jueves, 10 de diciembre de 2020

Fiebre 9. Capítulo 9

 


Victor buscó a Román y lo llevó a la oficina.

-El imbécil de tu hermano me golpeó. 
-Quédate quieto para limpiarte. Manuel es así Román, es un...
-Asesino, dilo, a ti te trata bien pero es un asesino y malandro.
-Es el único que me ha ayudado.
-¿A costa de qué? Este negocio viene de la droga y la corrupción, ¿Eso es ayudarte?
-Te recuerdo que tú estás en la misma posición que yo, hasta peor, no trabajas y el viejo te mantiene y te paga todo, todo Román y no sabes cómo va a terminar eso.
El chico se bajó del escritorio y pasó sus manos por la cara reconociendo lo que Victor le dijo. Victor se acercó y le dio un beso. 
Tomás los veía desde la puerta entreabierta.
Siente una mano que le aprisiona con fuerza la boca y lo jala hacia atrás, llevándolo a uno de los probadores.
-Deja a esos dos tranquilos.
-Te metes mucho en los asuntos de Víctor.
-¿Quieres trabajar para mí?
-¿Acaso no trabajo ya para ti?
-Mmmm muy observador. Esta tienda es una parapeto para tener a Víctor entretenido y que gane plata, pero tú, aquí tienes un sueldo y comisión, no tienes casa, te botaron a juro de Los Roques, el novio del carajito que está con Víctor, no tienes donde caerte muerto y vas a cumplir 30 años. Conmigo vas a ganar dinero, dólares, muchos si haces lo que te digo.

-Victor, no sigas por favor, ya te lo he dicho antes, no quiero nada contigo.
-Eso se lo dijiste a Braulio. -Seguía besando a Román, comenzó a desabrocharle el pantalón al chico mientras hacía lo mismo con el suyo.
Victor metió la mano en el interior del chico, se estremeció y acabó. Cerró los ojos y comenzó a llorar.
-No sirvo para nada, vete de aquí Román, déjame solo.
-Victor no te pongas así...tu...
-No me digas nada chamo, déjalo así, vete.
-HEY HEY HEY no te vayas niño. Ya que todo el mundo se fue y estamos nosotros cuatro. -Vio a Víctor que se le notaba que había llorado. -¿Que le hiciste a Víctor?
-Nada Manu, nada. -Manuel vio el pantalón desabrochado de Víctor.
-Te viniste antes de cogerte a este. Ay, en fin, Victor me llevo a ¿Tomás? Va a trabajar conmigo.
-¿Qué? ¿Tú te volviste loco?
-SHH, SHH, SHH. Loco se volverá mariconeando en este trabajo. Papito prometo buscarte mañana a una loca que trabaje aquí pero a este me lo llevo.
-¡Tomás! No lo hagas. -Manuel sacó su arma y apuntó al chico, Tomás le sostuvo el brazo a Manuel. -Tranquilo, no hay que llegar a tanto, yo me voy contigo.

Román salió de la oficina y se fue de la tienda.

-Victor, felicidades por este local, sácale el mejor provecho, mañana tienes a un empleado aquí. Déjame solo con Tomás, sal.

-Quiero que te vengas hoy a vivir conmigo, no sé dónde vives pero te vienes ya a mi casa.
-Tengo que buscar mis cosas.
-¿Que? ¿Cuatro trapos? Deja esa mierda, vas tener muchísimo más que eso. Te vas a encargar de mis chicas de compañía, unas nenitas.
-¿Prepagos?
-Prepagos pero tiernitas, la más vieja tiene 18 años.
A Tomás le entró el miedo por dentro y se le notó en el rostro.
-Tranquilo, trabajarás con clientela fija, de la casa, tu tienes que estar pendiente de las chicas, del pago y que ellas no las maltraten y estén perfectas cada vez que vayan a trabajar. Tenemos test para el coronavirus.
Vámonos a que conozcas tu nuevo hogar.
¿Se te da bien lo de dar culo?
-¿Qué?
-Tranquilo, vas a darme culito.

Manuel y Tomás se fueron y Víctor quedó solo con la excusa de acomodar unas cosas antes de irse.
Entró a su oficina y se puso a llorar desconsoladamente. Luego de unos segundos se limpió la cara con sus manos. Y abrió una de las gavetas y se le quedó mirando.

-Coño, hay que regresar, se me quedaron las llaves de mi casa en la oficina de Víctor.
-Menos mal que estamos cerca
Llegaron a  la tienda y Manuel comenzó a golpear el vidrio de la puerta, lo hizo tres veces y no hubo respuestas.
-A lo mejor se fue.
-No, todo está encendido, no atiende el celular y su carro está ahí. Mierda. Muévete.
Manuel se echó para atrás y buscó uno de los tubos que bloquean los puestos de estacionamiento, lo alzó y lo lanzó al vidrio.
-¿ Qué coño haces?
-Entrando. VICTOOOOR, VICTOOOOOR -Fue a la oficina y encontró a Víctor tirado en el piso con los brazos ensangrentados.
-Coño de la madre TOMÁÁÁS, TOMÁÁÁÁS. -Cargó a Víctor y lo sacó de la tienda.
-Quédate en la tienda, ya llamó para que te releven. Y te vas a la Clínica.
-¿Que clínica? -Tomás se quedó ahí parado en medio de la tienda sin saber que hacer.

Román estaba haciéndose unas arepas y tenía un par de cervezas en el congelador. Buscaba el queso y la mantequilla. Pensaba lo que le había dicho Victor, luego el triste momento antes de tener sexo con él, Tomás y como lo convencieron de pertenecer a la.mafia de Manuel y por supuesto Pablo era lo que ahora dominaba su mente.

Tocaron el timbre del apartamento.
-Coooño ¿quien será a esta hora? Que no sea del condominio, yo no me encargo de eso.
Abrió la puerta, se sorprendió. Apoyando su mano en el marco Pablo le sonreía con un six pack de cervezas en la otra mano. -¿Me puedo quedar hoy aquí?
Román se sonrió y le dió paso a Pablo. Cerró los ojos dejando atrás la puerta cerrándose sola.

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