sábado, 17 de febrero de 2018

INQUEBRANTABLE 7. Capítulo 6


–Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.

Ricardo voltea hacia la gente, la iglesia estaba llena, no cabía más nadie, se sonrie y ve a Ana.

–Por fin eres mía, por fin nos casamos. –La besa tomándola por la nuca y dándole un apasionado beso que desató los aplausos y silbidos de toda la iglesia, el cura bajó la mirada al ver como Ricardo le metía la lengua en la boca.



Caminaron por el pasillo saludando a los invitados y familiares. Antes de dar los dos últimos pasos para salir de la iglesia, una mujer detiene sus pasos y saca un arma.

–Tú pensabas que te ibas a casar con mi marido sin que hubiesen consecuencias.

–Rebeca baja el arma. Le decía Ricardo.



–¡Puta! –Nueve balas impactaron el cuerpo de Ana, su vestido blanco hueso se tiñó en segundos de un rojo oscuro antes de caer al suelo, la gente gritaba mientras se tiraban al piso y Ricardo se agachaba viendo como su esposa cerraba los ojos lentamente.



Abrió los ojos, y, agitada se sentó en la cama, su frente estaba bañada en sudor, volteó y Ricardo roncaba sin enterarse de nada. Se calmó y bajó a tomar agua.



Enciende la luz de la cocina y en el mesón ve el jarrón dorado acostado con las cenizas derramadas, su cuerpo tiembla a la vez que apaga la luz y cierra los ojos para volver a encenderla. No había nada.

Toma el agua y se va de nuevo a la habitación. No vuelve a conciliar el sueño.



A la mañana siguiente aún sin salir el sol, Ricardo y Ana están en la cocina tomando café. Ricardo al lado de ella ve el periódico mientras su mano está en la entrepierna de Ana y sus dedos jugando con su vulva y clítoris. Ana lo interrumpe y le cuenta lo que pasó en la pesadilla.



–Tenemos que hacer algo, me estoy volviendo loca.

–¿Nueve tiros? Coño…¿será que hay que hacerle el novenario? No hicimos nada de eso y el espíritu queda vagando por la casa, eso dicen.

–Ricardo, yo no sé como tú estás tan tranquilo. -Bajó la voz –Tú la mataste, la golpeaste y la mataste y vas por la vida feliz y yo estoy pagando las consecuencias de tus actos.

–Deja de estar viendo la semana de terror por cable. Sí, la maté, esa mujer se lo merecía por zorra. –Le recorrió un escalofrío por la espalda y no habló más.

–¿Qué pasó? Te quedaste callado.

–Nada, vamos a acomodarnos, tenemos que ir a la Gobernación hoy es lo de la licitación, mi primera licitación. Nos va a quedar una buena tajada. Ya tengo pensado en que invertir esa vaina.

–Ten cuidado con eso.

–Tranquila, ¿ha pasado algo desde que estoy en política? No, hemos comprado inmuebles y todo ha salido muy bien.

–Nada es infalible.

–Deja las malas vibras, por eso es que te pasa lo que te pasa.

–¿Vas a hacer el novenario?

–Coño siii, le diré a mi secretaria que haga eso, yo no estoy para encargarme de guevonadas de esas.



Teodoro buscaba a su amigo Lucas por el colegio en su camioneta. Lucas estaba impresionado.

–De aquí a que mi papá me regale una bicha de estas no joda…me la compraré yo.

–Yo te la presto, le pido otra a mi papá.

–Tú estás loco.



Teodoro se rió y luego le pidió el número de teléfono de Renata a Lucas, el chico no entendía pero se puso a buscar el contacto para enviárselo.



–¿Vas a llamar a tu hermana? ¿para qué? ¿le vas a contar la verdad, que eres su hermano?

–No vale, algo mejor, me la voy a coger. –Teodoro frenó el carro para estacionarse y llamarla.

–¿Tú te volviste loco? ¡Es tu hermana! Eso es…¿Cómo es que se le llama a eso?

–Incesto papá. Si, ¿cuál es el peo? ¿Dios me va a castgar? ¿Más? Ya me mandó a la peor madre de la vida, ¿qué más castigo que ese?.

–¿Y tú que ganas con eso? Ajá te la coges ¿Y?

–Nada, me la cojo y le digo que soy su hermano, Catire se entera, quiere caerme a coñazos, busca a mi papá se arma el peo. El hijo del gobernador se coge a la hermana perdida de Rebeca.

–A ti estás cosas te divierten ¿verdad?

–Que jode, me da morbo ver como la gente se exalta y se arrecha y Ricardo vuelto loco tratando de que nadie se entere de los peos que pasan en su familia.

–¿No te das cuenta que con eso le haces daño a gente que no tienen que ver con tu peo? Tu padrino es el que tiene que sacarle las patas del barro a tu papá.



 Teodoro vio a Lucas a los ojos y se los volteó poniendo cara de fastidio, le hizo un gesto con el dedo para que se callara. Llamaba a Renata.



–<Aló>

–<Hola Renata, ¿cómo estás? Es Teodoro>

–<¿Teodoro? No se, ni idea>

–<Tienes Skype o video chat de facebook? y nos vemos. Este es mi usuario>



Se conectaron por Skype.



–Aaaaah eres tú el hijito del Gobernador.

–Jajajaja soy el hijo, el hijito se fue hace tiempo.

–¿Ah si? Yo te veo como un chamito.

–Tengo la misma edad que tú.

–Por eso, un chamito.

–un chamito bien armado



Lucas estaba al lado moviendo la cabeza desaprovando esa situación.

–Eso habrá que verlo.

–Por eso te estoy llamando, el viernes voy a hacer una fiesta en uno de los restaurantes de mi papá y quiero que vayas.

–¿La fiesta es para mostrarme tu armamento? Qué básico.

–No mi amor, para inivitarte a celebrar mi regreso al país, mis 16 años, beber, fumar, bailar y lo que salga.

–Me gusta las fiestas y si son gratis y del hijo del Gobernador deben ser buenas, tu papá tiene dinero.

–Si que jode, va a haber caña que jode por eso no te preocupes. ¿Tienes que pedirle permiso a Catire?

–Si…espero que me deje ir, le voy a tener que decir que es la fiesta de una amiga, le digo que es tuya y me encierra en el castillo por años jajajaja

–Jajajaja gafa, si quieres lo llamo y le pido permiso.

–¿Estás loco? Peor, me saca del país.

–Bueno, te veo el viernes nueve de la noche.



–¿De verdad te la vas a coger?

–Hasta que la cabeza del guevo se me ampolle.

–Te vas a meter en un peo Teo.

–Ay Lucas deja el fastidio, no te me pongas correcto, espero que vayas y no arrugues.

–Voy a ver que el digo a mi papá.

–Quédate conmigo en mi casa el viernes y le decimos que estarás ahí el fin de semana yo le digo a Ricardo que lo llame y le diga eso. ¿Tú vas a hacer algo ahora?

–Mmmm bueno, no, tengo que terminar un trabajo pero luego lo hago.

–Acompáñame a casa de la esposa de Julio.

–¿Para qué?

–Para abrirle los ojos a esa pobre mujer.

–¿Ahora que vas a hacer?

–Sacar a esa mujer de su ignorancia conyugal.

–Marico, ¿no le irás a decir que su esposo es gay?

–A veces pienso que eres brujo marico, adivinas todo.

–Pendejo, yo no voy a acompañarte a eso.

–Te dejo aquí y te vas a tu casa.



Lucas se le quedó viendo. ­ –Te acompaño.

–Mientras vamos para allá, ve mamándome el guevo mientras manejo.

–¿Qué?

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