Dos meses después de pedirle matrimonio,
Rebeca seguía su vida normal en el canal, grabando.
“Los declaro marido y mujer. Puede besar a
la novia” Miraron hacia la salida de la iglesia y los recién casados salieron
corriendo hasta salir del recinto. Dos caballos los esperaban para irse a la
casa de la playa que estaba a escasos kilómetros. Cabalgaron hasta perderse de
vista, una toma aérea de ambos caballos y los novios dio paso a las tres letras
de un predecible último capítulo: FIN.
–¡Corten! Listo terminada la escena final,
no se vayan porque hay que grabar tomas extras y las escenas de los otros
personajes. –Decía el director que no aguantaba la felicidad por haber
terminado una de sus telenovelas mas tormentosas y accidentadas.
Todo el elenco y el equipo técnico fue
invitado a una fiesta por el fin de las grabaciones. El canal contrató los
espacios de la Quinta Diamante, uno de los espacios emblemeaticos de la ciudad
para relizar los más importantes eventos de la capital.
Ricardo no pudo acompañar al evento a su
novia pues estaba de viaje, pero filtró en la fiesta a un hombre de confianza
para que vigilara a Rebeca. –No le quites el ojo de encima, cualquier cosa
extraña que veas me lo dices de inmediato. -Le dijo al hombre.
–Estás hermosa princesa, esta noche quiero
que te quedes conmigo. Nos vamos al apartamento que tengo en Las Bonitas.
–Gonzalo hay algo que yo no te he dicho, me
voy a casar pronto con Ricardo Sucre.
–Ay Ricardito, buen muchacho, tremendo
partidazo te buscaste, me imagino que estoy invitado para la boda.
–Gonzalo, es en serio, Ricardo me amenazó,
me dijo si me volvía a ver contigo dejaba los negocios con mi papá y te mataba.
-Gonzalo comenzó a reirse, la gente alrededor voteaba y Rebeca estaba
desconcertada, tomó su celular e hizo una llamada.
<Hay un hombre a las 12 en mi posición
que es sospechoso, sáquenlo y ya saben que hacer>
–¿Qué haces?
–Princesa, te están vigilando, todavía eres
la niña ingenua cuando te pusieron la corona en la cabeza. Me acuerdo como esa
noche te desvirgué. Estabas tan tiernita…hoy quiero tenerte en mi cama.
–Este
viejo mandó a matar a ese hombre, ¿Y si le digo a Ricardo? ¿Estás loca Rebeca?
¿en qué estás pensando? Estas cosas
me dan miedo.
–Conmigo no tienes que tener miedo. Ve a
atender a la prensa y luego nos vamos tú y yo.
Rebeca tuvo que atender a la prensa abrazada
con su pareja protagónica Antonio.
–Lo que hay que soportar por el raiting y
un contrato de exclusividad.
–Cualquiera dirá que soy tan despreciable
que no puedes aguantar estar conmigo, ¿Tan loca eres que no soportas a una
mujer cerca?.
–¿Y tú que?, tan puta eres que has conseguido
tres protagónicos seguidos Ah no, es verdad que te tiras al viejo Cienfuegos.
–Una cachetada le volteó la cara a Antonio y unos cuantos flashes captaron el
momento. Ricardo se puso la mano en la mejilla y comenzó a reirse en la cara de
Rebeca, mientras ella tomaba una copa de una bandeja que pasaba. –¡Eres un
imbécil! Ahora esas fotos saldrán en prensa.
–Eso te encanta a ti, un escándalo.
Tranquila que pronto vendrá uno mayor y podrás ser feliz.
–¿De qué estás hablando?
–Chao Rebeca, mira, el viejo te espera.
Gonzalo y Rebeca llegaban al edificio donde
estaba el apartamento del prsidente del canal. Los escoltas iban detrás de
ellos en un carro y otros dos en moto. Entraron al estacionamiento y se
subieron al ascensor privado que va al penthouse directamente.
–Me encanta venir a este penthouse, la
vista es hermosa y desayunar en esa terraza mirando el Waraira es lo máximo. -Rebeca
miraba las luces de la ciudad en las faldas de la montaña, Gonzalo vino por
detrás y le arrancó el vestido rompiéndolo, dejándolo caer al piso. Ella no
cargaba ropa interior. –No te distraigas viniste aquí porque voy a cogerte. Le
extendió la mano y la llevó tomada hacia la cama King de la habitación.
–Quítame el pantalón y haz lo que sabes.
Rebeca tragó saliva, cada vez que tenía
sexo con Gonzalo Cienfuegos se le revolvía el estómago, pero solo pensaba en el
dinero del hombre y aguantaba cualquier cosa.
Agachada, dejó caer el pantalón y ahora iba
por el interior, era blanco y ancho. El bulto que se asomaba estaba frente a la
cara de la muchacha. Bajo el interior un pene dormido y arrugado pegado a los
testículos, lo tomó en sus manos.
