viernes, 29 de enero de 2021

Huevos revueltos. Capítulo 19

 


Eran las cinco de la mañana, desde que dejó el apartamento de Ignacio, Oto dormía en el cuarto de servicio del apartamento de Héctor y su familia, de repente siente que se sientan a su lado, se asusta y abre los ojos. Héctor le da un beso en la boca.

-¿Qué haces aquí? Nos pueden ver.
-Tranquilo, Jimena se levanta a las seis y Agustín a las siete. -Volvió a besarlo.
-¿Quieres ducharte conmigo, aquí en este baño?
-¿Tu estás loco Héctor? Vete a tu cuarto.
-Coño, te deseo carajito. -Volvió a besarlo, Oto respondió al beso y se sentó en la cama.
-Bueno, me voy a duchar, monta café para por lo menos compartir más que un beso.
Héctor se fue y Oto se levantó y se fue al baño, orinó y se metió en la ducha.

Antes de ducharse se metió en la cama y abrazó a Jimena y luego le metió los dedos debajo de la dormilona y tocó su vagina. -Vamos a hacer el amor antes de levantarnos.

Oto salió de la ducha y con la toalla en la cadera se dispuso a montar la cafetera, levantó la mirada y se fue hasta el cuarto de Héctor, apoyó la oreja en la puerta y se puso a escuchar, se oían gemidos y risas. Oto cerró los ojos, un calor le recorrió el cuerpo. -¿Qué haces ahí? -le tocaron el hombro y Oto pegó un brincó del susto.
-Coño marico me asustaste.
-¿Estás escuchando que hacen?.
-No...es que monté café y te iba a avisar a ver si estabas despierto y escuché unos ruidos.
-Mis padres aunque uno lo niegue, siguen tirando. Mi papá no joda tiene energía, creo que tira más que yo.
-Tú me debes un cuento. Salgamos de aquí.
-Vístete marico, mi mamá te ve así y te forma un peo, bueno...capaz a ti no porque ella te ama.
-No digas pendejadas. Ya vengo.
Agustín se acostó de nuevo y se quedó dormido otra vez.

A las siete y treinta de la mañana ya todos estaban en la mesa, Jimena terminaba de llevar la jarra de jugo, tenía una sonrisa que no se le borraba.
-Estas muy feliz mamá, ¿Tuviste faena? -Oto le dio una patada debajo de la mesa a su amigo.
-Hijo no pregunte lo que ya sabe. -Oto miró a Héctor y este le guiñó el ojo.
-¿Podemos hablar de otra cosa? - Dijo Jimena.
-Si, por ejemplo de lo que te pasó hace dos días Agustín. -Dijo Héctor.
-Voy a darles un resumen. Fui al colegio de Andrea que tuvo un problema con una amiguita, conocí al papá de la niña, un tipo de dos metros con músculos por todos lados, me invitó a su casa para conversar del asunto, tomamos cerveza...y tiramos.
Héctor se ahogó con el café. -¿Te acostaste con un papá del colegio? ¿Pero tú no estás con Renato? -Oto volvió a ver a Héctor a los ojos y este evitó verlo.
-No voy a justificarme porque no está bien lo que hice pero voy a confesarles algo que me da mucha vergüenza. Ha sido el mejor sexo que he tenido hasta ahora. No puedo explicar lo que pasó ese día, es algo...Dios, no se.
-Dame el número de ese tipo, a ver qué es lo que es. -Dijo Oto, Héctor lo vio y está vez Oto le guiñó el ojo.
-Debio ser extraordinario porque te desapareciste por 24 horas. Más allá de lo maravilloso de la tirada, Agustín es un desconocido, lo debe conocer Susana, tienes pareja.
-Tranquilos que eso fue debut y despedida.
-¡Pero que debut! en serio dame el número de ese hombre.
-No tengo su número.
-Vamos a pedírselo a Susana.
-Cambiemos de tema.
-Si, cambiemos, amor el viernes me voy a Caranto al cumpleaños de Sofía. Me voy con dos amigas y regresamos el lunes en la mañana.
-¿Te quieres llevar la camioneta?
-No mi amor, me llevo el carro, ese camastrón me da miedo. Así que van a tener que arreglárselas los tres solitos.
-Bueno, serán los dos, yo me voy el viernes a casa de Renato.
-A Oto y a mí nos irá bien, capaz vamos al bufete el fin de semana.
-¿En serio? Yo me imaginaba échao el fin de semana viendo Netflix en tu cama.
-Yo mejor cancelo el viaje, me van a dejar el apartamento como una Taguara.
-No mujer, ve a tu fiesta, aunque me vas a dejar solo, vas a tener que dejarme bien servido antes de irte.
-Bueno yo me voy que es tarde y tengo un trabajón -Oto se levantaba de la mesa.
-Cariño pero espera a tu jefe, termina el desayuno, coman bien que en los alrededores de la oficina no hay nada bueno de comida.
-Además mientras estés en esta casa te vienes conmigo en la camioneta.
-Amor, Oto está soltero, deja que se lleve su carro así puede ir o venir cuando quiera, sino depende de ti.
-Es verdad Héctor, pero bueno hoy me voy contigo.
-Yo no puedo con esto. Te consiente a ti más que a mí que soy su hijo. 
-Trabaja para mí y lo hace excelente.
-Bueno me voy a duchar para irme a trabajar, los quiero a todos.

