jueves, 8 de octubre de 2020

FIEBRE 5. Capítulo 4

Willy estaba con Federico en el barrio, le enseñaba a disparar. Le acomodaba los brazos, le sostenía la cadera. -¡El ojo en la mira y dispara!
Disparó. Falló el tiro pero estuvo cerca.
Luego de practicar varias veces apuntando, disparando desde el piso, a través de una ventana, acostado boca abajo, comenzaban a prácticar con navajas. Sin filo, manchadas para marcar en que parte del cuerpo alcanzaba la cuchilla. El chico no asertó ninguna.
-Mira como estás, tuviera una navaja de verdad y estarías desangrándose.
-Ya estoy ladillado de practicar, vamos a entrar y comer algo.
-Mañana te muestro como hacer si te agarran desprevenido y tienen un cuchillo o navaja.
Entraron al rancho.

Willy lo agarró del cabello y se lo trajo hacia él. Le dio un beso en la boca, Federico respondió al beso abrazándolo.
-Hey hey hey, no te me pongas jeva, deja la abrazadera.
-Dame talco y me coges.
Willy le lanzó a la cara un pequeño sobre de coca. -Yo te gusto negro. -Un poco de coca por la nariz y Willy se le acercó poniénde el arma en la cabeza.
-Desnúdate y deja de hablar guevonadas.

-Bienvenida princesita.
-Hola.
Manuel la cargó con la agilidad con que se carga una bolsa de plumas. Le metió la mano por la pantaleta hasta tocar sus nalgas y culo.
-¿Quieres por el culito de nuevo?
-Por eso estoy aqui.
-Te voy a dar duro mi amor.
Le arrancó la pantaleta y la llevó a la habitación.

La lanzó a la cama y la terminó de desvestir. Comenzó a chuparle los pezones de sus diminutos pechos, su mano bajaba a su vagina y sus dedos entraban en la húmeda cavidad, la chica ya comenzaba a gemir.
La besó metiendo la lengua y mordiéndole los labios.
Carlota le tocaba el enorme pene deseando que la penetrara.
-Quiero que me cojas, eres el único que me ha cogido rico.
-¿Ah si? ¿Quién fue ese que no me la puso a disfrutar pa darle un pepazo. -Otro fuerte beso mientras tres dedos entraban en su vagina.
-Mi tio y el viejo ese que le dijiste que me desvirgara.
-Mira que putica la niña, con el tío. Mami te pagué bien por ese virgo, no te quejes.
-Aaaay, aaah mi mamá me quitó el dinero.
-Que vaina con esa mala mamá. ¿Tú crees que se deje coger por mi?
-Aah, no sé, métemelo.
Manuel le metió cuatro dedos, los sacó y le dio un par de palmadas.
-No princesa, hoy no, bueno no ahora, quiero que estés fresca y relajada. Ahora viene un cliente que va a pagar muy bien y quiere metértelo por el culo, la cuca, la boca.
-No Manu, no, hazlo tú, no quiero que otro viejo asqueroso me toque.
Manuel le dió una cachetada y la agarró con fuerza por la barbilla.
-Tú haces lo que te diga, ya cobré por ti y vas a recibir una parte, así que te pones flojita y colaboras, el tipo no llega a los 40 años.
-Tómate esto y te lavas bien.
-¿Que es esto?
-Para limpiarte los intestinos y no haya sorpresas con el cliente. En medio hora te darán ganas de ir al baño.

Willy estaba sobre Federico tumbados en la cama, acariciaba al chico por un costado mientras se besaban, sus penes rozaban, Federico se le erizaba la piel.
-Estás divino carajito. -Comenzó a chuparle las tetillas mientras le metía un par de dedos en la boca, bajaba hasta el ombligo, pegaba su nariz a la piel y olía el pene del chico, lo rozaba con la nariz mientras lubricaba, bajó al muslo y los mordía suavemente, llegaba a la parte interna y los mordía, soplaba y seguía bajando. En las rodillas se detuvo, soplaba suavemente y las lamía. Comenzó a morderlas con suavidad, primero una, luego la otra, soplaba y volvía a morderlas.
El chico soltó un gemido, su abdomen se contrajo y comenzó a eyacular. Willy lo veía mientras acariciaba las pantorrillas de Federico y llegaba a los pies para terminar de estremecerse y soltar las últimas gotas de semen.
Willy se arrodilló levantando su cuerpo, vio a Federico aún recuperando el aliento. Sonrió.
-Eso que me hiciste estuvo brutal.
-Yo sigo prensao, voltéate.

