jueves, 28 de octubre de 2021

Huevos revueltos. 275


 Los cuatro dormían en la enorme cama de Gabriel. Aquella noche solo llegaron a los besos. Se quedaron dormidos.


Jaime abrió los ojos, tenía dolor de cabeza. Con un ojo cerrado y el otro abierto, mira la habitación. Tanto él como los demás están desnudos. Gabriel tenía el pene erecto. Ubicó el baño y fue a orinar, no le dio a la manilla para no despertar a nadie. Se fue a la cocina, se puso a revisar los estantes buscando un analgésico. Revolviendo consiguió un blister de acetaminofen y sacó dos pastillas, abrió la nevera y cogio una botella de agua mineral. Se la bebió completa y soltó un suspiro cerrando los ojos, lanzó la puerta de la nevera para cerrarla.
–Epa. -Jaime brincó del susto al ver al muchacho en la cocina.
–Hola carajito, que susto.
–Me llamo Esteban ¿y tú? Mucho gusto.
–Jaime. Mucho gusto. ¿Eres novio de Gabriel?
–No vale, cuadramos por Grindr, ya habíamos chateado por varias semanas pero anoche lo conocí.
–Ah ok, tiraron
–Para nada...creo que ninguno hizo nada, yo me hice la paja y me dormí, ustedes ya estaban roncando.
–Vaya...perdimos el tiempo anoche.
–Estás buenísimo, me gustan los carajos maduros como tú, unos Daddy. 
–Gracias, ¿a qué te dedicas? 
–No estoy trabajando, yo busco quien me resuelva la vida.
–Gabriel no es un maduro.
–Pero tiene plata. ¿Te lo puedo mamar?
–Allá adentro está mi esposo, en realidad ya...olvídalo, a este Daddy no se le para chamin.
–Deja que te lo mamé y verás que sí.

Gabriel se da media vuelta y tropieza su pene con las nalgas de Oto, abre los ojos y lo ve, el joven abogado se mueve, se coloca boca arriba y mira al techo.
–Buenos días, tú no eres Esteban. -Oto se pone de lado mirando a Gabriel.
–Buenos días, no, soy Oto el esposo de Jaime.
–¿Anoche tuvimos sexo? -El glande rozaba la rodilla de Oto.
–No, por lo menos yo no tuve, creo que nos quedamos dormidos.
–Yo estoy mal de la cabeza, anoche me traje a este carajito, ¿Donde coño está? Lo saqué de Grindr.
–Debe estar con Jaime supongo. Si bueno, traerte a una persona desconocida a tu casa es un riesgo.
–Menos mal que estaban ustedes que son conocidos.
–Yo te conocí anoche, a mi esposo te lo tiraste hace unas semanas. -El glande apenas rozaba la rodilla de Oto.
–Que pena, anoche bebí demasiado para saber que estaba bien o mal.
–Tú estás muy bien...-Le miró el pene a Gabriel, este agradeció el piropo. –Ya que te cogiste a mi marido, ¿por qué no me coges ahora a mi?

Esteban estaba arrodillado haciéndole sexo oral a Jaime que tenía el pene totalmente erecto, le acariciaba la cabeza mientras el chico se introducía todo el pene y veía a Jaime.
–¿Me lo quieres meter? -Esteban le pasaba la lengua al glande, Jaime dijo que si. -El chico se levantó, le dio un beso en la boca a Jaime. –Tienes una verga divina. -Se volteó apoyándose del mesón, Jaime dejó caer saliva y comenzó a penetrarlo. El pene iba entrando mientras le abría las nalgas. Esteban cerraba los ojos.
Me estoy cogiendo a este carajito que no conozco sin condón.

Gabriel se acercó a Oto y lo besó, comenzaron a acariciarse, Oto tambien tuvo una erección, tomó el pene de Gabriel y se lo llevó a la boca. –Ya va. -Gabriel se dio la vuelta para buscar un preservativo y lubricante, al voltearse, Oto se puso sobre él y bajó hacia el pene para seguir con el sexo oral.
–En realidad ese dia no iba a tener nada con Jaime, estaba saliendo con un carajo y ese dia era la primera vez que íbamos a tirar.
–Con Agustin, me sé el cuento, es mi amigo.
–Coño...apareció su novio con Jaime y el tipo se fue...
–Cállate y concéntrate en esto, por fa. -Oto le colocó el preservativo y echó un chorro de gel que compartió para ponerse en el culo. Se sentó y lentamente iba entrando el pene lubricado del médico. 
Gabriel ponía los ojos en blanco mientras Oto movía sus caderas y apretaba el pene con su culo. Gabriel levantó su espalda sujetó a Oto y ambis sentados, comenzaron a moverse, tumbó al chico en la cama y ahora era Gabriel quien se movía. Oto gemía.

Jaime estaba entre excitado y emocionado al ver que su pene respondía y mantenía la erercción. Esteban soltaba suaves quejidos mientras se abría las nalgas recibiendo las embestidas de Jaime.

–Coño no aprietes tanto que me vas a hacer acabar. 
–¿No quieres esto? -Apretó, Gabriel soltó un gemido apretando el pecho de Oto mientras se corría dentro de él. Se le vino un dolor de cabeza y se levantó de la cama.
–Voy a ducharme a ver si se me pasa, por fa, monta café, no, dale al botón de encendido y listo.
Oto se puso el primer interior que vio que era el de Gabriel, buscó su celular y se puso a revisarlo. Gabriel salía de la ducha.
–¿Quieres ducharte? Esos son mis interiores jejeje, dile a Jaime si quiere ducharse que puede.
–Supongo que si, ya usó esa ducha. -Gabriel se sentó al lado de Oto que se le hizo un nudo en la garganta.
–Creo que la cagué tirando contigo y encima con...
–No, no es eso Gabriel... El peo es de nosotros de Jaime y mio. Él tiene un problema, no lo acepataba, lo aceptó,fue al médico, lo dejó, lo dejé pasar, el asumió que ya no habia nada que hacer y cada quien hizo lo que le dio la gana.
–Pero aún pueden resolver sus problemas
–Nos divorciamos.
–¿Cuál es el peo? Se casan de nuevo. Vamos a tomarnos un cafe.

Salieron y llegando a la sala ven a Jaime concentrado penetrando al chico. Lo cogía de sus caderas.
–Jaime...¿En serio? - Jaime se echó para atrás retirando el pene, eyaculó y perdió rigidez en el acto.
–¿Con este desconocido se te para y te lo coges y conmigo no? No cumplimos ni un año de casados y te aburriste de mi.
–Oto, Oto, no estás ayudando, tranquilo, vamos a tomar café.
–¿Y ustedes que? Se cogieron allá adentro. -Dijo Esteban
–Tú te vas de mi casa ahora, te traje para tirar conmigo y te coge otro, No es por ti Jaime. Vístete y te vas para el coño.
–Coño papá, pero me puedes coger tu ahora, además estoy seco, ¿cómo me voy?. Pichame unos reales ahi.
–Caminas hasta la primera estacion de metro que veas y listo, vístete y te vas.
–Deja que desayune por lo menos. -Gabriel miró a Jaime y este entendió, no habló más.

Esteban se había ido del apartamento, Jaime se terminaba de vestir en la habitacion y Gabriel y Oto hablaban, de pie, en la sala.
–Acuérdate lo que te dije, arreglen su matrimonio ¿Ok? -le dio un beso en la boca. –Fue rico ese mañanero, lástima el dolor de cabeza.
–Muy rico...me encantaria repetir.
–Enfócate en tu marido y no hacas tonterias.
–Menos mal que no te acostaste con Agustín.
–Aunque lo hubiera hecho, eso no iba a ningún lado, tu amigo está enamorado de esa mole.
–Tiene un megaguebo que no te imaginas.
–¿El mio no te gustó?
–Pendejo...no me he tirado a Castro. El tuyo y tú me gustaron pero quiero que Jaime me coja.
–Ya estoy listo, ¿Nos vamos? -Jaime salía de la habitación.
Gabriel le dio una palmada en la mejilla a Oto. –Haz lo que te dije chamo.

Se montaron en el ascensor, cada uno en una esquina. Oto se acercó a Jaime, le dio al botón de parar y le plantó un beso abrazándolo.
–Te amo Jaime, te amo.
–Y yo a ti precioso, no quiero perderte.
–Vamos a salir de esto pero tenemos que hacerlo los dos, los dos.
–Si...ahora que regrese Héctor, vámonos de viaje tú y yo una luna de miel.
–No estamos casados.
–Nos volvemos a casar. - Se volvieron a besar y reanudaron el movimiento del ascensor. Salieron del edificio. –Vamos a buscar tu carro en el restaurante.

–¡Hola bichos! -Jaime y Oto se voltearon a ver a Esteban que estaba sentado en la acera





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