matarla, ¿te vas a preocupar por tener un cuerpo congelado en tu casa? ¿Tienes un plan mejor?.

–Deshacernos del cuerpo.

–Hay que repatriar el cuerpo de USA y enterrarlo, la prensa querrá ver eso.

–¿No podemos fingir una fuerte depresión y está internada?

–Bueno, Ricardo haz lo que quieras, te di mi plan, tengo mucho sueño y me quiero ir a acostar.

–¿Qué lo voy a decir a Teodoro?

–Creo que esa debería ser la menor preocupación, preoceupate por el pasaje, la mujer, el viaje y el congelador, ve desalojando eso y ponlo en otro congelador.

Ricardo mandó a los escoltas a vaciar el congelador para meter el cuerpo ahí.





–¿Cómo le voy a decir a Teo que no soy su papá?

–Él sabe que no eres su papá, tranquilo.

–¿Cómo es la vaina?

–Lo sabe de hace tiempo, ¿cómo lo sabe? No sé, pero él está claro.

–Seguro me odia.

–No te odia, odia a su madre.

–Guevón, tú estás muy tranquilo con esta vaina, yo estoy rascao pero ando cagao.

Victor estiró la pierna para no pisar el charco de sangre donde había estado el cuerpo de Rebeca y se sentó en la cama.



–He visto en mis narices varios muertos y cómo mataban a Carlos frente a mi, ¿tú crees que a estas alturas algo me sorprende? No duermo en las noches por las pesadillas, pero en este momento me preocupan otras cosas, como tu nuevo cargo.

–Yo me quiero desaparecer.

–Tú te vas a arreglar porque en un rato tienes una rueda de prensa, que si te preguntan por tu esposa dices lo que te dije hace un rato. Voy a contratar a un equipo de limpieza para que arregle este desastre.

–Eso es sangre guevón.

–Deja que yo te resuelva la vida y teu ve a generar dinero, que hay que pagarle a mucha gente para que salgas otra vez bien librado de esto.



Ricardo se levantó de la cama y se le quedó viendo a Victor.

–Yo no sé que haría sin ti, eres el mejor amigo y compadre del mundo. Te voy a decir algo, si fuera gay no dudaría en estar contigo y hasta casarme.

Victor lo vio a los ojos y se le acercó dándole un beso en la boca mientras sus manos se posaban en sus mejillas.

–No olvides nunca que te amo cabrón, que no voy a dejar de hacerlo como tampoco de ayudarte las veces que sean necesarias, pero por favor no me vuelvas a decir si tú fueras gay, ahórrate ese discurso falso. Eres viudo, ya nada te impide que seas verdaderamente feliz y no me digas que está Ana. Vive tu verdadera vida.

–Estás desquiciado Victor, no sabes que hacer para que yo salga del closet de donde no estoy metido PORQUE NO SOY GAY.

–Ve a lavarte la boca, hueles a borracho de la calle, yo me voy a mi casa a dormir, tranquilo que yo dejo todo sobre ruedas, preocúpate por ser un buen gobernador.



Victor volvió a esquivar el charco de sangre y salió de la habitación. Ricardo se quedó de pie mirando como su amigo se iba y comenzó a llorar cayendo de rodillas sobre la sangre en la alfombra, cerró sus ojos y en su mente aparecieron las cientos de golpizas que le dio a Rebeca, los escasos abrazos y besos para Teodoro, el episodio de la ducha con Victor al igual que el sexo oral en el carro con él. Su triunfo en la gobernación. La última golpiza, los dos disparos. Cayó al suelo y quedó dormido en el piso.



4 horas después…



Ricardo estaba sentado en una larga mesa, con su equipo de trabajo más cercano. Varios micrófonos de los medios de comunicación apenas dejaban verlo. Ana, a su lado, estaba feliz pero se le acercó a Ricardo y en el oído le habló.

–Tienes una cara de destruído, ayer tomaste demasiado.

–Anoche pasó algo que no puedo contarte ahora, lo que escuches en esta rueda de prensa que no te sorprenda, quédate inmóvil.

–¿Qué pasó? ¿que hiciste?

–No puedo hablar ahora.

–Ricardo dime.

