domingo, 31 de enero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 21

 


Renato abrió los ojos. Estaba boca arriba, tenía puesto el interior, vio a su lado y había una maraña de sábanas y cobija, le dolía la cabeza. -¿Qué día es, qué hora?


Fue el baño y comenzó a orinar un buen rato, tanto que se estremeció y hasta le bajó la presión del dolor de cabeza, se sacudió el pene. Se lo acomodó en el interior y salió a la cocina a buscar una pastilla.
Tocaron el timbre. -¿Quien es a esta hora? -Vio el reloj, eran las 6:35 de la mañana. Miró por el ojo mágico. Era Oto.
-¿Y este que hace aquí a esta hora? -Abrió la puerta.
-Hola Renato , disculpa la hora ¿Te desperté? -Oto detalló el cuerpo de Renato de arriba abajo, este se tocaba los abdominales, se acomodaba el cabello y se rascó el pene. Oto desvió la mirada.
-No, tranquilo, más bien yo me levanté tarde, ya debería estar en el gimnasio.
-Ah ok, bueno, yo vine...porque...no sé para que vine la verdad.
-Dime Oto, ¿Te puedo ayudar?
-¿Sabes algo de Ignacio? Es que no me responde las llamadas ni mensajes. -Renato escuchó el nombre de Ignacio y su cuerpo se le tensó, recordó que estaba en su casa. Rezó porque no saliera del cuarto.
-Eso tiene un nombre Oto, culpa. Te sientes mal, lo llamas porque sabes que actuaste mal. -Que caretabla soy.
-Bueno...¿Él te contó?
-Si, me contó que ya tenías una relación con otra persona estando con él.
-Espero que no le haya dicho que es Héctor. Si...la cagué mal con él. ¿Él está bien?

-Renaaatoooo. Usted anoche me dejó liso, vamos a solucionar eso. -Apareció en la sala Ignacio envuelto en la sábana. Renato cerró los ojos frente a Oto que fijó la mirada en su ex.
-Vaya...¿Esto que significa Ignacio? ¿Arrechera? ¿Venganza? 
-Oto, Oto. Esto tiene un explicación entre Nacho y yo no pasó nada, de hecho, no tuvimos...
-No tuvieron sexo, mmmm pero durmieron juntos, tuvieron algo hace 10 años.
-Oto, Oto, ¿Será que podemos hablar en otro momento?
-¿Renato qué diría si Agustín se entera que te tiraste a mi ex?
-No creo que se arreche más si se entera que su mejor amigo se lo coge su padre desde hace seis meses. 
-Vine hasta aquí porque efectivamente me sentía culpable pero ya me dió un fresquito verlos aquí juntos a los dos. 
Oto se fue del apartamento.
-MIERDA MIERDA MIERDA ESTE PAJUO VA A IR CON EL CHISME A AGUSTIN.
-No creo, no le conviene que su mejor amigo se entere de su aventura.
-Tú tan oportuno para salir justo en este momento Nacho.
-Coño que carajo iba a pensar que este se iba a presentar aquí.
-El pajuo este todavía le importas.

Ignacio dejó  caer las sábanas. -Ay en el fondo me da un fresquito a mi también, que le de arrechera verme contigo. Mira, es en serio, ¿No me vas a coger? Anoche nos volvimos un culo.
-No Nacho, no estoy de humor y ya es tarde, necesito ir al gym y se me pasó la hora. Vamos a ducharnos.

Entró a la ducha Ignacio mientras Renato hacía café, el desayuno y su bebida protéica.
Ignacio llegó a la cocina en interiores. -Ahí tienes café y una arepa, voy a ducharme, comes y te vistes.

Renato comenzó a enjabonarse el cuerpo pensando en cómo le iba a decir a su novio el encuentro con Ignacio.
-Coño Renato acabas de tener un problema con Agustín por Octavio y vienes a acostarte con otro carajo y encima Nacho. Es que yo no debí empatarme con nadie coño. Es mejor estar solo y hacer tus vainas sin dar explicaciones pero uno se enamora y pasan todas estas mierdas.
Salió de la ducha se secó, se puso la ropa del gimnasio y sacó del closet un traje ya empaquetado para llevárselo.

-¿Te dejo en la tienda o en tu casa?
-En mi casa, es muy temprano aún.
-Me vas a hacer desviar...
-Bueno, déjame en tu oficina, en el metro, yo resuelvo.
-Deja la mariquera, yo te llevo.
-Disculpa lo malo.
-Esto no se va a repetir. Nos vemos pa un café, dos cervezas y ya, pero el sexo vamos a dejarlo en el pasado, hace 10 años.
-¿Que nos pasó anoche? Marico tampoco fue que tomamos que jode y estábamos estúpidos, parecíamos dos vírgenes intentando tener sexo.
Renato se sonrió y le pasó la mano por la cara a Ignacio. -Me encantó verte Nacho.

Lo dejó en su casa y se fue al gimnasio.
Estacionó  el carro en el estacionamiento superficial techado del gimnasio. Soltó un bostezo y se estiró. Coño que sueño, cuando va a subir el vidrio se encuentra a alguien en su puerta.
-Mira como me tienes la cara de tanto coñazo que me haz dado.
Renato sale del carro y agarra a Octavio por la camiseta.
-¿Qué coño pretendes tu maldito enfermo? Tu estás muerto.
-Como me des otra golpiza seguro me matas.
-Voy a tener que hacerlo.
-Porque no me coges es más desestresante y así te quedas tranquilo y yo en paz, una tirada y todo habrá terminado.
-Entra al carro y terminamos con esto.
-¿Me vas a coger en el carro? Que morbo, todos sudados.
Se colocaron en el asiento de atrás, se quitaron la ropa y Octavio fue a besar a Renato pero este se apartó.
-No mi pana, usted quiere que me lo coja, ponte. Octavio se volteó y abrió sus nalgas, Renato comenzó a penetrarlo.
-Despacito que duele.
-Aguanta, tú querías esto. -Renato introdujo todo su pene y comenzó a moverse, la cabeza de Octavio golpeaba contra la puerta del carro mientras gemía pidiendo que le diera despacio.
-Callate, te doy como me de la gana, aguanta la cogida que tú querías esto, maldito enfermo. -El carro tenía los vidrios empañados. De repente un grito. Renato acaba dentro de Octavio.

10:00 AM
Un vigilante va caminando por el estacionamiento, a esa hora eran pocos los carros que quedan, se acerca a uno que tiene los vidrios mojados, se acerca más y ve a alguien dormido en el asiento del piloto y toca el vidrio varias veces, hasta que le da con la palma. Renato abre los ojos y tiene un sobresalto, estaba todo sudado, baja el vidrio.
-Señor, que hace ahí metido, va a morir del calor.
-Ah...si...me quedé dormido...yo...
-No puede estar aquí.
-Ya...salgo -Estaba con la ropa del gimnasio la tenía toda mojada, sintió un olor particular y se revisó el pene, tenía el interior y el bermudoa llenos de semen ya casi seco y empegostado.
-¿Que es esto? Yo estaba aquí...atrás con...Octavio...¿Entré al gimnasio? Volvía a tener el dolor de cabeza.
Salió del carro y la brisa le sentó bien. Tomó el bolso y el traje y caminó a la entrada.

En su mente estaba la imagen de Octavio, pero le transmitía paz, mientras lo tenía presente era como una sensación de bienestar, no entendía que pasaba pero se sentía bien.

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