Transfobia.
–<Hola Yovana ¿cómo estás?>
–<Hola, bien, algo aburrida hoy en la
tienda>
–<Bueno, normal en estas fechas. Mira
luego del trabajo paso por la tienda y hablamos>
–<Prefiero que nos veamos fuera del
centro comercial. Me avisas y cuadramos el lugar>
–<No hay problema yo te paso
buscando>
–<Todo esto me parece tan extraño, voy a
hablar contigo sobre Esperanza para apoyarla y tú y yo competimos, por decirlo
de alguna manera, por el amor de ella>
–<Se trata de ella no de nosotros, yo
quiero a esa chama, pero quiero que sea feliz con quien sea>
–<Tienes razón, te llamo en la tarde>
Mientras acomodaba uno de los estantes con
blusas para damas, entraron 4 hombres a la tienda. Su aspecto y actitud
delataban que no eran de la zona y Yovana nunca los había visto.
–Buenos días, que tal. ¿Tiene ropa de
hombre?
–Buenos días, la parte derecha de la tienda
es ropa de hombre y esta caja que son piezas de descuento.
Mientras uno de ellos hablaba con la chica
los otros se guardaban ropa sin que ella los viera.
–Por ahí dicen que tu eres un hombre, ¿eso
es verdad? Pareces una jeva.
–Soy mujer señor. ¿Estaban buscando algo en
especial? Algo para una dama o para ustedes.
–Vinimos a saber de ti. –Le tocó la
barbilla. –Queríamos saber que tienes abajo.
–Le voy a agradecer que se retiren de la
tienda o llamo a seguridad.
–Tranquila chama o ¿chamo? Pon cerrado en
la puerta, que voy a comprobar que eres.
La empujó al depósito y le puso la mano en
la entrepierna.
–Ah pero si eres un hombrecito, entonces te
voy a coger por el culo.
–Salgan de aquí o llamo a los vigilantes.
–Tranquilo, hago lo que tengo que hacer y
nos vamos.
Yovana le dio una patada en los testículos
y salió para tocar el botón de pánico debajo del mueble de la computadora.
Los vigilantes solo pudieron atrapar a uno
de ellos, los otros se escaparon.
Yovana se sentó un momento, cerró la tienda
para calmarse y tomarse un té.
Llamó a su celular Esperanza.
–<Hola, ¿puedo pasar por la tienda como
a la 1 de la tarde?>
–<Claro corazón, eres bienvenida a
cualquier hora y hoy más que necesito hablar con alguien>.
–<¿Pasó algo?
–<Te cuento aquí>
Yovana le contó lo que había sucedido y
Esperanza se puso nerviosa hasta le ofreció escoltas para que la protegieran.
–¡No chica! ¿Estás loca? Tampoco así, eso
es un caso aislado, unos locos, que por cierto no se como saben que soy
transgénero, eso si me puso a dudar.
–Sabes que hay gente que a simple vista lo
notan, no te ofendas pero cuando te fijas bien tienes rasgos masculinos.
–Debe ser eso, tampoco estoy muy maquillada
hoy jejeje, pero me asusté horrible.
–En cuanto a lo de la otra vez, quiero
pedirte disculpas, no debí irme así, pero es que…me chocó verte…el pene, no
procesé esa información bien.
–Te entiendo, me ha pasado otras veces. Me
gustas mucho Esperanza.
–Y tu a mi, créeme, la paso genial contigo,
pero necesito tiempo.
–Lo que pasa es que mientras te doy
tiempo…Clemente gana terreno.
–Estoy en las mismas con él, me he alejado
. -Le mintió y Yovana sabía que no era cierto. La vio a los ojos escrutándola.
–Bueno… estuve con él de nuevo.
–¿Cómo te sentiste con él?
–Esto es muy incómodo.
–Tranquila, dime.
–Cada vez que estoy con él es una
maravilla, lo veo y se me afloja todo, literalmente.
Yovana agachó la cabeza y sus ojos se
llenaron de lágrimas, se limpió y levantó la cabeza.
–Disculpa lo franca que soy, ojo eso es
solo en el sexo, en la otra parte también lo paso bien con él, pero es distinto
contigo, ambos tienen cosas muy buenas pero distintas.
–Lo tienes complicado ¿no?
–Estoy vuelta un culo, no hay otra palabra
que me defina en estos momentos, pero me siento más aliviada al hablarlo
contigo.
–A mi me dejas triste si te soy sincera,
pero relajada, tampoco es de echarme a morir.
–Ay Yovana…bueno, me voy tengo una clase
ahora en la tarde, que fastidio. Un beso, estamos en contacto, te llamo a ver
si hacemos algo el fin de semana.
–Seguro bella, cuídate por ahí.
–Igual tú, mosca con esa gentecita.
En la tarde cuadró con Clemente y la
pasaría buscando un poco antes de las siete de la noche por el centro
comercial, Llamó a uno de sus primos para contarle lo sucedido. Más que
tranquilizarla la angustió más diciéndole que hay una avalancha de transfobia
por la ciudad con todo la movida sobre matrimonio igualitario, derechos LGBTI,
etc.
Clemante la volvió a llamar para decirle
que iba saliendo. Ella cuadró la caja, recogió y se fue a la avenida a
esperarlo.
–¿Tu creías que te ibas a librar de mi
maricón? Vas a cobrar por lo de mi amigo detenido. –Arrastró a Yovana a un
rincón poniéndole una navaja en el cuello. –Te voy a coger para que sepas lo
que es un hombre de verdad.
Çomenzaron a forcejear y el hombre le hizo
una cortada superficial cerca del cuello. Había gente que veía la pelea pero no
se metía.
Clemente llegó a la esquina y vio el
forcejeo pero aún no sabía que se trataba de Yovana. Salió del carro y corrió a
la esquina.
–SUELTALA DESGRACIADO. –Un golpe en la cara
y luego otro tumbaron al tipo en el suelo, la navaja quedó en el suelo,
Clemente la pateó al igual que al hombre que salió corriendo.
Yovana estaba tirada en el piso asustada.
Cuando Clemente la levanta le habla.
–¿Estas bien, te hizo algo? ¡Yovana, Yovana
, por Dios!
–Ay Clemente, gracias, si, estoy bien,
tengo una cortada pero no me la veo.
–No es nada, ¿te golpeaste?
–Si, la cabeza.
La cargó y ya la gente los rodeaba para ver
que había pasado.
–PERMISO, PERMISO COÑO. –La puso en el
asiento de atrás, llegaron a un ambulatorio cercano, la revisaron y todo estaba
bien, la herida no era profunda y el golpe en la cabeza le produjo un ligero
chichón.
Se quedaron solos en la salita de revisión.
–¿Estás bien? –Clemente le echó el cabello
por detrás de la oreja.
–Si, aunque todavía nerviosa. Ese tipo
estuvo en la mañana en la tienda intentando algo, con tres amigos más.
–Hay que denunciarlos, ahí hay cámaras,
deben haber quedado grabados.
–El médico cuando me vio desnuda y me vio
el pene, hubieras visto su cara. Fue respetuoso, la verdad, aunque había visto
mi cédula creo que no cayó en cuenta hasta que me desnudé. Gracias por
rescatarme Clemente. –Lo abrazó.
–Descuída, estabas en peligro. Todavía hay
gente que respeta y aprende a vivir con la diversidad.
Se separaron y se vieron a los ojos.
–Así mismo conocí a Esperanza, la estaban
asaltando.
Se volvieron a ver a los ojos y ambos se
acercaron a besarse apasionadamente.
Entró el médico y tosió. –Permiso, que
bueno que estás con tu novio.
–No, no somos novios.
–Amigos, amigos. –Dijo Clemente.
–Bueno amigos, ya se pueden ir todo esta
bien, solo fue un susto, denuncia el hecho en la policía ahora mismo Juan
Carlos.
–Yovana doctor, dígame Yovana.
–Yovana, disculpa. Para efectos de la
policía eres Juan Carlos, más vale que la acompañes a la policía, no todo el
mundo sabe lidiar con esto, ya saben a que me refiero.
–Gracias doctor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario