Ya
lo había vivido.
Pablo abre los ojos, la luz entraba en su
habitación inundando todo aquel espacio blanco. Se estiró en la inmensidad de
la cama con sábanas blancas y a su lado, el amor de su vida. Jesucristo. Dormía
plácidamente desnudo, solo tapándose con la sábana a la altura de las rodillas.
Pablo acarició su mejilla y se acercó a su boca
para besarlo.
–Buenos días dormilón.
Jesucristo se estiró.
–Buenoooos dííííaas. Despertarme con un beso suyo y
sentir esa barba rozándome ya me hizo el día.
–Que rico escuchar eso tan temprano. Ve a ducharte
que tienes que hacer diligencias y yo irme a trabajar.
Jesucristo entró al baño, mientras le caía el agua
caliente en su mente solo estaba Pablo y eso ya lo hacía sonreir. Terminó de ducharse,
se secó y fue a vestirse para salir a desayunar.
–Hola mami, buenos días, ¿cómo amanece?
–Bien mi amor, feliz, muy contenta de tenerlo en
casa de nuevo. Le hice lo que le gusta, unas panquecas con mucha miel y cambur.
–Gracias mami. Quiero pedirle disculpas por haberme
ido de casa, no debí hacerlo, ahora yo soy el hombre de esta casa y la dejé
sola.
–Tranquilo mi amor, lo importante es que ya está
aquí.
–Si, bueno, pero no por mucho tiempo mami, es
decir, seguiré viniendo para acá, pero me quedaré algunos días en casa de mi
novio, de Pablo.
–¿Su novio? ¿y desde cuándo tiene novio usted?.
–Bueno ya hace varias semanas mami, pero no se ha
formalizado, lo voy a traer a casa para que lo conozca.
–Esta bien mi amor, cuando quiera lo trae, pero me
avisa un día antes.
–Claro mami.
–¿Has pensado en…la relación entre Fabián y yo.
–No he querido pensar mamá, todavía no puedo
imaginármelos juntos, besándose y teniendo…no, no. Todavía no lo asimilo.
–Fabián va a hablar contigo.
–Si, que me pida su mano.
María Corina comenzó a reirse y luego le dio vergüenza
y reprimió la risa respondiéndole a su hijo.
–Mi amor, ya soy una mujer hecha y derecha, yo
supongo que eso es broma lo que acabo de escuchar.
–No mamá, no es broma, yo soy el hombe de la casa y
esta casa se respeta, si Fabián va a seguir viniendo a esta casa y pretende
quedarse a dormir pues va a tener que hablar conmigo antes.
–Esta bien, esta bien, yo le diré. Se hará como
usted dice.
Jesucristo regresó a su habitación para recoger su
morral, buscó en el clóset unas cosas que se iba a llevar, al sacar una caja se
encuentra con otra caja.
–Mire esto…mi cónsola de videojuegos, ya ni me
acordaba, la voy a dejar aquí para instalarlo de nuevo, ¡que bien!
–Salió a la calle y le escribió a Pablo.
–<Hola novio, ¿hoy me puedo quedar en su casa?. ¿Me
puede buscar por la mía cuando salga del trabajo?>
Al rato le responde Pablo.
–<Hola nené precioso, hoy tengo reunión en la
tarde y no sé a que hora salga, pero si, te puedes quedar conmigo, yo te busco.
Un beso>.
–<No hay problema, yo ahora estoy en la calle
haciendo diligencias, en la tarde estaré en casa. Te espero, besos>.
Llegó la tarde, las tres y Jesucristo entraba en
casa, su madre seguía en el trabajo así que se puso a instalar el aparato de
videojuegos. Merendó y se acostó un rato.
A las cinco de la tarde le escribe a Pablo.
–<Hola, ¿ya va a salir?>.
–<No nené, apenas llevo una hora reunido, te
aviso>.
Encendió la cónsola y se puso a jugar.
Se hizo las seis de la tarde y María Corina llegaba
a casa. Vio a su hijo en la sala concentrado jugando.
–¿Y usted que hace jugando eso, si ya lo había
dejado?
–Es que lo vi y me regresaron las ganas.
–Ah bueno, en un rato viene Fabián y así habla con
él.
Jesucristo no respondió.
–¿Usted me escuchó Cristo?
–No, ¿que dijo?
–Fabián viene más tarde para que hablen.
–Hoy no quiero hablar con él mamá, estoy esperando
a Pablo que me viene a buscar.
–Igual Fabián viene a tomarse un café.
Jesucristo puso pausa. –¿Y se viene a quedar aquí
con usted? ¿Van a dormir juntos?
–No Cristo, viene a tomarse un café y se va.
Jesucristo siguió jugando. A las siete de la noche
detuvo el juego y le escribió a Pablo.
–<Hola novio, ¿todavía le falta?>
Se fue a la cocina a prepararse una merengada de
chocolate, se la bebió, buscó el celular y tenía un mensaje.
–<Bebé aún me falta>
Entró a su cuarto y recogió la ropa que tenía
tirada en el piso, levantó la persiana y abrió la ventana. Sonó el timbre.
–Vaya a abrir Cristo.
–Seguro que
es Fabián.
Efectivamente era su amigo.
–Hola chamo, ¿qué más?
–Hola Fabián, ¿bien y usted?
Fabián fue a abrazarlo y Jesucristo marcó distancia
extendiéndole la mano.
–Vine a hablar contigo.
–Hoy no puedo, estoy jugando y espero que Pablo me
busque en un rato.
–Pero podemos hablar un momento.
El muchacho encendió el televisor y reanudó la
jugada en pausa.
–Mi mamá está en su habiatción, espérela aquí.
Siguió jugando y su madre y Fabián tomaron el café
en la cocina, dos horas después se iba a su casa y Jesucristo volvía a escribirle
a Pablo.
–<Novio, ya son las nueve, ¿usted como que ya no
viene por mi?
–<Estoy reunido nené pero ya vamos a salir,
dicúlpame, en media hora salgo, ve a cenar si no lo has hecho>.
–<Yo lo espero y cenamos juntos>
Fue hasta la habitación de su madre.
–Pablo en media hora me busca.
–Pero mi amor ya es muy tarde para que estes
saliendo a estas horas.
–Él me dijo que me buscaba y yo lo voy a esperar,
me voy a tomar un café con leche.
Jesucristo se tomó el café, regresó a su cuarto y
se puso a acomodar las gavetas del clóset.
Ya eran las 10:30 de la noche y estaba muy ansioso.
–No va a
venir, no va a venir, me dijo que vendría, ya es tarde.
Se acostó en su cama, se volvió a levantar y se
duchó. Se vistió y volvió a la cama, eran las 11 de la noche. Le escribió. Pero
no recibió respuesta. Se acostó
Media hora después suena su celular. Era Pablo.
–Mmmmm ¿aló?
–<<Nené disculpa la hora, todo se retrasó,
¿estabas dormido?>>
–<<Sí, pero lo estaba esperando>>.
–<<Baja, estoy en tu edificio>>.
Jesucristo se limpió la saliva de su mejilla, se peinó
y bajó. No le dijo nada a su madre.
Llegó al carro y se montó.
–Buenas noches nené, ¿cómo estás? Debes estar
cansadito de esperar. Discúlpame, es que estoy nuevo en la empresa, soy
Director y ahora estas cosas son así impredecibles.
–No se preocupe, lo importante es que vino.
Pablo se le acercó y le dio un beso en la boca. De
nuevo esa brisa que le encantaba con olor a frutas que impregnó todo el carro.
–Yo viviría dentro de esa barba por toda la
eternidad.
–Vamos a casa, ponte el cinturón. –Pablo se sonrió.
