martes, 10 de noviembre de 2020

Fiebre 7. Capítulo 7

 


Siete de la mañana, Gerardo, Román, Irma y Diego llegaban al aeropuerto de La Carlota para salir desde ahí a Los Roques. Diego iba en silla de ruedas aunque ya podía caminar ayudado de un bastón pero prefería no esforzarse mucho en ese momento.


-Mi amor acomodame el apoyabrazos porfa. -Diego le decía a su hijo. Cuando se acercó le comentó algo en voz baja. -¿No te parece muy extraño que salgamos a Los Roques desde aquí? Te lo vuelvo a decir, este hombre es poderoso y quién sabe si peligroso.
-Papá, vamos a la playa, vamos a disfrutar, relájate.
-Somos cómplices hijo, esto que estamos haciendo es ilegal, corrupción.
-Lo hablamos en otro momento papá ¿Si?.

-¡Mira, mira, mira. Esa gente está saliendo del país marico, van con maletas!
-¿Tomaste fotos?
-Si, ahora cállate que voy a grabar pero con está camara que tiene mejor zoom.
-¿Puedes ver quiénes son?
-No pero hay una persona en silla de ruedas. Deben ser un enchufado o uno del gobierno mal portado.
-¿A quíen le vas a mandar esa vaina?
-Un gentío, pa' que se haga viral. Después lo rebotamos tú y yo.

-Bueno, ya estamos listo para despegar. Espero que disfrutemos este fin de semana. Será muy soleado. -Les decía Gerardo muy sonriente. Abrazó a Román y le dio un beso en la boca, Diego se sintió incómodo y miró hacia otro lado.

Gerardo estaba sentado al lado de Román.
-Quiero disculparme contigo por lo de la otra vez.
-¿Que fue lo de la otra vez? -Román suspiró y volvió a hablar. 
-Cuando te dije...que no te amaba...no se...yo...creo que no me supe explicar, es que..
-Tranquilo nené, yo no estoy molesto contigo, al contrario, me gusta que seas sincero. No te preocupes que nada va a cambiar. -Le apretó la mano mirándolo a los ojos. -Nada cambiará mientras seas leal conmigo. -Le besó la mano al chico y cerró los ojos, Román sentía que le subía la temperatura del cuerpo. Gerardo sintió el calor en la mano del chico, sin abrir los ojos le dijo. -No te pongas nervioso nené, si estás conmigo nada te va a pasar, ni a tu familia.

Aterrizaron. Los esperaban en la pista dos hombres que ayudaron a bajar las maletas y otras cosas que venían en la avioneta. Llegaron dos camionetas, en una se irían Irma y Diego y en la otra Gerardo y Román.

-Supongo que nos quedaremos en una posada.
-No nené, no nos quedaremos en una posada, nos quedaremos en mi posada. Tamarindo.
-¿Tu posada?.
-Vamos a estar los cuatro solos. Nos atenderán como reyes.

Ambas camionetas llegaron a la vez. Cuando Román se bajó y alzó la mirada, vio a 20 pasos a un muchacho. Gerardo ya había entrado. Ambos se vieron, el muchacho se sonrió, Román hizo lo mismo. Cuando tomó su bolso movió la cabeza saludándolo, el otro chico hizo lo mismo y se dio media vuelta.

La fachada de la posada estaba recién pintada, era sencilla, al verla no decía nada con respecto a lo que hay dentro. 10 habitaciones totalmente equipadas, áreas comunes, donde hay mesa de billar, sala para televisión, una pequeña sauna, un jacuzzi y al fondo la piscina. Toda la posada había sido desinfectada y el poco personal que había estaban con sus mascarillas. -¿Hay wifi?
-Si, internet a gran velocidad.
Ambas parejas se fueron a sus habitaciones para dejar las cosas.

-Salimos desde La Carlota y ahora llegamos a la posada de Gerardo.
-Tu yerno es espléndido.
-Perdona Irma,  es tu jefe y lo quieres mucho, pero este hombre oculta algo.
-Mi amor, relájate, estamos en un paraíso, disfruta.
-Me preocupa, mi hijo está involucrado con este hombre, no me gusta.
-Tranquilo.

-Voy a encender el aire, hace caaaaalor.
-No, no, no. ¿Cómo vas a encender el aire? Siente la brisa de este lugar. -Abrió la ventana y  entró el aire con ese aroma marino. Gerardo cerró los ojos y aspiró una buena cantidad de ese aire.
Se fue a su bolso, sacó el lubricante.
-Tengo hambre.
-Ahora vamos a desayunar, pero primero vamos echar nuestra primera tirada en la isla.

Gerardo se quitó la ropa, su pene ya estaba erecto, Román hizo lo mismo, se acercó y se agachó para mamarle el pene a Gerardo. Jugaba con el prepucio con sus dedos, sacando el líquido preseminal para limpiarlo con su lengua y luego introducir todo el pene en su boca. Gerardo le pasaba su mano por la cara del chico. Lo levantó. -Te voy a poner a sudar. Quiero que veas el mar mientras te cojo.
Román se arrodilló en la cama, Gerardo le puso lubricante en el culo. También se arrodilló. Comenzó poco a poco a penetrarlo, el pene iba abriéndose paso lentamente, cuando ya estaba totalmente dentro de Román comenzó a moverse.
Gerardo lo tomó por los hombros y sus movimientos se volvieron violentos haciendo que la cama rechinara y se moviera.

-¿Coño y ese ruido?
-Ja ja ja pues solo hay dos habitaciones ocupadas, tu hijo ya empezó a disfrutar de la posada. ¿Será que hacemos lo mismo?
-Pero yo no voy a darte así de salvaje, ¡mira como grita!
-Yo quiero gritar.

Román no paraba de gritar, Gerardo gruñía mientras la cama ya se había rodado de su lugar original. Las nalgas del chico estaban rojas de las nalgadas que le daba.
Gerardo retiró el pene solo para ver lo dilatado del culo. -Uuuuf que vaina tan buena, si te vieras el culo como lo tienes, eso me pone mal. -Lo volvió a meter y siguió golpeando con fuerza.
Román volteaba a ver a Gerardo que estaba concentrado y sudando igual que el chico. Era el único hombre con el que ha estado pero el sexo lo disfrutaba totalmente.
Gerardo le abrió bien las nalgas para ver cómo su pene entraba. Las soltó y comenzó a eyacular, apretaba con fuerza las nalgas mientras sentía como acababa dentro del chico. Sacó el pene y lo restregaba entre las nalgas, Román se masturbaba, cerró los ojos, eyaculó y volvió a abrir los ojos observando el azul celeste del mar, sonrió.
-Bien vale la pena estar con Gerardo, sea lo que sea quiero estar con el viejo.
Un fuerte nalgada lo sacó de su concentración. -Vamos a ducharnos para ir a desayunar

Cuando salieron de la habitación afuera estaban Irma y Diego riéndose, hablaban entre ellos, ambos reflejaban felicidad, Román los vió, hizo contacto visual con Irma y se sonrieron, el chico sabía que ella era la mujer que hacía feliz a su papá y tanto él como ellos acababan de hacer el amor.
-¡A desayunar! -Dijo Gerardo mientras caminaban a la mesa que estaba al aire libre con vista al mar.

Luego de desayunar se fueron a la orilla del mar. Se instalaron en la playa con todo lo necesario, botellas de ron, whisky y hasta vino, comida y algunos postres. Luego comerían pescado que se los traerían al toldo.

Los dos hombres que ayudaban a Gerardo se acercaron al toldo, Gerardo se levantó. -Al carajito lo siguen donde vaya y me informan que hace, con quién habla, que dice y por supuesto que no se de cuenta que ustedes están siguiéndolo.
-Tranquilo jefe. Mientras estemos en eso estarán dos hombres de nuestra confianza cuidándolos a ustedes.
-Bien. Luego resolvemos el pago, si se portan bien, la paga será muy buena.

-Suegro, quiere caminar y así hablamos y de paso nos conocemos mejor.
-Si claro, me hará bien caminar.
-Yo me quedo aquí tomando sol con Román.

-Ay Irma ¿No te importa quedarte sola? Quiero caminar y tomar fotos.
-No chico, yo me quedo aquí tranquilita tomando sol y bañándome, ve, pero ponte bloqueador y llévate un cooler con agua, agua, no alcohol, no te vaya a dar algo por allá.
-Ja ja ja. Tranquila.

Comenzó a caminar y los escoltas de Gerardo se pusieron alerta y lo siguieron, iban paralelo al chico pero a 50 mts, estaban sin camisa y con bermudas como si fueran otros turistas.

El chico cuando llevaba 5 minutos caminando ve al muchacho que vio cuando llegaron a la posada, su corazón comenzó a latir más rápido.

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