lunes, 14 de febrero de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 11

 


–Necesito tomarme una semana de descanso, la verdad es que estoy agotado y todavía tengo dolores de la golpiza que me dieron en el atraco.

–Ok, pero hoy y mañana graban 4 programas uno lo hará Esther sola que sería el del lunes o el viernes, yo cuadro con ella. Así que te quedas hoy, bueno ambos se quedan para grabar, ya voy a poner a la productora a cuadrar agenda. -Gonzalo pedía una semana para escaparse a Cancún.

–Listo, aqui están las entradas. -Se acercaba Teodoro a Francisco.
–Coño ¿Pero por qué pides la butacas de abajo? Que mareo
–Mierda Pancho la próxima vez las compras tú y escoges la butacas, a mi me da igual cualquiera, toma, vamos al kiosko a comprar unas chucherías.
Comprando las golosinas para el cine, entraban por la puerta que da acceso al centro comercial. Alberto ve a Teodoro, lo abraza y luego saluda a Francisco que también lo abraza.
–Un amigo, Diego. -Teodoro le extiende la mano y lo saluda sonriéndole, Diego hace lo mismo.
Diego saludó a Francisco y ambos se vieron a los ojos, se sonrieron, le tomó la mano fuerza y así pasaron unos segundos hasta que separaron sus manos, Diego volvió a verlo. La mirada pícara la captó Franciso que volvió a sonreirse. Teodoro y Alberto hablaban de un amigo en común mientras compraban las golosinas. 
–¿Vas a querer catalinas? -Le preguntó Alberto a Diego y este le dijo que si.
–También te gustan las cucas. -Le dijo Francisco a Diego cuando estaban un poco apartados de los otros dos.
–Estas son las únicas, porque están separadas de la mujer. -Ambos rieron y Teodoro preguntó de que se reían mientras Alberto aún pasaba su tarjeta por el punto.
–Un chiste interno. -Dijo Francisco.
Caminaron hacia la entrada a la sala. Diego estaba atento a lo que hablaban Teodoro y Alberto. Francisco miraba a Diego. –Este carajo es bello. Para cogérselo. -Diego desvió la mirada hacia Francisco y este le guiñó el ojo.
–Todavía no abren, voy al baño. -Francisco subía las escaleras que iban a los baños. Diego volteó para verlo, Francisco lo veía mientras caminaba. Desapareció de su vista. Teodoro le preguntó en que trabajaba, aunque ya lo sabía, Alberto se alejó para saludar a un conocido.
–¿Tienen tiempo saliendo?
–Un par de años. -Franciso se acercaba.
–¿Y Alberto? 
–Saludando a un amigo.
–Eres publicista ¿Cierto?
–Si, estoy en una agencia. -Franciso volvió a verlo a los ojos, Diego hizo lo mismo.
–Ya abrieron ¡ALBERTO! -Teodoro bajó la escaleras, Francisco veía a Diego.
–¿No vas a ir al baño? Para que no salgas a mitad de película, ahi adentro hay otro baño.
–No...ahorita no.
–¿Y Teodoro? -Preguntó Alberto.
–Está allá abajo, vamos. Francisco le puso la mano en la espalda a Diego, este se estremeció pero sin ver al hombre.

Gonzalo se registró en el hotel. Le dieron la tarjeta de la habitación pero todavía no era la hora para entregársela, le guardaron el bolso y se cambió para usar la piscina.
 
Guillermo se le acercó a Victoria estando en la cama, quitándose el bóxer, rozaba el pene entre las nalgas. –Amor ahorita no.
–Anda vale, dame cuquita, tenemos tres días y no hemos hecho el amor más, dale.
–No amor, me duele la cabeza, deben ser los tequilas de anoche, ya me tomé una pastilla.
–Ok mi amor, voy a la piscina, me alcanzas luego ¿Si?
–Si amor. -Le dio un beso en la boca, se puso el bermuda y se fue a la piscina.
Llegó al area de las tumbonas, dejó la toalla y se fue a las duchas.

