Yolanda salía de la cárcel, esperaba que
Victor la fuera a buscar pero se encontró sola a la salida. Tomó un taxi, lo pagaría
con el dinero que le quedaba.
Cumplió un cuarto de condena por buena
conducta y ser de la tercera edad, pero no podrá salir del país por un año debe
presentarse cada 15 días en el Tribunal por el mismo período de tiempo.
Llegaba a su apartamento feliz de poder
disfrutar de su hogar y de una cama con sábans limpias. Al entrar la sala
estaba completamente desocupada, siguió entrando y el comedor y cocina tenían
el mismo aspecto, soltó la pequeña maleta.
–CATIRE, CATIREEEE, FABIOOOO.
Ambas habitaciones lucían igual que el
resto de la casa, salvo algunas cosas regadas por el piso, el apartamento
estaba vacío.
-¿Qué pasó aquí? !Me robaron! Maldito este
carajito, cuando lo encuentre lo mato, lo mato.
Entró a la cocina y había una nota pegada
de un gabinete.
<<Hola viejita, ¿pensabas que te ivas
a ir lisa? Cuando te metes con una de las nuestras la pasas mal. Vienvenida a
la realidad viejita>>
–¡Putas! Estas fueron las que me chucearon
en la cárcel, ¿Dónde está Catire? ¿Lo mataron? Yo hablé con él ayer.
Llamó al celular de Catire y estaba
apagado. Llamó a su hija para contarle que estaba libre y que se quedaría unos
días en su casa hasta solucionar lo del apartamento. Rebeca le dijo que no
podía quedarse. Yolanda llamó a Ricardo.
–<¿Coño suegra y por qué no avisaste que
salías?>
–<Quería darles una sorpresa y la
sorpresa me la llevé yo>
–<Tranquila, lo del apartamento te lo
resuelvo en esta semana, claro que te puedes quedar en la casa, no le pares a
tu hija.>
–<¿Tú sabes dónde está Catire?>
–<¿Qué te hace pensar que yo sé donde
anda ese guevón?>
–<Porque a lo mejor se sigue tirando a
tu esposita. Te pregunto porque no sé si lo mataron o qué, no había nada en el
apartamento.>
–<Ya te enterarás, llámalo al
celualr>
–<Yerno pareces tonto, ya lo he
hecho>
–<Ok, te veo en casa que ando
complicado>
Yolanda llegaba a la casa de su hija. La
recibió Teodoro.
–Tú debes ser Teodoro, niño como has
crecido.
–¿Tú eres? ¿Yolanda? La mamá de Rebeca.
–Si, soy tu abuela.
–Ah ¿vienes de visita o que?
–Me vengo a quedar unos días con ustedes.
–¿Y tú no tienes casa o te botaron?
–Niño, como se ve que eres adolescente,
insolente, ¿dónde está tu madre?
–No sé debe estar echada sin hacer nada en
su cama.
–¿Puedes llamarla?
–Eeeh no…sube y la buscas, supongo que
conoces la casa, yo voy a comer algo.
–¡Pero bueno! ¿Tú no respetas a tus
mayores? Soy tu abuela y hace unas horas salí de la cárcel.
–A la verga, una criminal metida en casa,
que bien, con razón Rebeca es como es, chao.
Teodoro se fue a la cocina a prepararse un
sanduche y en eso suena su celular.
–<Epa bicho>
–<Hola Teo, ¿como estás?>
–<Bien comiendome algo>
–<Puedes salir?>
–<Si>
–<Búscame y nos vamos al centro
comercial>
–<O sea que te busque con el chofer>
–<Bueno si, si puedes claro>
–<Ay claro gafo y gracias por llamarme
así salgo, está mi abuela aquí y que tostón>
–Hola hija.
–Igual viniste a pesar que te dije que no
te quería aquí.
–Mi yerno me dio autorización mientras me
amuebla el apartamento.
–Ah vaya, te va a acomodar el apartamento.
¿Y que le vas a dar a cambio? ¿Te vas a acostar con él?
–No querida eso ya pasó hace unos años.
–Que puta eres.
–Saliste a mi. ¿En que habitación me
instalo?
–En la que te de la gana, solo te pido
que no me molestes.
–Por ciero, tu hijo es un maleducado, me
trató malísimo.
–Me siento triste por eso, ya lo voy a
castigar, sal de mi cuarto.
Yolanda entró a una de las habitaciones
vacía y le pidio a la señora de servicio que le colocara sábanas, toallas y
articulos de aseo personal.
–Y por favor hazme algo para comer, quiero comer caliente
y decente. ¿Hay vino?
–Si señora.
–Ponme una copa, gracias
Yolanda se quitó la ropa y se vio en el
espejo de cuerpo entero, se vio la cicatriz.
–Esto me lo tengo que quitar pronto, yo no
puedo estar con esto. Y mira esta cara, la cárcel me ha envejecido.
–Sigues teniendo un cuerpazo suegra.
Yolanda se tapó con los brazos.
–¿Para que te tapas? No voy a ver nada
distinto de lo que ya he visto y comido.
–Estoy vieja.
–Estas buena coñoemadre.
Yolanda bajó las manos y se sonrió.
–Gracias.
Ricardo se acercó y le dio un beso en la
boca para luego tumbarse en la cama.
Teodoro subía las escaleras para cambiarse
y decirle a su papá que se iba con el
chofer.
Pasó por la habitación que había entrado
Yolanda y escuchó ruido. Abrió muy despacio la puerta y vio a su papá teniendo
sexo con su abuela.
–Maaaaaarico, esto lo voy a grabar. -Encendió
la cámara y se puso a grabar unos segundos.
Apagó la cámara y se guardó el celular.
–Papá, ¿me puedo llevar al chofer?
–Coño de la madre carajito !Toca la puerta
antes de entrar!
–¡Que voy a saber yo que estás tu aquí
tirando con mi abuela!
–Que verguenza por Dios.
–Ajá ¿me lo prestas?
–Si, si, sal de aqui.
Teodoro se rió y cerró la puerta.
–Mira Rebeca, mi papá le está dando la
bienvenida a tu madre.
–¿De qué hablas?
–Asómate al cuarto de la izquierda
El chico se fue a su habitación para
cambiarse y salir.
Rebeca se levantó de la cama y salió para
ir a la habitación de su mamá. Abrió la puerta de golpe y ambos estaban
sentados en la cama hablando.
–¿Qué pasó mi amor? ¿Viste que tu madre nos
va a acompañar unos días en casa.
–Si…mientras le amueblas el apartamento…me
dijo.
–Así es, no se puede quejar, tiene el mejor
yerno del mundo.
–Eso es porque tienes dinero mi amor, hasta
luego.
Teodoro buscó a Lucas a su casa.
–Marico tengo que mostrarte algo, te vas a
caer pa’trás y bueno te va a dar morbo, mira Julio, pa que lo veas. –Le dijo al
chofer que estaba extrañado con lo que iba a ver.
Julio, el chofer estaba impresionado.
–¿Ese es tu papá y tu mamá? –Le preguntó el
chofer que estaba nervioso y con verguenza.
–No marico, mi papá y su suegra, cágate
jajaja. Mira como se la coge marico, le está dando duro.
–Coño Teo para que grabas esa vaina ¿tu
eres loco?, borra eso.
–Tas como loco, esta vaina me servirá pa
algo, ni de vaina, lo voy a guardar en la nube marico.
–Teodoro, no deberías estar haciendo esas
cosas, es tu familia.
–Ay no se pongan correctos ustedes dos.
–Teodoro te vas a meter en problemas. –Le
dijo Lucas.
–Julio, sabes que le gustas a Lucas, me
dijo que quiere mamarte el guevo, le gustan mayores.
Julio tuvo una risa nerviosa. –Bueno, yo
tengo 28 años. Pero…yo no soy…ustedes son unos niños.
–¿Niños? Ya tenemos pelos en el guevo y
botamos leche. ¿te dejas mamar el guevo.
–TEODOROOOO. Eso es mentira señor Julio, no
le haga caso.
–Ay marico, no te eches pa’ trás otra vez.
–Me voy a bajar del carro.
–Es jodiendo vale, arranca Julio para el
centro comercial San Isidro.
Llegaron al centro comecial y Lucas se bajó
primero del carro, estaba molesto. Teodoro se quedó en el carro.
–No es paja, a Lucas le gustas, pero si él
no quiere mamarte el guevo, yo si, tú me avisas y le damos.
–Teodoro, yo no soy gay, tengo esposa e
hijo, quédate tranquilo.
–Yo estoy tranquilo, te veo a ti nervioso.
No te estoy pidiendo que te divorcies y que ahora te empates con hombres, te
estoy diciendo que quiero mamarte el guevo.
–Eres menor de edad.
–Sabía que querías, lástima que tengo 15
años. Te aviso para que nos busques, chao.
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