Una rueda
de prensa para desmentir que el local era del gobernador Ricardo Sucre marcó el
inicio de una lluvia de preguntas y críticas.
Victor
Landaeta el testaferro de Ricardo asumió la responsabilidad de lo ocurrido, eso
incluía una indemnización al padre del muchacho muerto.
Todos los
representantes de los muchachos menores de edad incluyendo el excandidato les
tocaría comparecer ante los tribunales para enfrentar cargos. Victor también
sería juzgado, aunque ya los otros abogados de Ricardo estaban trabajando sobre
eso para librarse de una posible cárcel. El restaurante fue clausurado.
Nuevamente
Ricardo y Victor les tocó desenbolsillar una fuerte cantidad de dinero tanto
para liquidar al personal como para sobornar jueces y fiscales y evitar un
escándalo que ya rodaba en las redes.
<<Nuevamente
el hijo del gobernador Sucre metido en problemas>>
Eran los
titulares de la prensa amarillista.
48 horas antes…
–Me pasa
que odio a Teodoro.
–Entra.
Lucas
entraba al apartamento de Victor para contarle los desastres de su ahijado
dentro del restaurante.
–Vamos a
detener eso ya, eso se puede salir de control.
Lucas se
le plantó al frente y mirándolo a los ojos habló.
–No me
interesa nada de lo que esté haciendo Teo en este momento, vine a contarte lo
que hizo tu ahijado.
–Ya me
contaste lo que hizo ahora quiero…
–Se
acostó con su hermana, tuvo sexo con ella, con Renata.
Victor se volteó poniendo su mano en la frente
y cerrando los ojos.
–Este
carajito nos va a matar a todos, tu amigo está fuera de control Lucas. –Volvió
a voltear y vio a Lucas.
Con el
poco alcohol que había tomado y las ganas que tenía de estar con Victor, el
chico se desnudó frente a Victor.
–Aquí
estoy, si lo hiciste con Teo, puedes hacerlo conmigo, yo me entrego, estoy
dispuesto a todo por acostarme contigo.
–Lucas…es
que ahora no…
–Ahora es
el momento. -Lucas se le acercó para darle un beso en la boca, Victor se quedó
quieto mientras sentía como su entrepieran se movía. Abrazó al muchacho y
respondió al beso.
–Hazme
tuyo. -Le susurró Lucas a Victor que no salía de su asombro a pesar de lo
excitado que estaba. El chico se agachó, le bajó el cierre y metió la mano.
–Esto no
está bien Lucas.
–No me
importa si esta mal, yo quiero estar contigo.
Sacó el
pene de Victor y sus ojos se abrieron, lo veía enorme, lo tomó entre sus manos
y lo acercó a sus labios sacando la punta de la lengua para tocar el glande y
luego lamerlo todo. Lo introdujo en su boca, Victor cerró los ojos, puso su mano
en la cabeza del chico acariciándolo mientras él ya tenía el pene completamente
dentro de su boca.
Se
desabrochó el pantalón y lo dejó caer para que Lucas siguiera mamando.
Ayudándose con los pies se quitó los zapatos y el pantalón. Lucas le bajó el
interior y tomó los testículos en sus manos mientras seguía mamando.
El chico
se levantó y comenzó a desvestirse. Victor se tocaba el pene viendo al muchacho
desnudarse frente a él.
–Quiero
que me penetres.
Victor
cargó al muchacho para llevarlo a la habitación, lo besaba mientras caminaba.
Lo lanzó
en la cama y buscó el preservativo y el lubricante. Al ver el empaque cayó en
cuenta lo del vih y le contó a Lucas.
–Quiero
que sepas antes de que hagamos algo, tengo vih. –Su pene perdió la erección.
–No me
importa, vas a usar condón, déjame mamártelo
para que se ponga duro de nuevo.
Volvió
a metérselo en la boca y levantaba la
mirada para ver a Victor que se mordía el labio inferior viendo al muchacho.
–¿Sabes
poner un condón?
–No
–Observa
Victor
rompió el empaque con sus dientes, sacó el látex, lo estiró y luego lo deslizó
por su pene hasta llegar a la base, lo acomodó sujetando su pene y
estirando el preservativo, apretó la
punta. –Ponle lubricante.
Lucas lo
hizo y lo esparció por todo el pene, el excedente se lo colocó entre sus nalgas
llegando al ano para meterse un dedo.
–Hazlo
despacio, estoy cerrado y lo tienes grande.
–Ponte en
cuatro.
Victor
tomó su pene y lo restregó entre las nalgas para luego empujar con el glande para
dilatar y poco a poco penetrar.
–Despacio,
despacio
–Shhhh
tranquilo, aguanta un poco, relájate, afloja
Lucas
dejó de ponerse tenso y el pene poco a poco entraba, Lucas apretaba los ojos,
el pene iba abriéndose paso, ya por la mitad Lucas gemía.
–Me
duele, despacio.
–Ya está
adentro, tranquilo, ponte flojo, me estás apretando el guevo, relájate. -Victor
terminó de empujar para penetrarlo por compleo.
–Listo,
ya lo tienes todo adentro, tienes ese culito caliente y cerradito.
–Me vas a
hacer acabar, no aguanto.
–Espera
coño, déjame darte.
Victor
comenzó a moverse tomando al muchacho por los hombros pero Lucas no pudo
aguantar y se corrió en el colchón, Victor no se detuvo, sacaba su pene y veía
el ano del chico totalmente abierto, volvía a introducirlo. Lo volteó y lo
penetró viéndolo a los ojos.
Le
levantó las pienas y Lucas las agarró y las echó hacia él para dejar su nalgas
abiertas.
–Cógeme.
Volvió a
introducir el pene, Lucas abría los ojos y ponía cara de dolor pero aguantaba,
de nuevo las ganas de orinar y acabar volvieron. Victor comenzó a moverse y a
Lucas se le salía la orina sola. Eso a Victor lo excitó y se agachó moverse más
rápido. Lucas volvió a acabar sobre él mientras Victor seguía. El chico no
paraba de gemir mientras su piel se erizaba y enrrojecía.
Victor
sacó el pene y se quitó el preservativo para masturbarse. Cerró los ojos y tres chorros atravesaron el
cuerpo de Lucas, el primero cayó en su frente, los otros en su pecho y abdómen.
Quedó un
poco mareado y se tumbó en la cama respirando agitadamente.
–Eres el
hombre que quiero en mi vida. -Dijo Lucas mirando a Victor que aún estaba con
los ojos cerrados.
–Yo soy
muy viejo para ti, y tú apenas estás saliendo de la adolescencia, ¿no crees que
te estás precipitando? Lo que tienes es una emoción, estás viviendo cosas
nuevas, acabamos de tirar y eso te confunde.
–Yo no
estoy confundido, acabo de comprenderlo todo, eres la persona que quiero.
Victor se
quitó el sudor de la cara con sus manos y se levantó poniendo de pie a Lucas
para que se ducharan y salir al restaurante. Se bañaron juntos. Victor lo
enjabonó, le puso el champú y lo secó.
–Eres el
hombre perfecto.
–Vístete
que ya vamos tarde.
–––––––
–¡Tú
definitivamente quieres acabar con mi carrera, mis negocios y mi vida! ¿Qué
coño tienes en la cabeza? Se te dieron unas instrucciones y tú te las pasaste
por el forro de las bolas
–Coño, se
me fue un poco de control, era mucha gente, además se quedaron en el
restaurante.
–¿Un poco
de control Teo? Hubo un muerto, otro muerto, ¿cuántos muertos pretendes
coleccionar en tu vida ¡coño de su madre! Y sí, se salieron del restaurante,
una veintena de desadaptados que bebieron, fumaron y tiraron en la calle
mientras tu bebías y te drogabas.
–Pero ya
solucionaron todo ¿no? ya se salieron del peo, verga todavía me siento burda de
mal, esa droga me tiene, ya han pasado tres días y sigo mal.
–Un
examen completo te voy a hacer a ver si no estás jodido o con SIDA
Teodoro
vio a Victor, Teo se sonrió, Victor volteó la mirada.
–No sé
que voy a hacer contigo. ¡Gracias a Dios que no chocaste la camioneta! Porque
ahí si te quedas sin carro!
–¿Por qué
no le cuentas lo otro Teo?
–¿Qué es
lo otro?
–Tú sabes
que es lo otro.
–¿Qué
coño hiciste?
–Aaaah,
ya no soy virgen, me cogí a Renata.
–Ajá,
¿quién es Renata? Por lo menos hiciste algo bueno.
–La hija
de Catire…y Rebeca
Ricardo
abrió los ojos y apretó el puño y fue a lanzarle un golpe a Teodoro pero se
contuvo mientras la vena de su sien se ponía más grande.
–¿Te
cogiste a tu hermana? ¿A tu hermana? ¿Pero es que se te fundió el cerebro con
la droga que te metiste?. ¡Mierda! ¿pero que hecho yo para merecer tanta
desgracia?
–Te puedo
enumerar varias cosas que has hecho.
Ricardo
agarró su bolso. –Habla tú con él, un minuto más aquí y lo mato a coñazos.
–¡Ponme a
trabajar y se me quita el ocio Ricardo!
–ESTUDIA
LO QUE TIENES QUE HACER VAGO.
–AAH PA
LA MIERDA, NO VOY A ESTUDIAR.
Ricardo
se fue y se quedó con Victor.
–¿Tú que
pretendes? Joder nuestras vidas, arruinarnos económicamete, ¿te estás vengando?
¿Qué coño te hice yo para que me metas en problemas?
–¿Tú te
cogiste a Lucas verdad?
–¿Qué?
–No te
hagas el guevón, a Lucas lo conozco desde carajito y se cuando está triste,
arrecho o alegre y la otra vez que lo vi estaba como flotando y estaba contigo.
Yo estaba borracho y drogado pero lo vi Victor, lo vi y estaba feliz a pesar de
la situación, se le veía en la piel, en los ojos. ¿Te lo cogiste ¿verdad?
–Eso no
viene al caso ahora Teo, estamos hablando de algo muy serio.
–Tranquilo,
yo sé que tiraron, bien, luego no se arrechen cuando haga las cosas.
–¿Me
estás amenzanado?
Teodoro
se levantó de la cama y agarró por el cuello de la camisa a Victor mirándolo
fijamente a los ojos.
–Lucas es
mio, yo me lo cojo, me lo cojo solo yo, que no se repita.
Victor le
quitó las manos de un empujón y le dió una fuerte cachetada.
–Yo no
soy tu papá Teo, que haces con él lo que te de la gana, ten cuidado conmigo
¿Estás oyendo?.
–Ricardo
no es mi papá. Vete de aquí y déjame en paz.
–No, no
te voy a dejar en paz. Esto que hiciste va a traer cola y bien larga.
–Voy a
comenzar a odiarte Victor Landaeta, eres mi padrino pero me has traicionado.
Victor se
le acercó y le dio un beso en la boca.
–Ten
cuidado conmigo carajito, yo soy muy pacífico, pero tengo amigos que harán lo
que sea por mi en cuanto se lo pida y si tengo que desaparecerte lo hago.
–Sabes
que eso lo dices de la boca para afuera padrino, tú me quieres.
–Dúchate
y vístete, vamos a la oficina, ¿quieres trabajar? Vas a comenzar a hacerlo.
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