martes, 23 de enero de 2018

INQUEBRANTABLE. Temporada seis. Capítulo 2


Comenzaba la campaña para las elecciones de Gobernadores. Ricardo iba arriba en las encuestas pero ya empezaba la guerra sucia y había que estar preparados para cualquier cosa.



–Este video vale mucha mucha plata, así que ustedes me dicen si lo quieren.

–El video está muy bueno, pero coño carajito, es tu papá y eres menor de edad. Estás pidiendo mucha plata.

–¿Y el dineral que se van a embolsillar si tu candidato gana la Gobernación? No joda págame lo que te pido, cinco palos. Tampoco es que van a decir que yo les di el video.

–Te voy a hacer una transferencia ahora mismo, aquí contigo, luego te hago otra de otra cuenta.

–Si va.



Teodoro salía por la parte de atrás del comando de campaña del candidato de la oposición. Se iba a clases que tenía unas materias en la tarde.

Victor Llamó a Teodoro.

–<Acuérdate que mañana vamos a hacernos los exámenes y en tres semanas vamos a consulta>

–<Ok, tranquilo, mañana no iré a clases, no creo que llegue y menos que me dejen entrar>

–<No creo que eso te preocupe mucho>

–<La verdad no. Luego podemos comer juntos y pasar la tarde juntos, quiero tirar>

–<Teo, ¿tú estás claro que tu celular puede estar pinchado?>

–<Si, ¿pero tú crees que eso me preocupa?>

–< Es la candidatura de tu padre>

–<Eso es peo de él, a mi no me consultó si yo estaba de acuerdo>.

–<Bueno…mañana te busco>





–Los resultados están listos en 15 días, estos son los números para que llamen.

–Gracias señorita.



–Menos mal que trajimos el documento que consta que soy tu padrino y permitieron que te sacaras los exámenes

–Igual lo hubiésemos hecho, no le ibamos a decir a Rebeca y Ricardo lo que sabemos.

–Y menos con la campaña.

–Coño padrino, no había pensado eso. ¡Ay vamos a desayunar en la panadería que me gusta! ¿Que tal si la gente se entera que tengo VIH? Seguro Ricardo pierde las elecciones.

–Teo, ¿una pregunta?  ¿tú quieres a tu papá? A tu mamá ya sabemos que no, ¿pero a Ricardo no lo quieres?.

Teodoro se le quedó mirando fijamente a a Victor a los ojos y se sonrió.

–Ricardo no es mi papá.

–Es la persona que te crió y ha estado contigo.

–Es la persona que ha dado dinero para mis cosas y para que me entretenga comprándome mierdas. ¿Eso es un papá?

Victor bajó la mirada y no dijo nada.

–Has estado más pendiente tú de mi que esos dos, para mi eres el papá que no tuve, ni siquiera Francisco, que ha estado pendiente de mi, lo que pasa es que ahora me coges entonces las cosas cambian, te veo como el macho que tira conmigo.

–Ya Teo no lo digas así que me siento mal, mira en el problemón que te metí. Móntate en el carro y vamos a la panadería.

–¿Tú eres gafo? Acaso yo estoy arrecho por lo que hiciste? Nooo, para nada padrino, nos pasó, ¿que vamos a hacer? La vida sigue, yo no dejaré de tirar por eso.



Llegaron a la panadería y Teodoro pidió varias cosas para desayunar, tenía hambre, Victor pidió un pastelito de queso y un café con leche.

–¿Qué vamos a hacer ahora?

–Ay Teo, yo no puedo pasar el día contigo, tengo miles de vainas que hacer, entre los restaurantes y el comando.

–¿Pa’ qué te metes en eso?, además ya hay gente trabajando con Ricardo.

–Sabes como es tu papá.

–No, ese eres tú que quieres estar cerca de él, te gusta.

Victor cambió el tema y le preguntó a Teodoro si quería que lo dejara en algún sitio. Prefirió quedarse en la panadería.



El chico se sentó en una de las mesas de nuevo y se puso a revisar el celular.

–¿Y si llamo al viejo del cementerio? Capaz y me coge hoy.