–Vente a mi habitación-
–¿Tú estás loca? Vente a la mia.
–¿Y si me ven, te ven a ti puedes inventar algo, ¿yo que voy a decir? Yo pongo la cadena para que no pueda entrar.
–Dale, voy para allá, ponte lubricante en el culo que te voy a dar.-

Guillermo se lanza en la piscina, nada unos segundos debajo del agua, sale a la superficie y se topa con un hombre. –¡Gonzalo! ¿Qué coño haces aqui? ¿Tú te volviste loco, si te ve Victoria?
–Estoy de vacaciones. Vine a buscarte, a hacer el amor contigo.
–Tu te quemaste. -Cogió del brazo a Gonzalo y lo sacó de la piscina. –Te vas a ir de aqui y te regresas.
–Tengo habitación aqui, no pienso ir asi no hagamos nada. -Lo llevóa empujones a los vestidores.
–Te vas a ir de aqui.
–No, te amo Guillermo. -Lo besó y abrazó, a los segundos Guillermo respondía al beso abrazándolo también. Gonzalo le desamarró el bermuda y lo dejo caer, se agachó y comenzó a mamarle el pene.
–Vamos a tu habitación.
–No me la han dado. -Volvió a meterse el pene en la boca, esta vez completo, le apretó las nalgas a Guillermo. Retiró el pene, hilos de saliva caían al piso. –Hazme tuyo de nuevo, te amo, te amo Guillermo. -Se levantó y le dio un beso mientras se quitaba el short. –¡Hazme tuyo, por favor! -Se acostó en el banco y levantó las piernas. Guillermo dejó caer saliva en el culo y en su pene. Echó hacia la cabeza de Gonzalo sus piernas levantando sus caderas, comenzó a penetrarlo, Gonzalo gemía, le dolía pero aguantaba, al penetrarlo por completo, Guillermo se bajó hasta llegar a la boca de su amigo y lo besó.
–Te amo, no me dejes mi amor, no me dejes. -Guillermo empujó.
–No te voy a dejar, eres mi amigo, nunca te voy a dejar. -Siguió moviéndose metiendo y sacando el pene rapidamente. Gonzalo lloraba, bajó las piernas y sacó el pene de su culo.
–¿Qué pasó?
–Vete a la mierda Guillermo.

Luego de tener sexo en la habitación que comparte con su esposo, Victoria se fue a la habitación de Gustavo. Tocó la puerta esperando que le abrieran.
–Victoria ¿Qué haces aquí?
–¿Qué haces aquí tú? En Cancún y en el mismo hotel que nosotros?
–No es tu problema, pero te lo voy a decir. Vine de vacaciones. Que tu estés de luna de miel aqui, no está prohibido venir para acá.
–Maldito maricón.
–No me ofendes tranquila, ¿Qué haces aquí?
–Imbécil, es mi habitación.
–No querida, yo reservé tu habitación y esta no es, está en la otra torre.
–La cambiamos.-Se abre la puerta.
–Coño ¿Por qué tardas...tan...to? -Gustavo salía al pasillo con la toalla alrededor de la cadera. –Mierda ¿Tú que haces aquí?
–Vaya Victoria, con el amante en tu luna de miel ¿que pensará Guillermo de esto? -Victoria se acerca a Gonzalo y le da una fuerte cachetada.
–Tú no vas a decir nada maricón, no te conviene hablar, sabes que no te conviene hablar. -Se dio media vuelta y entró a la habitación.

–¿Y tú crees que ese idiota se va a quedar callado? 
–No sé, no sé Gustavo, no sé. Ese maricón se acuesta con tu hermano, tu hermano es otro marico. 

Gustavo la ve a los ojos y la besa metiéndole la mano en la vagina. –Vamos a la cama y olvídate de esos dos.
 


 


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