jueves, 7 de octubre de 2021

Huevos revueltos. 260

 


–Anda vale, vamos a vernos fuera del consultorio-

–Gabriel, soy tu paciente, es poco ético eso, ¿No?
–Agustín, te estoy invitando a comer, no voy a pedirte que te cases conmigo. 
–Pero me dijiste que te gusto. -Hubo un silencio.
–Hagamos algo, si te decides, me llamas de nuevo o me mandas un mensaje y cuadramos otro día. 
–Ok...te aviso.
–Antes que cuelgues, si, me gustas y mucho. Quisiera tener algo contigo, disculpa que te lo...
–Ya va Gabriel, no sigas, calma, si salgo contigo quiero que lo tomes como una salida de amigos.
–Esta bien Agustín, no quiero presionarte, sé que tengo competencia, tu ex.
–No digas eso.
–Es verdad, hablas de él, se te ilumina la cara cuando lo nombras.
–Sabiendo eso...¿Por qué quieres salir conmigo?
–Porque soy un tonto enamoradizo y además disfruto tu compañía y quiero ser un buen amigo para ti si no llega a pasar nada entre nosotros. Aunque deberias darte una oportunidad para conocer a otras personas y olvidarte de Castro. -Otro silencio. –Disculpa el comentario. Espero tu llamada.
–No hace falta Gabriel. Mañana vamos a almorzar juntos.

–Voy saliendo al restaurante, te espero allá.
–Dale, termino unas cosas en la oficina y voy, no tardo.

Agustín y Gabriel ya estaban en el restaurante, aún no ordenaban pero habían pedido unos jugos. –Voy a ser solidario y tomo jugo contigo.
–Pero pide una cerveza, no hay problema.
–No vale, tranquilo. ¿Entonces te sientes bien con el tratamiento?
–En líneas generales si, aunque tengo un leve mareo siempre y unas horas después del tratamiento me dan náuseas.
–Es normal. -Gabriel le da una palmada en el dorso de la mano de Agustín, le toca el cabello
 –No se te ha caído el pelo aunque lo tienes fino.
–Si, se me ha caido, pero no ha sido dramático. Ay mira quien entra. Es Jaime, es amigo y socio de mi papá en el bufete de abogados. -Agustin levanta la mano para que Jaime lo vea y le hace señas que se acerque.
–Coño Tín, ¿Cómo has estado, cómo vas? -Se abrazaron
–Todo bien, ahí dándole, mira te presento a un amigo y mi oncólogo, Gabriel.
–Mucho gusto, Jaime.
–Encantado.
–¿Quieres comer con nosotros? -Gabriel miró a Agustín intentando que lo viera para desistir de esa propuesta. 
–No Tin, gracias pero es que me voy a reunir con alguien aquí.
–Ah ok, ok.
–Viene Castro.
–Ah...ok, ¿Y eso?
–Querría conversar con él fuera del bufete por lo de su caso, ya viene el juicio.
–¿Cómo va eso?
–Mucho mejor de lo que esperaba, tenemos una prueba contundente que demuestra la inocencia de Castro. Luego te cuento no quiero interrumpirlos.
–Dale.

–Coño...justamente venimos al restaurante donde está Tin, ahora que venga Castro lo va a ver y con las ganas que tengo de tirar con él. Pero este par tiene una actitud no precisamente de panas. Sobre todo el médico, ve a Tin con una cara.

–¿Castro es tu ex?
–¿Quieres que nos vayamos a otro sitio? No quiero que te sientas incómodo.
–No chico, nos quedamos aqui.
–Te dicen Tin.
–Si, mi familia y mis amigos más cercanos.
–¿Yo también te puedo llamar Tin? -Agustín lo vio a los ojos.
–Prefiero que no.
–Ok, disculpa. Debo meter el freno, vamos a pedir.
Luego de pedir, siguieron conversando, reían, revisaban sus celulares. –Déjame ir al baño.
–Te espero aquí, no me muevo. -Gabriel se detuvo y se agachó hasta estar a la altura del oído de Agustín.
–No me lo digas así, porque me emociono y tú no quieres nada conmigo, me estoy meando, ya vengo.

Agustin se puso a revisar el instagram y en eso llega Castro. 
–Coño, menos mal que no tardabas.
–Disculpa Jaime, es que hubo unos peítos de última hora en la obra y yo tenía días sin ir.
–¿Viste a quién tienes al frente? -Castro levanta la mirada y ve a Agustín y Gabriel regresa del baño y se sienta.
–¿Y qué hace con su médico almorzando?

–Ahí llegó Castro.
–Te repito, ¿quieres que nos vayamos? Podemos ir a mi apartamento y nos tomamos el café allá. -Agustín lo vio a los ojos. –Estoy jodiendo, es para que te relajes.
–No hay problema Gabriel, somos adultos.

–Vamos a pedir una botella de whisky. ¿Para qué se reúnen en un restaurante? 
–¿Nos vamos a otro sitio?
–¿Qué? ¿Y dejarlos solos? Ni de vaina.
–Castro, vinimos a hablar del juicio y de nuestro tema.
–Pana, tráeme un botella de whisky 18, hielo y dos vasos. Claro que si, tenemos que hablar de eso, pero necesito un trago.
Conversaron del juicio, de como lo iban a abordar ahora que tenían esa prueba en sus manos.

