Julio se restregó los ojos, estaba en bóxer
y casualmente el pene erecto.
–¿Qué haces aquí? No puedes estar aquí, si
te ven me va a botar.
–Shhh, no hagas ruido, miiira, ya lo tienes
parado. –Julio se tapó con las sábanas y Teodoro se la jaló tirándola en el
suelo.
–Por favor sal de aquí, yo estoy casado.
–¿Tu esposa va a venir, la vas a llamar para contarle lo que va a pasar? No
¿verdad? Entonces relájate y coopera.
Teodoro se acercó a la cama y se sentó, y por
la abertura del bóxer sacó el pene y comenzó a pasarle la mano.
–Uy, venoso y con prepucio, grueso y
oscurito. –Se agachó y se lo metió en la boca moviendo la lengua con rapidez,
Julio echaba hacia atrás la cabeza cerrando los ojos.
–Ya chamo, ya, vete, me vas a meter en
problemas, tú eres menor.
–¿Te da miedo que te denuncie por acosador,
que me violaste? Tranquilo eso no va a pasar. Yo quiero que me cojas y tú
también quieres. –Volvió a introducir el pene en su boca retrayendo el prepucio
por completo, lamía el glande, Julio le ponía la mano en la cabeza, aunque
nervioso mirando hacia la puerta, disfrutaba la felación.
–Empuja el pestillo de la puerta anda.
–Eso me gusta, ya te vas relajando. -Tomó
el pene y lo echó a un lado para meterse los testículos a la boca y succionar,
algo que a Julio lo enloqueció.
Teodoro se puso sobre él colocando sus
nalgas en la cara para que le diera un beso negro,
–Chúpalo bien para que lo dilates. –Julio
comenzó a lamer la zona anal, mordisqueaba y metía la lengua en el culo
mientras apretaba las nalgas.
–Sin miedo, ponte rudo, nalguéame.
Julio seguía chupando, el chico se esmeraba
con el pene dándole suaves mordiscos por todo el tronco.
–Tú lo quisiste carajito, te voy a coger.
–Teodoro se detuvo y se volteó para buscar un preservativo. Lo abrió y se lo
colocó.
–No traje lubricante, ¿tienes crema?.
–Si, si, en el baño.
Echó un chorro de crema en el pene y en su
mano para colocarse entre las nalgas. Pusos sus pies entre las caderas del
chofer y se agachó tomando el pene para dirigirlo al culo. Poco a poco fue
introduciéndolo.
–Estoy a punto me vas a hacer acabar.
–Aguanta marico, ya va, no me dejes a
medias.
–No, no, yo le doy seguido, no se me baja.
Terminó de entrar el pene y Julio se
corría, se tensó y luego de unos segundos volteó al chico y lo puso de rodillas
en la cama.
–En 4 es que me gusta a mi,
–¿Ah si? ¿así te coges a tu esposa?
Julio le dio una fuerte nalgada. –A ella no
la nombres.
–Sigue dándole entonces, duro.
Julio le abría las nalgas y veía como su
pene entraba y salía. –Voltéate.
Se acostó boca arriba levantando las
piernas para que Julio volviera a penetrarlo, le llevó las piernas hasta tener
los pies entre su cabeza. Teodoro veía el pene de Julio entrar y salir de su
culo. Julio sudaba y las gostas caían sobre el chico, que estaba excitado y
gemía pidiendo más.
Y así estuvo Julio moviéndose con fuerza y
rapidez, le estaba costando acabar de nuevo.
–Ya me vengo, ya me vengo coño.
–Acábame encima.
Julio dio dos empujones más y retiró el
pene, el preservativo quedó dentro del ano del muchacho, mientras se
masturbaba, Teodoro hacía lo mismo. Ambos se vinieron al mismo tiempo
descargando todo el semen sobre el abdómen del chico. Julio respiraba de manera
agitada.
–Límpiate y vete ya por favor.
–Tranquilo chico, deja los nervios. Fue una
tirada muy buena.
–Que no se repetirá.
–Claro que sí. –Teodoro se fue al pequeño
lavamanos y se limpió el exceso con agua para luego secarse con la toalla y
vestirse.
–Por favor, ni una palabra a nadie de esto,
no quiero problemas.
–Le voy a hablar a mi papá.
–Teo, por favor.
Teodoro salió de la habitación con una
sonrisa, al caminar 20 pasos se consigue con Ricardo.
–¿Tú que haces aquí?
–Estaba hablando con Julio, pidiéndole un
favor para que me llevara a un sitio.
–¿Un sitio? ¿que sitio?.
–Ay papá un sitio. Mira, ¿cuándo me compras
un carro? Me da fastidio los choferes.
–Ya se verá, ya se verá, no estás en edad
para eso.
–Estoy en edad, necesito aprender a manejar
ya.
–Yo te pago las clases.
–Soy menor. Me voy a acostar, no se te
olvide comprarme el carro.
–Teo ¿tú crees que yo saco la chequera y
compro carros?.
–Ay Ricardo, no me vengas con que te cuesta
comprar un carro que tienes que reunir un dinero. Vas al concesionario pides
uno y ya, eres diputado, no Pedro Perez. Chao.
Ricardo se quedó ahí parado sorprendido con
la respuesta de su hijo.
A la mañana siguiente Teodoro entraba a la
cocina, estaba Julio tomando un café, al ver al chico bajó la mirada.
–¿Qué pasó julio? ¿te sientes mal? –Le dio
una palmada en la espalda mientras el chofer tosía.
–No, no, el café se me fue por otro lado.
–Que bueno lo de anoche ¿no?
Julio abrió los ojos y miró hacia las dos
muchachas que estaba lavando y recogiendo la cocina.
–La conversa que tuvimos, fino todo.
–Buenos días a todos. -Entraba Ricardo aun
sin vestirse, sin franela y con un bóxer.
–Hoy te levantaste sexy Ricardo.
–Deja la mariquera Teo, dormí malísimo,
¿hay café? ¿quién me lo sirve?
Una de las muchachas le sirvio el café.
–Papá cuidado y se te escapa el pájaro por
el hueco, mira que las muchachas les da pena.
-Bueno carajito ¿qué te pasa? Deja la
guevonada. ¿No te vas pa’ clases?
–Si, me lleva Julio.
–Te vas con un escolta, ahora vas a tener
asignado un escolta que te acompañará donde vayas.
–Coooooo, que tostón vale.
–Te jodes, bastante me jorobaste con lo
del…la vaina aquella, me tuve que bajar de la mula fuertemente.
–Hablando de pagar papá.
-Si ya, ya me lo dijiste anoche, está
pendiente.
–No, no es eso, pero que bueno que lo
tienes presente. Se trata de Julio, tengo algo que contarte.
Julio se puso pálido y se colocó el
sombrero.
–¿Qué será?
–Bueno ayer fui a su habitación y bueno,
pasó…
Julio se puso nervioso. –Señor Sucre yo le
puedo explicar.
-Bueno que guevonada es, estoy dormido y
ustedes hablando paja, ¿me quieren explicar?
–Coño que quiero que le subas el sueldo a
Julio, el doble, verga el pana trabaja full papá y le estás pagando un poco más
de sueldo mínimo, súbele el doble de pana y todo.
Ricado vio a su hijo y luego a Julio que
tenía la cabeza agachada.
–¿Y por qué no me lo pides tú? ¿te da pena?
Coño, estás grandecito, mi hijo apenas tiene 15 años y habló por ti.
–Bueno señor es que yo no…
–A ver Ricardo, el me comentó que quería
pedirte un aumento pero le daba pena y yo le dije que hablaría contigo. Está
casado y con un chamo, lo que le pagas no le alcanza.
Julio miró a Ricardo que también lo veía.
–De acuerdo, esta tarde me recuerdas para
decirle a Victor, pero me escribes tú, no este mocoso, ¡tú!
–Gracias señor.
–Bueno me voy a duchar, preparénme el
desayuno por favor y a mi mujer que ya la voy a levantar.
–Gracias Teo, pero no tenías que hacer eso.
–¿Por qué? Ganas una miseria, mi papá tiene
plata que la suelte no joda, epa, tranquilas que yo hablo con mi papá y que les
aumente a ustedes.
–¿Te llevo al colegio?
–Quisiera que me llevaras clavado hasta mi
cuarto, pero si, llévame al colegio. –Le dijo al oído, mientras que le
entrepierna de Julio se movía.
Llegaron al colegio y Teodoro se quitó el
cinturón de seguridad.
–Te puedo dar un beso.
–¿Qué, aquí? ¡estás loco! Hay un gentío y
está el escolta.
–Esta gente no está pendiente.
–Nunca he besado a un hombre, menos a un
chamito.
Teodoro se le acercó y le dio un beso en la
boca metiéndole la lengua. Se separó unos centímetros. –No es muy diferente aun
beso con una mujer.
–Ay carajito me vas a meter en problemas,
bájate
Se bajó y fue a la ventana.
–Yo quiero seguir comiendo de ese guevo.
–Ya veremos, anda, entra.
Julio arrancó, sentía una presión en la
cabeza, se iba a su casa y pensaba en su mujer que llegaría a hacerle el amor y
anoche lo hizo con un chico.
–<Listo ya tengo tres fotos del
carajito>
–<De vaina me pilla el escolta, pero
pude tomarlas, ahí te las envio>
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