–<Aló>

–<Aló ¿Fransuá?

–<Sí, ¿quien habla?

–<Soy Teododro, nos conocimos en el cemententerio hace unas semanas>

–<Hola carajito, ¿cómo estás? ¿en que andas?>

–<Mira era para ver si nos veíamos, tenemos algo pendiente, ¿dónde está?>

–<Estoy detrás de ti>



Teodoro se volteó lentamente y vio a François sentado en una mesa cercana. El muchacho se sonrió y el hombre le hizo un gesto para que se acercara.



–Qué casualidad encontarnos aquí.

–¿Te parece casualidad? ¿Que te hace pensar que esto es casual?.

–Bueno, no sé, no me imaginaba encontrarlo aquí.

–Porque así son las cosas, hoy era el día de vernos iba a ocurrir de una u otra forma.

Teodoro no entendió mucho pero no le dio importancia.



–¿Vamos a su casa?

–¿Por qué no te tomas las cosas con calma?, vamos a conversar con una taza de café.

–Yo quiero un jugo.

–Toma mi tarjeta y cómprame un marrón grande y pide lo que quieras para ti.



Teodoro pidió  dos cachitos y un jugo de naranja y el café.



–¿Tú no habías desayunado ya? Estás hambriento. Gracias

–Disculpe es que me provocó.

–Ya veo, te sacaste la sangre quedaste débil jejeje.

Teodoro se puso nervioso. –Y usted cómo sabe que me saqué la sangre.

–No hay que ser muy inteligente al ver esa curita redonda en tu brazo y deducirlo.

El chico se vio el brazo y se arrancó la curita.

–¿De rutina? Eres muy joven. Disculpa, no es asunto mio, discúlpame por preguntar, buen provecho.

–No vale tranquilo, tengo VIH me estaba haciendo unos exámanes para ir al médico luego y saber que tratamiento llevar.

–Vaya, un chico tan joven como tú estando en esta situación.

–La verdad no me preocupa, ¿a usted le preocupa? No tengo problema si no me quiere ver más.

–¿Por qué debo preocuparme? Tranquilo muchacho.

–Bueno porque vamos a tirar y sabe que la gente se pone necia y tal tienes vih que cague y te rebotan.

–jajaja. ¿Tú solo vas pendiente de tener sexo conmigo? ¿Dónde queda una agradable conversa, compartir un almuerzo, un paseo.

–Ay todo eso es muy fino, pero yo lo que quiero es que me pongan a sudar en una cama.



François volvía a reirse.

–Yo creo que a usted no se le para y me está mareando.

François se sonreía y veía al muchacho devorarse la comida.

–Vamos a mi casa y seguimos con esta entretenida conversación.

–Mire señor Fransuá, no se vaya a molestar pero es que es demasiado tostón ir a su casa y ponernos a hablar y ya.

–Mira chamito, primero, te voy a pedir que me tutees, soy viejo pero tampoco es para que me lo recuerdes con cada usted que sale de tu boca y segundo eres un chico muy inteligente para que me hagas pensar que en esa cabecita solo tienes el cabello para lucirlo. Vamos a mi casa, me conoces, te conozco y listo.

–Yo tengo 15 años y usted, tú tienes 55 años, ¿qué podemos tener en común usted, tú, tú y yo.?

–Vamos levántate, nos vamos a casa. Menos mal que conozco a tu papá sino pensará que soy un pedófilo.

–No tiene porque enterarse.



Llegaron al apartamento de François, Teodoro estaba impresionado de como lo tenía decorado, todo moderno, todo puesto a la perfección, nada fuera de lugar.

–Wao chamo esto está arrechísimo. –Teodoro se volteó y François lo esperaba para darle un beso en la boca.

Un beso que en su corta vida había recibido Teodoro jamás, tanto así que tuvo una erección inmediata.

François se separó apenas milimetros de la boca del chico.

–Si tu papá pensara que soy pedófilo, debo darle la razón, me gustan los carajitos de tu edad y mucho.



Teodoro se le erizó la piel y sentía como su pene lubricaba sin parar.

Se puso nervioso, por primera vez Teodoro estaba asustado frente a un hombre.

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