lunes, 29 de enero de 2018

INQUEBRANTABLE 6 Capítulo 8


Teodoro se separó de Lucas que no paraba de llorar, se limpió sus lágrimas y también las de su amigo.

–Ya, ya cálmate ¿sí? ¿Me dejas que te explique?.



Teodoro le expicó todo a su amigo hasta lo que le había dicho el médico de las probabilidades que él no esté infectado.

–Te vas a ir con Victor a hacerte el examen, yo corro con los gastos médico tuyos, no te preocupes.

–¿Y si de verdad tengo sida?

–Sida no, vih, si lo tienes pues mira a seguir pa’lante, yo asumo ese peo y te pago el tratamiento, pero tranquilo que tú no tienes nada.

–Estoy asustado marico, más nunca tiraré sin condón.

–Eso espero.

–¿Y si mi papá se entera?

–No tiene porqué enterarse, tú tranquilo, marico no tienes nada, solo vamos a confirmarlo, deja la angustia. Esta noche prepárate, vamos a salir de noche a volvernos mierda.

–¿Qué te fumaste?

–No había pensado en eso, pero ya que lo dices, voy a buscar marihuana. Marico te busco en la noche y salimos a beber.

–¿Me vas a buscar con el chofer?

–Algo mejor, te busco en mi carro, tengo licencia y todo. Hasta una cédula nueva donde dice que tengo 18 años.

–Que bolas, nos vamos a meter en un peo.

–Ay ya deja la pendejada, buscas la cédula que yo te hice y salimos a rumbear te pones tu mejor pinta. Le dices a tu papá que vas a salir conmigo, que te busca mi chofer y vamos a la casa de un compañero del colegio que es su cumple.

–Yo no debería estar tomando ¿y si de verdad estoy enfermo?

–Ay marico, estás como Victor, dos mamis asustadas. Ya dejen la vaina, relájate, tú me ves angustiado y triste ¿no?

–Lo estás, yo sé que en el fondo lo estás marico, no lo dices pero eso lo tienes por dentro.

Teodoro le dio la espalda a Lucas y cerró los ojos. Se le hizo un nudo en la garganta. –Avísale a tu papá y te busco a las 10 de la noche, chao. Se volteó y le dio un beso en la boca.

–También se que en el fondo te gusto.

–Ay ya marico, deja la novela pa’ otro día. Esta noche te busco, te aviso cuando salga.



_________



Las encuestas que manejaba la oposición le daban una amplia ventaja a Ricardo Sucre el abanderado del oficialismo para optar por la Gobernación del estado. El comando de campaña no paraba de trabajar, no bajaba la guardia. Pautaron con la mitad de las vallas de la ciudad con la imagen de Sucre, repartió cajas de alimentos en las zonas humildes del estado, en cada pueblo que iba hablaba y prometía todo lo que no había hecho el actual gobernador.

No había rincón en que no conocieran a Ricardo. La gente lo veía siempre al lado de Ana. Las mujeres la amaban, los hombres la felicitaban. Unas mujeres más osadas le preguntaban para cuando tendrían hijos a pesar que siempre se les aclaraba que era la mano derecha del candidato.



El rostro de Rebeca casi no aparecía por ningún panfleto o volante, salvo las cuñas de televisión y cine que seguían al aire. La gente la recordaba por las novelas, pero para la nueva generación era la esposa del candidato y ya. Cada día su nombre era olvidado en la mente del ciudadano.



–Quiero agradecerles a todos, a cada uno de ustedes por todo el trabajo que hemos hecho hasta ahora, todavía quedan días de campaña y hay que seguir en el tope, no podemos bajar la guardia. La oposición sigue atacándonos a través de mi familia y hemos podido sortear los embates.

Cuando esté dentro de la gobernación, cada uno de ustedes tendrá un puesto y seguiremos trabajando juntos para mejorar este estado.



Todos los trabajadores aplaudieron, se sentían parte de un mega proyecto que se venía en unas semanas y no iban a abanadonar a su candidato.



–Lo que hay que hacer para tenerlos contentos, cuanta paja hablo ¿verdad?

–Pero tienes que cumplirle lo que le has dicho.

–Claro mi amor, esa gente va atrabajar en la gobernación, en puesticos de mierda pero los meteré. Tengo demasiados compromisos con otra gente que necesito que estén de mi lado, gente de mi confianza para cada una de las direcciones de la Gobernación.

Y por supuesto tú serás mi Primera Dama, vas a hacer La Gobernadora

–¿Y tú esposa? Ella va a aprovechar tu victoria para su carrera de actriz.

–Que se joda, no se va a recostar de mi para salir adelante de nuevo, que se busque la vida.

–Ten cuidado con eso.

–Hablemos de otra cosa, estoy agotado, reventado, pero quiero salir a celebrar contigo, hablo con Victor para que nos hagan una excelente cena con el mejor vino de la bodega y nos vamos al restaurante, ¿te parece?

–Me encanta la idea.

–Luego nos vamos a mi apartamento de soltero y dormimos juntos, mira que tenemos tiempo sin hacerlo.

–Ok, déjame decirle a la muchacha que se quede con la niña.



_________



Teodoro llegaba a su casa, al entrar se fue directo a la habitación de Julio, el chofer.



–Chamo ¿qué haces aquí? No quiero problemas vale.

–Tranquilo, relájate.

Julio estaba en boxer y franelilla, el chico sin pensarlo mucho le bajó el bóxer hasta las rodillas y se agachó tomándole el pene y lamiéndolo mientras se iba llenando de sangre.

–Quiero que hoy vengas conmigo a la casa. -Se detuvo y se metió el glande en la boca mientras lo veía a la cara y le guiñaba el ojo.  –Te vistes para salir y le dices a mi papá que me llevas a casa de un compañero del colegio. –Volvió a sacar la lengua y lamer el pene por todos lados, ya estaba erecto. Julio veía al chico y le sujetba la cabeza.

–Yo me voy con Lucas a rumbear.

–¿Pero yo los llevo?

–No, yo te dejo en tu casa y luego te busco, marico que verga tan rica tienes ¿cuándo me coges?

–¿Y si tu papá se entera que no los llevé a ningún sitio? Tienes escolta.

–Hablaré ahora con el escolta.

–¿También le vas a mamar el guevo?

–¿Te da morbo eso? –Se metió por completo el pene en la boca y Julio le apretó la mano en la cabeza al chico y lo presionó hacia su pelvis, acabó dentro de su boca.

–Sal de aquí, no quiero problemas.

–No vayas a arrugar marico.

–No…Teo, gracias por lo del sueldo, tu papá me lo aumentó el doble.

–De nada, para eso son los panas, yo cumplí ahora cumples tú y luego regreso otro día y me coges. Te aviso.



Entró a la casa y se fue a la cocina donde estaba su mamá y Ricardo.

–Hola papá ¿cómo estas?. Marico tienes la ciudad tapizada con tu cara.

–Campeón, no me digas marico, ¿que es eso?. Estoy en campaña Teo hay que estar presente.

–Ya veo, te estás gastando la fortuna Sucre-Montenegro jajaja.

Ricardo le dio un manotón en la cabeza.

–Hola Rebeca ¿Que más?

–Bien, hasta ahora.

–¿Y cuándo grabas tú la novela?  Siempre estás en casa. Esa revolcada con el Cienfuegos como que no….nada.

–¡TEO POR FAVOOR! DEJA DE ESTAR ECHÁNDOLE MAS LEÑA AL FUEGO ENTRE USTEDES.

–Déjalo Ricardo, déjalo, ya le llegará el momento de que se voltee la tortilla.

–Papá esta noche voy con Lucas al cumple de un pana del cole, ¿me prestas al chofer?

–¿Hoy a mitad de semana una fiesta de cumpleaños? –Dijo Rebeca mientras ojeaba una revista.

–Bueno campeón ¿pero van a estar en casa de ese muchacho?

–Si claro, la rumba es ahí, hay hasta piscina.

–¿A que hora es?

–A las 10 de la noche.

–¿tan tarde? Tu mañana tienes colegio.

–Ay papá, tranquilo, yo aguanto trasnocho, no estoy viejito como tú jejeje.

–Deja la guevonada que no te dejo salir.

–Ay vale deja, ¿me dejas ir? Le digo a Julio que maneje mi carro, pa’ darle coco a Lucas.

-Coño carajito mosca si te pones a manejar tú, mira que me voy a enterar por el escolta.

–Que nooo papá, tranquiilo.



Teodoro se fue corriendo a su cuarto.

–Tú eres su papá y tu sabrás lo que haces pero no me parece que ese niño salga a esas horas a la calle.

–Hablas como si fueras la madrastra, es tu hijo coñoemadre.

–¿Me preguntaste mi opinión si estaba de acuerdo?

–La diste.

–Me ignoraste.

–Es mi hijo y le doy permiso, es un hombre y si tiene amigos que disfrute y seguro van carajitas, a ver si se coge a una de una vez.

–Lo dudo…

­¿Qué dijiste?

–Nada, me voy a ducha, estoy agotada.

–Agotado estoy yo pero voy a salir a celebrar con los del comando. No se si venga a dormir.

–Me parece buenísimo a ver si duermo tranquila en la enorme cama, chao.





Rebeca subió las escaleras y pasó por la habitación de Teodoro que tenía la puerta apenas apoyada.

–No marico, ya le dije a mi papá y me dijo que si, me llevo mi carro y te busco, ya cuadré con Julio y lo dejo en su casa, tengo que cuadrar con el escolta para que no se le vaya el yoyo, pero nos vamos de rumba tú y yo marico, solos.



Rebeca se sonrió y se fue a su cuarto, cuando subió Ricardo este se quitó la ropa e invitó a Rebeca a ducharse con él, pero ella lo rechazó diciendo que estaba cansada.

Cuando entró al baño Rebeca bajó y se fue al estacionamiento. En el maletero que está detrás de los carros sacó una llave de cruz  y le aflojó las tuercas del caucho del piloto y las de atras del copiloto, volvió a dejar la llave de cruz en el maletero. Estaba agotada por el esfuerzo, se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano y se fue a la cocina a lavarse las manos.



–¿Qué tiene señora? Está agitada.

–Nada, estaba en el jardín y me caí, es todo. Hazme un té de Tilo por favor.



Subió al cuarto y Ricardo estaba casi listo para salir.-¿Dónde estabas?

–En la cocina tomando agua y ahora me suben un tilo.

–Pareces una vieja tomando té. ¿Cómo me veo?

–Guapísimo mi amor, si no estuvieras casado conmigo pensaría que vas a tu primera cita con la mujer que te gusta, pero no, vas a salir con la zorra de Ana.

–Menos mal que estás clara. –Le dio un beso en la boca y agarró el saco.

–Pasa por donde tu hijo y despídete de él. –Rebeca lo miró a los ojos y se sonrió.

–Como siempre hago, cosa que no haces tú.

–Que te diviertas.

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