martes, 24 de octubre de 2017

INQUEBRANTABLE 2 Capítulo 2


La nueva casa del matrimonio Sucre-Montenegro estaba lista y dispuesta para recibir a la revista CLASE para el reportaje sobre su matrimonio y su bebé.

Rebeca había invitado a sus compañeros de su última novela.  Debido a su embarazo, su contrato cambió y solo la contratarían por proyecto con un jugoso sueldo en dólares, asistente para su hijo, chofer y un amplio camerino acondicionado para que estuviera su hijo en el caso que lo llevara, esas mismas condiciones si hay grabaciones en exteriores. Su nueva novela comenzaría a grabarse dentro de 3 meses mientras recupera la figura; otra de las cláusulas del contrato.



Entre los invitados estaba su compañero de la telenovela Antonio Reverte, que en estos momentos tenía tomado el brazo de Yolanda, su madre.

–¿Puedo hablar contigo a solas? –Vio a la madre, con la mirada le dijo que se retirara.



–¿A si que tú eres el amante de mi mamá?

–Te recuerdo que soy gay Rebeca, no me gustan las mujeres.

–Me imagino que sabes que yo sé que fuiste tú el que hizo y le vendió a mi mamá el video de mi padre teniendo sexo en una orgía.

–Se llama Gang Bang.

–¿Perdón?

–Gang Bang, lo que hacía tu padre en el video se llama así. Hombres haciendo cola para tener sexo con él.

–Ay ya. –Por unos instantes Rebeca si imaginó estando en un Gang Bang, se sonrió. –Puedo hablar con mi esposo y mandar a matarte.

–¿Tu esposo es sicario? Pensé que era empresario.

–Estúpido, tiene gente que puede hacer ese trabajo.

–¿Y me invitaste para decirme eso?

–No mi amor, te invité porque voy a cobrar la exclusiva y ustedes recibirán un porcentaje de esto, pequeño claro.

Antonio se alejó de Rebeca y fue a hablar con sus otros compañeros mientras llegaba la gente de la revista y preparar a Rebeca.



–Querido, invité a mi novio, espero no te moleste.

–Para nada suegra, eso es problema suyo con quien se acuesta y a quien le paga las cuentas.

–¿Por qué eres así?

–Porque te encanta como soy y te encantaría que te cogiera para que sepas como es que tira un hombre y no el maricón de tu marido o el niñato ese que traerás. -Le dijo al oído mientrs Yolanda sentía que su entrepierna se humedecía.

Sonó el timbre. La muchacha de servicio abrió la puerta.



–Epaaaaa que más bichitooo ¿qué haces aquí? AQUI HAY UN INFILTRADO jajajajajajaja

Llegaba Fabio, pero entre la familia, amigos y hasta en el canal lo llaman “Catire”, un joven actor de 20 años que trabaja en el canal de la competencia y hace obras de teatro infantil.

Fabio Catire Iglesias es el novio de Yolanda.



–¿Y tú que haces aquí Catire? Tú no eres amigo de Rebeca.

–Yo conozco a Rebeca desde chamitos cuando hacíamos cuñas, tendríamos 5, 7 años.

–Ah, ¿pero siguen siendo amigos? ustedes no han trabajado juntos, de hecho tú no has trabajado en MegaVisión.

Fabio se le acercó al oído. –Marico me estoy cogiendo a la mamá de Rebeca, a Yolanda, esta vieja es una diabla en la cama, burda de perra.

–Queeee taaaaal, verga estas aguevoníao, ¿nadie sabe?

–No, no sé si lo dirá ella aquí porque es primera vez que salimos así en público.



–¿Para que me invitaste a esta vaina?

–Coño, para hablar con alguien, este gentío de la televisión me fastidia y no conozco casi a ninguno.

–Pero si tú eres farandulero, te encanta cuando vienen actores a tus restaurantes y se toman fotos contigo y si viene un político más todavía.

–Eso es distinto, estoy en mi ambiente, estas mierdas de foticos para la revista me aburren.

–Si marico pero te pagan muy bien y promocionas tus restaurantes.

Victor le dio dos palmadas en la mejilla a Ricardo y fue a servirse un trago.



–Hola.

–Hola.

–¿Tú también eres actor o amigo de la Rebeca?.

–Soy el mejor amigo del esposo.

–Mucho gusto soy Antonio Reverte.

–Mucho gusto Victor Landaeta. –Ambos se miraron a los ojos y sonrieron, sin decir más nada ambos sabían que pasaba. –Soy abogado, tú, actor por supuesto.

–Así es, ¿que edad tienes?

–32 años ¿y tu?

–28 años, y soy pasivo.

–Vaya, eso es una clara invitación a tirar.

Se sirvieron los tragos y Antonio le dijo a Victor que había visto unos baños en el jardín de atrás de la casa y, aprovechando que la gente estaba concentrada en la sala, el comedor y en el jardín de enfrente, irse allá y quitarse las ganas que ambos tenían.



Ricardo los vio hablando e irse al jardín



Llegaron al baño, era unipersonal y pequeño, y el calor era insoportable, ambos entraron y cerraron la puerta apretando el botón del pomo.

–Vamos a quitarnos todo porque vamos a sudar como cochinos.

–¿Estás loco?

–Verga yo si, me voy a derretir. -Ambos se desnudaron mientras se besaban. El calor se apoderaba de ambos, Victor se agacahaba y le chupaba las tetillas a Antonio. Su pecho lo cubría algunos vellos, bien distribuídos en sus pectorales marcados. Antonio tenía la respiración entrecortada, se agachó para hacerle sexo oral a  Victor que ya tenía el pene erecto.

De su frente caían gotas que llegabn a la cabeza del actor que levantó sus manos para tocar el pecho lampiño, no tan bien trabajado como el de Antonio, pero de buen ver. Sentía la piel resbalosa por el sudor, subía y bajaba su mano, hasta bajarla completo y sostener los testículos, apretándolos y jalándolos.

– AH, AH AH, ¿Tienes condón?

–No, AH, AH,  aquí no.

–Yo tengo en el bolsillo. –Dijo Antonio que se detuvo para buscarlo, con sus dientes abrió el paquete y sacó el preservativo, miró a Victor a los ojos, me lo vas a meter completico. –Estiró el látex y se lo colocó, lentamente fue desenrrollándolo hasta llegar a la base del pene, se levantó y se dio la vuelta no sin antes ponerse saliva en su ano y en el pene de Victor. Apoyó las manos en la pared que tenía al frente y dejó que Victor hiciera el resto, que ya tenía el cabello totalmente mojado, su cara destilaba sudor, las nalgas de Antonio estaban igual. Su pene se deslizó sin dificultad dentro de Antonio que comenzaba a gemir.

Victor lo tomó por las caderas y comenzó a moverse. Encendió la luz para ver su pene como entraba y salía.

–UUUf que culo tan rico coño.

–Dale duro. –Victor le dio dos nalgadas y comenzó a moverse con más fuerza. Lo tomó de los hombros, levantó una pierna y la apoyó en la pared para seguir moviéndose. Su pene entraba y salía con facilidad, brillaba con el sudor y el látex. Más nalgadas, más gemidos, más fuerza. Victor pasó sus manos por la cara para quitarse el exceso de sudor que ya le entraba a los ojos y le picaban.



–¡Antonio, Antonio! Comenzó la sesión de fotos.

–¡Mierda! ¿cómo vamos a salir?

–Sigue coño, acaba y salimos, me estoy dando.

–¡Antonioooooo!.

–Coñodelamadreee, no le pares sigue.

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