martes, 26 de enero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 16


 -¡Listo flaco! -Apareció en toalla, tenía el pecho mojado e iba destilando agua. -¿Qué haces? Te dije que te pusieras cómodo.

-No, estoy cómodo, de hecho iba a buscar otra cerveza para...-Castro se acercó le tomó la cara con sus enormes manos que estaban calientes y lo besó. Introdujo su lengua mientras sus labios se aprisionaba a los de Agustín, sentía la boca cálida y húmeda. La lengua entraba y recorría toda la boca, Agustín estaba paralizado, no sabía que pasaba pero lo que sentía nunca le había pasado, un calor le recorrió el cuerpo y sin esfuerzo se orinó. Luego de varios segundos Castro separó sus labios y vio a Agustín que abrió los ojos, estaba inmóvil.
-¿Ya más relajado flaco? Uy te orinaste rey. -Agustín bajó la mirada y se vio el pantalón mojado.
-Que pena.
-Tranquilo, sabes que eso que te pasó es lo mismo que si hubieras acabado. -El muchacho volvió a bajar la mirada y la toalla estaba estirada hacia adelante.
-Esto no me pasa siempre. Solo me pasa cuando el hombre que le pongo el ojo me gusta y tú me gustas. -Otro beso., Está vez Agustín sintió como lubricaba su pene, Castro se separó, se quitó la toalla y se sentó.
Agustín fijó la mirada, con los ojos más abiertos de lo normal, en la entrepierna. Lo que veía no podía creerlo; un pene como de 20 cms y extremadamente grueso. -¿Cómo me voy a meter eso?. Agustín se puso más nervioso, por un momento por su mente pasó la exuberante esposa de Castro, Renato desnudo y viendo a Castro le pareció que era un flacucho. <Quedamos en que nos contaríamos si teníamos sexo con otras personas> -Llegaba a a su mente esa frase. En tres años no se había acostado con alguien que no sea Renato. -¿Cómo le cuento a Renato esto? No me va a creer, va a decir que me lo inventé. 
-Flaco, flaco, que te quites la ropa, quiero verte.
-Ah, disculpa...estaba...
-Tranquilo que esto no se baja hasta que no acabe dos veces. -Agustín lloró por dentro, quería salir corriendo pero a la vez quería quedarse y experimentar aquello. A pesar de sus 28 años en este momento se sentía vulnerable como cuando perdió la virginidad. -Quiero ver cómo te quitas la ropa, hazlo despacio, no hay prisa. -Agustín pensó en el supermercado pero su pene erecto le recordó que tenía algo pendiente.
Comenzó a quitarse los zapatos, las medias, Castro se las pidió y las olió. Las descartó y se concentró en el muchacho que se quitaba la camisa. Le vio los vellos que apenas cubrían sus pectorales rayados y un hilo de vellos que bajaba a su ombligo.
-Que bello eres, te vi entrar y no me equivoqué. -Se desabrochó el cinturón y se quitó los pantalones. El interior blanco que cargaba era de los clásicos que no se pegan al cuerpo, son un poco holgados, estaban húmedos. Los bajó lentamente, llegó a los tobillos y se lo quitó con los pies y los levantó con los dedos del pie y se lo dio a Castro que se lo pegó en cara y cerró los ojos oliendo esa mezcla de orina y líquido preseminal. Ahora era Castro que lubricó soltando una gruesa gota que cayó al sofá. Dejó el interior, vio a Agustín, detalló su pene que aún lubricaba, acercó sus dedos, recogió el líquido y se los llevó a la boca. -Eres hermoso chamo, muy hermoso. -Ven y voltéate.-Le abrió las nalgas y escupió varias veces. -Mira este dedo, es más o menos el tamaño de un pene promedio, si te meto esto y te duele, prepárate porque lo que viene después se pone mejor. -Volvió a escupir y se mojó el dedo, Castro le metió el dedo, un ligero brinco pero el dedo entró por completo. Le dio vueltas, lo movía y lo metía más. Sacó el dedo y metió su cara entre las nalgas, Agustín puso los ojos en blanco, su piel estaba totalmente erizada. Le mordía la piel alrededor del culo hasta que se apartó y le dio una fuerte nalgada. -Voltéate y te arrodillas.
Agustín se agachó y tenía al frente aquel monstruoso pene. Renato tiene un pene grande y grueso, pero el de Castro no era normal, no había manera de agarrarlo, no cabía en la mano. Castro abrió más las piernas para que tuviera más acceso el enorme pene.

Agustín comenzó a mamarlo, primero le pasaba la lengua y lo besaba retrasando el momento de introducirlo en su boca, bajó y le lamió los testículos. Volvió a subir, abrió su boca, se sentía una anaconda que iba a engullir a su presa pero su boca no abría más pero se aventuró. Castro le puso la mano en la cabeza. -Tranquilo, no voy a empujarte la cabeza, yo sé lo que tengo.
Hasta donde podía Agustín se lo metía, pero su boca estaba seca.
-Ve a tomar agua flaco.
Agustín se levantó y agradeció la pausa, buscó agua y se bebió de un tirón el vaso, sintió que sus glándulas salivales se activaban.
Regresó a la sala, Castro se masturbaba, Agustín vio el grueso pene y soltó un suspiro. -Bien. -Se acercó.
-Vamos a la cama mejor para verte gemir. -Agustín le gustó la propuesta, volver a meterse aquello en la boca lo estresaba, pero lo que vendría sería más sorprendente.
Agustín entró a la habitación, se sorprendió al ver la enorme cama. Castro lo abrazó, se sentía diminuto entre los brazos del hombre.
-Grandota la cama ¿Verdad? Es que en está cama se montan hasta cinco personas, pero hoy voy a revolcarte en cada espacio de esta cama. -Castro lo alzó como quien alza una bolsa de plumas y lo lanzó en la cama.
Buscó en el armario, condones, lubricantes  y un pequeño frasco. Castro se arrodilló frente a Agustín, se colocó un poco de lubricante en el grueso miembro, abrió un condón y lo estiró ampliamente, Agustín miraba la escena. -Mi verga rompe los condones tengo que comprarlos XL y estirarlos.
-No sé si me entre esa...cosa.
-Te va a entrar, ya verás
Toma el frasquito. -Levántate
-¿Que es eso?
-Ven , vas a aspirarlo, un poquito por cada fosa, así. -Castro aspiró dos veces y bastante, gruñó, echó la cabeza hacia atrás y enloqueció, su pene se puso más rígido. -Ahora tú, dale. -Agustín aspiró, Castro se puso lubricante en el pene ya con el condón y le vació un chorro en el culo a Agustín dándole varias palmadas.