–Maté a Rebeca. -Le dijo al oído esta vez más bajo aún. A Ana le recorrió un escalofrió pero no movió ni un músculo, simplemente se acomodó en la silla para escuchar lo que iba a decir el nuevo Gobernador



Antes de comenzar la rueda de prensa, Ricardo pidió disculpas por su aspecto y entre bromas le echó la culpa a la celebración de anoche por la ciudad capital. Habló de los resultados, que volvió a repetirlos y aunque ya era el ganador, aún faltaban papeletas por contar para dar el resultado final.

Habló de lo que había prometido si ganaba y  dijo que a partir de la semana que viene comenzarían a notar la diferencia en el estado.

–El gobernador anterior se va a sorprender al ver todo lo que vamos a lograr en tan poco tiempo.



Vino la ronda de preguntas.

–Gobernador, su antecesor no pudo cumplir sus metas porque no le bajaban los recursos y estaba limitado con algunos aportes de la empresa privada y lo poco que había en la gobernación. ¿Usted si v a obtener todos los recursos para realizar todo lo que nos acaba de decir?

–El exgobernador miente, hay pruebas de que ese dinero se entregó y entró en las cuentas de la gobernación, ese hombre va a tener que rendirle cuentas a la justicia.

–Él entregó pruebas.

–Él mostró unos papeles a la cámara y nadie vio lo que decía. Yo vine a trabajar por mi estado y eso lo van a comenzar a ver el próximo lunes.

–¿Quién maneja sus empresas, sabemos que usted es un exitoso empresario de la noche, pero, usted ahora no puede dedicarse a eso.

–Voy a contestar preguntas relacionadas con mi nuevo cargo público, gracias.

–¿Dónde está la primera dama? No la vimos en el comando ni en la celebración

A Ricardo se le nubló la mente y quedó en blanco por unos segundos mirando fijamente al frente. Ana le dio un golpe en la pierna y este reaccionó.

–Mi esposa como ustedes saben es la actriz Rebeca Montenegro, ella no le gusa el tema politico aunque me apoya 100%, en estos momentos está viajando a la ciudad de Miami cumpliendo unos compromisos laborales, casting, audiciones, esas cosas de actores y actrices, queiere abrir su campo de acción y que mejor lugar que Miami, pero en unos meses la tendremos de vuelta.

–¿Pero eso surgió de repente? Llevamos semanas que no al vemos.



La mujer que se chequeaba en el aeropuerto como si fuera Rebeca entregaba el pasaporte.

–¿Usted es la actriz Rebeca Montenegro?

–Si, pero por favor, no digas…

–Epa muchachas, aquí está la actriz, la esposa del gobernador nuevo.

–Aaay una foto, una foto, sin lentes, sin lentes.

La mujer se quita los lentes, los escoltas a varios metros de ellas se ponen alerta.



–Aaaay pero no te pareces en nada a como te ves en televisión. –Vieron la foto del pasaporte.

–Esta tipa no es la actriz. –Le dijo una de las trabajadoras de la línea, se acercaron los escoltas y pidieron que terminaran de chequear a la mujer. No se tomó fotos con nadie y siguieron su camino para pasar a inmigración.





–Si surgió de repente, pero como dijo el Gobernador, pronto la primera dama estará en el país para cumplir sus compromisos como lo que es, la Primer Dama del estado. -Comentó Ana saliéndole al paso a Ricardo que quedó en blanco de nuevo.



Varias preguntas más relacionadas con las elecciones y con el estado y se levantaron de la mesa saliendo rápidamente ayudados por seis escoltas que no dejaron que ningún periodita se acercara.



–¡Ahora me vas a contar que es eso que mataste a Rebeca!

Ricardo le contó lo que había sucedido y lo que tenían pensado hacer, de hecho el plan ya estaba caminando. Ana terminó de recoger sus cosas una vez que llegaron a casa y se fue de la casa rumbo al aeropuerto a buscar el primer vuelo rumbo a España, pero antes de irse con el chofer pasó por el refrigerador, el morbo de ver a su enemiga congelada pudo más.



–Tú hijo tenía razón, morirías antes que él regresara. Que vida tan triste tuviste Rebeca. –Cerró la puerta del congelador y un escalofrío le recorrió el cuerpo. La puerta del congelador se abrió sola. Ana corrió despavorida del sótano.

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