martes, 23 de mayo de 2017

DE REPENTE TU 5. Capítulo 8


No se aprende de situaciones ajenas.



Emilio montó a Gilberto en el carro y se fueron directamente a la clínica mas cercana.

En el carro, ya sobrio luego del susto, iba a toda velocidad sorteando semáforos.

–¡Aguanta Gilberto, aguanta, no te mueras, aguanta, ya vamos a llegar!



Llegaron a la clínica por la Emergencia y vinieron dos muchachos con una camilla. Emilio cogió la licorera que tenía en el carro y entró con ellos.

Entregó sus documentos haciendo pasar a Gilberto por él para que lo atendieran por el seguro.



–El paciente llegó con un cuadro distinto a lo que usted dijo. Está alcoholizado y drogado.

–Por favor atiéndalo, atiéndalo.

–Lo vamos a atender pero el seguro no va a cubrir una intoxicación por drogas y alcohol.

Emilio le apretó el brazo con fuerza.

–Usted sabrá que poner en el informe, pero que lo cubra el seguro por favor doctor, por favor.

–Usted también huele a alcohol. ¿qué estaban haciendo?

En eso llamaron al médico y tuvo que irse.



Emilio tuvo que salir de emergencia por razones de seguridad y se fue hacia el lobby de la clínica hacia un pasillo que da a la emergencia. Sin que nadie lo viera sacó su licorera y bebió. Y así tres sorbo grandes.

Se puso a caminar por la clínica mientras esperaba alguna información sobre Gilberto.



Entró al baño para orinar y aprovechó para beberse todo lo que le quedaba en la licorera. Respiró hondo antes de salir del diminuto baño.

Sale y sigue caminando.

–¿Profe? –Emilio lo ve y de primera vista no reconoce a la persona.

–Hola profe soy Agustín estoy en su clase de Francés de las tardes, hoy nos vimos.

–Ah hola, ¿cómo estás?

–Bien profe, ¿usted está bien?

–Si, bueno, normal, mi pareja está hospitalizada aquí.

–Ah ok, no sabía que tenía novia ¿o esposa?

–No, tengo novio. -Emilio lo dijo con tanta naturalidad que no creyó que hablaba él, pero supo que el alcohol lo tenía en ese momento dominado.

–Aaah ok, bueno, yo estoy esperando unos exámenes de laboratorio que me dijeron que en una hora estaban listos, si quiere y puede ¿me acompaña a comer algo al restaurante?.

–Si claro, vamos, tengo ganas de tomar.



Ambos pidieron un sanduche, Agustín pidió un jugo y Emilio una cerveza light que era lo único que tenían.

–Me encantan su clases profe, son excelentes y ya la he recomendado a varios amigos que están interesados.

–Que bien, mientras más gente mejor, más dinero para mi jejeje.

Agustín lo notaba extraño, hasta que le llegó el olor a alcohol del aliento de Emilio pero no le dijo nada. Emilio pidió otra cerveza.

–Ya que usted me dijo lo de su novio…le voy a confesar algo. Soy gay, pero como no sabía nada sobre usted, no le pude decir nunca que me gustaba.

Emilio había pedido otra cerveza más, lo vio a los ojos y se bebió toda la lata.

–Yo tengo una ganas inmensas de tirar. Si quieres te cojo, tú estás bien chévere.

–Jajaja, pero tirar ¿ya? ¿Aquí?

–Si, cual es el peo, hay un baño chiquitico en el pasillo, perfecto para tirar parados.

–Me da miedo.

–Que te de miedo otras cosas, pero no tirar. –Pidió al cuenta y pagó.

–Yo me voy a parar y tú me sigues y entras a ese baño.



Mientras Emilio iba por el pasillo sin saberlo iba zigzagueando e intentando no tambalear, un vigilante lo veía sin perderlo de vista, en eso pasa Agustín unos metros más atrás.



Emilio entra al baño. El vigilante sigue viéndolo, pero se pone alerta cuando ve que Agustín también entra al baño que es para una sola persona.

El vigilante no actúa sino que llama por radio a sus compañeros advirtiendo de la novedad.

=No hagas nada hasta que pasen los minutos correspondientes=



–No hagas ruido, bájate el pantalón. Te lo voy a meter.

–Yo no le dije, pero soy…

–No importa te voy a coger.

–Soy versatil, pero... aaaaaauuuu

Emilio lo penetró con apenas saliva que puso en su mano.

–Shhh, que no hagas ruido, nos van a oir

Lo pegó contra la pared y lo agarró con fuerza del cabello.

–Me duele, házlo despacio.

–Coñoooo que te calles, no hables.

Le abrió las nalgas y comenzó a empujar con fuerza. Agustín aguantaba el dolor.

El calor comenzaba a hacer estrago en sus cuerpos, sus ropas estaban empapadas. Emilio volteó a Agustín hacia la poceta y le dijo que bajara el cuerpo. Ahí comenzó a empujar más duro, el muchacho gemía ahora más fuerte.



=Ya pasaron 10 minutos, voy a entrar=



Emilio estaba concentrado tomando a Agustín por las caderas, el sudor corría por su cara, las gotas le entraban a los ojos.

Varios golpes fuertes a la puerta se escucharon. –Salgan de ahí.

Agustín se levantó de golpe volteándose, al enderezarse, Emilio perdió el equilibrio resbalándose, pegando la cabeza contra el tubo de la palanca de descarga de la poceta.

Agustein sin darse cuenta abre la puerta ya con el pantalón arriba pero sudado.



¿Que hacían ahí adentro? Salgan  de aquí. HAY UNA PERSONA DESMAYADA.

Agustín intentó escaparse pero los otros vigilantes lo detuvieron

–Epa pajarito no te vas a ir así tan fácil.

–UNA CAMILLA, ESTE HOMBRE ESTÁ INCONSCIENTE –Gritó uno de los vigilantes.

Llama a la policía y mete a este en la oficina hasta que lleguen.



A Emilio se lo llevaron a Emergencia, luego de despertar les dio su nombre y cuando le dieron ingreso al sistema, la mujer se comunica con Emergencia.

–<Esta persona ya está ingresada, ¿se había escapado de Emergencia o qué?>

–<Ya va, espera que aquí hay algo raro>

–Muchacho, ¿como te llamas?

–Gilberto, ¿dónde estoy? ¿Quién me trajo?
–No lo sabemos, pero no hables, quédate tranquilo.

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