Agustín se tumbó en la cama, sus ojos se pusieron en blanco y levantó las piernas, Castro se acercó tomó el pene y empujó. Agustín gritó pero ya tenía medio pene adentro, se agachó para agarrarle la cabeza y empujó provocando otro grito de Agustín.
-Ya lo tienes adentro ¿Viste?
-Mételo más, mételo más. Castro sobre Agustín comenzó a moverse rápido mientras el pene dilataba el culo, Agustín gritaba seguía con los ojos en blanco. Castro le tomó las piernas y se las echó para atrás levantando el culo del muchacho y ver qué sangraba pero no se detuvo y seguía moviéndose.
Volteó a Agustín con un solo brazo y lo puso en cuatro. -Toma, aspira.
-Cógeme, cógeme maldita sea, mételo. Aspiró. Castro sin preámbulo lo volvió a penetrar y otro grito desgarrador soltó Agustin que pedía que le diera más duro. Castro le dio una fuerte nalgada para luego apretarlo por las caderas y volverse a mover con rapidez. A Agustín le temblaban las piernas, su piel estaba enrrojecida, su cara bañada en sudor. 
-¡Que culo coño, que culo, te lo voy a partir! Castro aspiró de nuevo se mordió el labio inferior y la fuerza de Castro lo demostró al empujar y Agustín golpeándose con la cabecera de la cama.
-Túmbate. -Se acostó y toda la humanidad de Castro se puso sobre el muchacho. Le tapó la boca y sus caderas se levantaban provocando más gritos, la mano de Castro los ahogaba y a Agustín se le salían las lágrimas pero deseaba que no se detuviera. Retiró el pene,. Jaló a Agustín al borde de la cama y lo puso de pie para después bajarle la espalda.
-Tienes el culo abierto, que divino.
-METELO, METELOOOO, METELO. -Dos fuertes nalgadas  precedieron a la fuerte penetración que le hizo. Le introdujo todo el pene de una solo vez. Agustín no paraba de gritar ya con voz ronca, Castro lo voltea y lo tumba en la cama y ahí en el borde  le levanta las piernas, flexiona las piernas y lo vuelve a penetrar, el rostro de Agustín estaba desencajado, gritaba se reía. -Dame duro. -Castro lo complació y el muchacho, haciendo un esfuerzo se incorpora y le pellizcar las tetillas.
-Uy quieres, eso me va a hacer acabar. -Saca el pene, se masturba y comienza a lanzar chorros de semen que atraviesan el cuerpo de Agustín hasta caerle en la cara. El muchacho se relamía. Castro sacude el pene sacando las últimas gotas para luego penetrarlo de nuevo.
Le mete los brazos por la espalda. -Agarrate a mi cuello. -Lo hace y Castro se levantan cargando al muchacho. El pene vuelve a entrar completo. Agustín ya no tiene fuerzas para gritar y solo balbucea y se queja.

Castro lo lanza a la cama y vuelve a penetrarlo de frente. Ahora desata toda su fuerza para embestirlo deshaciendo la cama. -Voy a llenarte el culo de leche. -Más fuerte, más apretaba a Agustin. Castro pega un grito fuerte mientras eyacula ve a Agustín y le lanza una cachetada.
Retira el pene que continúa derramando semen, se quedó viendo el culo de Agustín. El semen se escurria. Se le acercó a Agustín y lo besó apasionadamente. Se levantó se vio el pene y lo tenía lleno de sangre, no se había puesto condón después de la primera eyaculación. Las sábanas también estaban manchadas de sangre. Fue a la cocina y buscó una cerveza.
Entró al cuarto y se sentó en una butaca frente a la cama bebiendo la cerveza y contemplando a Agustín que no se movía, solo su pecho se levantaba confirmando que sigue vivo.
-Que lindo se ve dormido. Le di demasiado duro, pero es que su cara, su cuerpo, su culo me encantan, voy a bañarlo.
Llenó la bañera con agua caliente, echó unas sales, removió el agua y buscó a Agustín. Lo cargó y lo puso en la bañera.
Agustín al sentir el agua caliente reaccionó momentáneamente. -Shhh, shhhj, tranquilo flaco, descansa.
Lo enjabonó, le lavó el cabello, le limpió el culo y el pene, lo cargó poniéndolo sobre una enorme toalla y lo secó. Agustín seguía dormido.

Buscó una crema  analgésica, puso a Agustín de lado, le abrió las nalgas y le puso bastante crema. Salió del cuarto.
Ya en la sala, desnudo escuchó la puerta abrirse, era su esposa.
La mujer lo vio. -¿Está dormido en la cama? ¿Lo dejaste exahusto?
-Si, creo que me excedí pero valió la pena..

¿Y estás cansado para darme lo mío ahora?.



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