No se
aprende de situaciones ajenas.
Emilio montó a Gilberto en el carro y se
fueron directamente a la clínica mas cercana.
En el carro, ya sobrio luego del susto, iba
a toda velocidad sorteando semáforos.
–¡Aguanta Gilberto, aguanta, no te mueras,
aguanta, ya vamos a llegar!
Llegaron a la clínica por la Emergencia y
vinieron dos muchachos con una camilla. Emilio cogió la licorera que tenía en
el carro y entró con ellos.
Entregó sus documentos haciendo pasar a
Gilberto por él para que lo atendieran por el seguro.
–El paciente llegó con un cuadro distinto a
lo que usted dijo. Está alcoholizado y drogado.
–Por favor atiéndalo, atiéndalo.
–Lo vamos a atender pero el seguro no va a
cubrir una intoxicación por drogas y alcohol.
Emilio le apretó el brazo con fuerza.
–Usted sabrá que poner en el informe, pero
que lo cubra el seguro por favor doctor, por favor.
–Usted también huele a alcohol. ¿qué
estaban haciendo?
En eso llamaron al médico y tuvo que irse.
Emilio tuvo que salir de emergencia por
razones de seguridad y se fue hacia el lobby de la clínica hacia un pasillo que
da a la emergencia. Sin que nadie lo viera sacó su licorera y bebió. Y así tres
sorbo grandes.
Se puso a caminar por la clínica mientras
esperaba alguna información sobre Gilberto.
Entró al baño para orinar y aprovechó para
beberse todo lo que le quedaba en la licorera. Respiró hondo antes de salir del
diminuto baño.
Sale y sigue caminando.
–¿Profe? –Emilio lo ve y de primera vista
no reconoce a la persona.
–Hola profe soy Agustín estoy en su clase
de Francés de las tardes, hoy nos vimos.
–Ah hola, ¿cómo estás?
–Bien profe, ¿usted está bien?
–Si, bueno, normal, mi pareja está
hospitalizada aquí.
–Ah ok, no sabía que tenía novia ¿o esposa?
–No, tengo novio. -Emilio lo dijo con tanta
naturalidad que no creyó que hablaba él, pero supo que el alcohol lo tenía en
ese momento dominado.
–Aaah ok, bueno, yo estoy esperando unos
exámenes de laboratorio que me dijeron que en una hora estaban listos, si quiere
y puede ¿me acompaña a comer algo al restaurante?.
–Si claro, vamos, tengo ganas de tomar.
Ambos pidieron un sanduche, Agustín pidió
un jugo y Emilio una cerveza light que era lo único que tenían.
–Me encantan su clases profe, son
excelentes y ya la he recomendado a varios amigos que están interesados.
–Que bien, mientras más gente mejor, más
dinero para mi jejeje.
Agustín lo notaba extraño, hasta que le llegó
el olor a alcohol del aliento de Emilio pero no le dijo nada. Emilio pidió otra
cerveza.
–Ya que usted me dijo lo de su novio…le voy
a confesar algo. Soy gay, pero como no sabía nada sobre usted, no le pude decir
nunca que me gustaba.
Emilio había pedido otra cerveza más, lo
vio a los ojos y se bebió toda la lata.
–Yo tengo una ganas inmensas de tirar. Si
quieres te cojo, tú estás bien chévere.
–Jajaja, pero tirar ¿ya? ¿Aquí?
–Si, cual es el peo, hay un baño chiquitico
en el pasillo, perfecto para tirar parados.
–Me da miedo.
–Que te de miedo otras cosas, pero no
tirar. –Pidió al cuenta y pagó.
–Yo me voy a parar y tú me sigues y entras
a ese baño.
Mientras Emilio iba por el pasillo sin
saberlo iba zigzagueando e intentando no tambalear, un vigilante lo veía sin
perderlo de vista, en eso pasa Agustín unos metros más atrás.
Emilio entra al baño. El vigilante sigue
viéndolo, pero se pone alerta cuando ve que Agustín también entra al baño que
es para una sola persona.
El vigilante no actúa sino que llama por
radio a sus compañeros advirtiendo de la novedad.
=No
hagas nada hasta que pasen los minutos correspondientes=
–No hagas ruido, bájate el pantalón. Te lo
voy a meter.
–Yo no le dije, pero soy…
–No importa te voy a coger.
–Soy versatil, pero... aaaaaauuuu
Emilio lo penetró con apenas saliva que
puso en su mano.
–Shhh, que no hagas ruido, nos van a oir
Lo pegó contra la pared y lo agarró con
fuerza del cabello.
–Me duele, házlo despacio.
–Coñoooo que te calles, no hables.
Le abrió las nalgas y comenzó a empujar con
fuerza. Agustín aguantaba el dolor.
El calor comenzaba a hacer estrago en sus
cuerpos, sus ropas estaban empapadas. Emilio volteó a Agustín hacia la poceta y
le dijo que bajara el cuerpo. Ahí comenzó a empujar más duro, el muchacho gemía
ahora más fuerte.
=Ya pasaron 10 minutos, voy a entrar=
Emilio estaba concentrado tomando a Agustín
por las caderas, el sudor corría por su cara, las gotas le entraban a los ojos.
Varios golpes fuertes a la puerta se escucharon.
–Salgan de ahí.
Agustín se levantó de golpe volteándose, al
enderezarse, Emilio perdió el equilibrio resbalándose, pegando la cabeza contra
el tubo de la palanca de descarga de la poceta.
Agustein sin darse cuenta abre la puerta ya
con el pantalón arriba pero sudado.
¿Que hacían ahí adentro? Salgan de aquí. HAY UNA PERSONA DESMAYADA.
Agustín intentó escaparse pero los otros
vigilantes lo detuvieron
–Epa pajarito no te vas a ir así tan fácil.
–UNA CAMILLA, ESTE HOMBRE ESTÁ INCONSCIENTE
–Gritó uno de los vigilantes.
Llama a la policía y mete a este en la
oficina hasta que lleguen.
A Emilio se lo llevaron a Emergencia, luego
de despertar les dio su nombre y cuando le dieron ingreso al sistema, la mujer
se comunica con Emergencia.
–<Esta persona ya está ingresada, ¿se
había escapado de Emergencia o qué?>
–<Ya va, espera que aquí hay algo
raro>
–Muchacho, ¿como te llamas?
–Gilberto, ¿dónde estoy? ¿Quién me trajo?
–No lo sabemos, pero no hables, quédate tranquilo.
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