lunes, 19 de febrero de 2018

INQUEBRANTABLE 7. Capítulo 8

Ana abría los ojos parpadeando acostumbrándose a la luz.
–¿Ya estás bien? -Decía una voz que aún no distinguía de quién era.

Detrás de esa persona estaba el cura y el monaguillo.



–¿Ricardo?

Se acercó a ella y le pasó la mano por la frente. –¿Qué te pasó?

Ana le hizo señas para que saliera el cura.



–Esta iglesia es la que salió en la pesadilla que tuve la otra vez, yo me casaba contigo y aparecia Rebeca y me mataba. –Hablaba Ana visiblemente nerviosa.

–Ana, Ana, ya, cálmate. Tienes un tema con eso…

–¡Te estoy diciendo que esta es la iglesia del sueño y yo no la conocía!

–Bueno ya, ya cuadré con el cura lo de los novenarios de Rebeca. –Se persignó. –Yo me tengo que ir, que te maneje uno de los escoltas y te lleve a casa. Tengo reunión.





–¿Será que te puedes ir y dejarme solo en el restaurante que yo resuelvo?

–Teo ten cuidado con lo que haces, te dejo tres mesoneros y dos cocineros, van a estar solo cuatro horas.

–Si, ya, ¿está toda la comida y bebida que pedí?

–Coloqué la que corresponde a la cantidad de gente que me dijiste que viene, ni más ni menos.

–Marico, a lo mejor viene más gente.

–Teo…Teo, me dijiste un número de personas 80, el aforo de esta vaina son 150. No se te ocurra llenar esta mierda de gente, nos vamos a meter en un peo si ocurre una desgracia.

–No seas pavoso padrino. Vete tranquilo.





–¿Ya te sientes mejor? ¿Cómo pasaste el día?

–Bien, ya mejor y tranquila.

–Te extrañé en la gobernación. Mañana cerramos lo de la licitación y celebraremos.

–¡Qué bueno! ¿Teo ya está en el restaurante?

–Supongo, Victor se va a encargar de eso.

–¿Por qué no vas tú?

–Porque yo tengo reunión en el partido ahora y no sé cuando salga.

–Ricardo, ten cuidaddo con ese niño, está desatado y creo que anda alborotado por…-hubo un silencio…

–¿Por? No te quedes callada, habla.

–Por lo de Rebeca, que murió.

Ricardo se pasó las manos por la cara un poco cansado del tema de Rebeca que lo hacía erizarse cada vez que la nombraban.

–Vamos a dejar el tema de Rebeca en paz, ya se van a hacer los novenarios y todo quedará en paz.

–A ti también te afecta eso, lo sé.

–La maté Ana, no se me quita de la mente la rabia que sentí esa noche y le disparé…

–¿Y me armas un zaperoco porque tengo pesadillas con ella? Esto es una locura que espero que termine. Muerta se ha convertido en un problema.





Ya eran las 10:30 de la noche y ya llegaba los primeros amigos, entre ellos Lucas, que, gracias a Ricardo, su papá lo dejó salir.

Había como 10 personas y ya estaban sirviendo tragos. La música estaba a  todo volumen, se escuchaba en la calle, las luces internas se reflejaban desde afuera cada vez que alumbraban las ventanas desde adentro.



Teodoro ordenó que le pasaran a los que iban llegando un shot de ron.

–Tómatelo de una, que llegaste y no lo hiciste.

–No quiero.

–Házlo. –Teodoro le dio un shot a Lucas que tuvo que tomárselo.



El chico al tragarse el ron cerró los ojos y apretó los dientes.

–¡Que mierda!

–No joda marico y ahora es que falta, hoy nos volvemos mierda.

–La última vez que dijiste eso hubo un muerto.

Teodoro le dio un beso en la boca y se separó. –Hoy lo que va a haber es un entierro.

–Lucas se sonrió imaginándose teneiendo sexo con su amigo esa noche.



12 de la noche y ya sobrepasaban las 100 personas. Teo se le acercó al personal del restaurante y le dijo que se fueran, a pesar que le dijeron que Victor les ordenó quedarse las cuatro horas pagando horas extras nocturnas, el chico les dijo que igual cobrarían completo. Se fueron.



La una de la mañana y dentro del restaurante habían 200 personas, alguno de los invitados trajeron botellas y droga que repartían a los que querían. Teodoro fue uno de ellos.

–Yo nunca me he metido esta vaina, vamos a probar. –Teodoro inahló la mitad de una raya de cocaína ante la mirada desaprobatoria de su amigo Lucas que apenas habiá bebido.

–Mira llegó Renata. -Le dijo Lucas a su amigo.

Teodoro se acercó a la entrada con un shot de ron para dárselo a la chica y sirvió dos más para las amigas.

Él mismo le dio el trago y luego la besó en la boca. Lucas no podía creer lo que veía.



Dos de la mañana y la gente bailaba al ritmo de la estridente música que estaba a todo volumen. Teo se montó en una tarima que habían colocado con cinco chicas incluída Renata, todas menores de edad.



–¡Pongan atención estas cinco perritas van a ir bailando mientras se quitan la ropa hasta quedar desnudas, necesito cuatro carajos para que suban aquí.

Cuatro amigos de Teodoro se subieron y él les entregó a cada uno una botella de ron.



Las chicas bailaban al ritmo del reggeaton mientras los chicos las besaban y ellas se quitaban la ropa, los gritos no dejaban escuchar la música cada vez que se quitaban una prenda.

Las muchachas quedaron totalmente desnudas mientras seguían bailando, los hombres gritaban. Teodoro les hizo una seña a los chicos para que abrieran las botellas, le dieran de beber y luego bañarlas con el ron. La histeria en el lugar no se hizo esperar.



Los chicos se quitaron la camisa y comenzaron a besar a las chicas. Teodoro arrinconó a Renata y se bajó el pantalón. Lucas lo miraba y no podía creer lo que veía. Se le acercó halándolo por el hombro.



–¿No pensarás cogerte a tu hermana?

–Me la voy a coger.

–Me dijiste que me ibas a coger a mi.

–Yo no dije eso marico, ¿cuándo te dije esa vaina?

–Antes, me diste un beso y me dijiste que hoy habría un entierro.

–Si, se lo voy a enterrar a ella.



Lucas se volteó y se fue a la salida. Llegó a la calle vio a uno de los escoltas de su amigo y le pidió el favor para que le diera la cola a su casa.



Teodoro ya estaba desnudo en un rincón con Renata pegada a la pared, la tenía penetrada, ambos borrachos y drogados. Se besaban mientras él movía las caderas y ella con una pierna levantada.

–Voy a acabarte adentro, te voy a preñar perrita.

–Acábame donde quieras. –El chico empujó un par de veces más y se contrajo soltando su semen dentro de ella. Se apartó y la dejó ahí casi en el piso.

–Listo, cogida. –Se subió los pantalones y se fue a beber mientras la gente gritaba con los otros chicos que ya estaban desnudos bailando con las chicas, unas más osadas se agacharon a a hacerle sexo oral a su pareja.





Lucas, llegaba a su destino.

–Gracias por traerme.

–Pero aquí vive el señor Victor, ¿tú vives aquí también?

–No, voy a visitarlo.



Lucas lo llamó por el celular, luego de varios repiques contestó y le abrió la puerta de abajo con el intercomunicador.



Llegó al apartamento.

–Hola.

–Hola, ¿qué haces aquí? ¿Pasó algo en el restaurante?

–Me pasa que odio a Teodoro.

–Entra.





Tres y media de la madrugada, varios de los invitados estaban tirados en el piso durmiendo, algunos sin camisa, otros desnudos.

Teodoro estaba fumando abrazado a Renata que estaba totalmente drogada y eufórica.

El chico se besaba con otra de las chicas que se desnudó y seguía así, le introducía los dedos en su vagina mientras compartian una botella de vino tinto que tomaban de la botella.



Teodoro estaba también desnudo, uno de los invitados se le acercó al sofá que estaba sentado y lo vio a los ojos.

–Ponlo duro para cogerte. –Le dijo Teodoro al muchacho que no tardó en agacharse y comenzar a mamar.



Por otro lado del restaurante varios chicos tenían sexo entre ellos, dos chicas besándose, otras parejitas de hombre y mujer en lo mismo.



El chico arrodillado se introducía todo el pene de Teodoro en la boca, el muchacho besaba a Renata y a otra muchacha que de vez en cuando veían al otro disfrutando el sexo oral.

–Marica mira a este mamando guevo, ¿se lo mamamos a Teo?

Empujaron al muchaho y Renata y la otra chica comenzaron a pasar sus lenguas por el pene de Teodoro que seguía bebiendo vino.

–Marico, tráeme otra botella de lo que sea. –Las chicas lamían el pene y luego se besaban, el otro chico las veía y se masturbaba.



La música seguía sonando, ya nadie manipulaba la cónsola hasta que se detuvo todo.



Un grupo de 20 personas salieron del local y bebían en la calle haciendo escándalo, los escoltas los invitaban a entrar al local pero no hacían caso, hubo una pareja que se agachó al lado del cuarto de basura y tuvieron sexo ahí mismo sin importar que los vieran





Seis de la mañana. Todo estaba en silencio, en el ambiente se respiraba olor a cigarro, vómito, alcohol y sudor, todo mezclado con el aire medio caliente pues los equipos de enfriamiento no se daban abasto con tanta gente. Mesas rotas, botellas y vasos en el piso, comida tirada, sillas arrumadas y también dañadas, las paredes manchadas, el piso era un charco de alcohol y orina. Los baños era una zona intransitable, ahí se concentraron la mayor cantidad de condones usados.



Victor abría la puerta del restaurante con una copia de las llaves, detrás de él Lucas. Cuando encendió la luz del local no podía creer lo que veía



–El coño de la madre, ¿qué mierda es esta?

–Te lo dije, esto lo íbamos a encontrar así.

Caminaban entre muchachos dormidos, desnudos y alguno que otro medio despiertos pero borrachos.

Victor se le tensaron los músculos de la rabia, sus ojos se le aguaron.

–Victor, Victor aquí está Teo.



–Teo desnudo, de su pene colgaba un condón lleno de semen, estaba rasguñado y sucio. Estaba dormido, y a su lado Renata también desnuda.

–Pero esta carajita es….

–Si, su hermana Renata, me dijo que se la iba a…coger



Victor agarró de los pelos a su ahijado y lo zarandeó pero no hubo reacción.

–Búscame una jarra de agua de la nevera de la cocina si es que quedó algo vivo.



El muchacho traía ja jarra. Victor le lanzó el gua a Teodoro y a Renata, ambos despertaron. Torpemente se levantó él del sofá, ella cayó de nuevo y ahí quedó.



–¿Qué carajo pasó aquí?

–Mierda, no grites marico, apaga esa luz coño.

Victor cogió a su ahijado por el pelo  de atrás y lo volvió a sacudir.

–¿Qué hiciste carajo? Volviste mierda el local. ¡Lucas chequea que no haya…algún muerto!



Lucas se le erizaron los vellos de la espalda al escuchar eso pero comenzó a empujar cada cuerpo que conseguía, el olor era desagradable mientras más adentro del local llegaba. Habían pastillas por todo el piso.



Consiguió a un muchacho con una liga en el bicep y una jeringa clavada en su brazo, sus ojos abieros y vidriosos delataban lo peor. Lucas se echó para atrás tropezando con otro muchacho acostado y cayó al piso llorando.



Victor revisó el twitter.

–<Uno de los restauranbte del flamante gobernador Ricardo Sucre, convertido en un mega salón de fiestas lleno de droga, alcohol y menores de edad. Se rumora que era una fiesta del hijo de Sucre, Teodoro>



–Mierda, mierda, mierda.

Llamó a los escoltas para que lo ayudaran a levantar a todos los chicos y que se fueran de ahí inmediatamente. Llamó a un amigo para que le alquilara cuatro autobuses y que se llevaran a todos los chicos.



–Victor, allá atrás…hay un muerto, un chamo que creo se metió una sobredosis



Victor se acercó al chico. Efectivamente, estaba muerto, le revisó la billetera.



<<Roberto Plaza>>

Victor cerró los ojos, era el hijo del candidato opositor que compitió con Ricardo para las elecciones a Gobernador. Tenía 17 años.

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