lunes, 22 de enero de 2018

Estreno. INQUEBRANTABLE Temporada seis. Capítulo 1


Luego del incidente en la playa Ricardo y su hijo limaron asperezas, las relaciones con Rebeca y Teodoro eran cordiales y conversaban lo estrictamente necesario. El tatuaje permanecía en la piel del muchacho. Ahora paseaba por casa sin franela.



Francisco Cáceres por estos días enterraba a su padre que falleció de un infarto. Las empresas no iban bien y ahora él tenía que encargarse junto a su madre de los negocios, algo que no le hacía mucha gracia pues él solo recibía las regalías de las empresas.



Victor seguía frente a las empresas de Ricardo que iban mejor que nunca, había conocido hombres pero no pasaban de un encuentro sexual. Todavía en su mente estaba Ricardo pero veía a Teodoro y se excitaba.

No había podido ir con Teodoro a buscar los exámenes, ya habían pasado 10 días. Decidió ir y le avisó al muchacho.



–Efectivamente diste positivo en la prueba.

Victor se dejó caer en la silla y puso su mano temblorosa sobre sus ojos.

–Ya padrino, no hay rollo, no te mortifiques, ¿verdad que no doctor?. –Teodoro miró al médico a los ojos que se sonreía viendo al muchacho.

–Para nada, con el tratamiento adecuado y llevando una vida sana no hay de que preocuparse, ahora si quieren siéntense y le doy todo lo que tienen que hacer y los remito a un médico infectólogo experto en VIH/SIDA.



Luego de apuntar todo, Teodoro le pidió a su padrino que lo esperara afuera para hablar con el médico.

–Pero podemos hablar los tres.

–No padrino, espérame afuera.



–A ver Teodoro, cuéntame.

–Cuéntame tú ¿qué quieres?

El médico arrugó la frente y vio con extrañesa al chico. –No sé a que te refieres.

–Voy a tener que ir al grano. ¿Pendiente de sexo?

El médico se rió. Eres un crío, ni sueñes que voy a hacer algo contigo.

Teodoro se quitó la ropa quedando completamente desnudo.

–¿Por qué, tengo pelos en el guevo y seguro tengo la verga más grande que la tuya, de verdad no quieres nada conmigo?

–Tu padrino está allá afuera.

–Correcto, allá afuera, aquí estamos tú y yo. Mámalo, tú sabes que mamando no pasará nada.

–El médico se le quedó viendo a Teodoro y le miraba el pene que iba creciendo frente a sus ojos, el hombre se rascó el cuello viendo el pene del chico que era ciertamente mucho más grande que el de él.

–¿Qué te hace pensar que quiero mamártelo?

–La humedad que se ve en tu pantalón.

El médico bajó la mirada y se sonrió sacudiéndose el pantalón. Vio a Teodoro y se acercó, tocándole la barbilla.

–Yo no suelo hacer estas cosas y menos con un menor de edad, ¿sabes en el peo que me puedo meter si se enteran? Soy médico.

Se agachó tomó el pene del muchacho y pasó su lengua por el prepucio.

–Eres limpio, huele bien.

–Pélalo.

El médico echó hacia atrás el prepucio y volvió a pasar la lengua por el glande para luego introducirlo en su boca. Teodoro le pasó la mano por la cabeza y levantó la mirada hacia la repisa que tenía en frente. Vio unas fotos.

–Chico y eres casado y con un hijo, eres un bichito.

El hombre se detuvo y se puso nervioso.

–Chamo, mosca con una vaina.

–Tranquilo, eso no es peo mío, sigue mamando, voy a acabar porque me tengo que ir.

El médico comenzó a mamar a prisa para hacer que se viniera antes, sacó el pene de su boca.

–Pon tu mano, no acabes en el piso.

Teodoro acabó en su mano, el médico vio el semen y se excitó.



–Quisiera poder estar contigo en un sitio más cómodo pero no sé donde.

–Un hotel.

–No, me da miedo.

–Yo busco el sitio y te cojo. Tienes cara de que sueles hacer esto más de lo que parece.

–Por favor no le comentes a nadie sobre esto, a nadie, te lo pido.

Teodoro se fue al baño a limpiarse la mano y al regresar el hombre le ve el tatuaje.

–¿Qué dice ese tatuaje?

–Léelo.

<<Mi mamá es una puta>> –Vaya, no te sientes muy orgulloso de tu madre.

