miércoles, 23 de diciembre de 2020

Fiebre 10. Capítulo 8

 La salud de Manuel había empeorado. Días atrás mientras conversaba por teléfono con Tomás dándole unas instrucciones no pudo seguir hablando pues comenzó a ahogarse y a partir de ese momento debió ser entubado para poder estabilizarlo. Todo el mundo perdió contacto con él.


Carlota estaba en su apartamento. Sentada en en el escritorio. Había improvisado en su casa una oficina para atender sus asuntos de trabajo; asesorías de arquitectura, venta y alquiler de inmuebles y locales y ahora sumaba a su currículum, la prostitución de adolescentes.
Tenía una lista de las niñas que tenía a su disposición y otra de los clientes fijos, los que siempre solicitaban el servicio. Estaba organizando a las niñas por edad y físico según los perfiles que le gustaban a los clientes para hacer una banco de datos más específico y tener más rápidamente los gustos de cada cliente. Otra lista de posibles nuevos clientes, personas que ella conocía junto a su exesposo que podría gustarle este tipo de servicios. A la mayoría de esa lista ya se había puesto en contacto. Para su sorpresa algunos solicitaron chicos entre 14 y 17 años. Carlota les dijo que podría conseguirle a los muchachos y le pasaría el catálogo digital. Habló con su hija y está a su vez, sin especificar para quien era, habló con su hermano para que le consiguiera a los niños. Carlota tampoco le dijo a su madre que Federico era el intermediario.

A los días Carlota hija recibió a los niños en su apartamento, los llevaron dos hombres pertenecientes a la banda de Federico. Con la ayuda de un amigo fotógrafo se les hizo una sesión a cada uno de cinco fotos: cuerpo entero vestido, desnudo y dos fotos más que incluía su trasero y genitales. La última era con el pene erecto y en close up.

Carlota sin conocer a los niños recibió las fotografías junto con su ficha que incluía nombre, edad, color de ojos, cabello y examen actualizado de sangre y prueba del covid-19. A cada niño se le entregó una cantidad de dinero por participar en el caso que nunca llegarán a solicitarlos ya tendrían un pago por las molestias.

Carlota recibió un correo de una conocida.
-Querida ¿y esos niños no querrán estar con una mujer? Una criaturita de 17 años-
Carlota se rio y vio en ese correo un potencial más para el negocio: las clientas.

Carlota hija decidió no involucrarse con su madre, cosa que ella agradeció. Tenía su clientela y podía perfectamente trabajar por su cuenta.
Uno de sus clientes nuevo era recomendado de otro. Carlota llegaba al hotel y esperó al hombre en el lobby, por su ropa y peinado Carlota pasaba por una chica de 14 años aunque ya cumpliría los 17. El cliente le gustaban jovencitas. La chica sabía de quién se trataba.
El hombre bajó al lobby y la ubicó, se acercó a ella y al verla se sorprendió, sabía que la había visto pero no sabía de dónde.
-A lo mejor ya hemos repetido antes.
-No creo ¿Me dijiste que tienes 14 añitos?
-Si, recién cumplidos.
-No, estoy confundido. Subamos.

El hombre había quedado sorprendido de todo lo que había hecho la niña de apenas 14 años. El quedó agotado, apenas podía hablar. De lo bien que lo pasó le dió una buena propina adicional al servicio.
Carlota se vestía mientras el hombre seguía desnudo en la cama.
-Eres hermosa, delicadito, tienes la piel suavecita y blanca...y esa cuquita rosadita casi virgen.
-¿Sabes por qué te recuerdo a alguien? Porque eres uno de los socios de mi padre en el bufete. -El hombre quedó paralizado. -Si, soy la hija de Gerardo Hernández, te acabas de coger a la hija de tu amigo.
Carlota salía de la habitación y el hombre quedó con la boca abierta, se levantó de la cama y estaba mareado. Apenas ayer había visitado a Gerardo a la clínica.

-Hola, soy yo de nuevo Román, vine a ver al señor Gerardo. No traje el certificado pero...
-Tranquilo, sube que aviso, te puedes quitar el tapabocas.
-No. No hay problema. -El chico subió por el ascensor con cuatro personas más por lo del distanciamiento. En condiciones normales subirían 15 personas por carga. De repente se va la luz.
-AY DIOS MIO. -Todo quedó a oscuras. 
-Tranquila señora ahora se activa la planta. -Dijo el chico y a los segundos se encendió todo y el ascensor continuó su marcha.

