jueves, 24 de febrero de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 19

 –¿Tú vas a seguir bebiendo? Vamos a almorzar a casa de mis papás.

–Ay es verdad, hay que fingir que somos unos recien casados felices.
–Si y te voy a pedir que lo asumas
–Aaaaaay que lo asuma, que asuma que mi marido es marico.
–Y tú una puta.
–No te voy refutar eso. Me baño para quitarme la rasca y nos vamos.

Ya en el carro, iban rumbo a casa de los papás de Guillermo. Gustavo, su hermano, no iría, se excusó con cualquier tontería.
–Sería el colmo que se apareciera.
–Es tu hermanito, ¿Cómo no va a ir?
–Van a estar unos tios, creo que los conoces.
Llegaron al apartamento, Guillermo vio el edificio, hasta hace unas semanas vivía ahí. Voltea a ver a Victoria y está chateando.
–¿Con quién te escribes?
–Estás celoso mi amor? Con el macho que me cogió cuando subimos del aeropuerto, que se me quedó la pantaleta. Le voy a decir que me la traiga a casa de mis suegros.
–Compórtate.
–¿Le digo a tus papis que te gustan los culos pelúos?
–Vamos a subir para terminar con esto rápido.
Entraron y saludaron a los tios, Victoria saludó a sus suegros. Dante le plantó un beso en la mejilla y su mano la aprisionó en la espalda. 
Todos se sentaron en la mesa menos Victoria y su suegra que estaban en la cocina.
–Mi corazón ¿Todo está bien?
–Si doña Teresa, el vuelo me dejó agotada y no hemos descansado, por lo menos yo. ¿Tiene una cerveza?
–Si, en la nevera hay, cortame esta lechuga. Tienes una carita... ¿De verdad todo está bien? -Victoria la abrazó y no pudo evitar que salieran algunas lágrimas.
–Todo bien suegra, ya le pico la lechuga.
–Si algo no va bien con mi hijo, dímelo antes que sea demasiado tarde.
–No se preocupe que todo va bien. Se tiene que ocupar es de los nietos que le vamos a dar.
–Disfruten del matrimonio, luego que vengan los hijos.
Terminaron de acomodar todo en la cocina y se sentaton en la mesa. En cada extremo Dante y Teresa, los papás de Guillermo. Al lado de Dante estaba Victoria que ya bebía su segunda cerveza, a lado de ella su esposo.

Los tíos le preguntaban a Guillermo que tal estaba Cancún, Dante rozaba su pierna con la de Victoria. Teresa veía a su esposo con una sonrisa sin sospechar que tenía una erección mientras tocaba la pierna de su nuera.
Se sirvieron cada uno pasándose las fuentes de comida, sirvieron vino. Victoria se bebió la primera copa de un tirón y se sirvió otra.
–Bájale dos a la bebedera, ¿vas armar un show aqui?
–Me encanta que estés preocupado si abro la boca. -Victoria sintió la mano caliente de Dante en su muslo, una mano áspera que le erizaba la piel mientras llegaba a la parte interna del muslo, su vagina se humedecía sintiendo la mano de su suegro que ya no podía estirarse más. 

–Voy un momento al baño.
–Mi niña, ve al de nuestra habitación.
–Que vaya a este cariño.
–No Teresa, recuerda que cerré la llave por la fuga.
Victoria se levantó y fue directo a la habitación principal. Entró al baño y vomitó, se limpió la boca, tomó pasta de dientes y se la pasó por la boca. Se bajó la pantaleta y se sentó a orinar. Cerró los ojos.

En la mesa se reían mientras Guillermo contaba anécdotas de los niños en Cancún. –¿Victoria no se está tardando mucho? 
–Se sentía mal del estómago.
–Voy a ver si todo está bien. -Dijo Teresa pero Dante se ofreció para chequear.

–Yo voy a armar el postre. -Dijo Teresa yendo a la cocina
–Les voy a mostrar algunas fotos para que vean.

Dante entró a la habitación y cerró con llave. Se fue hasta la puerta del baño. –Amor ¿Todo está bien? -Dante se apretaba el grueso pene ya erecto. –Voy a entrar. -Abrió la puerta, Victoria estaba sentada en la poceta con la cabeza apoyada en la pared, Dante se puso de cuclillas frente a ella, le puso la mano en la nuca y acercó su cabeza a la suya besándola en la boca mientras su otra mano tocaba su vulva introduciendo los dedos. Se metia los dedos en la boca probando el flujo y luego haciendo lo mismo en los labios de ella.
–¿Que haces Gustavo?
–No es Gustavo, es tu suegro y todavía no comienzo. -Le quitó las pantaletas y las olió lanzándolas al piso. –Vamos a la cama.
–No Gustavo...aqui no.
–Estás a punto de tirarte al tercer hombre de esta familia. -Dante la cargó y la lanzó en la cama, le levantó el vestido, se quitó los pantalones. De su grueso pene colgaba un hilo de líquido preseminal. Se arrodilló y comenzó a hacerle sexo oral a su nuera. Se montó en la cama. Un gota caía sobre la vulva de Victoria antes de penetrarla. Bajó sus caderas y el pene iba entrando, Victoria gemía pero Dante le tapó la boca para luego comenzar a moverse y penetrarla profundamente. La respiración de Dante se aceleraba mientras su boca estaba cerca de la oreja de su nuera y le hablaba.
–Me encantas, me encantas mucho y por fin te estoy cogiendo, eres mía, solo mia, te quiero para mi, que rica estás, estas apretadita, ¿Te cojo mejor que mis hijos? Dime, dime, no seas tan perra, dime, dimeeee, aaaaaaah, aaaaaah, aaaaah. -Dante acababa dentro de Victoria.
Se levantó y se puso el pantalón.
–Listo, ya me saqué la espinita de cogerte. –Fue al baño, buscó la prenda interior y se la puso, le acomodó el vestido. El se arregló el pantalón, se enderezó el pene para que no se notara y se peinó. Salió de la habitación.
–Ya te iba a buscar ¿Qué pasó?
–Nada, Victoria se sentía mal, creo que vomitó y estaba dormida sentada en la poceta. La ayudé y la acosté en la cama.
–Voy a verla...
–No la despiertes. -Guillermo se asomó y se acercó –Lo que estás es borracha. ¿Dónde va a parar esto?

Dos horas después ya se iban a su casa. En el carro Victoria iba con las piernas flexionadas y las sostenía con sus brazos, miraba por la ventana.
–Soñé que tu papá me cogía en la cama y me decía que ya me había tirado a los tres hombres de esa familia. Tiraba rico.
–Estás enferma. ¿Cómo se te ocurre contarme semejante cochinada?
–Cochinada es lo que tú haces, cogerte a un marico y luego me coges a mi. 
Se hizo el silencio en el carro hasta que llegaron al apartamento.

Ya acostado en la cama, Guillermo veía una serie en Netflix mientras ella revisaba el whatsApp. Deja el celular y se acerca a Guillermo tocándole el pene sobre el bóxer y lo besa por el cuello y la mejilla.
–¿Quieres hacer el amor?
–No...ya tuve hoy. Lo de tu papá no fue un sueño. Me cogió en su cama, donde duerme con tu mamá. -Se levantó y se fue a la cocina a seguir bebiendo. Guillermo se fue al baño a orinar y a llorar de la rabia.



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