Ambos montados en la cama arrodillados, lo
penetraba con fuerza a pesar de los quejidos del otro.
–Esto no debió pasar, esto está mal.
–¡Dale coño, sigue dame duro!
El hombre lo tomaba de las caderas, sacaba
su pene por completo y lo volvía a meter, unas nalgas blancas y lisas que
estiraba para ver su pene entrar.
–¡Que culo tienes carajito coño!
–Deja de hablar y cógeme.
Sotó las nalgas para agarrarlo por las
caderas y darle con más fureza y rapidez algo que la otra persona sentía y
comenzó a gritar de dolor y placer.
–¡Me vengo, me vengo coño! AAH, AAH, AAH
MIERDA.
El hombre se detuvo y se apoyó en la
espalda del otro por unos segundos, una vez flácido el pene lo retiró y se
acostó en la cama.
–Uf ¿Viste que no era tan dificil hacerlo
padrino? Era cuestión de proponertelo.
–No coño, no me digas padrino, Teodoro.
Esto no debió pasar chamo, eres menor de edad.
–Ay Victor, deja el drama, yo quise que pasara,
sabes que quiero contigo desde hace años, no te voy a denunciar que me violaste
y tal.
–¡Tienes 15 años coño!
–Y tú 47 gran guevonada. Preocúpate más
porque tiraste en la cama de tus compadres.
–Estas loco carajito, menos mal que llegan
en tres días.
–En realidad deben estar por llegar jejeje
–¿Qué? Coño ¿por qué no me dijiste? Carajo.
Victor comenzó a vestirse, pensando en lo
que diría a Ricardo cuando lo viera ahí. Teodoro seguía tumbado en la cama desnudo viendo a su padrino nervioso.
–Deja el drama padrino, viniste a visitarme
a darme una vuelta.
–Si, ¿hoy? Chao.
–¡Padrino!
Victor se volteó a ver al muchacho.
–Yo quiero repetir, y vamos a repetir.
Chao Teodoro.
Victor bajaba las escaleras y se consiguió
con Ana que salía del despacho con su hija Berenice que tenía cinco años.
–¿Todavía estás aquí? Pensaba que ya te
habías ido. -Ana lo vio de arriba a abajo y se fijó en la corbata mal puesta y
la camisa a medio meter dentro del pantalón.
–Estaba con Teodoro ayudándolo en algunas
cosas. Hola Berenice, -se agachó a darle
un beso aunque la niña estaba un poco penosa.
–¿En su habitación encerrados?
Victor sintió como su cara se enrrojeció.
–Pareces un carajito Victor. Ten cuidado,
tú más que nadie sabes lo grave de eso, eres abogado. Cuidado.
–Nos vemos Ana.
Salió de la casa y se fue directo a su
carro, abrió la puerta trasera y lanzó ahí el saco y la maleta, cerró y llegaba
el carro de Ricardo. Los traía el
chofer.
Victor sudaba, sentía que tenía marcado en
la frente la palabra culpable, trató de calmarse y esperó que estacionaran.
–Coño compadre ¿viniste a darme la
bienvenida? ¿Qué haces aquí sino te dije que llegaba hoy? -Lo abrazó. –Raro tu aquí, ¿pasó algo? –Le
decía en el oído mientras seguían abrazados.
Victor estaba nervioso. –Vine a ver a mi
ahijado, ¿no puedo? ¿Está prohibido?
–No, prohibido no, esta es tu casa, lo
sabes, pero viniste hace dos días y ayer.
–Bueno, el caso es que vine, ya me tengo
que ir que tengo que chequear la remodelación del restaurante.
–Vaya, vaya.
Rebeca salía del carro luego de enviar unos
mensajes y subir fotos a su instagram.
Abrió la puerta sacó el bastón, se apoyó en el y salió.
–¿Otra vez está usando bastón Rebeca?
–Si, caminamos que jode y eso le resintió
la pierna.
–¿No te da remordimiento?
–Pregúntame como me fue guevón.
–Ya vi, las fotos de tu mujer en instagram
se ve que Europa les sintió bien y me imagino que viste las críticas de tu ostentoso
viaje ¿no?
–De bolas que me enteré, ¿no viste que
hasta me grabaron por Italia gritándome ladrón, asesino, corrupto.
–No es para menos Ricardo, la gente sabe
que tienes negocios aunque no hay nada a tu nombre y tu sueldo de diputado no da para esos viajes
que te diste con tu esposa.
–Y no sabes lo que viene en barco, ropa,
muebles y vainas para remodelar los
baños.
–Tenemos mucho trabajo Ricardo.
–Te tengo que contar muchas vainas, yo
estuve de viaje pero no dejé de trabajar, vienen cambios y prono te enterarás.
