viernes, 5 de mayo de 2017

DE REPENTE TU 4. Capítulo 11


Los cachos duelen.



Fernando terminó de pagar y también fue al baño. Entró y Dixon estaba en el urinario.

–Sabía que ibas a entrar, ven pa que veas lo que te vas a comer.

Fernando se asomó. No tenía las dimensiones de Yonaikel pero era bastante grueso.

–¿Pagamos el hotel a medias?

–Si va, pero vamos pa’ la calle de los hoteles que es más barato ahí, nos vamos en mi moto, luego te llevo pa’ donde me digas.

Fernando no le quedó más remedio que aceptar, el mototaxista no iba a pagar el hotel donde quería ir Fernando.



Llegaron al hotel y Dixon le dio la mitad del costo, Fernando pagó con su tarjeta de crédito.

Se montaron en el ascensor. Dixon se tocaba su pene sobre el bluyín. –Vas a llevar guevo.

–A eso vine, te confieso que estos sitios no me gustan, pero bueno…

–Tranquilo cuando te lo meta se te olvida donde estás.



Llegaron al cuarto y Fernando prefirió no fijarse, simplemente se quitó la ropa.

–Mámalo ahí, ponlo duro

Fernando lo agarró con su mano y, aún flácido, ya era grueso, comenzó a meterlo en su boca pero llegó un momento que la comisura de los labios las sentía tensas; el grueso del pene no era normal.

Su mano no llegaba a cerrar con el pene rodeándolo, pero igual así lo mamó. Fernando se sentía incómodo teniendo ese pene en su boca, ya quería ser penetrado.

–Ponte en 4 pa metértelo.

–¿Tienes condón?

–No papá, los condones me aprietan y me bajan el guevo, vamos a darle a rin pela’o.

–No chamo, ¿qué te pasa? ¿estás loco? Yo que carajo sé si tienes algo.

–Toy sano mi pana, ¿no me ves? Confía en mi papá, estoy limpio.

–No, toma, ponte esto.

–Bueno échale bolas tú, pónmelo.

Fernando sacó el condón, lo estiró y se lo puso en el glande para luego volverlo a estirar, luego de halar lo más que pudo, llegó a la base y soltó el látex. La parte aún enrrollada del comdón afixiaba el pene en su base, lo estrangulaba, sin contar que el resto del condón apretaba todo el pene. Perdió erección.

–Sácalo papá, así no puedo.

–Que vaina.

–Bueno papá, si no quieres sin condón nos vamos, ya veo que hago.

Fernando se le quedó viendo, luego le vio el pene.

Pero es que es grueso Dios, ¿cómo me voy a perder eso?, no, pero y si el carajo tiene vph, vih u otra cosa, no, no que va, pero no se ve nada raro, Dios que morbo me da ese guevo.

Dale, vamos a darle chamo, estoy confiando en ti.

–Tranquilo mi pana, que yo soy legal. Ponte en 4 anda.



Fernando se montó en la cama y se abrió las nalgas. Dixon se mojó la mano de saliva y le dio varias palmadas algo fuertes justo en el ano para luego escupir varias veces la zona. Comenzó a introducirlo. Fernando se relajó lo más que pudo pero el grososr del pene no ayudaba, lo sacó y comenzó a introducirle los dedos para dilatarlo, luego de varios segundos volvió a intentarlo. Esta vez entró más fácil.

–Listo, lo tienes todo adentro. –Fernando tenía la cara arrugada, con los dientes apretados. –Ahora te voy a dar duro.

Dixón comenzó a sacarlo lentamente para luego meterlo de nuevo y ahora no se dentendría. Cogió a Fernando del cabello halándolo y ahí comenzó a darle con fuerza. Fernando gemía, cerraba los ojos, su piel se erizaba cada vez que sentía adentro aquel grueso pene. Volteaba a ver a Dixon que estaba concentrado viendo como entraba su pene.

Lo retiró. –Maaaarico tienes ese culo abierto uuuf que que rico se ve, verga. –Lo volvió a meter.

Fernando comenzó a maturbarse mientras Dixon continuaba moviéndose con fuerza.

–Ya me vengo, ya me vengo coño, carajo que culo tan rico.

–No me acabes adentro, no me acabes adentro.

Dixon retiró su pene, se sacudió tres veces el pene y se corrió en la espalda de Fernando que se estremeció al sentir el semen tibio en su piel.



–Verga papá, que culo tan divino, esa vaina te la dejé abierta, te cabe una mano por ahí.

–Coño, con ese grosor no me extraña, si hasta me duele el culo, aaay.

–Me voy a lavar.

Fernando le tocó ducharse con agua fría para quitarse el semen de la espalda.

–Muy buena esa cogida.

–Si, pero ya es tarde, tenemos que irnos, ¿donde te dejo?

–En el automercado Portalegre

–¿Trabajas ahí?

–Soy el dueño.

–Coño…mi pana, tú eres el tipo, me puedes conseguir unos productos bajo cuerda, pagando claro.

–Si claro, con comisión todo se puede. Pero eso lo cuadramos via mensaje.

–Si va.



Llegaron a las puertas del automercado.

–Déjame buscar efectivo para pagarte la carrera.

Dixon se quitó el casco y se apoyó de la moto a esperar.



–EPA DIXON ¿que más Diablo? ¿En que andas? ¿Haciendo cola pa los productos?.

–Que más bicho. No, hice una carrera a un carajo que trabaja aquí en el automercado.

–Ta fino.

–Bueno, en realidad, vengo de cogérmelo, marico, que culo tiene, uf le di duro, se lo dejé guevón abiertico, pero que cogida. Y me enteré que es el dueño de esta vaina.

–¿Ahhh si? Fernando y tal.

–Ese, ¿lo conoces?

–Si mi pana, te dejo que ando full con las diligencias, te llamo pa echarnos los cuentos, viento.



Fernando salió con el dinero y le pagó.

–Gracias, aquí está mi número, repícame para guardar el tuyo. Quiero repetir.

–Si va, dale, nos vemos.



Fernando volvio al automercado entrando por detrás para evitar la muchedumbre.

–Así que llegas tarde del almuerzo porque te fuiste a tirar por ahí.

–¡Coño Yonaikel, me asustaste!

–¿Ah si? Te asusté porque andabas portándote mal.

–¿De qué hablas?

–¡No me marees guevón no me marees que sé que te cogió Dixon!

–¿Cómo sabes eso? Me estás siguiendo?

–No becerro, el mismo Dixon me dijo, ahora que lo vi. ¿Qué? ¿Lo cuadraste por Grindr?

–Bueno sí, estuve con el carajo, ¿cuál es el peo?

Yonaikel le dio un golpe a la puerta de metal.

–¿Cómo que cuál es el peo? Ese culo es mio, eso quedamos. No pa’ que se lo des a cualquiera.

–Tú si te puedes acaostar con mi primo y yo no puedo decir nada. No joda, me provocó tirar con este tipo, por cierto tira muy bien.

–Yonaikel volvió a golpear la puerta esta vez varias veces.

–Bueno, ya, ya, ya. Cálmate

–Ay marico que no me entere que te vuelves a ver con él y mosca si te pones a estar dándole mercancia y a mi no me das, Ay Fernando mosca, mosca porque me engorilo y bueno.

–Me gusta que estés celoso, para que sepas lo que es que te monten cachos carajito guevón.

–Ay becerro, no me hagas arrechar.

–¿Qué pasa Yonaikel? ¿Me vas a caer a coñazos? ¿AH? Le sacudió los brazos al motorizado y este se puso el casco y se montó en su moto.

–Tamos pendiente bichito, ya te lo dije, que no me entere.

Arrancó a toda velocidad y se perdió en la calle.

Naguevoná que arrechera, ¿pero por qué me pongo así?, ni que me importara. ¿Pero que se cree el portu no joda ese culo era mío y ahora se lo echó el Dixon, donde lo vea lo quiebro. ¿Que vas a estar quebrando tú? Coñoelamadre, ¿ahora me gusta el portu y tal? ¿Qué mariquera es pues? Es un tipo, a ti no te gustan los hombres. Ah pues me estoy mariqueando, ahora me gusta el pana, ¡bien bello!.

Llegó a la empresa donde trabaja.

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