miércoles, 11 de noviembre de 2020

Fiebre 7. Capítulo 8

 


-Hola

-Hola, ¿Cómo estás?.
Román veía al muchacho de arriba a abajo, tenía un short turquesa a medio muslo y marcaba abdominales. -Me llamo Tomás.
-Román.
-¿Estás con tu familia?
-Con mi papá y su novia.
-Ok, pero vino otro señor y con chofer.
-Que observador, es...mi pareja.
-Ah, vaya...pero es mucho mayor que...
-Si, si, un viejo.
-¿Te lo estás chuleando?
-Digamos que en cierta forma, aunque...
-Ooookey, no te preocupes no quiero saber, ¿Caminamos?
-Disculpa...si.
-¿Tu novio no se molesta?
-No, no creo, está allá, ¿Ves al del bastón? Ese es mi papá y mi novio.
Comenzaron a caminar pero Tomás lo llevó por otro camino para no tropezar con Gerardo. Los escoltas tomaron también por el desvío.
Tomás está encargado de una posada regentada por un matrimonio que ahora estaban de viaje. 
-Ah que bien, que rico trabajar y vivir aquí. ¿Que edad tienes?
-28 años ¿y tú?.
-10 menos que tú.
-Eres un niño.
-Ya puedo tirar contigo.
-Ja ja ja que directo caramba. ¿A qué te dedicas que vas a estudiar? -Román le contó que iba a comenzar la universidad pronto e iba a estudiar Ingeniería.
-¿No te da miedo estar conmigo sin tapabocas?
Tomás se rió con los cambios bruscos de tema. -No tengo mucho contacto con gente, aquí hay pocos, poquísimos contagios y están aislados, pero debería usarlo.
-Soy inmune al virus.
-¿Inmune? ¿Ya tuviste?
-No, pero mi cuerpo, mi sistema inmunológico evita que lo tenga, no sé cómo funciona pero no me contagio.
-Entonces puedo...-Tomás le dio un beso, pasó su mano por detrás de la cabeza y Román paralizado, luego abrazó a Tomás.

-Esto va a poner contento al jefe. -Unos de los escoltas tomó fotos.

-Vaya. Hablando que soy directo y me lanzas ese beso.
-Me provocó hacerlo, me gustaste apenas te vi llegar.

-¿Entonces tus intenciones con mi hijo son buenas? -Diego le preguntaba a Gerardo en un tono paternal protector luego de estar conversando sobre su salud, el trabajo y de Irma.
-Ja ja ja. Suegro no tengo 20 añitos para que me haga esas preguntas, tengo 55 años, hasta mayor que tú soy.
-Pero no me has respondido. -Detuvieron la caminata y Gerardo le puso una mano en el hombro.
-Digamos Diego que estoy enamorado hasta los tuétanos de ese carajito y por eso estoy con él y lo ayudo en sus cosas y a ustedes, no me importa hacerlo, lo hago con todo el amor.
-Así, con todo el amor. ¿Y él, Román, te ama?
-Fíjate que no, me lo dijo en mi cara y yo acepté ese chaparrón de verdad en mi cara.
-Eres abogado, tienes dinero, mucho, demasiado diría yo para un abogado, no sé...tienes una clínica, avioneta, la posada y quién sabe que otras cosas. ¿Me tengo que preocupar?
-Me muevo en un ambiente peligroso, cobro mucho por mi trabajo, lo vale porque enemigos tengo como arena en este hermoso archipiélago. No tienes que preocuparte de nada mientras yo esté vivo y tu hijo me sea leal, no pido que sea fiel -mintió, aunque lo primero era más importante- mientras sea así él, tu y tu mujer vivirán bien.
-Yo estoy a punto de divorciarme.
-Tu mujer Irma.
-Me acabas de decir eso de mi hijo y me dejas más preocupado, preferiría dejar todo hasta aquí y dejar que yo resuelva financieramente a mi familia.
-Diego, Diego, deja el orgullo, sabes que esta vida que les tengo montada a ustedes no la puedes costear. Deja que yo me ocupe, tu ocúpate de hacer feliz a esa hembra y que tu hijo no se olvide de quién es el hombre que lo mantiene. ¿Nos estamos entendiendo verdad? -Volvió a ponerle el la mano en el hombro y sonó su celular.
-Señor Hernández lo llamo como usted me dijo cuando resolviera. Ya el edificio es prácticamente suyo. Solo falta la firma del documento y listo.
-De eso se encarga mi empresa, Gomez, yo no tengo que firmar eso, lo sabes.-
-Formalismos doctor, disculpe-
-Bien, cualquier otra cosa lo hablamos el lunes, no me molesten por lo que queda de fin de semana-
Colgó la llamada. -Listo, negocio cerrado. ?Nos regresamos? Hace calor y nos esperan unas cervezas y botellas.
-Espera, Gerardo. -Diego se detuvo y Gerardo también volteando a ver a su suegro. -No le hagas daño a mi hijo.
-Es lo último que haría en esta vida. Vamos.

