–¿Y vamos a estar los
cuatro aquí?
–No, yo busco a Orlando y
me voy, ya veré que hago, este es tu apartamento.
–Esas llaves me las
devuelves, no sé como tienes unas copias. –Diego se las sacó del bolsillo
mirando a su papá a los ojos.
–Una pregunta papá. ¿Te
metiste semejante guevo de ese tipo? ¿tú le viste el tamaño?
Diego padre se puso rojo
de la pena. –Bueno…ya lo he probado unas cuantas veces.
–Eres un valiente, yo no
me atrevo, tampoco me gusta mucho.
–Me da vergüenza hablar
estas cosas contigo.
–Papá, a mi me cuesta
asumir que soy…gay…yo no veo esto normal, no sé, yo me imaginaba en mi
apartamento casado con mi esposa, un par de hijos, un perro, yendo a la playa
como una familia normal…pero…me tocó esto.
–Vete a buscar a ese
carajito, haz las cosas bien y no como yo hijo. Cuando tengas mi edad y estés
casado con una mujer te vas a arrepentir de lo que pudiste hacer.
–¿Estás arrepentido de
haberme tenido?
–No hijo jamás, es lo más
bonito que me dio tu mamá y la vida, te amo. –Se abrazaron y Diego comenzó a
llorar.
________
–Te voy a pedir
nuevamente que no hables más de la cuenta por favor.
–Verga como te cambió la
cara marico, te llamó el guevón ese y ya te mojaste y estás como una seda. Yo
me voy a pie hasta el edificio, estamos en contacto. No te pierdas. –Arévalo
abrazó a Orlando y cerró los ojos, se estremeció y se le hizo un nudo en la
garganta.
–Arévalo, quiero que te
quede claro que lo que pasó hace un rato no va a volver a ocurrir, me
arrepiento de haberlo hecho, la borrachera me hizo hacer cosas que bueno y sano
no haría.
–No dale, fino, que
chimbo que te arrepientas, me sigues rechazando.
–No es rechazo, eres un
tipo genial, atento, coño tienes un guevote que sería de la envidia hasta de
Diego, pero coño me gusta Diego no tú.
–Ya, ya, ok ok, no me
sigas hundiendo en la mierda, vete con el mariquito ese, yo me voy con su padre.
–¿Te das cuenta que vas a
ser mi suegro?
–Pendejo, me voy. Avísame
que vas a hacer.
El policía se iba
caminando y Orlando se quedó esperando en la esquina del hotel.
–Quiero pedirte disculpas
por lo de esta mañana, no debí tratarte así y menos botarte.
–No entendí lo que pasó.
Me echaste la culpa de algo que no tengo parte en eso. ¿Tengo yo la culpa que
tu padre sea gay?
–Pero es que lo sabías y
estabas en complicidad con este tipo, el policía. ¿Qué querías que te diera las
gracias por eso?
–A ver te explico
rápidamente. Me dio arrechera que tu papá se pusiera con esa actitud homofóbica,
se lo comenté a Arévalo y me dijo que lo jodería, le dije que no, se lo
consiguió en el sauna…
–¿EN EL SAUNA? ¿MI PAPÁ?
–Si, deja que termine, me
dijo que le iba a sacar fiesta, lo hizo y comenzaron a salir. Me dijo lo de la
playa y justo era el fin que nosotros íbamos, no te dije nada porque quería que
vieras con tus propios ojos a tu papá con Arévalo, claro, no me imaginé que lo
encontraríamos…tirando. ¿Soy culpable por eso?
Diego frenó el carro en
el semáforo y le dio un beso en la boca a Orlando, aún estaba en verde pero no
le importó. Cambió a rojo y continuaban besándose.
El chico abriendo los
ojos mientras tenía la lengua de Diego dentro de su boca habló como pudo.
–Estamos en la calle Diego. –Se separaron. –No me importa. Volvió a besarlo.
El semáforo se volvió a
poner en verde y comenzó el corneteo de los carros atrás. Arrancaron.
–Nos vamos a hospedar en
el Tamanaco hasta el lunes, faltarás a clases pero te quedas conmigo.
–¿Estás loco? ¿Vas a
gastar ese dineral? Vamos a tu apartamento en higuerote.
