domingo, 4 de febrero de 2018

INQUEBRANTABLE 6 Final de Temporada


Domingo, día de elecciones. El comando de campaña era un tumulto de gente, asesores, empleados, políticos, empresarios, amigos, socios. Por supuesto estaba Victor y Ana que regresó al país por unos días para ayudar en el remate de campaña, Teodoro se quedó en casa de unos amigos de su padre.

Era un día decisivo, aunque tenían todas las de ganar, el comando estaba dispuesto a todo con tal de no perder ni un voto ese día.



Victor aún sentía mareos y náuseas por culpa de los medicamentos, estaba sentado cuando se le acercó Ana.

–¿Te sientes bien?

–Si, me mareé un poco, debe ser el gentío, ¿aquí adentro hay aire, está encendido?

–Si, pero imagínate esto está full, déjame encender el otro, ya vengo.



Victor se fue a tomar un vaso de agua a la cocina y entraba Ricardo.

–Epa Compadre, ¿qué te pasa? Estás pálido.

–Nada, un mareo, pero ya se me pasa. ¿Tú cómo estás? ¿Nervioso?.

–Lo que estoy es ansioso, ya quiero saber como van los resultados.

–Coño tranquilo, apenas son las 10 de la mañana, ahora es que falta. –Victor vio un refresco de limón y se sirvió un vaso, se lo bebió y le sentó bien, le volvió el color al cuerpo.

–Mira te voy a presentar a un chamo que trabaja en el comando, es abogado recien graduado, quiero que se conozcan.

–No me digas, me lo vas a presentar a  ver si tiramos, porque el carajo es gay.

–Bueno, si, a ver si te empatas si te quita ese mal humor que cargas, marico, parece que tuvieras la regla.



Aunque Victor aún estaba enamorado de Ricardo, tener a Teodoro fuera del país lo tenía de mal humor y deprimido.

–¿Tú puedes dejar que yo me busque a alguien para salir? No me interesa que me busques carajitos para tirar.

–Sabes que te gusta, vente acompáñame.

Victor se acercó a la puerta de la cocina y la cerró empujando el pestillo.

–¿Qué haces?

Victor se le lanzó y le dio un beso en la boca metiéndole la lengua, Ricardo no se resistió y lo dejó pero a los pocos segundos lo empujó y le dio un golpe en la cara.

–¡Coño deja la vaina de una  buena vez! Estamos en el comando, ¿tú quieres que me vean cayéndome a latas con un tipo?.

–¿Es horrible darme un beso?

–No marico, me hundes, la gente no le gusta que sus gobernantes sean unos raritos desviados.

Victor subió los ojos y los cerró. –¿Dónde está el carajito que me voy a coger?

–Marico vuelves a hacerme esa vaina y te boto de mis empresas, de verdad te lo digo.

–Sabes que no vas a hacer eso, no hay nadie que te resuelva las vainas como yo y te saque de los peos que te metes o te mete tu hijo Teodoro, ¿qué estarás haciendo? Y yo sé que en el fondo te gustan los hombres, aunque no lo reconozcas.

–¡Abre esa puerta guevón!



Se fueron al fondo del salón donde estaba concentrada la mayoría de la gente para buscar al muchacho.

–Te va a gustar el carajito tiene 23 años.

–Si tengo la oportunidad me lo cojo aquí en el comando.

–Sí guevón para que te pillen.

–Ese susto lo vas a tener todo el día, porque lo haré.



–Claudio, ven acá, te presento a Victor Landaeta, mi abogado y mano derecha de todos mis negocios. Los dejo para que se conozcan y hablen de sus cosas.



Ricardo se iba a monitorear los centros de votación y saldría a su centro a votar.





Como Rebeca sabía que su esposo no iba a aparecer hasta la noche en la casa, decidió darle el día libre a todo el servicio incluído el chofer. En su cama junto a ella estaba Francisco Cáceres el padre de Teodoro.



–Te puedes quedar aquí hasta tarde, Ricardo no vendrá sino de madrugada.

–O sea que te puedo coger varias veces.

–Claro.

–¿Por fin cuando regresa mi hijo al país?

–Yo me imagino que la semana que viene cuando este tome posesión del cargo si es que gana, ojalá que pierda el imbécil ese.

–Con lo bien que pudieras estar conmigo.

–Lo unico bueno que tú tienes es esta enorme verga y como tiras, de resto no me sirves.

–Vale, gracias, te sigo cogiendo entonces.





–Tenía muchas ganas de conocerlo, ya lo había visto por aquí pero no me atrevía a saludarlo.

–Bueno aquí estoy, ya conociéndonos.

–Si, gracias.

