lunes, 18 de octubre de 2021

Huevos revueltos. 267

 


–Bueno Alicia, ya recogí todo. 

–No entiendo para que te quieres ir a casa de un amigo si aquí estás más cómodo, yo no te estoy botando.
–Lo sé, pero no quiero incomodarte más. -Alicia se levanta de la cama y deja caer la bata.
–¿Incomodarme? Hemos tenido sexo a diario y crees que me incomodas? No te puedes ir sin disfrutar este dulce. -Pasó sus dedos por los labios de la vagina y luego se los pasó por los labios de Ignacio.
–No me he tomado la pastilla.
–Tienes una lengua maravillosa amor. -Se tumbó en la cama e Ignacio se acercó al centro de las piernas de la mujer e introdujo su lengua en aquella húmeda y tibia vagina.

Luego de 15 minutos Ignacio se levantaba limpiando su boca con el dorso de la mano. –Ya me tengo que ir Alicia.
–Sabes que no podrás librarte de mi tan facilmente...lo sabes.
–Alicia...me dijiste que el crédito lo pagabas tú, que no me preocupara, pensé...
–Pensaste, pensaste...ay Ignacio, deja la angustia, te dije eso y lo mantengo, el crédito corre por mi cuenta, el segundo, el primero te toca pagarlo. Es otra cosa, algo que nos va a unir para siempre.
A ignacio le recorrió un escalofrío por el cuerpo. –¿Qué será?.
–Más bien quién. -Cogió un sobre y se lo dio a Ignacio.
–¿Qué es esto?
–Lee cariño. -Ignacio sacó la hoja dentro del sobre, la extendió y comenzó a leer.
–¿Estás embarazada?
–Estamos, ese hijo es tuyo.
–¿Mio, cómo sé yo que es mio, cómo sabes tú que es mio?
–Por la fecha y mira esto. Cuando nos vimos yo me había quitado el aparato y dejé de tomar pastillas. Y volvi a tener sexo cono otro hombre hace poco y usó condón.
Ignacio se estaba mareando y se sentó en una silla.
–No te pongas asi, no es el fin del mundo, cuando nazca le das tu apellido y das dinero, yo me encargo de criarlo y que viva conmigo.
–Alicia, yo no tengo claro...no sé si es hijo o hija mía...
–Asúmelo, siéntete papá, imaginate donde vas a llevar a tu hijo si no tienes un hogar donde duerma.
–¿Me estás chatajeando? 
–Este hijo es tuyo y lo sabrás pronto, si lo niegas te quedas sin crédito y sin apartamento.
–Eres una maldita perra, ¿Para que quieres tener un hijo mio? ¿Sacarme plata? Tú tienes mas plata que yo con todas las comisiones que te metes por fuera ¿Para que me quieres a mi?
–Te amo y quiero que seas mio, casarme contigo cuando nazca nuestro bebé.
–Hasta que yo no sepa que ese niño o niña es mio, no quiero saber de ti.
–Sencillo Nacho. Cuando se descubra la paternidad, te doy el crédito.
–¿No has introducido los papeles todavía?
–Estás en mis manos. Tú decides ya, si quieres apartamento ahora o en unos meses.
–Haz lo que te de la gana pedazo de loca. Yo me voy.
–No te molestes en ir a otro banco a pedir crédito.
–Maldita loca.
–Hasta pronto futuro papá, se que regresarás a pedir cacao.

–Bienvenido mi amor, por fin viniste, me tienes esperando días. -Ignacio entró al apartamento de Ramiro y había colocado persianas, pintó todo de blanco y habían menos cosas.
–Dejé el apartamento como te gusta, para que mi hombre se sienta cómodo. Y deja que veas el cuarto.
–¿Y de dónde sacaste el dinero para arreglar todo esto? -Caminaban hacia la habitación mientras Ramiro le contaba.
–Dos bodas árabes que monté y esa gente está forrada en dinero, pagan lo que sea con tal que la boda quede como les gusta, yo estoy agotado pero feliz.
–Mierda.
–¿Qué, no te gusta la cama? La puedo cambiar. -Ahora solo había una cama y era King, encima de las sábanas blancas habían rosas rojas  formando un enorme corazón y alrededor bombones de chocolate.
–¿Qué es esta vaina tan cutre?.  No, no...si...me gusta, estoy impactado. -Mientras Ignacio miraba la habitación y entraba al baño para ver toallas rosadas y más pétalos en el suelo, Ramiro se había quitado la ropa y se montó en la cama arrodillado abriéndose las nalgas. Ignacio sale y ve aquella imagen que lo sorprende.
–¿Te gusta? Me hice el depilado y blanqueamiento anal, para que lo disfrutes mejor.
–Marico, se te ve divino ese culo.
–Reviéntalo pues, quítate todo y poséeme.
–¿Dónde tienes los condones?
–A pelo, móntame a pelo.
–Cuando nos hagamos los exámenes te cojo a rin pelao.
Ignacio se le acercó y le quitó las manos, ahora era él quién le abría las nalgas, su lengua las recorria y las mordía suavemente, la pasaba por el ano y chupaba. A su mente llegaban las palabras de Alicia. " estoy embarazada, tú eres el padre, o lo asumes o te quedas sin crédito". –Coñodelamadre no se me va a parar el guevo pensando en esa perra. -Ignacio le pasaba la lengua por toda la zona y chupaba, le mordía el ano, se masturbaba, poco a poco iba creciendo su pene. Se puso el condón, le escupió el culo y le introducía los dedos.
Este marico se le ve el culo divino así, que perra es. -Ignacio apretó su pene y comenzó a empujar hasta ver su glande entrando, soltó y empujó. Un grito de Ramiro hizo que le apretara el pene.
–Aaay papi, sigue, sigue.-Igancio lo tomó de las caderas y empujaba con fuerza mientras Ramiro gemía.
Mirando hacia la puerta, Ramiro veía borroso y de repente se le aparece difuminada y transparente una imagen, cuando enfoca bien con sus ojos reconoce a su madre, se sorprende, sus gemidos se detienen.
–Hijo mio, no hagas la cosas por complacer a los hombres, hazlo por ti, este niño te va a dejar en cuanto tenga su apartamento, quiérete un poco. -Se acercó flotando hasta llegar a su mejilla y tocarla. –No seas tan puta.
–¡VETE, VETE, MALDITA VIEJA, ESTAS MUERTA!
–!Coño, no grites!
–VETEEEE, VETEEEE, DÉJAME EN PAZ. -Su madre se alejaba lentamente, flotando.
–Yo me voy marico, si quieres, no tengo peo. -Antes de retirar su pene, Ramiro cae de lado en la cama desmayado y sigue al suelo, intentando sostenerlo Ignacio casi se  cae sobre él pero se pone de pie en el piso.
–¿Y a este que le pasó? ¡Ramiro, Ramiro! Despierta, coño ¿Qué tienes? Marico este pana se murió.

–RAMIROOO, RAMIROOOO. No joda pero que he hecho yo en esta vida para que me pasen tantas vainas ¿Hasta cuándo carajo?

 

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