lunes, 2 de noviembre de 2020

Fiebre. Septima temporada. Capítulo 1


Luego que llamó a Manuel después que encontró el cuerpo mutilado de su exnovia, se fue a la sala y se sentó a llorar. Su hermano llegó a la media hora con policías, médico forense y ambulancia.

Manuel levantó a Braulio del sofá y le dió unas fuertes palmadas en la cara.
-Hey ya, ya, deja la mariquera, esa zorra ya no era novia tuya, listo, está muerta, te necesito con los sentidos alertas.
Braulio se abrazó a Manuel, este estaba con los brazos caídos y mirando al techo. Las personas que vinieron con él hacían su trabajo. Abrazó a Braulio. -Ya pendejo, llora, llora, saca toda esa mierda.
-Nunca había visto a un muerto y menos como conseguí a Eva...
-A la tercera ya te acostumbras. Eso es rutina en mis negocios.
Braulio lo vió a la cara entre susto e incredulidad pero no dijo nada. -¿Quién pudo haber sido?
-¿Tu leíste el mensaje? Piensa un poquito papá. El padre del carajito que te gusta, Gerardo Hernández. Tu tranquilo que yo me encargo de todo, como siempre.
-Yo no quiero seguir viviendo aquí.
-Múdate.
Braulio no tenía dónde ir y le pidió nuevamente el favor a su hermano que lo ayudara en eso.
-Parezco tu papá, marico. Te vienes a mi casa. Vas a vivir en un anexo independiente de la casa. Pero a nadie, a nadie le puedes decir dónde vives. A NADIE BRAULIO, NI AL MOCOSO ESE. Me entero de algo y te mato a ti y al carajito.
Luego de una hora se fueron del apartamento. Braulio había recogido su ropa y la metió en una maleta, el resto se quedó en el apartamento.

-Ya está vacío. Encárgate del resto, ya sabes lo que tienes que hacer.
Cuatro horas después de irse del apartamento una bola de fuego lo envolvió quedando solo cenizas dentro.

-Quiero dormir, dormir por tres días. ¿Tienes alguna pepa?
-Si, ve a la cocina y te tomas una, están en la mesa y te vas a tu apartamento y aquí no vengas más, esta casa está prohibida para ti. Te quedas allá y no sales. Y cuando despiertes te quiero renovado, sin lloraderas ni nada.


-No, no, no, nooooo, no puede ser tú no, tú no. -Gerardo buscó una escalera, como pudo soltó la soga. Su camisa se manchó de sangre por la parte delantera puso el cuerpo en el piso y comenzó a llorar. ¿Quién te hizo esto? ¿Por qué tú? -Volvió a leer el mensaje y supo quién había sido.
Sonó su celular comenzaron a entrar mensajes de WhatsApp y notificaciones.
Varios mensaje eran avisándole del suicidio del Ministro. Había un mensaje de un contacto no agregado. Era un vídeo.
<El Ministro y sus fetiches> Toca el link y lo primero que ve es a su hija con el pene del Ministro en su boca. Lanzó el celular y comenzó a llorar viendo el cadáver.
-Esto no se va a quedar así Luis. Tu muerte va a tener consecuencias.

Hizo un par de llamadas para resolver de la manera más discreta posible lo que había sucedido en su apartamento. El celular seguía sonando, se enteró que el vídeo se había vuelto viral en las redes. Su hija estaba en los celulares de medio país.

A las 11 de la noche se fue a su antiguo apartamento. Entró con las llaves que aún conservaba. Tanto su exmujer como su hija dormían. Levantó a Carlota.
-¡Despierta, despierta! No sé cómo coño puedes dormir con todo lo que ha pasado.
-¿Qué pasó? No...no tengo celular.
-¿Y el fijo? Coño alguien tiene que haber llamado.
-No he querido atender, no he estado bien.
Gerardo fue a la sala y apretó el botón para escuchar más de 20 mensajes dándole apoyo por lo de la hija, hablando del vídeo y sorprendidas de toda la información del Ministro.
Se fue a la habitación de Carlota y la levantó por el cabello.
Lo que vino después fueron golpes, uno detrás de otro mientras le gritaba puta a su hija, la tumbó al suelo y le dio patadas gritándole más groserías. Carlota accionó el arma que tenía. El estruendo fue tal que Gerardo reaccionó y vio a su hija tumbada en el piso apenas moviéndose con la cara ensangrentada. La cargó y la llevó a la clínica.

Dos de la mañana.
Manuel entraba al anexo dónde vive ahora su hermano Braulio. Fue a la habitación. Dormía boca abajo y desnudo. Manuel se mordió los labios y se quitó la ropa.
-Me lo voy a coger dormidito.

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