domingo, 7 de enero de 2018

INQUEBRANTABLE 5. Capítulo 7


Victor estacionaba el carro al lado del penal. Se quedó esperando frente a la puerta de salida.

Sonó un timbre como los del recreo de un colegio y comenzó a abrirse el enorme portón, aparecía Carlos con un jean azul y una franela blanca, de su hombro izquierdo colgaba un enorme bolso, Parado ahí esperando que terminara de abrir el portón sonreía.

Con un cuerpo trabajado en el gimnasio de la cárcel se veía bien a pesar que ya tenía canas y el tiempo le sacó arrugas en su cara. Terminó de abrirse el portón y comenzó a caminar hacia Victor, que lejos de estar emocionado, se sentía angustiado ahora que Carlos estaba libre.



Ya casi cerca, Carlos extandió sus brazos sonriendo al ver a Victor que también sonrío. Lo abrazó y luego le dio un beso en la boca. –Por fin libre papá.

–Si, ahora a portarse bien y a buscar trabajo.

–Aunque debo confesar que prefieroe estar aquí adentro.

–Pero si casi te matan.

–Eso fue un peo que se solucionó. De momento déjame disfrutar de mi libertad, tengo mucho dinero para estar mucho tiempo de vacaciones. Mira esto.

Sacó de su bolsillo unas llaves y las agitó frente a la cara de  Victor.

–¿Que es eso?

–¡Sorpresa! Las llaves de mi apartamento, para allá me vas a llevar y lo vamos a inaugurar con la cogida que te voy a echar.



Victor estaba sorprendido, se quedó parado pensando como había podido comprar un apartamento estando el la cárcel.

–Coño móntate, vámonos ¿o te quieres quedar aquí toda la noche?



Victor reaccionó y se montó en el carro.

–Ponte el cinturón

–Estás alucinando con lo del apartamento ¿verdad? Papá, estás hablando con el chivo que más mea. Desde ahí adentro gestioné todo ¿qué crees que iba a salir de la cárcel pelando bola?. Vamos para Altavista.

Victor se le quedó viendo. –¿En serio?.

–Si, yo no me ando con pendejadas, si compro compro bien.



Llegaron a la urbanización. –Ahí está el edificio.

Era un edificio practicamente nuevo. Victor entró al sótano y estacionó en el puesto del apartamento. –Esta vaina me da miedo Carlos. ¿Cómo coño compraste esta vaina? Esto cuesta millones.

–No preguntes porque después vas a seguir preguntando, simplemete fue un negocio que hice.

Abrió la puerta del apartamento y estaba completamente amoblado, entraron y Victor miraba hacia todos lados.

–Luego lo ves, vamos al cuarto que quiero tirar en una cama de verdad.



Entraron a la habitación, una cama King con sábanas blancas los esperaba.

Comenzaron a desvestirse. Carlos desesperado lo besaba apasionadamente, su pene ya erecto queriendo salir del interior, terminó de desvestirse al igual que Victor que se agachó para meterse el pene que ya lubricaba.

–Waaaaao, que rica esa boca coño.

Victor se esmeraba haciendo el sexo oral, movía su lengua y mordía suavemente el pene, levantó la mirada para ver a Carlos y se encontró con el cañón de la pistola.

–¿La extrañabas? Párate y ponte en cuatro en la cama. Victor se levantó y fue a la cama. Carlos se colocó un condón y lubricante. Se echó un chorro en la mano y se la pasó a Victor entre las nalgas. Comenzó a meterle los dedos y darle nalgadas.



Carlos se montó en la cama, dobló las piernas y restregó su pene en la entrada del ano para luego comenzar a penetrarlo. Una vez adentro comenzó a moverse, sacaba el pene por completo y volvía a meterlo empujando.

–Acuéstate

Victor lo hizo, y Carlos, sin retirar el pene se acostó con él. Con el arma en la mano ya sobre Victor, con la otra mano le abrió las nalgas y le puso el cañón en la boca. Movió su cadera y el pene entró por completo.

Victor con el arma en su boca le recorrió un escalofrío, estaba excitado pensando que el arma podría dispararse, se vino en las sábanas.

–Ponte boca arriba. –Uuuf te viniste que rico coño. Sube las piernas.



Victor las levantó y las sujetó mientras que Carlos se acercaba para penetrarlo de nuevo. Comenzó a moverse rápido, Victor ponía los ojos en blancó echando para atrás la cabeza. Levantó la mirada para ver a Carlos y le agarró los pectorales pellizcando las tetillas, algo que lo enloqueció y empezó a empujar con fuerza. Le tomó la pierna y lo volteó de lado para seguir penetrándolo. Victor no paraba de gemir.

–¡Dame duro, dame duro!

–Mastúrbate, dale. Volvió a ponerlo boca arriba y siguió moviéndose.

Ya estaba a punto de venirse cuando Victor acababa en su andómen, Victor sacó el pene, se puso de pie en la cama y jalándose el condón se masturbó cayendo los chorros de semen sobre Victor que se retorcía teniendo un orgasmo.



Carlos se tumbó en la cama al lado de Victor.

–Aahh, que vaina más buena, mira el apartamento esta amoblado pero la nevera está pelada, ¿comemos afuera?

–¿En qué andas metido tú?

–Hace un rato en tu culo, vamos a ducharnos y salimos a comer.



Se fueron a un restaurante con un terraza al aire libre, Victor le invitó el almuerzo.

–¿Cómo ha estado todo. Tu trabajo?

–Full, agotador, este año ha sido terrible, pero en el buen sentido.

–Que bien ¿no? eso te ha dejado dividendos. ¿Y que tal con Cristóbal?

Victor levantó la mirada.

–Te dije que lo se todo, se que estuvo preso y que ya salió de la cárcel.

–¿Para que me preguntas si sabes?

–Lo sé todo, quién crees que destapó la olla podrida de corrupción en el área de construcción?. -Se sonrió. –A mira, que casualidad, hablando del tipo y me están llamando, lo voy a poner en speaker para que escuches.

–<Háblame caimán>

–<Listo Jefe, el tipo es ya un bistec, ¿qué hacemos con el cuerpo?>

–<Lo que acordamos> -Cerró la llamada.

–Te dije que lo iba a despachar

Victor cerró los ojos y así se quedó.

–El maricón estaba enfermo ¿a que no lo sabías?

–¿Enfermo?



–¡CARLOS! –Gritó un hombre y Carlos volteó. Seis disparos impactaron en su cuerpo y cabeza. Cayó al piso. El hombre salió corriendo del lugar

Victor quedó petrificado en la silla, mientras que la gente gritaba y corría



Llegó la policía científica, la municipal y los bomberos. Victor rendía declaraciones. Comentó que hoy salió de la cárcel. El agente entendió todo, hicieron las averiguaciones pertinentes en el centro de reclusión.



10 de la noche, Victor llegaba a su casa agotado, se tiró en la cama y comenzó a llorar sin detenerse. Se quedó dormido 15 minutos después.

Suene su celular.

–<Alooo…¿sí?>

–<Buenos días usted es el señor Victor Landaeta?>

–<Buenos días…si…¿quien es? –Coño, ¿qué hora es? –Vio el reloj, eran las 10:30 de la mañana.

–<Soy el Dr Guzman el abogado del señor Carlos, necesito reunirme con usted lo más pronto posible, para cuadrar lo del testamento de mi cliente, bueno excliente>

–<¿Testamento?>

–<Sí, el señor Carlos dejó un testamento donde usted es el heredero universal de toda su fortuna>

–<¿Fortuna, de qué me habla, perdón..es que…>

–<¿Le sirve bien mañana a las 10 am en mi despacho?>

–<Si, si, envíeme por mensaje su dirección y nos vemos allá>



Victor se levantó de la cama y fue directo a ducharse, el cuerpo de Carlos seguía en la morgue y lo tenía que reclamar Victor, no tenía familia. Pero aún no lo entregarían. Mientras se vestía recibió un mensaje.



