miércoles, 4 de octubre de 2017

INQUEBRANTABLE 1. Capítulo 3


Rebeca le quitó el capacillo al cupcake y le dio el primer mordisco, la verdad que no sabía nada mal el ponqué pero no era para tanto alboroto, masticaba y sonreía, Ricardo le tomó la mano y ella dio otro mordisco. –AAAAU, ¿qué es esto?.

–A ver déjame ayudarte, ajá. -Dijo Ricardo que retiró del cupcake lo que había mordido y se lo metió en la boca, lo limpió y lo sacó, se lo mostró a la chica sonriendo.

Rebeca no podía creer lo que estaba viendo.

–¿Te quieres casar conmigo?

–Pero, ya va…es que…si nosotros ni hemos sido…novios y además…

–¿Tu pensabas que yo iba a hacer todo esto para darte un cupcake? Jajajaja hubieses visto tu cara bella. Qué tonta eres. –Le puso el anillo.

–ACEPTO, ACEPTO, CLARO QUE ACEPTO. -Un beso en la boca con los nervios que la atacaban, selló el compromiso para casarse.



Con una alegría y una sonrisa que no se iba de su rostro le comentó a su prometido que escogieran una fecha posterior al final de la novela. –Por lo menos para un mes después de finalizada la novela, para poder finiquitar las cosas de la boda.

–Mi amor, tú no tienes que preocuparte por eso, contratamos gente que nos haga todo y punto, preocúpate por ser feliz conmigo.



Ricardo dejó a su prometida en su casa.

–Hoy me has hecho la mujer más feliz del mundo. -Le dio un beso a Ricardo y se disponía salir del carro cuando la tomó del brazo con fuerza. –Que yo no me entere que a partir de ahora sigues tirando con el viejo Cienfuegos porque este contrato nupcial se jode y tengo muchos negocios con tu papá que se pueden ir a la mierda. Y a Cienfuegos lo liquido. Así que ya sabes, a ese viejo ni un beso en el cachete, zorrita, bájate del carro.





Al llegar a su casa, Ricardo llamó a su futura suegra para decirle lo que había ocurrido. –Ya le advertí a tu hija que dejara de frecuentar al viejo Cienfuegos, haz lo propio, no quiero sorpresitas Yolanda.

–Tranquilo yerno, yo me encargo que eso se cumpla, gracias por todo.



Al llegar Yolanda a la casa fue a buscar a su hija.

–Mamá, mira la roca que me dieron hoy ¿y papá?.

–Llega ahora, está en una reunión de trabajo. ¡Felicidades mi amor! Yo te dije que eso iba a ocurrir, ¿viste? Ahora te digo algo, deja el bochinche con Gonzalo, eso tiene que acabar.

–¿Tú le contaste a Ricardo lo de Gonzalo ¿verdad? Pero ¿por qué te metes? ¡Déjame hacer las cosas como yo quiero, me conviene estar de buenas con Gonzalo!

–Te conviene más Ricardo mi amor, tiene tanto o más dinero que Gonzalo, además está casado, de ahí no sacarás nada, con Ricardo sí, es joven, milonario y bello, Gonzalo es un viejo barrigón y horrendo. Abre los ojos mi amor, no pienses con la entrepierna.

Yolanda abrazó a su hija. –Ricardo me amenazó con sacar a papá de sus negocios si yo seguía con Gonzalo.

–Lógico mi amor ese hombre te quiere para él, ah y le montas por lo menos dos barrigas

–¿Qué? Estás loca yo no me voy a llenar de varices, estrías y ponerme gorda, yo tengo una carrera, además me lleno de carajitos y no me darán papeles de protagonista y dama joven sino de mamá y no, no y no, yo soy la consentida de MegaVision.

Yolanda le dio una cachetada a su hija y la tomó de los hombros.

–Tú no has entendido nada, tienes que asegurar tu futuro y el nuestro Rebeca, ¿no vas a vivir toda la vida de las novelitas que haces. Piensa en tus padres que nos podemos quedar en la calle. Tu papá despilfarró nuestro dinero y ahora dependemos de las migajas de Ricardo. ¡Tú te quedas embarazada y punto!. Y si engordas pues te vas al quirófano y que te hagan una lipo y bisturí.





El papá de Rebeca llegaba a la casa. Cuando se bajó del carro se dio cuenta que el pantalón tenía una mancha en la entrepierna, se detuvo, abrió la maleta y sacó un bolso y entró al auto de nuevo, se quitó el pantalón, el interior también estaba humedecido y con una mancha, se lo quitó y se puso otro interior y pantalón, dejó los otros en el bolso. Antes de bajarse se vio en el retrovisor y vio su cuello, una marca roja bordeaba todo su cuello, se subió el cuello de la camisa, vio sus muñecas  y tenía marcas rojas en ambas, se bajó las mangas hasta las manos. Salió del carro.



–Papíííí holaaaaa mira, estoy COM PRO ME TI DA.

–Mi princesa por fin Ricardo se decidió, ¡Que bien! “futuro asegurado” –Pensaba Teodoro, el papá de Rebeca. Ella lo abrazó y le vio el cuello.