-¿Te gusta molestarme verdad?
-¿Perdón?
-Con lo del tipo que se tiró Agustín.
-¿Te molestaste? Bueno, ya sabes lo que se siente cuando escucho que te acabas de coger a tu esposa y que te le volverías a coger esta semana porque te va a dejar solo.
-Fue Agustín quien sacó el tema.
-Él no sabe de lo nuestro Héctor, con quedarte callado tenías.
-¿Te das cuenta que nos vamos a quedar solos? Tenemos el fin de semana para nosotros. Eso lo que deseaba y ya esperaba el viaje a Miami.
-Estamos peleando mucho ultimamente y no me gusta.
-Este fin de semana será nuestro y nadie nos lo va a fastidiar, mira, ponme la mano aquí.
Oto le puso la mano entre las piernas y Héctor estaba erecto.
-Te quiero coger. ¿De verdad quieres que otro hombre te coja?
-Hasta hace poco me cogía Ignacio.
-Sabes a que me refiero. 
-No quiero Héctor, solo quiero hacer el amor contigo. Y ahora que terminé con Ignacio no me interesa nadie más.

Llegaron al bufete, Oto entraba a la oficina y se sentaba en su puesto.
-Ahora vas a ver qué en cinco minutos llega Héctor. -Efectivamente a los cinco minutos entró Héctor. -¿Ves? Todos estos días ha sido lo mismo.
-Ajá ¿y que pasa? 
-Yo creo que esos dos tienen algo.

-Victoria llama a Oto y que venga a mi despacho y no me pases llamadas y que nadie entre a mi despacho por favor-
-Si señor-

-Señor Oto el Doctor Vázquez lo necesita en su despacho.
-Gracias Victoria, ya pasó por allá.
Oto tocó la puerta del despacho y entró.
-Pasa Oto, cierra la puerta y pásale la cerradura. -Hector le hablaba mientras veía el monitor de la computadora.
Oto se sentó en la silla frente al escritorio.
-Cuéntame. -Hector seguía concentrado en la computadora.
-Entra al cuarto y quítate la ropa, quiero un rapidito, no aguanto, ve.
Oto se sonrió y entró al cuarto quitándose todo. Héctor se levantó  de la silla y fue a la habitación. Se bajó el pantalón y el interior, buscó el lubricante.
-Párate. -Se puso detrás de Oto y comenzó a penetrarlo, se movía rápido, le pasó los brazos por arriba de los hombros y se pegaron a la pared, siguío empujando y de pronto Héctor empuja a Oto y grita mientras acaba dentro de él.
-Coñoooo, estaba de a toque. -Tienes el culo apretadito.
-Que rico amor.
-Vamos a acostarnos media horita.
Se acostaron y Héctor se puso detrás de Oto y lo abrazó.
-El viernes lo vamos a tener libre, ese dia comienza nuestro fin de semana. Te amo.

Se quedaron dormidos mucho más de media hora.

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