–¿Que estarán hablando?
–El hombre te dijo, del juicio que tiene Castro.
–Si, pero quiero saber, Jaime ve a Castro de un manera extraña.
–¿Vamos a pasar la tarde hablando de esos dos o de nosotros?
–¿No puedo tomar una cerveza?
–Una si.
–Pídeme una, voy al baño.

–¿Y de lo nuestro? ¿Le echamos bola hoy?
–Se fue al baño. ¿Será que voy? Si y le pregunto que coño tiene con el médico.
–Castro, ¿tú guardaste una copia del video de la cámara? -Castro se bebió lo que tenía en el vaso corto.
–Si, ya vengo, voy al baño.
Gabriel vio pasar a Castro rumbo al baño y se quedó viendo hacia allá

–Señor el baño es de una persona y está ocupado. -Castro giró el pomo y abrió.
–Conozco al que está adentro. -Entró y cerró la puerta.
–¿Qué haces aquí? ¿Te puedes salir?.
–¿Te estás tirando al marico ese?
–No es tu peo, Gabriel es mi oncólogo y vinimos a hablar...Castro se le acercó y le dio un beso en la boca mientras lo abrazaba con un brazo y con el otro le desbrochaba el pantalón.
–¿Qué haces?, me estás lastimamdo.
–Tú eres mio flaco, mio y de más nadie. -Le quitó el pantalón y lo alzó cargándolo.
–Ese tipo no te va a coger hoy.
–Suéltame Castro. -El hombre lo penetró provocando un fuerte grito de Agustín.

Gabriel veía la hora y se puso a revisar el celular, Jaime sentado en la otra mesa sentado con la botella frente a él. Cogió la botella, los vasos y la hielera y se fue a la mesa de Gabriel.
–No van a volver, tranquilo, esos dos se aman con locura, toma, bebe conmigo.
–¿Tú estas saliendo con Castro?
–Soy su abogado y quería tener sexo con él.

Castro cargaba a Agustín, su pene entraba y salía cada vez que el hombre levantaba al muchacho que no paraba gritar. Luego de estar un rato cargándolo, se sienta en la poceta y comienza a moverse. Afuera los mesoneros y el gerente golpeaban la puerta para que abrieran.
–¿Dónde está la llave de los baños?
–En la caja.
–¡Búsquenla!

–Salud, por...por ser los abandonados. -Ambos bebían de la botella mientras hablaban cada uno de su trabajo, de los amores.
–Yo estoy casado pero coño...acabo rápido, a veces no se me para, entonces busqué a Castro para que me hiciera el favor de cogerse a este viejo.
–¿No se te para?
–Si...si...bueno, a veces...pero acabo rapidito.
–Yo...¿quieres que te coja?
–Si...si...luego hablo con mi esposo y te lo coges a él, tambien necesita que un hombre lo penetre.

–Castro levantaba por las cadera a Agustin, su enorme pene entraba y salía del culo.
–Te amo Castro, te amo, te amo.
–Y yo a ti mi flaco. Te amo.

–Cooooño ¿dónde están las llaves? Voy a partir esta mierda.

Luego de media hora, Jaime pidió otra botella, los tragos los bebían en el vaso corto pero sin hielo.
–Con la pea que cargo tampoco se me va a parar a mi. 
–Claro que si, terminamos esta vaina y nos vamos a tu apartamento, ni de vaina al mio.
–Estos no salen del baño.
–Están tirando papá...déjalos, esos guevones se aman.

–Te amo mi flaco AAAH, AAAH NO QUIERO PERDERTE COÑO...AAAAAAAH AAAAAAH COÑOOOOOOO. -Castro acababa dentro de Agustín, mientras que el chico acababa en el pecho de Castro. Afuera no se escuchaba nada. Agustín apoyó su cabeza en el hombro de Castro y este hizo lo mismo. El pene  permanecía dentro de Agustín.

–Yo invito, luego, otro día invitas tú. -Jaime se puso de pie para pagar la cuenta.
–Te sigo en el carro para ir a tu casa.
–Luego vamos a la tuya y me cojo a tu esposo.
–Jajajajajajaja, coño...no pierdes tiempo.
–Quiero descargar estas ganas de tirar y aparte sacar esta arrechera que tengo.

Luego de una hora consiguieron la llave y abrieron la puerta.
–Mieeerda...mirame esto, no entren, no entren, esto no es para estar viendo, ¡coño no tomes fotos carajo!.

El encargado entró y movió a Castro para despertarlo.

–¿Qué, qué?
–Señor, tiene que salir de aquí, están en un restaurante. El pene de Castro se sale del culo de Agustín, el encargado lo ve y se echa para atrás.
–El coño de la madre, que vaina es esa. -Sale del baño.
–¿Qué pasó? ¿Por que tienes esa cara?
–Ese tipo tiene una rolo e pinga...es una vaina...mierda...es...

– A ver...



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