–La verdad no, es la actriz Rebeca Montenegro que ya ni actúa, es bastante mala, como actriz y madre.

–Voy al baño.

Teodoro vio el celular del médico y lo agarró, vio la foto de la esposa y la buscó en WhatsApp, la vio de primera y anotó el numero en una hoja y se lo metió rápido en el bolsillo.

–Me voy doctor, gracias por todo.



–¿Por qué tardaste tanto?

–Tenía algo pendiente con el doctor.

–¿Pendiente?

–Bueno la verdad sigue pendiente. Solo lo puse a mamar guevo, mama divino el coñoemadre.

–¡Teodoro por Dios! ¡Tienes VIH!

–Deja la paranoia chico, acabé en mi mano.





–Ya tenemos nuestro candidato único para las elecciones y darle una revolcada al candidato de la oposición: Ricardo Sucre, nuestro diputado estrella.

Todos alzaron la manos y gritaron bravo.

Ricardo también levantaba su mano junto con la de Ana que era su mano derecha en el comando de campaña, su secretaria privada y asesora de imagen, detrás de ellos Rebeca y Teodoro.



–Aquí conmigo tengo a mi hermosa familia, mi esposa Rebeca y mi hijo Teodoro Sucre.

–Ahora tener que calarme este peo por dos meses.

–Tranquila que el pana va a ganar y nos la tenemos que calar por tres años. -Le decía Teodoro a su madre.

Se pusieron a los lados de Ricardo y se abrazaron poniendo su mejor sonrisa.



Al terminar la presentación, se fueron al comando Ana, Rebeca y Teodoro, ahí los esperaba Victor, uno de los asesores de la campaña y por supuesto Ricardo.



–Tenemos que ser un grupo cerrado, siempre juntos, trabajando en conjunto y ustedes tres como familia, independientemente de los problemas que puedan tener si los tienen, de cara al pueblo ustedes son la familia feliz. Recuerden que Ricardo es presidenciable dentro de unos años, así que hay que trabajar desde ya en ese proyecto.

–Bueno ser un ejemplo de familia depende de este. ¿Le hablaste que me has golpeado hasta llevarme a la clínica, que odio a mi hijo ysoy una actriz fracasada por tu culpa?.

–Depende de ti que no te golpee Rebeca, mientras esté en campaña intenta ser la esposa ideal.

–Ta difícil Ricardo. -Dijo Teodoro, hubo una pausa y habló Rebeca.

–Oscar, hay un detalle que no hemos tocado y es que este carajito tiene en su espalda un tatuaje muy particular.

–Bueno, tener un tatuaje no es malo, lo malo es que es menor de edad y ya tiene un tatuaje, deberías quitártelo.

–No Oscar, dile que te lo muestre, vas a querer quitárselo por otro motivo, quítate la chemise, quítatela.

Teodoro se reía y se la quitó.



–¡Coño! Esto sí es un problema. Ricardo, no tengo que decirte lo que hay que hacer con esto.

–Ya, pero él no se lo quiere quitar. Que evite quitarse la franela en público.

–Ricardo, no entiendes, esto te puede traer problemas.

–¡Tú eres el que va a estar en problemas si pretendes quitarme el tatuaje! -Teodoro lo miró a los ojos con los suyos inyectados de odio. Oscar se puso nervioso y tragó saliva.

En voz muy baja apenas perceptible le habló al asesor.

–Vuelves a insinuar que me quite el tatuaje y te mato, lo hice una vez, puedo hacerlo de nuevo. –Se alejó de Oscar.



–Bueno, esto es un problema menor con lo que se viene, te van a atacar por cualquier lado, hay que estar preparados para el contraataque. –Oscar hablaba y miraba al chico que no le quitaba la mirada.



Todo el mundo salió de la oficina coversando entre ellos y unos trabajadores del comando. Se quedaron un momento solos Oscar y Teodoro.

–Mira carajito si tu papá no te pone en cintura te voy  a poner yo, no me vas a joder el camino a la Gobernación.

Teodoro cogió unas tijeras del scritorio y se las puso en el cuello.

–A mi me sabe a mierda la Gobernación, te metes conmigo y te dejo muerto en cualquier momento.



Soltó las tijeras dejándolas caer al suelo.

–Chao Oscar, la próxima vez orina antes para evitar accidentes.

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