–Voy
a hacer que acabe de una, este viejo no me va a coger –Pensaba Rebeca
mientras rozaba su labios sobre el glande que ya le había retraído el prepucio.
–No hagas eso que me vas a hacer acabar,
espera que se me pare. –Rebeca no le hizo caso y seguía haciendo lo mismo
mirándolo a los ojos.
–Me vas a hacer acabar AAAAAH AAAHHH. –Un
líquido blancuzco traslúcido salió del pene cayendo en la mejilla de la chica
que inmediatamente limpió con su mano y la pasó por las sábanas.
–¡Coño, te dije que no hicieras eso
carajita! –La levantó del suelo halándola del brazo y la agarró del cuello
tumbándola a la cama. –Me haces daño mi amor. –Apenas podía hablar.
–¡Te dije que no hicieras eso! Te voy a
coger carajita, te voy a coger. –La soltó y terminó de desvestirse para
ducharse. Entró al baño, abrió la gaveta y se tomó una pastilla contra la
impotencia.
Rebeca se puso una bata y fue a la cocina a
buscar una cerveza y algo para comer. Consiguió unas aceitunas, sirvió dos
copas de vino y se regresó al cuarto.
Encendió el televisor y buscó el canal de
chismes para ver si salía algo sobre ella.
Gonzalo abrió la puerta del baño, se dio la
vuelta para colgar la toalla y Rebeca volteó a verlo. Le miró los glúteos,
escurridos y arrugados. -Cómo puedo
acostarme con este viejo por Dios. Salió desnudo del baño y se acostó en la
cama. –Pásame el control.
–Estoy viendo este programa. –Esa basura la
vez en tu casa, quiero ver otra cosa.
Cambió el canal y puso el canal de adultos.
–Mira, así te voy a coger en un rato. –Rebeca sonreía, él le puso la mano en su
pene. –Páralo. –Mi amor estoy agotada.
No hizo falta que hiciera algo, el pene de
Gonzalo comenzaba con su erección hasta ponerse duro.
Se montó sobre ella, el gran peso de él
ahogaba a Rebeca, Tomó su pene y lo ubicó en la entrada y la penetró.
–Te gusta carajita, ¿ves? Ahora si está
bien duro y me voy a tardar en acabar. –La besaba en la boca mojándole los labios
la chica con saliva, ella solo gemía por la incomodidad de tenerlo encima, él
como podía se movía, ella trataba de apartarlo colocando sus manos en el pecho
de él pero era infructuosa la acción.
Después de 15 minutos Gonzalo se dejo caer
a un lado de Rebeca con la respiración entrecortada y el corazón brincándole en
el pecho.
Ella se levantó y se fue a duchar. Volvió a
la cama.
Sonó su celular. Era su madre.
<Hija ¿dónde estás?>
<En casa del viejo mamá>
<Te dije que no lo volvieras a ver>
<¿Y cómo hago si es mi jefe y estaba en
la fiesta de cierra de la novela? No puedo decirle que no, este viejo me paga
muy bien por ser su actriz estrella> -Rebeca hablaba en voz alta y se asomó
al cuarto a ver si el viejo dormía. <Yo haré esto a escondidas, pero esta beca
que me paga el viejo no la quiero perder>
<Mañana quiero hablar contigo de algo mi
amor>
–<¿Sobre qué?>
<Mañana cuando estés aquí te cuento.
¿Dejaste de tomar las pastillas?>
<¿Estás loca? No voy a quedar embarazada
ahora y perder el cuerpazo y los contratos que tengo>
<¿Tu eres tonta? Preñada del viejo ese
tienes la vida resuelta, deja de tomarlas>
<Chao mamá>
A
las seis de la mañana Rebeca se despierta para irse temprano. –Gonzalo,
despierta, ¡Gonzalo, Gonzalo!. –El hombre no reaccionaba y lo notó frió y
rígido, se puso nerviosa y comenzó a vestirse con una ropa que tenia ahí, tomó
su cartera y se fue.
Al llegar a planta baja, se topó con los
guardespaldas.
–¿Dónde va señorita?
–Me tengo que ir el señor sigue durmiendo.
–Tenemos órdenes de no dejarla ir si no es
con el señor Gonzalo.
–Déjenme ir por favor.
–Lo sentimos, tiene que regresar al
penthouse.
–ESTA MUERTO, GONZALO ESTA MUERTO. –Los
guardespaldas agarraron a Rebeca y la alzaron y la volvieron a meter en el
edificio, unos vecinos escucharon y comenzaron los murmullos. Una de las
vecinas se atrevió a llamar por teléfono
a decirle a alguien lo que había escuchado.
–Usted se queda aquí, mientras nosotros
resolvemos. –Le dijo uno de los escoltas a Rebeca que no dejaba de temblar.
La prensa ya estaba en la zona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario