–<¿Qué más? ¿es normal esto que está pasando?>–Le decía Cheo.
–<¿Cómo normal? ¿el qué?
–<Coño tengo miedo, me gustas me siento bien y no quiero cagarla>
–<¿Miedo por qué>?
–<No me quiero poner intenso>
_<Je, je, je dejémos que las cosas vayan pasando>
–<Pero no quiero ser indiferente no es mi naturaleza. ok me voy a relajar, te quiero hacer el amor otra vez>
–<Yo también quiero, el jueves repetimos>
Llegó
el jueves, ya habían cuadrado el hotel donde se iban a quedar. Cheo en
la tarde lo esperaba en la habitación mientras David llegaba de la
oficina. Se abrazaron, se besaron, hablaron un rato, un sexo oral para
calentar motores para la noche y luego salieron a cenar.
Fueron
a un restaurant italiano casero cerca del hotel, tomaron vino, hablaron
de sus vidas, amores anteriores, proyectos. Cheo le contó a David que
tenía puesto un bypass gástrico, que hace unos años era obeso. Entre una
cosa y otra pues se iban contando casi todo. Cheo dijo que ya le había
contado a su mejor amiga de él.
–Chico
tu si me gustas– le decía a David mientras le agarraba la mano, David
feliz le decía lo mismo, ambos se veían a los ojos con cara de bobos.
En
una de esas tantas conversaciones con Cheo salió a relucir una persona
que tienen en común, Marcelo Torrentino, David lo conoció hace muchos
meses por internet y hacía poco lo conoció en persona cuando vino a
Venezuela. Fue pareja de Cheo por siete meses. Es un hombre guapísimo e
inteligente, activista de DDHH en las selvas del Congo.
Via chat le contó que estaba saliendo con alguien que el conocía: Cheo.
–<Uhmmm,
!qué bien David! Que bueno, les deseo lo mejor, él es una buena persona,
David, pero averigua, indaga, pregunta. Yo no puedo darte mucha
información, el Cheo que conocí no es el mismo de ahora, el que te puede
dar información es Franco, si tienes confianza con el, pregúntale>
Como si le hubieran dicho lánzate por ese barranco, no le hizo caso a las palabras de Marcelo.
David le comentó a Cheo que se consu familia a la playa en Semana Santa, un viaje ya planeado antes que
apareciera Cheo. Algo triste le dijo que quería ir aunque sea dos días
para verse, pero estaba indeciso entre ir y no y no sentir que abrumaba a
David, pero volvía a decirle que si iría y en eso estaba.
La
cena estuvo perfecta, buenos platos, buen vino, buen postre. Cheo suele
pedir mucha comida y luego no puede con ella, como consecuencia de su
bypass y su pasado de obeso que lo hacía comer en grandes cantidades
cosa que le hace sentir mal de llenura y ahogo. Esto se repetiría en los
siguientes días de la relación cuando salían a comer.
De
ahí se fueron a un hotel 5 estrellas cerca de ahí, a un Lounge
relativamente nuevo y de moda en Caracas, estaba lleno, mucha gente
linda. Pinchaba una DJ muy famosa.
Por lo menos Cheo saludó a ocho personas, esta situación también se repetiría constantemente. David se sentía como el más gris de la vida hasta que por fin llegó alguien que él conocía pero oh sorpresa, Cheo también lo conocía. Pidieron unos tragos y se sentaron a ver el panorama.
Por lo menos Cheo saludó a ocho personas, esta situación también se repetiría constantemente. David se sentía como el más gris de la vida hasta que por fin llegó alguien que él conocía pero oh sorpresa, Cheo también lo conocía. Pidieron unos tragos y se sentaron a ver el panorama.
David observaba a la gente, se le quedó viendo a un moreno de 1,80, con un cuerpo de
angustia, calvo y unas nalgas que parecían balones, David tuvo que
calmarse pues Cheo podría darse cuenta, pero aquello era algo que no
podía dejar de ver.
Se quedaron un par de horas en el local hasta que Cheo se quizo ir
–Quiero hacerte el amor.
Dejando los vasos donde pudieron se fueron al hotel y ahí a cumplir lo prometido y cumplió, quedaron cansados y a dormir.
Esa noche decidieron que comenzaba la relación.
–¿Ya? ¿Ahora si podemos decirnos novios?.
Al día siguiente David se iba a trabajar, Cheo a hacer unas diligencias, ya no se verían más hasta dentro de una semana.
David
se había ido con su familia a Higuerote a pasar la Semana Santa, Cheo
en casa escribiendo para los artículos que tenía pendientes.
Ya
en la distancia lo único que los acercaba era el messenger del BlackBerry y las
llamadas, se hablaban y chateaban todos los días y a toda hora. Estaban
pendientes que hacía cada uno. Se enviaban fotos, hablaban de lo que
habían hecho cada uno durante el día, Cheo hizo ponqués con sus sobrinas
, compró flores para su casa y le compró a David también, etc.
Habló con su sobrina Beatriz, le contó lo bien que estaba con David,
–Es una persona extraordinaria, simpática, encantadora, linda, me gusta mucho, Beatriz–.
Cheo
desde el primer día le decía a David que iría el jueves para estar un
día completo allá, luego le decía que no, David le decía que no había
problema en que viniera, el otro que no quería incomodar. Así se pasaron
los días y no fue, resolvió irse con una amiga a la playa de viernes a
domingo.
Durante
esa semana Cheo le decía a David que lo estaba queriendo mucho, que se
sentía muy bien con el, que estaba feliz, David también le decía lo
mismo, estaba entusiasmado, contento. Llegó a pensar: Voy a echarle
bolas con este carajo, me siento bien con él.
David
regresó el lunes de la playa y por supuesto el martes se vieron y
fueron directo a un hotel de alta rotación. De nuevo disfrutaron de ese
momento solos, besándose, abrazándose. Felices.
Salieron
del hotel y fueron a comer, hablaron de irse el jueves a la Colonia
Tovar hasta el domingo así que tenían que planificar el viaje, hotel,
gastos que correrían por cuenta de Cheo, previa aclaratoria de David que
no tenía plata para ese viaje. Cheo le dijo que no importaba, de todas
maneras el viaje dependía de un pago que le debían; el día antes se lo
pagaron. Estaban emocionados con ese viaje, estarían juntos cuatro días, que
servirían a ver si esto seguía su curso tan bien como iba.
Y siguió y muy bien!
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