El chico se volteó, Willy se colocó lubricante y se acostó sobre Federico dejando que el pene se deslizara dentro de él. Vio la espalda del muchacho como se erizaba. Una vez completamente dentro de él comenzó a moverse suavemente, moviendo su cadera de manera circular, luego subiendo y bajando. Le mordía la oreja al chico.
-Tienes un culo divino y caliente. -Siguió moviéndose, sacaba todo el pene y volvía a meterlo. Federico levantó su cadera y Willy se puso de cuclillas. Vio el reloj era tarde. Tomó sus caderas y comenzó a moverse. Más rápido, más fuerte, aferrado a las caderas del chico que empezaba a gritar.
-ME VENGO, ME VENGO....AAAAAHH AAAAH AAAH UUUUUF. -Le dió una fuerte nalgada a Federico y se tumbó a un lado.

Willy se sentó apoyado al respaldar de la cama y Federico acostado en sus piernas viéndolo. Willy fumaba.
-Que cogida tan buena.
-Gracias, se hace lo que se puede. Seguro que eso se lo dices a Manuel también.
-El tira bien, pero es muy salvaje. Tú eres más romántico y eso me gusta.
Willy, serio botabs el humo del cigarrillo. -Ay vale, déjate de mariqueras. Te gusta porque tiene una verga enorme.
-Que pendejo eres, tú lo tienes grande. Si tengo que elegir quien quiero que me coja, te elijo a ti.
-Sabes que si Manu se entera de esto nos despacha.
-Si, pero no tiene porqué enterarse. Yo me quiero quedar contigo, pero Manu quiere que trabaje para el por eso me entrenas.
-Te entreno no por él, porque quiero que te protejas. Tarde o temprano le doy chuleta a Manu. 
-Se está cogiendo a mi hermana.
Willy abrió los ojos. -¿Cómo lo sabes?
-¿Ah tú lo sabías? Ah bueno que gafo, claro que lo sabías, lo sabes todo. Manu es una mierda, pero quiero ganar plata.
-Manu es capaz de cogerse a su madre si quiere.
-Yo quiero hacer algo, quiero que me ayudes, aunque me interesa que Manu lo sepa.
-¿Que será?
-Después te digo.

Carlota comenzaba a vestirse mientras el hombre se reponía de la agitación que tuvo. La chica, estaba asqueada, a punto de llorar, no le había desagradado el sexo con el hombre pero se sentía una basura.
-Coño tu jefe no me engañó, eres aplicada, me gustan así, puticas pero obedientes. Creo que la semana que viene repito contigo, sigues tiernita. Lástima que en unos meses ya estarás demasiado usada, pero ya pediré otra niña, pero de momento estás rica.
Toma, esto es para ti, te portaste muy bien. -Le dio un beso en la frente y la dejó en el cuarto.

Abajo en el edificio la esperaba el chofer de Manuel que la llevaba de regreso.
-Toma tu parte, una mejor tajada que la otra vez. ¿Fue mejor verdad?
-Si...-Respondió mirándolo con rabia.
-La próxima vez que un cliente me diga que estás con cara de culo te caigo a carajazos. A los clientes hay que tratarlos bien de principio a fin.
-Es que yo no quiero ser prostituta, quiero tirar contigo.
-Mi reina no puedo gastar la mercancía, tengo que sacarte provecho mientras tengas esa piel joven, te veas virginal, casi niña, eso es lo que gusta.
-Me dijiste que después me ibas a coger. Vamos.
-No mi reina, no tengo ganas, otro día seguro le damos rico, ve a casa, que pronto te mando más clientes, te vas a forrar de plata perrita, menor de edad y con dinero.
-¿Me das un beso? -Carlota se acercó a Manuel pero este le puso la mano en la cara frenándola.
-Váyase a su casita y me descansa, la quiero fresca pa la próxima jornada.
-¿Dónde tienes a mi hermano?
Manuel sacó el arma, la cargó y se la puso entre las cejas. Carlota comenzó a temblar.
-Quédate sana y no preguntes, usted viene a esta casa a complacer a papá, más nada, mudita.



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