jueves, 30 de agosto de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulo 59

Pedro se montó en la cama le apartó las piernas a Nelson se acercó y le abrió las nalgas pera luego acostarse sobre él y dejar que su pene se deslizara. Sin saber si había entrado o no, Pedro comenzó a moverse, sentía como su pene resbalaba y juraba que ya lo había penetrado.

–¿Chamo que haces? –Nelson abría los ojos y volteaba la cara para ver a su amigo.
–Te estoy cogiendo marico.
–Ni si quiera lo has metido, me estas masajeando el hueco del culo, bájate. –Nelson se levantó, se mareó un poco y vio a Pedro. Se rió.

–Marico, tienes un pipí chiquito, burda, ¿cómo pretendes cogerme? -Pedro se puso rojo de la pena.
–No me tienes que decir eso.
–Ajá, ¿y cómo te lo digo? Eres mi amigo y si soy tu amigo te tengo que decir… –Se detuvo para eructar – …las cosas, no te voy a engañar.
–Eso es buylling.
–Ay deja la mariquera, mámame el guevo que te voy a coger yo, vas a ser el primer hombre que me cojo.

Pedro comenzó a hacerle sexo oral, mientras Nelson le hablaba y le acariciba la cabeza.
–No hables hacia a mi que el aliento te huele a mierda, a borracho.
–Mama y calla, pónlo duro.
Pedro se tomó lo que le dijo Nelson de su pene como un reto para que ahora el sexo oral lo hiciera bien y ahora que lo iban a penetrar no defraudarlo, se comportaría como todo un experto.
–Coño, ¿ves? Mamar si lo haces bien, sigue.
El chico le pasaba la lengua a todo el pene, cuando su boca llegaba al glande succionaba y lamía el prepucio para luego introducir todo el pene en la boca, eso le encantaba pues con Arévalo no podía hacerlo tán fácilmente. Con los dientes jalaba suavemente el prepucio mientras veía a Nelson que se mordía el labio y de vez en cuando eructaba. Cuando tenía todo el pene en su boca lo mordía suavemente, Nelson gemía de placer. Lo sacó de su boca y bajó a los testículos, los lamía, se metía por separado cada testículo hasta que en un momento tenía todo el escroto dentro de la boca masturbando a su amigo.

–Para, para que me vas a hacer acabar. -Mintió, quería penetrar de una vez a su amigo.
Pedro se puso lubricante en el culo y Nelson en su pene.
–No lo vayas a meter de una vez, despacito.
–¡No seas marico! Tu novio tiene un machete enorme y no te quejas, el mio no es un bate pero tampoco es el tuyo, ponte.

Pedro se arrodilló en la cama poniendo sus nalgas frente a su amigo. Nelson le estiró una nalga y de una vez lo penetró, sin esperar, sin dilatar, un empujón, Pedro se tensó y soltó un grito que detuvo, ya el pene estaba adentro. Pedro le abrió bien las nalgas y comenzó a moverse para luego levantarse un poco para que la penetración fuera distinta y el chico la sintiera, y lo logró. Pedro no paraba de gemir mientras Nelson se movía casi levantado en la cama.
Sacó el pene y se acostó boca arriba para que Pedro se sentara y llevara él el control de la penetración.
Nelson estaba sorprendido viendo a Pedro moverse con agilidad y destreza sin parar de gemir, cerraba sus ojos y levantaba la cabeza hacia el techo. Se movía de arriba a abajo mientras se masturbaba, Nelson veía como entraba y salía su pene y eso lo excitaba más.
Detuvo al chico, y, sin retirar el pene lo pone de lado para seguir, comenzó a moverse, Pedro tenía una pierna levantada mientras Nelson metía y sacaba el pene con rapidez. Se levantó y ahora con el chico boca arriba le levantó las piernas para de nuevo penetrarlo, se agachó para besarlo mientras seguía moviéndose.
–¡Tiras divino coño!
–¿Sí? ¿Te gusta? Tú tienes ese culo sabroso y caliente. –El aliento de Nelson era penetrarnte pero en estos momentos a Pedro ya no le importaba, quería seguir disfrutando del sexo con su amigo.
–Ven ponten en el borde de la cama, no lo saques, no lo saques.
Pedro extendió sus piernas hacia los lados mientras Nelson seguía penetrándolo, sudaba y las gotas le corrían por la cara.
–Cógeme en cuatro y dame duro, dame duro. –Ahí, en el borde de la cama, Pedro se volteó y Nelson lo penetró de nuevo tomándolo por los hombros. 
–Yo te doy duro si quieres. -Comenzó a empujar con fuerza y rápido, apretó sus manos en los hombros de su amigo mientras este no aguantó y se vino sobre la cama. No paraba de gemir.
–Para, para que me duele.
–Noooo, no, coño, todavía me falta, apriétame el guevo anda. -Pedro lo hizo sentía que se iba a evacuar y a orinarse.
–Creo que me cago.
–Ya va, ya va. –Nelson, a pesar del sudor no paraba de moverse, cada vez con más fuerza hasta que no pudo más, se soltó y acabó dentro de Pedro que no aguantó y se tumbó en la cama. Nelson aún soltaba los últimos chorros de semen en el piso y al igual que su amigo se tumbó en la cama y ahí quedaron los dos, dormidos.


–Anoche tiramos y fue brutal. No puedo creer que no te acuerdes.
–Si, si…si me acuerdo pero creía que era un sueño.
–Me dejaste el culo adolorido.
–Ya marico, mierda me cogí a un carajo.
–¿Qué te pasa Nelson? Ya tiraste con mi novio…bueno, ya no sé si es mi novio. Lo pasamos muy bien anoche y el sexo fue del carajo ¿estás arrepentido? Yo no, yo quisiera repetir.
En su mente Pedro ya se imaginaba saliendo con Nelson al cine, de paseo, cenando juntos, compartiendo la cama de él o de Nelson. Sonreía.
–¿Por qué tienes esa cara de gafo? De pana que soy gay, lo que hace el alcohol.
–¿Qué alcohol idiota? eres gay y punto asume tu peo. Lo pasamos rico hace unas horas. Tiras divino, no me imaginé que serías así. Por cierto me cogiste sin condón.

Nelson se volteó a ver a Pedro. –Como para que tu novio tenga algo y me lo hayas pegado tú. !Qué bolas tienes! ¿por qué no me diste un condón?
–Ahora la culpa es mía, estoy sano, deja la paranoia. ¿Repetimos? –Pedro se acercó a Nelson para darle un beso que recibió pero no respondó y se apartó.
–Epa, ya va, ya va marico, tiramos, si, pero no te me pongas meloso y con ganas que seamos noviecitos. –Pedro se le acercó de nuevo y le dio un beso en la boca metiéndole la lengua. Lo tomó de las mejillas y así estuvieron varios segundos.

–A mi me encantó estar contigo, a pesar que eres una mierda, anoche fue maravilloso Nelson, lo disfruté.
–¿Ah si? ¿Y con Arévalo no disfrutas? Es tu novio y tú estabas in love con él y ahora tiramos tú y yo  y ahora yo soy el maravilloso, marico tú estás mal, llegas a tirar con Orlando y entonces Orlando es el amor de tu vida, que lo es, no me vengas con guevonadas.
–¿Estás celoso?
–Marico, ¿te estás oyendo? ¿qué coño de celoso, ese es tu peo si te enamoras de todos los que te cogen.
Pedro le lanzó un golpe en la cara que le dejó la mano doliendo y se la sacudió.
–Marico, me diste un golpe, au coño, marico me golpeaste.
–Perdón, perdón fue un imulso, me dio arrechera.
Nelson se le fue encima y le dio un beso en la boca a su amigo.

–Sí, si me gustas guevón pero yo no me veo de novio tuyo, bueno ni tuyo ni de otro tipo.
–Déjame eso a mi.
–¿Y Arévalo? ¿Vas a perderte ese megaguevo?
–Arévalo no me ama, soy su desahogo, yo quería algo con él pero ahora está empepao con el anciano ese, el papá de Diego.
–Podemos tenerlo para hacer un trío, que nos coja y te cogemos.
Diego le dio un empujón en el pecho y Nelson se rió.
–Vámonos.

Cuando salían de la cabaña venía un carro.
–Ay mira igualito al carro de mi papá…¡marico, es el carro de mi papá! Echa pa trás, echa pa trás.
Nelson puso retroceso hasta llegar donde se había metido el carro. Efectivamente era el carro. Entraron en el estacionamiento de donde habían salido y Pedro se asomó para ver si veía a su padre.

El hombre bajó del carro a cerrar el portón del estacionamiento. Era Hugo, el padre de Pedro. El chico corrío hacia la cabaña a pesar que Nelson en voz baja le decía que no desde el carro.

–Papá ¿qué haces aquí?
Hugo levantó la mirada y se le cayeron las llaves del carro. Se puso tenso.
–Pedro, Pedro….yo ¿tú que haces aquí?
–Tú sabes que hago yo aquí, dime tú ¿viniste con mi mamá?
–Si
–Quiero saludarla
–No, no, no, no, le da pena.
Pedro se detuvo.
–¿Podemos hablar en casa luego?, no es el momento.
–Quiero ver a mi mamá
–La mujer veía a Pedro por el retrovisor y decidió bajar.
–No soy tu mamá Pedro.

Pedro se echó para atrás y se tapó la boca abriendo los ojos como dos platos.
–¡Silvia!

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