–¿Y cuándo te graduaste?

–Hace tres meses, aquí estoy haciendo algunas cosas de mi profesión y creo que no lo he hecho mal.

–No, salvo algunos detalles pero de resto todo bien.

–Usted a revisado mi trabajo.

–Claro, todo lo que sea el área legal del candidato pasa por mis manos.

–Me alegra que le haya parecido bien mi trabajo.

–Bueno no sabía que era tuyo pero está bien. Me dijo Ricardo que quieres tirar conmigo. –Victor se sonrió, sabía que eso era mentira pero quería poner en evidencia al muchacho, que se puso rojo de la pena.

–No, bueno…yo… que pena…no…yo lo que le dije al señor Ricardo es que era gay…pero no le dije…eso, yo no sabía que usted era…gay.

–Tranquilo, ya no te angusties, no es para tanto. ¿Tú quieres?

Claudio lo vio a los ojos sin decir nada.

–Vente vamos al piso de arriba.

–¿Ya? ¿ahora? Tengo cosas que hacer

–Soy tu jefe, hazme caso.

–Arriba está clausurado.

–Tengo las llaves, las busco, vente.





Ricardo llegaba en moto a su centro de votación, por un lado lo aplaudían, por el otro, con más gente, lo insultaban.

–¡Maldito, asesino, ladrón, ¿por qué no me pegas a mi? cagón le pegas a las mujeres, maldito, maricóóóón! –Era lo que más se escuchaba, más que los aplausos y los gritos al unísono de “GO BER NA DOR”.

Ricardo entró y los ocho escoltas comenzaron a agredir a los manifestantes que estaban en contra de Ricardo. Hasta los periodistas de un canal de televisión recibieron una paliza por estar grabando.

La gente de MegaVisión grababan a los que apoyaban al candidato, algo que hizo que la gente estuviera más enardecida. La policía prestó apoyo a los escoltas y sacaron a los manifestantes a empujones.



Claudio estaba agachado haciéndole sexo oral a Victor mientras se masturbaba. Victor le tenía tomada la cabeza y se movía metiendo y sacando el pene de la boca del muchacho que salivaba en exceso.

El chico apoyó sus manos en las caderas de Victor. –Acábame en la boca.

–No, en la boca a no, acabo afuera, sigue mamando.

–Cógeme, anda métemelo ahora.

–No tengo condón.

–No importa, cógeme así.

–Que no vale, sigue mamando que estoy a punto. _Victor le sujetó con fuerza la cabeza moviéndosela, el chico gemía, seguía masturbándose.



Victor apartó al muchacho y acabó entre sus piernas mientras este hacía lo mismo pegando gritos agudos con cada descarga.

–¡No hagas ruido coño! –El chico terminó de soltar las últimas gotas de semen y se desplomó en el piso. No se movía.

–Coño de la madre lo que faltaba, ahora este desmayado, coño que mareeeo tengooooo. Victor se sentó en el piso y el muchacho de un brinco despertó soltando un grito.

–¿Qué pasó?

–Ah, ah, ay, sigo aquí, ¿todo bien?

–Bueno te desmayaste, quedaste tirado ahí, te manchaste la camisa de leche tuya y mia.

–Mierda.

–¿Qué te pasó, por qué te desmayaste?

–Cada vez que acabo me pasa, me desmayo, es como una muerte de varios segundos.

–Ah ok, coño que calor.

–¿Cómo hago? No puedo bajar así, usted tampoco, estamos sudados y manchados.

–Vamos a bajar por las escaleras de allá que dan a los baños del comando, te metes y yo te busco una franela.



–¿Por qué no me cogiste?

–No tengo condones aquí.

–Te dije que no importaba, me cogías a pelo.

–No chamo, qué te pasa? ¿Tú no te proteges?

–Si, pero tú te ves serio.

–Pero no me conoces y yo no sé si tu eres serio o tienes una enfermedad venérea.

–No, claro que no, estoy sano.

–Yo no lo sé y tú no sabes si yo lo estoy.

–¿Tienes alguna venérea?

–Ese no es el punto…mira, vamos a que te limpies y cambies.



–¿Me das tú numero? –Le decía Claudio a Victor una vez en su puesto de trabajo.

–Si, anota, repícame y te agrego.

–Quiero que me cojas.

–¿No y que no querías eso?

–Bueno, no, a ver…te quería conocer, pero no sabía que eras gay. Me gusta la gente como tú unos Daddy, maduritos y con canas.

–¿Ah si? Un Daddy. Para chulearme.

Claudio vovió a ponerse rojo de la pena.

–No dije eso, no me refería a Daddies millonarios.