–<Buenos días su examen de sangre está listo. Lo invitamos a retiralo en nuestro laboratorio>

–Coño pero le dije a esta gente que me lo enviaran por correo, que vaina. Voy a pasar ahora mismo.



Llegó al laboratorio y fue directo a caja a retirar su examen.

–Espere un momento aquí.

Lo muchacha se levantó de su puesto y entró hacia el laboratorio, a escasos minutos regresaba con la doctora.

–Señor Landaeta, buenos días, pase por aquí.

–¿Qué pasó, ocurrió algo? ¿No tienen los resultados?

–Venga a mi oficina.



La doctora luego de explicarle que él pidió hacerle todos los exámenes le entregó el sobre para que lo abriera y leyera.

–Esto…¿que significa? Positivo….¿tengo VIH?

–Es lo que arroja la prueba, tiene que hacerse un exámen confirmatorio que….

–Ya va, ya va, disculpe…¿tengo VIH?

– A ver, como le dije eso lo arroja la prueba básica, para realmente confirmar que usted es positivo al VIH hay que hacer un confirmatorio.

–Pero es que yo no…

–¿Usted tuvo relaciones sexuales sin protección?

–Si…pero estuve con… –Victor comenzó a recodar: –“Tranquilo, todo está bien, no te guardo rencor hijo de puta. La vida se encargará de cobrarte”. “El maricón estaba enfermo ¿a que no lo sabías?”

–¿Usó condón?

–La última vez que tuve relaciones sexuales sin condón fue hace como cinco años, de resto siempre me he protegido, hace unas semanas tuve sexo sin protección con…–Recordó que estuvo con Teodoro y volvió a sentarse y comenzó a llorar, apoyó su cabeza en su mano apoyado en el posabrazo.

–Si es cierto lo que me dice o ustrd tiene vih desde hace años, o fue con esta persona con la que estuvo hace unas semanas o cabe la posibilidad que haya sido muchísimo antes y ahora es que se está enterando.

–¿Porque no llama a estas dos personas y confirma con ellos?

–Uno de ellos está muerto y el que me podía confirmar eso también murió.

–¿Y la otra pareja sexual?

–Es mi…-se detuvo.

–¿Su pareja?

–No, no mi amigo, un amigo.

–Le recomiendo que se haga esta prueba, en una de estos laboratorios, aquí no lo hacemos, también puede hacerlo en el hospital Central pidiendo cita.



Victor salió del laboratorio como zombie, sin saber lo que le habín dicho la doctora y sin saber que iba a hacer en este momento. Fue a la oficina.



Llegó y se sentó, tomó su celular y llamó a la única persona con la que tenía que hablar en ese momento.

–<Hola padrino, bendición ¿cómo estas?>

–<Bien, bueno, más o menos, óyeme algo>

–<¿Me estás llamando para repetir? Yo tengo ganas de acostarme contigo toda una noche>

–<¡Escúchame Teo, deja de decir estupideces!>

Teo arrugó la frente y se quedó callado.

–<Necesito reunirme contigo dentro de unos días, tengo que hacer primero unas cosas y dependiendo de eso,  hablaré contigo>

–<¿Y por qué no esperaste a hacer esas cosas y luego me contabas? Me vas a tener pensando en esa vaina toda la semana>

Victor no aguantó las ganas de llorar.

–<Hey Victor ¿que pasó? ¿es grave?, dime, ¿voy a tu oficina y hablamos?>

–<No, yo te aviso Teo, cuidate mucho> -Colgó la llamada

Cerró los ojos y por un momento se imaginó una vida con Ricardo pero teniendo VIH lo rechazaría. Pensó en llamarlo para contarle pero estaba lo de Teodoro, descartó de momento avisarle.

Revisó una carpeta pero no pudo seguir, se fue a su casa.

Camino a casa vinieron a su mente, el cura, su esposa, Cristobal y Carlos. Frenó el carro y comenzó a llorar.

Levantó su cabeza y dio la vuelta, se iba a algún lugar a beber hasta quedar completamente borracho.

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