–¿Qué tienes en el cuello papá? Lo tienes rojo. –Teodoro se tapó con el cuello de la camisa, Yolanda aún no se percataba de eso. –Tranqula hija es un rosetón, me di un golpe.



Rebeca se fue a su habitación a estudiar los libretos para la pauta de mañana.



–¿No piensas cambiarte? ¿Por qué no te pones cómodo?

Teodoro se había quitado el pantalón pero no la camisa, se quedó mirando la televisión sin responderle a su esposa. Yolanda se le acercó y le desabotonó la camisa. –¿Qué es esto? ¿qué te hiciste?. –Terminó de quitarle la camisa y le vio las muñecas.

–Teodoro ¿que vaina es esta? Tienes las muñeca marcadas. –Teodoro comenzó a sudar frío sin saber que decir pero le dijo lo primero que se le ocurrió.

–No mi amor eso fue en la oficina que mis empleados enseñándome técnicas sexuales para y que hacértelas a ti, me esposaron y me pusieron un collar de perro para que me pasearas jejeje, ¿te imaginas tú haciendo eso?

–¿Y de cuando acá tus empleados son así contigo?

–Ah no sé mi amor vaina de ellos, me voy a duchar que ando sudado.

Yolanda no quedó muy convencida con la explicación y le escribió a una amiga que trabaja en las oficinas de su esposo para preguntarle.

<<¿Qué? Nada que ver, los empleados casi que no hablan con él, lo estrictamente laboral, esos temas hablan ellos reunidos cuando comen pero con el jefe en este caso tu marido, no, para nada ¿por qué preguntas eso?>> -Yolanda desvió el tema y se despidió de su amiga sin dar más explicaciones.



Dos días después, luego de hacer unas compras en el mercado municipal de la ciudad, entra a su correo para revisar lo que había llegado, y vio un correo que le llamó la atención.



<<Esto es lo que hace tu marido cuando llega tarde a casa por estar “trabajando en la empresa”>>



Teodoro, un empresario de 47 años, tiene una pequeña fábrica de embutidos y otras empresas en sociedad con su futuro yerno, su empresa venida a menos necesitaba capital y apareció Ricardo Sucre para salvarlo. Siempre ha vivido rodeado de lujos pero cuando se vio apretado de dinero por malas inversiones, utilizó a su hija para conseguir dinero y socios; la inscribió en el concurso de belleza más importante del país y ahí se rodeó de gente y otros empresarios. Casado desde hace 23 años con Yolanda de 45 años, una mujer de dinero desde que nació, que al cumplr los 15 años quedó huérfana y sin su hermano por un accidente de avión. Quedó bajo la custodia de su tío que le administraba el dinero hasta cumplir la mayoría de edad y se enamoró de Teodoro que se la llevó a vivir con ella antes de casarse. Tuvieron una hija que ahora la utilizan para poder salir del hueco financiero que están metidos pues el dinero de Yolanda también se perdió por las malas inversiones y desfalco de su tío, ya muerto.





 Colgado en un columpio de cuero negro, sus pies amarrados con las piernas en alto dejando al descubierto su culo, su cabeza colgaba del otro lado y mientras, tenía una bola en su boca agarrada de un cuero por detrás de su cabeza. Un hombre negro se acerca y sin condón escupe el culo y su pene y comienza a penetrarlo, otro hombre se le acerca a su cara y le quita la bola para luego introducirle el pene en la boca y hacer que se lo trague completo. Comienza a gemir, mientras el hombre lo toma de la piernas y lo embiste, sacando y metiendo completamente el pene hasta que llega un tercero y lo reemplaza, hace lo mismo que el anterior, lo penetra. Ahora el negro va hacia la boca. Sigue gimiendo y gritando de vez en cuando levanta la cabeza para verle la cara del que lo penetra. Yolanda se sorprende y se tapa la boca pero no deja de ver el video.

Un cuarto hombre llega para hacerle el relevo al que penetraba, otro negro, con un pene aún más grande y grueso que sus antecesores, este, utiliza lubricante para colocarle en el ano y comienza a meter sus dedos. El hombre levanta de nuevo su cabeza y mira al negro con morbo. –Cógeme -Le grita, baja la cabeza y el negro le introduce el pene en la boca. De un collar de cuero con una cadena, lo sostiene el que lo está penetrando y mientras que lo hace lo hala de ahí mientras tiene sexo oral con el negro. Los gritos se intensifican. Un quinto hombre aparece en el video para igualmente penetrarlo y el negro ir a la cara de Teodoro que está enloquecido de placer, sudando y el rostro irreconocible de la excitación, probablemente tiene droga en su cuerpo.



Luego de que los cinco hombres lo penetran, aún colgado en el columpio, lo rodean y comienzan a masturbarse. Yolanda le corrían las lágrimas, no quería seguir viendo, pero no detuvo el video. Uno a uno fue descargando el semen sobre Teodoro; en su pecho, su pene, en su cara. El video se detuvo. Yolanda se levantó viendo la imagen congelada con la cara de su esposo en la pantalla y le dieron ganas de vomitar. Corrió hacia el baño.



Luego de varios minutos, buscó una libreta donde tenía anotado los números de muchos periodistas.

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