–Ah no, no quisiste decir eso. Te lo digo de una, yo no mantengo carajito, usted trabaja y se paga sus vainas.

–Pero igual quiero que me cojas, ¿te aviso y nos vemos la semana que viene? El martes.

-Hey hey, ya va, chamín, calma, esta semana es ruda ¿o no sabes que día es hoy y lo que se celebra?.

–Sí lo se, bueno, tú me avisas y cuadramos.

–Te aviso. Me voy y ponte a trabajar. Si lo haces bien te doy trabajo en la empresa cuando cierre el comando.

–¿En serio? ¿Trabajaré contigo?

–No, trabajarás para mi, vamos ponte a trabajar que me voy.





Luego de un par de horas en la calle viendo a la gente votar, se dieron cuenta que había poca afluencia de personas a pesar de la hora.

–Vamos a esperar más tarde, sabes que la gente se antoja en la tarde. -Le decía uno de los asesores a Ricardo mientras entraban de nuevo al comando.

Se fue a la sala de conteo para ver si tenían nuevas cifras, aunque él manejaba algunas, quería corroborar.

–Vas 15 puntos por arriba del candidato más cercano.

¡Bien nojoda! Eso mismo tengo yo en el celular. Ve sacando las cajas y ponlas a enfriar.

–¿Tú crees que es prudente?

–De bolas que sí, no has visto toda la gente que movilizaron antes de venirnos, esa gente iba a votar por nosotros, a esos lambucios les regalas tres guevonadas y corren a votar, luego hay que marearlos y listo. Pongan de momento 10 cajas a enfriar, en un par de horas otras 10 y se monta la tarima a esa hora aquí en frente.



Victor recogía los últimos números, Ana coordinaba la gente que tenía en los centros para chequear quien votaba y cuanta gente llevaban a los centros más importantes.

–Ve a las casas de la gente y le entregas este fajo de dinero y que salgan a votar por lo menos 5 personas del grupo familiar que estén registrados en el CNE.

–Pero esto es un dineral.

–Te vas con los escoltas y los concejales te esperan en el barrio. Tienes que sacar por lo menos 100 votos así que muévete. -Le decía Ana a uno de los voluntarios del partido que trabaja en el comando. Y así le dijo a 10 personas más







Tres horas después…

Ya tenían los resultados extraoficiales que daban como ganador a Ricardo Sucre. En el comando ya estaban celebrando y estaban instalando la tarima en la calle. Habían sacado dos cajas de champaña y habían repartido a cada uno en su vaso de plástico.



–¡SEÑORES YA PODEMOS DECIR QUE TENEMOS NUEVO GOBERNADOR!

En el comando se escucho un grito ensordecedor.

–¡Pero ya va, ya va, todavía no podemos anunciar nada, no queremos violentar las reglas, no envien por favor ninguna informcación por las redes, vamos a esperar que los rectores digan lo que ya sabemos! –Les decía Ana al equipo de trabajo que estaba atento a las pantallas.



En cuatro horas darían el primer boletín con los resultados oficiales. Ya las botellas de whisky estaban listas para  cuando dieran los resultados, también los vasos y el hielo.



Llegó el momento. Las televisoras de señal abierta se encadenaban con la señal del Centro Nacional Electoral. Los rectores se dirgían a la sala de prensa para dar los resultados de las elecciones a gobernadores en todo el país.



Luego de unos minutos…

–Con una participación del 45% de los votantes estos son los resultados…

–Con el 76% de los votos el candidato Ricardo Sucre es el gobernador electo del estado.

El comando de campaña se vino abajo, fuegos artificiales eran lanzados desde la azotea justo en el momento de decir la cifra que daba como ganador a Ricardo. Comenzaron a servir el whisky a todos los presentes. Un grupo del comando salió a la calle con un par de cajas de anís para ofrecer a los que se habían acercado al edificio, les dieron un refrigerio. A los pocos minutos saldría Ricardo a dar sus primeras palabras como Gobernador electo.



40 minutos después de dar las palabras al público presente, que no eran menos de 500 personas, el equipo entró de nuevo al comando a seguir celebrando. Hubo un grupo de samba, una orquesta y Dj. Luego de dos horas salieron 10 camionetas en caravana recorriendo la ciudad escoltados por policías.

Iban bebiendo y cantando. El Gonernnador electo iba montado con su equipo más cercano en un camión, también iban bebiendo champaña, whisky y anís.



A las cuatro de la mañana tres de los escoltas dejaban a Ricardo totalmente borracho en su casa.

Entraba a la casa, cargaba su arma a un costado.

–REBECAAAAAA MI AMOOOOOOR, LLEGÓ TU GOBERNADOOOOR, ESTA NOCHE QUIERO SEEEXOOOOO QUIERO CELEBRAR, APARECE NOJODAAAAA.

–Francisco, Franciso párate llegó Ricardo.

–Mierda, mierda ¿que hago, qué hago?

–Escóndete en el vestier, luego te escapas, méteteee, daleee.



Ricardo subía las escaleras sujetándose del pasamanos.

–Coño y no está mi hijo para celebrralo con él, ese carajito que casi me jode la campaña, pero gane GANEEEEEEEEE, REBECAAAAAAA, ÁBREME ESAS PIERNAS PERRA QUE VOY A COGERTE CARAJO.



Entró a la habitación y Rebeca estaba de pie en bata esperando que entrara.

–¿Tienes que hacer todo ese escándalo para llegar?

–Mi amooor gané coño, tengo que celebrar, mira, me robé una botella de champaña del comando jejeje para celebrar contigo, quítate eso.

–Suéltame, estás ebrio, no pretenderás que me vas a coger así.

–A ti te gusta perrita.

–¡Déjame!

–Mira zorra, ¿te acuerdas cuaaando te acostaste con Cienfuegos? Con el junior digo, el otro te acostaste mil veces.

–No sé de que estás hablando.

–No te hagaas la que no entiende zorrita, ese día tiraste con dos hombres perra, aguantas guevo.

–¿A que viene todo eso?

Ricardo comenzó a reirse sin parar mientras Rebeca lo miraba con los brazos cruzados.

–El otro era yo, el que estaba en cueros y te daba latigazos era yo jejeje. Te cogí zorrita, estabas bien perra.

–¡Maldito hijo de puta! Eres un desgraciado.

–¿Pero qué pasa? Si disfrutaste de dos guevos ese día y te dieron el papel ¿no?

–Yo también te tengo un notición mi amor. ¿Te acuerdas que quedé embarazada de Teodoro? Bueno, el que me preñó no fuiste tú, fue Francisco Cáceres, él es el papá de tu querio hijo Teo.

Francisco se le tensó el cuerpo y abrió los ojos, se echó más para atrás.



–¿Cómo es la vaina? ¿Qué estás diciendo?

–Lo que escuchas mijo, ¿no te has dado cuenta el parecido de ambos? NO ERES EL PAPA, NO ERES EL PAPA, HAS GASTADO UN REALERO EN ESE NIÑO PARA NADA.

Una fuerte cachetada con el dorso de la mano tumbó a Rebeca al suelo, un golpe contundente que no se esperaba de una persona en el estado de Ricardo.

Se le tiró encima a Rebeca y comenzó a darle golpes en la cara, al ver la sangre se detuvo y se levanteo, comenzó a darle patadas en el abdómen y en las costillas mientras le gritaba todo tipo de groserías. Se detuvo, Rebeca apenas se movía y se le escuchaba un hilo de voz pidiendo que se detuviera.

–Tranquila que ya esto va a terminar. –Se miró a un costado y vio el arma, se tocó, desbrochó el estuche y la sacó. La cargó. Francisco tragó saliva.

Dos disparos hicieron que Francisco se encogiera de hombros y cerrara los ojos.



Franciso salía del vestier totalmente desnudo, Ricardo lo vio y le apuntó.

–Vete de mi casa hijo de puta.

–No me dispares por favor, yo te puedo explicar todo.

–Vete.

Francisco salió de la habitación y bajó corriendo las escaleras y salió de la casa.

–<Agarren al tipo desnudo que va saliendo y hagan con él lo que quieran>. Colgó la llamada que le hizo a uno de los escoltas. Llamó a Victor.



–<Amigo, necesito nuevamente de ti. Esta vez si maté a Rebeca, le disparé, a la zorra la maté, necestito que me ayudes a desaparecerla>

–<¿Ricardo que coño hiciste? Estás a horas de ser Gobernador y haces esto.>

–<La charla me la das más tarde, necesito resolver esto>



Colgó la llamada. Y se puso el arma nuevamente en el estuche de su costado. Se sentó en el piso al lado de Rebeca, puso su mano en la cabeza de su esposa.

–Tú sabías que esto iba a terminar así. Tarde o temprano me iba a enterar de tu maldita traición, ahora qué coño voy a hacer contigo. Soy gobernador y voy a ir preso por tu culpa zorra. Hasta muerta me vas a joder.



–Victor, por favor ven rápido, ven rápido, sácame de esta.

5 comentarios:

  1. Era evidente que eso pasaría.... y sabía que era Ricardo el de la máscara... pero todo paso justo como debía pasar.... te felicito Mr. D me volviste a enganchar con otro relato suyo

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