lunes, 1 de mayo de 2017

DE REPENTE TU 4. Capítulo 7


Es el amor lo que importa y no lo que diga la gente.



María Corina, estaba terminando un informe que tenía que entregarle a su jefe y también para pedirle un préstamo a la empresa para poder pagarle a Fabián.

Terminó de imprimir las últimas hojas junto a la portada y se fue al despacho.



Luego de revisar el informe por encima y aprobarlo a primera vista conversaron sobre el préstamo. El Jefe le dijo que sí, no había problema y se lo descontarían quincenalmente de su sueldo. María Corina se sintió aliviada.

Mañana arreglarían el papeleo para el préstamo. Regresó a su oficina.



Era casi la hora de salida cuando suena el teléfono de su escritorio. Era de planta baja.

–<Hola señora bonita ¿cómo está?>

–<¡Fabián! ¿usted que hace en la empresa?>

–<Vine a buscarla porque la voy a invitar a cenar, ya no quiero que esté más triste>

–<Pero traje mi carro>

–<Déjalo ahí, yo te traigo mañana a la oficina, te espero aquí abajo.>



__________



–Gracias señor, muy amable.

–De nada, puede esperar en el sofá ahí sentado.



María Corina llegó a planta baja y Fabián la vio, se levantó y fue hacia ella> Le dio un beso en la mejilla muy cerca de su boca.

–Estás preciosa.

–Gracias, Fabián, nos están viendo mucho.

–Que importa, ¿te incomoda?

–Un poco, mejor vámonos.



Al llegar al carro,  estaban dos motos detrás y unos hombres cerca esperando por el muchacho.

–¿Y esta gente quién es?

–Escoltas, mis tíos me han obligado a tenerlos pero me había negado, pero siguen insistiendo y accedí, pero tranquila que no nos van a molestar.



Llegaron al apartamento de Fabián. Es inmenso, minimalista, parece un loft, amplio y muy blanco. La mesa estaba servida, lista para dos. Apagó las luces y encendió el candelabro de la mesa que tenía 6 velas. El aire acondicionado puesto a la temperatura perfecta.

Se le acercó a María Corina y la besó. Un beso apasionado, un toque de mejilla, unos dedos que jugaban con su cabello y dos lenguas que que se chocaban en cada movimiento.



María Corina se separó y vio a Fabian a los ojos.

–Hubiera sido más fácil que ese día en vez de estar en mi casa hubiésemos venido para acá, nos hubiésemos ahorrado un disgusto.

–Ya pasó María, no podemos hacer nada, tarde o temprano se iban a enterar todos. Tengo pendiente hablar con tu hijo, voy a escribirle a Esperanza.

–Ella me dijo que ya no está con ella, sólo estuvo en su casa 2 noches y se fue a casa de un amigo, no se quien.

–Tranquila, ya averiguaremos eso, vamos a cenar.



Fabián le sirvió la crema de auyama con pimienta y el vino blanco.



–Hoy hablé con mi jefe para pedirle el préstamo y poder pagarte una parte del dinero.

–María Corina, me voy a molestar contigo, ese dinero no me lo tienes que devolver, yo te lo dí, quise dártelo para ayudarlos, eres mi novia y nos debemos apoyar, ¿ok? Así que tú mañana hablas con tu jefe y le dices que eche para atrás ese préstamo.

–Pero es mucho dinero, yo no puedo aceptar todo eso de usted por muy novio que sea…que extraño me suena eso de novio, no me acostumbro.

–Pues te vas a acostumbrar porque somos novios, oficialmente novios.

–Lo que dirá la gente cuando se entere que estoy con un niño que puede ser mi hijo.

–¿Te averguenzas de mi? ¿Te da pena que te vean conmigo? Si es así, es la única manera que yo me aparte de ti y no te vea más.

–Nooo, no Fabián, no me mal interprete, no me da pena por Dios, me da susto la diferencia de edad, que la gente piense que estoy con usted por el dinero porque la gente sabe que usted tiene dinero. Me da miedo que usted en 10 años se aburra de mi y se busque a una jovencita que esté con todo en su sitio, porque yo ahora tengo casi 39 años, pero en 10 años tengo 50 y no seré la misma.

–Yo tampoco seré el mismo, estaré más maduro, más estable y casado con la mujer que amo y con un hijo.

–Usted tiene unas cosas, papá de Jesucristo, que loco.

–No hablo de Jesucristo, hablo de un hijo entre tú y yo.

María Corina se puso nerviosa y no supo que decir.

–¿No te gusta la idea?

–Tengo casi 40 años Fabián, cuando nuestro hijo tenga 20 tendré 60

–¿Cuál es el problema? ¿No has visto a la madre de Esperanza? La tuvo a los 51 años, ahora tiene 70 años y está hermosa esa mujer bien activa que es, sigue trabajando.

–Tiene mucho dinero, se puede dar el lujo de tener un hijo a esa edad y que se la cuidaran las nanas.

–Te recuerdo que yo también tengo mucho dinero y más que los Larrazabal Vollmer.

–¿Usted me está restregando su abolengo y dinero?

–Jajajajajajaja noooo tonta, podemos tener a nuestro hijo o a dos si queremos. Pero eso será mas adelante, hoy vamos a practicar como se hacen los bebés.



Habían terminado de comer una pasta Alfredo y se sirvieron más vino.

–Tráete la copa y la botella y acompáñame.



Llegaron a la habitación, una cama enorme y a un lado la puerta que conducía a un baño también grande. Adentro los esperaba un yacuzzi con bastante espuma, agua caliente y pétalos de rosas rojas.

–Ahí adentro te voy a hacer el amor.

Mientras se besaban se iban desvistiendo. Fabián entró al jacuzzi y ayudó a María a hacer lo mismo.

–Sigue caliente el agua.

–Si, siéntate.



Ambos sentados juntaron sus cuerpos y se besaron, Fabián llevó su mano a la entrepierna de su novia y comenzó a jugar con sus dedos.

–Ay Fabián ay, ay, siga, que divino eso, siga.

–¿Te gusta? Deja que me agache.

Se sumergió y comenzó a lamer la vagina, su lengua moviéndose rápido entre los labios de la vulva la introducía para luego darle suaves mordiscos. Sacó la cabeza del agua.

–Yo no sé donde ha aprendido eso a tan corta edad pero usted tiene una boca y una lengua maravillosa.

Fabián se puso de pie. –Ahora quiero saber que tal es tu lengua mamando esto.

–Fabián eso me da pena, no lo he hecho en años.

–Es el momento de retomar viejas prácticas, no dejes que se baje.

María Corina lo tomó con una mano y acercó su cara hasta introducirlo en su boca muy lentamente. La excitación la hizo salivar mientras el pene se deslizaba en su boca. Fabián cerraba los ojos disfrutando la calidez de esa saliva.

–Me tienes a punto, no aguanto pero no quiero acabar, para un momento.

María se detuvo, se besaron. Volvieron a sentarse y en esa posición entrelazaron sus piernas extandiéndolas a cada costado de sus cuerpos. Y así la penetró.



El muchacho comenzó a moverse, lo apretado de la vagina y lo caliente del agua tenían a Fabián con ganas de explotar y así fue.

–¿Dónde te acabo? ¿Afuera, adentro?

–Adentro.

–¿segura?

–Segura, házlo.

Fabián se descargó dentro de ella y se quedaron abrazados varios minutos. Se separaron viéndose frente a frente. Fabián sonreía.

–Cada día me enamoro más de ti.

–Y yo de usted, me tiene boba, me está haciendo sentir cosas que no había sentido.

–Allá abajo ¿verdad? Jejeje

–Allá abajo y en todos lados.



–¿Sabes que puedes quedar embarazada hoy?

–Lo dudo.

–¿Ah sí? ¿Por qué?

–Porque tomo pastillas desde hace tiempo.

–Eres una viva, por eso me dijiste que te acabara adentro sinvergüenza. –Le lanzó agua a la cara.

–Ay Fabián déjese de eso que esto pica, tiene jabón.

Y comenzaron a echarse agua uno al otro hasta que volvieron a abrazarse y besarse.



Tomaron sus copas, brindaron y bebieron un buen sorbo de vino.

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