-¿Tienes mucho tiempo con tu novio?
-Unos meses, ¿Tienes pareja?
-Tuve una noviecita Roqueña, pero tenía más sexo con hombres que con ella y aquí no es que abunden hombres gais para tirar a menos que lleguen turistas. Entonces la dejé, bueno, me dejó porque se enteró que me acostaba con un tipo, fue tanta la vergüenza que se fue a estudiar a la UDO, se mudó a Oriente.
-Que fuerte, ¿Entonces eres bisexual?
-Mmmm bueno, digamos que solo me acosté con un par de chamas y ya.
-Yo no he estado con mujeres, de hecho perdí la virginidad con el viejo.
-¿Le dices viejo?
-Si, de cariño. 
-Quiero cogerte, ahora mismo.
-¿Estás loco? ¿Si nos ven? Por allá hay dos tipos.
-Seguro son pareja. Vamos a vernos esta noche y te cojo en la posada. Anota mi número. -Román lo anotó y le repicó para que tuviera el suyo.
-Nos podemos ver en la noche pero no sé si tirar, no puedo escaparme por mucho tiempo.
-Ok ahí vemos, pero si quiero verte.
-Pero cuando me vaya tú te quedarás aquí y no nos veremos más y con esta cuarentena.
-Le dices a tu viejo que quieres venir de nuevo a Los Roques y nos vemos.
-Me imagino que no tienes huéspedes.
-Hasta hace 3 semanas un par de turistas que quedaron varados, ahora nadie.
-Vamos a regresar.
-Dame otro beso. -Le dijo Tomas que lo abrazó y le apretó una nalga y luego se bajó el short. -Mira como me tienes, duro y lubricado. Mámalo.
-No vale...aquí no.
-Anda chico, no seas cagón, aquí no nos ven.
Román vio a Tomás a los ojos, recordó lo que le dijo Gerardo y comenzó a ponerse nervioso, la temperatura de su cuerpo subió pero igual se agachó.
-Coño chaaaamo tienes la boca y las manos calientes. Uuuuf que rico se siente, me vas a hacer acabar.
La mano caliente del chico tomó el pene mientras lo tenía en su boca. Tomás sentía el calor de la boca y la saliva aguantando las ganas de acabar.
-Marico estoy a punto, sal, salte. -Román se echó para atrás y Tomás comenzó a eyacular, cerró los ojos apretando los dientes.
-Veerga marico tienes esa boca caliente, me hiciste acabar rápido ¿Tienes fiebre?.
-No, ya me tengo que ir.
-¿Regresamos juntos?
-¿Te puedes regresar por ese camino? Prefiero que no me vean contigo.
-Ok, llámame esta noche o mándame un mensaje.

Román corrió hasta la orilla y se metió en el agua, sentía su piel quemada por el sol, nadó en dirección a su toldo pero luego salió del agua para seguir caminando.

-¿Dónde estabas nené? No te vimos, ya hemos comido y bebido, ¿quieres algo?
-Caminando, casi que me pierdo, tomé fotos.
-A verlas.
-Tengo hambre ¿Me sirves una Cuba libre?
-Román ¿Vas a beber?
-Suegro, este carajito ya es mayor de edad? Puede beber.

Gerardo le dió el vaso  con la bebida y algo de comer. Se fue un momento a la posada y Diego aprovechó para hablar a solas con su hijo. Irma estaba en el agua.
-Román deja a Gerardo cuánto antes, ese tipo. Lo que me dijo no me gustó.
-¿Qué te dijo?
-Fue como una amenaza, una advertencia. -Diego le contó sin mucho detalle lo que le dijo.
-Papá yo no voy a dejarlo, en estos momentos no puedo, hay cosas que debo hacer antes.
-¿Sacarle el dinero, chuleartelo?
-Averiguar más cosas sobre él.
-Aléjate de Gerardo, hazme caso.
-Papá deja los nervios, vinimos a disfrutar.

Román levantó el vaso y se bebió el trago de un tirón, se fue a servir otro.

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