–Van a estar mi
papá…y…este tipo…no puedo creer esto que ha pasado….no lo supero…
–Vamos a tu apartamento
entonces.
–¿No entiendes que quiero
salir de mi zona? Quiero estar contigo en un sitio neutro.
–Ok, ok. Pero luego te
pagaré la mitad de todo esto.
–Deja el estrés,
relájate.
__________
–¿Tú qué? ¿Fino, me
perdonaste?
–Arévalo estás aquí en mi
apartamento, ¿qué crees tú?
–Papá yo no quería
joderte, bueno sí pero no por mi, lo iba a hacer por Orlando, te vi en el
sauna, te reconocí y me lancé, tenía que cogerte y enamorarte, pero coño me
enganché yo.
–Arévalo se quién eres tú
desde el primer día. En el sauna te reconocí, me gustaste desde que te vi,
cuando nos encontramos en el sauna aproveché para estar contigo no dije nada a
ver que hacías tú pero te recordaba. Sé que te gusta Orlando, el carajito ese
que está con mi hijo…
–Coño… Si pero no he
tenido nada con el papi, nada, apenas unos besos que le robé, hoy fue que coño,
nos caímos a birras nos rascamos y cooperó, me dijo para tirar y nos fuimos al
hotel, me lo mamó pero no joda, me vine enseguida y ¡zas! Llamaste tú…
Diego arrugó la cara y
apretó los labios.
–Mierda, hablé de más
¿no?.
–Ibas a acostarte con el
carajito.
–Si papi pero no pasó
nada te lo juro coño, te lo juro, yo no le gusto, yo sé que no voy a tener nada
con él pero coño, se me puso fácil la cosa, no iba a pelar ese mango bajito.
Mejor no sigo hablando que la estoy cagando.
Diego lo tomó de la mano
y lo haló hacia él.
–A mi no me interesa si
te tiras a Orlando o a cuanto carajito te provoque, yo quiero que estés
conmigo, dentro de la discreción quiero que estés conmigo, me acompañes al
cine, al teatro, a cenar, a viajar, a compartir cosas, a la cama a hacer el
amor las veces que quieras, no pido mucho, tengo el dinero, no tienes porque
preocuparte, ¿que me chulearás? Ya veré yo si me dejo o me gusta, pero te
quiero conmigo, te di las llaves de mi apartamento coño, ¿no te dice algo eso?.
–Wao…ahora si me dejaste
sin palabras guevón…papi…no sé que decirte, yo quiero estar contigo también.
–Si no tienes más nada
que decir, vamos a la habitación y hazme lo que dejamos pendiente.
_________
–Ya estamos donde quería
estar, solos.
–No sabes cómo amo esos
ojos azules que tienes.
–Son tuyos, y tuyo va a
ser este cuerpo en breves instantes. –Diego le dio un beso en la boca a
Orlando.
–Me gustas mucho Diego y
quiero entregarme a ti, no he estado con más nadie desde Vicente y estando con
él, no estuve con nadie tampoco, ahora voy a estar contigo.
–No te creo, estabas en
ese hotel con Arévalo, ¿me vas a decir que no tiraron?
Mientras seguían
abrazados hablando, Orlando se confesó. Bajó la mirada y comenzó a hablar.
–Estaba muy molesto por
no decir arrecho y nos caímos a cervezas hablando guevonadas mientras
decidíamos irnos a Caracas, nos rascamos y nos fuimos al hotel porque quería
tirar con él, una manera de vengarme de ti, no sé estupideces de uno. Sí, nos
denudamos y…se lo mamé. –En ese momento Diego se soltó del chico y pasó su mano
por la boca, fue a colocar la tarjeta en la entrada para activar el aire
acondicionado.
–Más nada, no pasó de
ahí, además acabó ahí mismo, no creo que pasaron ni cinco segundos.
–¿Ves? Pero lo ibas a
hacer.
-Marico tú te acostaste
con tu tío, no me jodas.
–Ya, ya, ya, no
discutamos más, ya no hablemos tantas guevonadas, quiero hacerte el amor.
–Creo que me podría
enamorar de ti. –Dijo Orlando.
–¿Y si me enamoro?.
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