miércoles, 23 de febrero de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 18

 –Señorita quería pedirle dos favores. Primero si me puedo cambiar de asiento ya que veo que hay libres y segundo, tráigame un whisky. -Victoria hablaba con la aeromoza para no quedarse al lado de su esposo en el avión.

–Venga conmigo para reubicarla y ya le traigo su bebida.
–Gracias. -Guillermo estaba durmiendo.

La aeromoza le asigna un nuevo puesto y le entrega el vaso con whisky que se bebe de un tirón. Pide otro.
–Hola.
–Hola.
–Estabas incómoda en tu asiento.
–Digamos, que sí, gracias, ¿Me puedes traer otro?
–Disculpe señorita, este es el tercer trago.
–¿Lo estás pagando tú?.
–No es eso señorita, ha bebido muy de prisa, estamos en una altura y le puede afectar.
–Yo bebo lo que me de la gana, usted...-El muchacho que tenía al lado le puso la mano en el brazo.
–Señorita, traiga dos whiskys, yo me encargo. No discutas con esta gente, es peor. Entonces estabas incómoda en tu asiento.
–No podia estar al lado de mi marido. No lo soporto.
–El matrimonio es dificil y mientras pasen los años se complica.
–Tengo siete días de casada.
–Vaya...no era lo que esperabas.
–No. -Bajó la voz. –No sabía que me había casado con un maricón, bueno, si lo sabía, otro whisky por favor, lo que pasa es que no quería aceptarlo, lo amaba mucho pero algunas amigas me decían que era gay, que averiguara, yo no averigué y lo que hice fue enredarme con su hermano que tira mucho mejor que él.
–Una novela.
–No sabes lo peor, a mi luna de miel llegaron mi amante que es mi cuñado y el amante de mi esposo que es su mejor amigo que no lo soporto.
–¿Te vas a divorciar?
–No, eso es admitir mi error y reconocer que es gay y en mi familia eso es un tema y mis amistades me acribillan.
El joven le puso la mano en la pierna y comenzó a acariciarla. –Estás falta de cariño.
–¿Me estás sobando la pierna?
–Si. -Subió la mano y la metió entre la falda.
–Creo que mejor ponemos la cobija, nos van a ver. -Victoria dijo eso y se apagaron las luces. 
–Mejor. -El muchacho terminó de meter la mano llegando a la vulva, movió sus dedos y Victoria se estremeció, el joven metió un dedo y lo movía. –Tú también puedes tocar, estoy en mono. -Victoria le metió la mano dentro del mono y cogió el pene, era grande y grueso y estaba durísimo, a Victoria se le erizó la piel al sentir el miembro en su mano. –Sacúdelo, tiene ganas de escupir. -Movió los dedos dentro de la vagina y Victoria soltó un suave gemido mientras seguía masturbando al chico. Se miraban a los ojos, el chico sonreía tratando de no venirse aún, Victoria estaba con la cara tensa, estaba lubricando.
–Me tienes a punto. -Susurraba el chico, Victoria le daba más rápido a su mano  hasta que el chico movió su cabeza, cerró los ojos y apretó los dientes para no gritar. Eyaculó. La mano de Victoria quedó impregnada de semen. Él retiró sus dedos y se los metió en la boca limpiándolos. Victoria hizo lo mismo con su mano, limpió cada dedo disfrutando el semen en su boca.
–Tienes una cara de que te gusta. -El chico la besó en la boca. Se separaron y Victoria le dijo que iba al baño que le pidiera otro whisky.
–No le pases seguro a la puerta.

Victoria entró al baño sin pasarle el pestillo. Dos minutos después entraba al baño.
–¿Que vas a hacer?
–Cogerte.
–¿Aquí?
–Si...le levantó la falda y el se bajó el mono. –¿Quieres que te coja en el asiento? -De pie, la penetró tapándole la boca para que no gritara, pasó el pestillo y comenzó a mover sus caderas penetrando hasta el fondo a Victoria que seguía con la boca tapada aguantando el dolor. 10 minutos después, el chico acababa dentro de ella.
–Salgamos. -Quitaron el pestillo. Al abrir la puerta frente al chico apareció Guillermo.
–Pana...sabes como es, la jeva, tú sabes.
–La jeva es mi esposa.
–Verga, yo los dejo.
Victoria miró a Guillermo y le dio una cachetada. -No tienes moral para reclamarme nada.
–¿Moral? Te revuelcas con un desconocido y encima borracha. -Otra cachetada y Guillermo se la devolvió, la aeromoza se interpuso entre ambos.
–Les voy a agradecer que si tienen algún problema lo resuelvan en tierra, aquí, no.
–Lléveme otro whisky necesito olvidar que mi esposo es un pobre maricón. -Se fue a su asiento.

–Coño que mala vibra ver a tu esposo ahí parado.
–Tranquilo, mejor, que vea que no me estoy muriendo por él.
–¿El pana no te ha cogido en estos dias?
–Si, pero yo no he querido. Desde antes de casarnos hemos tenido sexo.
–El panita es bi.
–¿Qué edad tienes tu?
–22 ¿y tú?
–Dios pero eres un nené, tengo 28 años.
–Un nené con un vergón que te puso a temblar en el baño. -Se sonrió y Victoria hizo lo mismo.
–Gracias.
–¿Por la cogida? No te hice un favor belleza, lo hice con todo gusto y volvería a repetir cuando quieras. ¿Te gusta por el culo?
–Si, solo me ha cogido por el culo un hombre, mi cuñado.
–Eres una perrita, me encanta.
–¿Tienes novia?
–Si, un jevita de 18 años recien cumplidos, pero todavía está crudita. Le duele que me la coja, no le gusta mamar guevo, le da asco el semen, el culo ni tocarlo.
–Bueno, es una niña y le vas a meter semejante cosa.
–Por eso quiero una hembra como tú, que le guste de todo, no se ponga payasa.
–Estoy casada.
–Yo no me voy a coger el papel que firmaste, te voy a coger a ti. Anota mi número para cuadrar y darte rico por ese culo.

Ya en el aeropuerto estaban esperando las maletas.
–Ya el taxi está afuera esperando.
–Yo no me voy a subir contigo.
–¿Y cómo vas a subir?
–Eso no es problema tuyo.
_Con el carajito ese que te cogió en el baño.
–Asi es. Quiere que suba con él para hacerme el amor, necesito que me coja un hombre.
–Te entetaste que Gustavo también es gay. -Victoria le lanzó otra cachetada y se ubicó al otro lado de la correa donde estaba el chico que conoció.

Guillermo le mandó un mensaje de texto.
–Avísame si vas a ir a la casa nueva.
–Hoy no creo, mañana nos vemos mi amor.
–Te recuerdo, si es que quieres seguir con esta farsa mañana almorzamos en casa de mis papás.
–Ahi estaremos amor mio.

Victoria se subió en la camioneta que buscó al muchacho, la manejaba el papá y al lado la madre.
–Les presento a  ¿Cómo te llamas? 
–Victoria.
–A Victoria, ella se va a quedar a dormir hoy en casa pues tuvo un problema familiar. 
–Gerardo ¿Y dónde va a dormir? -El padre miraba a Victoria por el retrovisor.
–En mi cuarto papá.
–Y tú en la sala, supongo. -Dijo la madre.
–Obvio mamá, yo duermo en el sofá.

El padre de Gerardo seguía mirando a Victoria por el retrovisor, le guiñaba el ojo, ella sonreía.

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