lunes, 21 de diciembre de 2020

Fiebre 10. Capítulo 6

 Pablo se levantó muy temprano para preparar el desayuno. Román seguía durmiendo.

Dejó todo listo y regresó a la habitación, Román dormía boca abajo, desnudo, sus nalgas redondas, firmes y lampiñas estaban a la vista. Pablo se montó en la cama y se acercó a las nalgas, con sus manos las abrió y metió su cara, comenzó a lamer el culo del chico. Pasaba su lengua moviéndola rápido, chupaba, abría más las nalgas mientras que Román sonreía y se movía sin abrir los ojos. Mordisqueaba los alrededores del culo y seguía lamiendo. Levantó un poco las caderas de Román y tomó el pene y lo jaló hacia atrás para mamarlo. Con dificultad por la posición, lamía el pene y los testículos, mojó de saliva un par de dedos y empezó a jugar con el culo hasta meter uno de los dedos. Román comenzaba a retorcerse y a gemir, Pablo seguía lamiendo el glande del chico y sus dedos dentro del culo. Román con sus manos se abría las nalgas.

Pablo comenzó a introducirle el pulgar mientras seguía mamándole el pene, lo succionaba, cada vez Román gemía más, estiraba las piernas, abría más las nalgas hasta que de pronto...Pablo sintió como el tibio semen del chico llenaba su boca que comenzó a tragar hasta que Román se relajó.
Pablo se acercó a la cara de Román. -Buenos días pequeño. -Le dil un beso en la boca con el aliento impregnado a semen algo que Román le encantó y respondió al beso.
-Levántate que nos espera el desayuno.
Pablo se puso de pie, Román hizo lo mismo y se fue al baño a orinar, Pablo se lavó las manos.
-Que maravilla que te despierten así.
-¿Sí? La próxima te lo voy a meter dormidito, te espero en la cocina.
Cuando entró a la cocina Román se consiguió con una torre de panquecas, frutas picadas,  miel, mermelada, jugo de naranja y café.
-¡Mijo! ¿pero a qué hora te levantaste a hacer esto?
-A la hora justa, disfruta. -Román se le acercó a Pablo y le dio un beso, le metió la lengua, Pablo hizo lo mismo. -Se me está parando.
Román se sonrió. -Y pensar que hace semanas me decías que no eras gay y dejaste que te lo mamara y mira ahora, dormimos juntos.
-Es que tú me haces sacar lo que llevo dentro.
-Ay si ja ja ja.
-¿A qué hora empieza tu primera clase?
-En un par de horas. -Sonó su celular y brincó de la silla para buscarlo en la habitación.
Era Gerardo, se lo dijo a Pablo en voz muy baja.
-Pensé que ya habíamos conversado todo viejo-
-Si nené pero es algo distinto, quiero decirte algo, además siempre es agradable y reconfortante...-tosió. -verte.-
-Dime, cuentame-
-No, tiene que ser en persona-
-Tengo clases en un par de horas-
-Es rápido, no te duches, vente con lo puesto.-
-Ay viejo es que...
-Por favor, dile a Pablo que te traiga en moto-

-Quiere que vaya para allá ahora, que me tiene que decir algo.
-Está celoso y arrecho, no debe ser fácil para él saber que duermo contigo y en su cama y en su casa.
-Él quiso que esto pasara Pablo.
-Si pequeño, pero saber que está sucediendo y él muriéndose...no sé.
-Vio en ti al mejor candidato para cuidarme y quererme. -Volvieron a besarse.
-Antes de irte tengo que cogerte, ven.

Llegaban a la clínica.
-Voy a hacer unas cosas cerca, avísame cuando termines para llevarte a casa.
-Ok, no creo que tarde tanto. -Le dio el casco a Pablo y se puso el tapabocas. Fue a la entrada. Al cruzar a su derecha había una persona parada en una columna que lo veía, aún con el tapabocas se parecía a él, se vieron a los ojos y al pasar Román siguió de largo sintiendo un escalofrío extraño que le hizo elevar la temperatura.

-Hola viejo, aquí estoy, cuéntame, no tengo mucho tiempo.
-¿Te trajo Pablo?
-Si, en la moto, me busca ahora.
-¿Hiciste el amor con él está mañana, anoche?
-¿Para qué quieres saber eso? ¿Que necesidad tienes de torturarte?
-Quiero saber si eres feliz, si hice bien ponerte a Pablo en tu vida.
-Estoy bien con él, me siento bien.
-¿A él si lo amas?
-Viejo...apenas tenemos un par de meses conociéndonos. Lo quiero mucho. ¿Me vas a contar de una vez?
-Abre esa gaveta. -Román lo hizo, había una biblia, unas revistas, toallas húmedas y una jeringa con un líquido.
-¿Que quieres de la gaveta?
-Saca la jeringa y colócala aquí en el suero.
-¿Esto es un analgésico? ¿Por qué no le dices a la enfermera que te lo ponga?
-Quiero que seas tú. Eso es un viaje al más allá, el boleto para dejar este mundo. -Román comenzó a sentir como la temperatura de su cuerpo comenzaba a subir.
-¿Y por qué tengo que ser yo quien... te ponga esto? ¿Quieres que yo...te mate?
-No nené, no digas eso, quiero que me ayudes a irme en paz, quiero que seas feliz y creo que mientras yo esté vivo no lo serás.
-No me eches esa vaina a mi coño...viejo no te voy a matar.
-Es eutanasia, muerte asistida.
-No, no, no...coño dile al doctor que lo haga ¿Por qué yo?
-Quiero estar contigo tú y yo solos mientras me voy.
Román tomó la jeringa y le quitó la tapa, estaba nervioso, tenía en su mano derecha la jeringa y le temblaba, se acercó al envase del suero. Vio a Gerardo que movió la cabeza aprobando lo que iba a hacer el chico.

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