–Hola Victor
–Hola Rebe, ¿cómo estás de la pierna?
–Jodida ¿no ves? Mi carrera se fue al foso,
nadie contrata a una coja.
–Bueno, tampoco exageres, no estás coja.
–Le dijo Victor mientras veía como Ricardo los dejaba solos.
–Las fotos de instagram son un parapeto, lo
menos que estuvo fue conmigo, salía a verse con amigos, con una putas que
conocía y que unas amigas y a mi ni me determinaba. La unica buena noticia es
un mensaje de Cienfuegos para que me reúna con él para darme un papel en su
próxima serie.
–!Que bien! ¿no? me tengo que ir que ya voy
tarde.
Rebeca entró a su casa, Ricardo hablaba con
Ana mientras tenía en brazos a su hija
Berenice.
–En un par de meses nos vamos tú y yo de
viaje, se que lo he pospuesto por mucho tiempo pero esta vez lo haremos.
–Eso espero, te dejo con tu esposita. –Hola
Rebeca.
–Hola. –Por una extraña razón Berenice cada
vez que veía a Rebeca salía corriendo a abrazarla y darle un beso. Rebeca no la
rechazaba, más bien la saludaba con un beso y le trajo unos regalos.
–Ya quiero subir Ricardo.
–Si vamos.
Subieron las escaleras y entraron a su
cuarto consiguiendo a su hijo dormido y desnudo.
–¡TEODORO! –le gritó su padre
–Bueno ¿tú vas a dejar que este niño siga
haciendo lo que le da la gana? ¿Para que está Ana aquí para dejarlo a su aire?
–CÁLLATE REBECA , CALLATE, NO TENGO GANAS
DE DISCUTIR CONTIGO, YA SABES COMO TERMINAN ¿OK? ¿Qué coño haces aquí Teodoro y
desnudo?
–Me iba a meter en el jacuzzi pero me
dormí.
–Este edredón está manchado.
–Es que me masturbé y me quedé dormido. –Teodoro se bajó de la
cama y jaló el edredon y lo tiró al piso. –Dile a la cachifa que lo lave, me voy
a mi cuarto, bienvenidos. -Le dio un beso a su papá. –Chao Rebeca.
–TEODOOOOROOOO.
–Chao mamá.
–¡No soporto a ese carajito, no lo soporto!
–Me voy a duchar
Ricardo se metió en el baño y Rebeca
aprovechó para llamar a Cienfuegos.
–<Hola Gonzalo, ya llegué de viaje>
–<Caramba Rebeca pero no has bajado las
maletas del carro y lo primero que haces es llamarme, eso es estar deseperada,
quieres volver a la televisión>
–<No estoy para tus chistes, ¿Lo del
personaje va?>
–<Claro que va, dale gracias a tu marido,
tu cojera le va a dar caché a tu personaje de madre de familia millonaria y con
poder, eso dice aquí el guión que me pasaron, ajá y mira que la serie la
escribe Leopoldo Pons, el poeta de la telenovela. Él no quiere que seas tú la
que haga el papel, pero como comprenderás el dueño soy yo, así que vas pal
personaje>
–<Ok, ¿cuando nos vemos?>
–<Puede ser esta semana en mi casa, te
aviso mañana>
–<¿En tu casa?>
–<Si belleza, que entres a la serie tiene
su costo y ya sabes como lo vas a pagar, no te hagas la tonta que ya lo sabes.
Tú decides si quieres regresar a la televisión y nombrada en los créditos como
primera actriz>
Rebeca aceptó, colgó la llamada, cerró los
ojos, tragó saliva. Se le hizo un nudo en la garganta y aguantó las ganas de
llorar. Sabía que tenía que acceder a lo que le pidieran si quería entrar de
nuevo a la televisión.
Ricardo salía del baño desnudo, a sus 50
años conservaba un buen cuerpo gracias a sus rutinas en el gimnasio. Se pasaba
la toalla por la cabeza y luego por la entrepierna, le lanzó a toalla a Rebeca.
–Ay Ricardo por favor, no estoy de humor
para tus jueguitos.
–¿Con quien hablabas?
–Cienfuegos, me van a dar el papel en la
nueva serie.
–Ah que bien, ¿cuándo te toca bajarte las
pantaletas para entrar a la televisión?
Rebeca volteó a verlo con odio pero sabía
que tenía razón. –Mañana me avisa.
Ricardo se acercó a Rebeca y la agarró por
el cuello con fuerza.
–¡Qué puta eres! Debí matarte aquel día.
–¿Me vas a decir puta a mi, cuándo tú te
has tirado a media Europa en el viaje sin contar lo que haces aquí y con la
zorra de allá abajo?
Le dio un cachetada que le volteó la cara.
–Ve a bañarte que hueles a puta barata.
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