Pablo le comentó a grandes rasgos de la reunión, el
muchacho le comentó de la fecha de incio de las clases y que estaba jugando
toda la tarde.
–En casa tengo lo más nuevo en videojuegos, si quieres puedes instalarte a jugar cuando
quieras.
Llegaron a casa y Pablo se quitó el saco y la
camisa, dejando al descubierto sus bien marcados pectorales cubierto de rubios
vellos.
–Voy a hacer un par de sandwiches para cada uno, enciende
la tele y pon lo que quieras.
Jesucristo encendió el televisosr y estuvo cinco
minutos recorriendo los canales sin quedarse en ninguno.
Se fue a la cocina, se le fue por detrás a Pablo y
lo abrazó, bajó las manos hasta el cinturón y se lo desabrochó para luego desabotonar
el panatlon y bajar el cierre.
-Mi nené quiere pelea.
Soltó el pantalón y Pablo cargaba unos
suspensorios.
–Ay Dios mio pero usted tiene unas nalgas hermosas
y duras.
–Todas tuyas. Ven siéntate. –Se volteó y su pene
estaba medio erecto.
–Usted tiene un pene hermoso y grande ¿oyo?
–Grande lo tiene tu amigo malandro ese que estaba haciéndose
la paja en mi sofá de cuero.
–¿A usted le gustó Yonaikel o su pene?
–Tiene buen guevo, pero esa vaina no me la meto ni
de vaina.
–Yo solo me voy a meter su pene, no quiero el de
más nadie.
–¿Cómo te sientes sobre lo de la otra vez? De tu
profesor.
–Me dijo que no pasó nada, ni me tocó, lo dijo por
decirlo.
–Vaya… ¿Tú estás seguro que no quieres estar con
más nadie, solo conmigo?
–Yo no quiero a otro hombre, usted es mi novio para
toda la vida.
–No lo digas así eso suena a mucho tiempo jajaja,
pueden pasar muchas cosas.
–Si, yo sé, usted no me ha entendido, aunque usted
no este conmigo dentro de mucho tiempo, ya yo me quedaré con usted por siempre,
eso que no se le olvide novio. Gracias por los sanduches.
Ahora quiero irme a la cama y que me haga el amor,
ahora sí, quiero que esté dentro de mí.
–Claro que sí nené. –Lo abrazó y le dio otro beso
en la boca y ese beso lo transportó a ese lugar donde huele a frutas frescas y
la brisa es agradable.
Se fueron cogidos de la mano. Pablo tumbó al
muchacho en la cama y comenzó desvestirlo. Cuando ya estaba solo con el
interior se le acercó para besarlo para luego recorrer su virginal cuerpo con
su barba, deteniéndose en las tetillas para luego mordisquear los costados del
pecho. El muchacho sentía como la barba rozaba su blanca piel que iba erizándose
al paso de las casi rubias hebras.
Antes de llegar al ombligo y meter su lengua, Jesucristo
lanzó un gemido ahogado y luego un estremecimiento. Pablo se levantó y vio el
inteior del muchacho bañado en semen.
–Wao nené, te viniste, uf que rico eso, sin
tocarte, sin penetrarte, que bello.
Le quitó el interior y su pene, aún erecto seguía
expulsando líquido.–Voy a buscar unas toallitas para limpiarte y luego seguir.
Buscó en el baño en todos los estantes y no
conseguía el paquete, hasta que lo vio abajo al fondo. Se agachó y lo sacó.
–Listo nené… –Se sonrió al ver a Jesucristo dormido
profundamente. Lo limpió, lo acomodó en
la cama y le puso la sábana encima.
–Duerme nené. –Un beso en la mejilla y luego en los
labios. Buscó su laptop y se fue a la sala a responder unos correos.
Se sentó con las piernas cruzadas y la laptop sobre
ellas. Abrió el correo y se quedó viendo la pantalla negra del televisor.
–Que bello es este carajito. Tan inocente y pilas a
la vez. ¿cómo no enamorarse de él?
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