martes, 3 de octubre de 2017

INQUEBRANTABLE 1. Capítulo 2


El hombre le quitó el pequeño cinturón jalándolo de las trabillas, le abrió el pantalón rompiendo el botón y quitándoselo. Rebeca gemía al ver lo salvaje del hombre. Hizo lo mismo con la blusa. –Esto es del vestuario del canal –apenas pudo decir la actriz cuando le bajaron el sostén si desabrocharlo. Con sus manos sujetó con fuerza sus pechos mientras chupaba y le pasaba la lengua a los pezones endurecidos, la empujó a la pared y él se bajó el interior, montó las piernas de ella sobre sus caderas y la penetró. Rebeca no hacía más que gritar.
–No me acabes adentro, no me acabes adentro. Decía mientras sus ojos se ponían blancos.

–Cállate, disfruta mi verga. Ella se colgó del cuello de él mientras seguía pegada a la pared.



<TOC TOC TOC> Sonaba la puerta. –Rebecaaaa, lista, ve a maquillaje que te toca grabar.

–VOOOOY –Un grito ahogado salió de la garganta de la joven actriz. La productora un poco preocupada, entra sin hacer ruido. Al voltear se queda petrificada y las carpetas que tiene sujetas se le caen. Rebeca  bajas piernas y se tapa, lo mismo hace su novio que busca deseperado su interior.

–¿QUE HACES EN MI CAMERINO Y ENTRANDO SIN AVISAR?

–Perdón, perdón, que pena es que oí gritos y pensé que pasaba algo, bueno sí, pasó algo.

–SAL DE AQUI.

–Te están esperando en el set.

–SAAAAAL. -La empujó y la sacó del camerino.



El hombre comenzó a reirse mientras se vestía. –No le veo la risa. Te volviste loco, tú y yo no somos novios y vienes y entras así a mi camerino.

–No soy tu novio porque no has querido, mira que llevo tres años detrás de ti, pero tampoco te desagradó la cogida que te eché, me la debías, puro besito y metida de mano y ya, mira que estás aquí gracias a mi. –La agarró del cabello y le dio un beso. –ve a grabar.

–No sé con qué, tengo que ir a vestuario a buscar algo igual, rompiste la ropa.



Salió del camerino con una bata directo a vestuario, fue a la oficina de Script para ver la secuencia de escenas y saber que ropa llevar.

Grabó la escena pendiente con su galán y ahora tocaba una escena de sexo igualmente con el actor Antonio Reverte, su pareja protagónica.

–Yo sé que no se soportan pero esta es su segunda escena íntima quiero que se entreguen, que traspasen la pantalla que la gente se excite sin ver nada, tan solo verlos se enamoren y quieran tener sexo ¿me expliqué?

–Lo más real que podamos.

–Sí pero tampoco te pases.

–Bueno con este no creo que sienta emoción.

–Tranquila Rebeca, soy un caballero y no me voy a propasar contigo para hacer la escena más real.

–Yo estoy tranquila, estoy trabajando con un gay. –El Director quedó inmóvil y se le subió la sangre a la cabeza, Antonio bajó la mirada y su mano se fue a sus ojos.

–¡Es la verdad! Es un secreto a voces en el medio, que eres gay.

–¿Te has puesto a pensar si yo quiero que la gente lo sepa? ¿podemos hacer la escena en media hora? Quiero drenar la arrechera con un cigarro y un café.

–Te lavas la boca después, no soporto el cigarro.

Antonio salió del set y se fue a la terraza del cafetín para fumar mientras le daban el café.



–Marica te pasaste con lo de Antonio.-Le decía una de las actrices de la novela que también grabaría una escena y era una de las pocas que hablaba con Rebeca.

–Se lo merece ese tipo me cae demasiado mal.

–Pero en pantalla tienen química y eso es lo bueno. -Era cierto la pareja transmitía, la química entre ellos lo sentía el público que de lunes a sábado encendía el televisor a las nueve de la noche para no perderse la novela del momento CADENAS DE ODIO.

–Soy excelente actriz por eso transmito eso. –La otra actriz hizo un gesto de burla sin que Rebeca la viera –Si tú lo dices–.



–¡Acción! -Volvía a gritar el director mientra el set estaba a media luz, velas encendidas y una música que invitaba a la pasión, al deseo y la entrega. José Carlos besaba en el cuello de Ana Cristina, ella se estremecía , él iba bajando a su pecho. Ana Cristina con la piel erizada comenzaba a susurrar –sigue, sigue– Frases que no estaban en el libreto y Antonio lo sabía pero no quiso detener la escena.

José Carlos le flexionó una pierna mientras la besaba, su piel caliente y mojada por el sudor hacía que ella cerrara los ojos. José Carlos regresó al rostro de su amada y la beso. Ana Cristina bajó su mano que estaba sobre su cabeza y la puso al lado de su cadera, se voltearon y ahora Ana Crristina estaba sobre él, –Tómame –Le dijo, Antonio no estaba entendiendo. Ana Cristina lo beso.



–Eso no está en el guión. –Le dijo la asistente al director. –No importa, está quedando perfecta, no paremos. La escena siguió, la mano de Ana Cristina bajaba por el pecho lampiño y bien marcado de José Carlos hasta que llegó al ombligo y ella volvió a hablar –Cógeme– su mano entró en el interior color carne tomando entre sus manos el pene de  Antonio. Un empujón detuvo la escena.

–¡Corten! Ahora que coño pasó.

–Coño Donato, es que esta me metió mano, eso no está en el libreto.

–Papasito estaba quedando redondita la escena, ¿tú no sabes que hay un departamento de edición?.

–Me dejé llevar perdón, me metí en personaje. –En realidad Rebeca quedó con ganas de más luego de estar con su enamorado en el camerino y revivió el sexo de ese momento.

–Pues creo que es la primera vez que te metes en el personaje porque siempre actúas igual en todas tus novelas. –Una cachetada cruzó la cara de Antonio que no perdió tiempo, se puso su bata y se fue a su camerino para luego seguir con la incómoda escena.



Luego de tres horas de grabación de una sola escena Rebeca fue a su camerino a cambiarse, al sair estaba el hombre que había inrrumpido en su camerino.

–Te quiero llevar al restaurante para que cenemos tú y yo.

–Estoy agotada, hoy no fue fácil el día.

–No me importa mañana tienes el dia libre yo hablo con la productora pero necesito cenar contigo.

–Búscame a las nueve por mi casa.



Ricardo Sucre empresario de 35 años, dueño y socio de varios restaurantes y locales de la capital y del interior del país, se conoce la movida nocturna de la ciudad, famoso por sus conquistas de actrices y gente del medio, tiene negocios con el canal de televisión MegaVisión, tiene una importadora de alimentos y negocios con el gobierno. Tiene aspiraciones políticas y quiere casarse.



Llegaron al restaurante, estaba oscuro, no había ninguna luz que dijera que había servicio. –Pero aquí no hay nadie -dijo Rebeca, y en ese momento se encendieron las luces y desde afuera se observaba como se iluminó la zona de mesas donde solo había una con dos sillas, un par de velas en la mesa y muchas otras alrededor de esta.



Se sentaron, un pianista y un violinista amenizaba la velada, mientras comían. Uno de los mesoneros traía un carrito vacío con una pequeña caja en el medio. Rebeca al verla se llevó la mano a la boca.



Ricardo cogió la caja, se sonrió al verla a la cara. Rebeca estaba nerviosa y recorada las palabras que le dijo su madra horas antes. –Ese hombre te va a pedir que te cases con él, ya verás, y cuidadito como le digas que no, tú te casas con Ricardo, ese es el hombre que te conviene, si te divorcias o él se muere te va a quedar una fortuna.



–Mi amor, -Ricardo sostenía con sus manos la caja.–Hoy es un día especial y quiero entregarte algo especial. –Abrió la caja y se asomó una cubierta roja de crema pastelera y debajo un cupcake.

–Tómalo, este cupcake es especial, es de chocolate belga y nueces de Macadamia, lo mandé a traer especialmente para ti. -La cara de Rebeca era de incredulidad, estaba desconcertada.

–Ah wao, que bien, un cupcake bastante costoso y debe estar rico ¿no?, me lo tengo que comer imagino.

–Claro mi amor, es especialmente para ti.

Rebeca sentía una rabia por dentro que no sabía como controlarla. –y este imbécil me trae hasta acá, monta todo este show para darme un ponqué y que belga que debe saber como ponqué de patelería, que estúpido, y que estúpida yo me dejé coger, eso era lo que quería cogerme y ahora esto, seguro que mañana no lo veo más. Está rico… Ricardo, muy rico.

La chica quería irse a su casa, las ganas de llorar de la rabia estaban a un toque pero respiró hondo y siguió escuchando a Ricardo hablar.

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