Amor,
amor.
En la oscuridad de la habitación, Pablo se
da la vuelta en la cama para colocarse detrás de Jesucristo que aún dormía.
Mojó dos dedos con saliva y los metió entre las nalgas del muchacho hasta tocar
su ano y comenzar a dilartalo. Volvía a ponerle más saliva para luego acercar
su pene y penetrarlo lentamente. Su pene en total erección y aguantando las
ganas de orinar fue introciéndolo. Jesucristo se movía, emitiendo gemidos suaves
hasta que sintió como había entrado el pene y abrió sus nalgas.
Pablo se movía de lado metiendo y sacando
completamente su pene mientras, ya despierto, Jesucristo levantaba la pierna y
abría una de las nalgas. Un par de moviemientos
más y Pablo se corrió dentro del muchacho que comenzó masturbarse hasta
acabar en las sábanas.
–Buenos días nené, que rico despertar así,
dentro de ti.
–Buenos días novio, eso estuvo muy rico.
–Si, hoy te toca hacer el desayuno. Voy a
orinar y a ducharme para desayunar contigo ¿si?
–Esta bien, ya me levanto pero déjeme 5
minutos más.
Pablo entró al baño y encendió la luz. Su
pene seguía erecto, tuvo que bajarlo con su mano para poder apuntar hacia la
poceta y orinar. Mientras lo hacía, un hilo rojo sobre el mesón del lavamanos
bajaba hacia el piso. Siguiendo su recorrido lo tenía pisado con su pie,
terminó de orinar y lo recogió enrrollándolo con sus dedos y guardándolo en la
gaveta donde había una pequeña maraña de hilos. Se sonrió y entró a la ducha.
Se vestiría de traje, hoy tenía una reunión
con los directivos de la agencia y luego se reuniría con sus empleados. Luego
de ponerse el pantalón, entró de nuevo al baño y se peinó con la crema para el
cabello y darle forma. Cogió unos frascos; uno era aceite para la barba y otro
una crema, se los colocó, masajeó su barba y la piel de la cara, tomó un peine
de dientes pequeños y cerrados para peinársela. Se puso la camisa.
Una vez listo fue a la cocina y, como todas
las mañanas el café ya estaba listo gracias a la cafetera programada, se sirvió
un café, tomó 2 panes, queso y mantequilla. Un desayuno rápido para salir.
Una vez en el carro, vio por el retrovisor.
–¿Hasta cuando nené estos encuentros?
Necesito que estés en mi cama y hacerte el amor como Dios manda. –Arrancó el
auto y se fue rumbo a su trabajo.
A las 10 de la mañana llamó a las personas
que tenía a su cargo para tener la reunión, nadie sabía de que se trataba,
estaban a la espectativa.
–Señores acaba de entrar a nuestra carpeta
de clientes, Caruao, ya saben lo que
significa eso, no tengo que decirles, hay trabajo y duro.
Vienen con un nuevo producto que quieren
lanzar dentro de dos meses. Es un nuevo helado de la bebida achocolatada que ya
todos conocemos. Viene campaña de televisión, cine, vallas, impresos, redes
sociales.
Esta gente viene la semana que viene a
reunirse con nosotros y necesitamos tenerles un buen brief.
Otra cosa, esta campaña saldrá luego en
latinoamérica y hay que adaptarla a cada mercado, pues se va a hacer el
lanzamiento de la bebida, luego las galletas y el helado.
–Disculpa Pablo, ¿todo eso lo tenemos que
tener listo para la semana que viene?.
–No, para la semana que viene un brief del
helado para Venezuela. Aqui les voy a dejar lo que se ha hecho en Venezuela
sobre la bebida en los últimos 20 años para que tengan una idea. Esto es muy
importante. Si Caruao le gusta es probable que seamos su agencia para el
próximo año en otros productos.
Vamos a trabajar. YA, hoy, ahora mismo. Yo
tengo reunión de nuevo pero luego me pongo con ustedes para ver como lo
planteamos.
Luego de la tercera reunión Pablo estaba
tomándose un café en la cocina.
–Cuando veas a José Arturo Larrazábla te
vas a enamorar de él. -Verónica había entrado a la cocina a buscar un yogurt.
–¿De qué estás hablando?
–¿Tú no eres gay pues? Bueno José Arturo
también, tiene 49 años, está casado con un tipo y está buenísmo, te gustará.
–¿Siempre tienes que venir a hablar
tonterías?
–Ustedes los gais son promiscuos y les
gusta acostarse todos contra todos.