Llegó al piso y los escoltas lo vieron y lo dejaron pasar. Entró a la habitación y con cuidado cerró la puerta con el pestillo, se quitó el tapabocas.

-Hola papá. -Gerardo abrió los ojos y se sorprendió al ver a Federico.
-¿Cómo entraste?
-Ay papá, esto no es el pentágono.
-Vete de aquí o llamo...
Federico hizo un gesto para que hiciera silencio y sacó el arma.
-Ah vas a dispararme, que buen plan, para que se enteren y te atrapen.
-No me creas tan tonto papi.
Gerardo se rió y se acomodó con dificultad en la cama, Federico lo ayudó, incluso le levantó el respaldar con el botón eléctrico. De nuevo se fue la luz.
Federico abrió las persianas.

En la zona restringida para los contagiados de Covid se movieron ante el apagón aunque esperaban que se activara la planta. Una enfermera entró a ver a Manuel que se le dificultaba respirar apenas a escala segundos del corte. Regresó la luz sin necesidad de la planta.

-Ya que Román no quiso hacerlo, te lo propongo a ti.
-Román, Román, el querido Román, sabes que me lo cogí, a la fuerza pero me lo cogí. El chamo del cual estaba enamorado, que lo apartaste de mi y encima le diste mi carro. ¿Que le propusiste a ese estúpido?
-Abre la gaveta, esa. Lo único que tienes que hacer es colocarlo en el suero y verás como poco a poco me iré, aceleras el flujo y listo.
Federico abrió la gaveta y sacó la jeringa. Empujó por la punta hasta botar todo el líquido y tiró la jeringa al suelo.
-Es demasiado romántico morir así papá, yo necesito verte sufrir. -Sacó de su bolsillo un cable de teléfono y lo estiró con sus manos. Se volvió a ir la luz.
-¿Que vas a hacer? -De un brincó Federico se puso detras de su padre y le puso el cable en el cuello apretando con fuerza. La luz no regresaba.

En la sala restringida el movimiento de enfermeras y médicos no se detenía y menos con el apagón que ahora tardaba en llegar y la planta no encendía. Todos corrían de un lado a otro, intentando arrancar los aparatos manualmente. Al cubículo de Manuel no llegaba nadie. Manuel se ahogaba intenta gritar pero entubado no podía hacer nada.

Federico apretaba con fuerza viendo a su padre intentando zafarse mientras su cara se enrrojecía.
-Así es quería verte sufriendo maldito viejo. Muérete y todo tu dinero va a pasar a mis manos. -Apretó con fuerza y vio a su padre perder movimiento hasta verlo inmóvil.

Manuel no aguantaba, se ahogaba, las lágrimas le corrían, intentó como última opción, levantarse y cayó al suelo. La puerta de su cubículo por una extraña razón estaba cerrada. Un par de médicos empujaron hasta romperla pero ya era tarde. Manuel, tumbado en el suelo, estaba muerto. Volvió la luz

Federico acomodó a su padre en la cama, lo tapó,  y guardó el cable.Salió de la habitación sin el tapabocas.
-Hola muchachos, Gerardo se quedó dormido. Yo me voy. - De nuevo se fue la luz y Federico aprovechó y disparó el arma para distraer y corrió hacia las escaleras de emergencia. Un escolta entró a la habitación y el otro intentó seguir a Federico pero la gente que estaba en el pasillo lo interrumpió y con la poca luz dejó escapar al chico que logro irse por la parte de atrás de la clínica que se conocía muy bien.

La clínica se llenó de policías pero Federico ya estaba muy lejos de ahí, a salvó en su territorio dónde nadie lo podría encontrar.

Con la excitación que le daba la cocaína Federico le contó a Willy.
-Marico están muertos, mis dos enemigos están muertos y ahora seremos más ricos, voy a heredar una inmensa fortuna incalculable de ese maldito viejo.
-Tienes que compartir esa fortuna con tu hermana.
-Willy...maté a mi papá, eso es un paseo, lo puedo hacer hoy mismo también, pero no, de momento no.

Federico se reía y brincaba emocionado. Sacó el arma y comenzó a disparar al aire y Willy lo detuvo sosteniendo el arma.
-Ya, ya, deja la emoción. -Por un momento Willy sintió miedo de tener a Federico cerca, pero luego una profunda lástima, que teniendo familia la haya separado y destruído mientras que él nunca tuvo una.




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