viernes, 26 de noviembre de 2021

Huevos revueltos. 296

 


Llegaron a la casa en la camioneta los dos escoltas y atrás Ignacio y Jorge con las capuchas tapando sus cabezas.

Gilberto y el otro escolta se bajan de la camioneta. El hombre le quita las capuchas a los muchachos y se va connuna señal de Gilberto. 
–Esto que hice me puede costar el trabajo y hasta la vida, pero antes mato a tu amigo.
–Chamo, no tenemos que llegar hasta ahí, no decimos nada, tu no dices nada. -Gilberto lo agarra del cuello apretandolo, Jorge se echa oara atras dos pasos.
–En esta casa hay en este momento 15 personas que ya vieron que ustedes llegaron. -Lo soltó. –Vayan a la habitación y me esperan allá. 

–Coño, este carajo me apretó duro.
–¿Te apretó? Marico, un poco más y caes muerto a mis pies.
Gilberto llamó a Carmen.
–Patrona la llamo para contarle algo.
–Espero que sea para algo importante porque te dije que no llamaras a.menos que sea importantísimo.
–Traje al joven Ignacio a casa y vino con un amigo para hacer un trío.
–Ya, te advertí que nadie ajeno en casa y tu estas para complacer a mi esposo no a los amiguitos. Sabes que significa esto ¿No?
–Patrona, no volverá a suceder, pero no le haga nada a mi familia o a mi. Yo le he sido leal.
Hubo un breve silencio y luego habló Carmen. –Por su culpa e imprudencia las consecuencias las va a pagar su compañero. -Escuchó unos gritos, volteó y vio salir a empujones de la casa a Roberto, su compañero. Un tiro certero en la frente lo dejó tendido en el asfalto. Gilberto corrió y se sentó en el piso lo levantó abrazandolo y pegándolo en su pecho. Comenzó a gritar y a gritar.
–Mi amor, mi amor, esto no era lo que yo quería para ti, perdóname, perdóname. -Cogió el celular que aun mantenía la llamada.
–Aló.
–Asi son las reglas Gilberto, la próxima vez será tu madre, ahora despache al amigo de Ignacio y vaya a hacerle el amor a mi marido, déjelo feliz. -Colgó la llamada.
–Llévenselo. Le dijo a cuatro escoltas. Topo, entiérralo donde una vez te dije, luego le pongo su placa. -Entró a la casa y se fue a la habitación.
Ignacio y Jorge estaban en la cama desnudos haciéndose sexo oral mutuamente cuando de reoente se abre la puerta con una patada que le da Gilberto. Empuñaba el arma apuntándole a ambos.
–Dile a tu amigo que se vista, ya se va de aquí.
–Gilberto íbamos a tirar los tres. -Jorge voltea a verlo.
–¿En serio Nacho? Nos están apuntando y tú piensas en que nos toca tirar.
–¿No escuchaste que te vistas? Te vas de aquí.
–Vamos a vestirnos.
–¡Usted se queda, quien se va es él!
–¿Y cómo se va?
–Yo lo llevo.
–Yo te acompaño. -Gilberto carga el arma y apunta a Ignacio. 
–No, patrón, usted se queda aqui y yo llevo a su amigo.
Sacó a empujones a Jorge de la habitación y lo sacó de la casa. –Topo, ven. ¿Ya les dijiste donde enterrarlo?
–Positivo.
–Acompáñame a matar a este. -Jorge se echó para atrás y Topo lo apuntó. 
–¿Usted  a donde va?
–No me mate.
–Móntate en el carro. Topo le pone unas esposas y la capucha. 
–La camioneta arranca, Gilberto se mete por distintas calles, da la vuelta en U y sigue dando vueltas. Se detienen.
–¿Le damos aquí? Si, bájalo y acaba con esto.
–No, no, no, no por favor! No me maten. –Lo saca de la camioneta. –No me maten por favor, por favor, yo no digo nada, no me mate. -Topo le saca la capucha y lo apunta.
–¡Déjalo! No lo mates, que camine a casa. -Topo le abrió la esposa de una muñeca, la otra se la dejó, le quitó el celular y lo empujó a la cuneta. Al montarse en lancamioneta lanza un disparo cerca del chico que se asusta, cae al piso y comienza a llorar.

Ignacio llama al celular de Jorge luego de un rato. Atienden.
–Jorge, ¿Todo bien?
–Su amigo ya no está en este plano patrón. Las órdenes de la patrona fue liquidarlo. -Colgó la llamada e Ignacio dejó caer el celular al piso mientras corría una lágrima por su mejilla.
–¿POR QUÉ CARAJO LE DICES ESO TOPO?
–Que se asuste, que vea que se metió en la boca del lobo, que no jugamos carrito.
–Es el esposo de la patrona.
–Si y la patrona te dijo que lo mataras, así como dio la orden que mataran a Roberto. -Gilberto detuvo la camioneta. –Matan a tu novio y te preocupa el patrón que por más que te lo cojas no va a ser tuyo. ¿No estabas enamorado del pendejo de Roberto? Ahora te gusta este bolsa que le tenemos que obedecer. Gilberto le dio un cachazo.
–Topo, eres mi bro, mi compa pero si tengo que matarte lo hago, ya mataron al hombre que amaba, ya no me importa nada.
–Te importa Ignacio. Acaba de llegar ese cagaleche ¿Y qué? Ya te gusta ¿Y Roberto qué?
–Ya Roberto y yo...-Volvió a arrancar la camioneta.

–Mira esto. -Berta le lanza el periódico a  Juan Pablo.
–Aja ¿y que hago con esta información?
–¿No leiste? Ramón sale libre y antes que salga tengo que matarlo, se me puede escapar. Quiero matarlo antes que salga de la carcel.
–Voy a cuadrar con José para que me de las llaves. Ya sabemos como provocar el incendio y escaparnos. ¿Cuándo te quieres escapar? 
–En tres días.

Juan Pablo montado en la camilla connsus piernas levantadas, recibía las embestidas de José. 
–Hoy tuenes ese culo apretadito copo de nieve. -Lo cogía del cabello y lo halaba.
–Culpa tuya que tienes semanas que no me coges.
–Algo querrás putica...¿que quieres?
–Termina de cogerme y hablamos. -José seguía empujando, se detuvo y sacó el oene acabando sobre el blanco pene de Juan Pablo.
El chico albinonse baja de la camilla, toma unas toallitas húmedas y se limpia. Se viste.
–Pasado mañana es la fuga, vamos a incendiar el centro y escapamos. Quiero las llaves.
–No, yo te dejo todo abierto, me voy del centro y ustedes hacen su vaina.
–No te vas a ir con nosotros.
–No mi rey, no quiero estar aquí cuando ocurra el incendio, no quiero que me involucren.

–Ya está todo listo con José, nos va a dejar las puertas y rejas abiertas para movernos con facilidad y escapar.
–¿Y los otros pacientes?
–A mi no me interesan los otros pacientes, yo quiero salir para matar a Ignacio.

–Imagínate, yo tengo que matar a tres hombres: Ramón, Ruben y mi esposo.



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