–Tienes mucho trabajo Verónica, quiero que
toda esa creatividad e imaginación la vomites en el brainstorming no a mi.
Cogió el
yogurt y cerró la puerta de la cocina con el botón
–Yo quiero acostarme contigo pronto. -Le
dio un beso en la boca acariciándole la barba. Pablo no se le movió ni un
músculo.
–Primero me acuesto con el José Arturo ese
y con el esposo que contigo. No me gustan las mujeres y si son así como tú,
menos.
–¿Y cómo soy yo?
–Permiso Verónica, ve a trabajar.
Verónica se quedó en la cocina.
–Maricón, voy a hacer que todos se enteren
que eres marico y una puta.
A las 12 en punto Pablo le dejó
instrucciones a su asistente y se fue de la oficina rumbo a la Universidad
donde estudia Jesucristo.
Estacionó el carro cerca de la facultad de
odontología y preguntando a todo el mundo dio con el salón de los nuevos y
esperó en el pasillo.
Jesucristo salía con uno de sus compañeros,
uno de los pocos hombres que estaban en este semestre. El muchacho veía a
Jesucristo a los ojos y sonreía, se notaba a leguas que le gustaba.
–Buenas tardes futuro odontólogo.
–¡Pablooo, novioooo que bueno que vinooo!
El otro muchacho veía la escena sin
comprender mucho si era en realidad el novio, pero le llamó la atención Pablo,
lo alto, musculoso y aquella barba castaña bien arreglada. Eso lo dejó
embobado.
–¿Ustedes son novios?
–Si
-Dijo Jesucristo.
–No, todavía no, contestó Pablo.
–Novio espéreme aquí mientras entrego esto.
No se vaya Pedro.
–No sabía que tenía novio Jesucristo, no me
lo había dicho.
–¿Desde cuando conoces a Jesucristo?
–Una semana.
Pablo le dió unas palmadas en la mejilla. –No
tiene porque decirte todo, pero ya que sabes que tiene novio, lo que te toca
hacer es respetar su relación y ser un buen amigo.
–Me estás amenazando.
–No chico, eso es muy feo. Aquí en la
Universidad hay muchos hombres y gais a montones, más de lo que imaginas,
tienes donde escoger pero no el mío. ¿ok? Que estés bien, buen provecho. -Se
fue a buscar a Jesucristo a la oficina que entró.
–¿Y este imbécil quien se cree? No joda, ni
se enterará cuando me coja a “suuuu noviooo” pendejo.
–Te vine a buscar para almorzar.
–Ay novio pero tengo otra clase a las 2:30.
–Es la 1:15, comemos por aquí cerca y luego
me voy al trabajo.
–Y ese Pedro le gustas ¿no? -Le decía Pablo
mientras esperaban que les trajeran la comida.
–¿Pedro? Ay no sé, es buen amigo, me ha
ayudado en esta primera semana.
–Si le gustas.
–A mi no, además yo tengo novio no tengo
que estar mirando para los lados.
¿Ah si? ¿Y quién es ese novio?
–Ay usted bobo, usted es mi novio
–Todavía no somos novios.
–Pero lo seremos. Por cierto, yo no puedo
esperar más, yo necesito que usted me coja, yo quiero dejar de ser virgen, ya
se ha retrasado mucho.
–Pero si te dormiste al otra vez.
–Pues me hubiera levantado y hace lo que
tiene que hacer.
–Me dio penita despertarte, te veías tan
lindo dormido que no quise interrumpir tu sueño.
–Yo le voy a decir algo Pablo. Usted está
muy quedado, ya tenemos varias semanas viéndonos y no pasamos de besos y
caricias. No me sirve que solo ocurra el sexo en nuestros encuentros en las
noches, que son muy ricos pero yo quiero vivirlo de verdad. Póngase pilas.
Pablo comenzó a reirse. –Ok, ok, como usted
diga señor voy a aplicarme en eso, es una materia pendiente. Le haré el amor
pronto.
–Quiero sexo.
–No, yo quiero que disfrutes por un buen
rato de nuestros cuerpos, quiero hacértelo suave, con cariño, con pasión,
tierno, que nos dure.
A Jesuscristo se le despertó la entrepierna.
–Esta bien pero que sea rápido novio, quiero estar con usted.
Un vez en el carro, Pablo le dio un beso en
la boca.
–Quiero hacerte mío carajito, me gustas
mucho, no, corrijo te quiero, te quiero en mi vida.
–Yo estoy comenzando a sentir cosas bonitas
por usted. Usted es el hombre para mi.
Otro beso los dejó unidos por unos cuantos
segundos más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario