Francisco es un workaholic, el trabajo para él es primordial
y de las 24 horas que tiene el día, 18 está en el trabajo, las otras seis en
reunión de trabajo.
Un sábado Francisco tenía una pauta para una entrevista y le
dijo a David que lo acompañara. Para
David era entretenido estar ahí, ver como montaban las cosas, repetir la toma,
arreglar la escenografía, etc. Pero pasaban las horas y el asunto no terminaba,
así que David llamó a su amigo Rafael y cuadraron para almorzar juntos, ya
pasada la hora del mediodía.
Luego al final de la tarde se volverían a ver y fueron
a un hotel a tener su cuota de sexo (muy pocas por cierto), de ahí a cenar y
cada quien a su casa. Las veces que se veían, David tenía que ir a la oficina
de Francisco y estar horas esperando hasta que él saliera, era la única forma
de verlo.
Un tarde de sábado estando en la oficina se encontraban
solos, así que decidieron tener sexo ahí…en un sofá del socio de Francisco, muy
amplio. Estuvo muy bueno el rapidito, pues no sabían si vendría
alguien. Más tarde fueron al cine.
Los días pasaban así, en las tardes David se acercaba a la
oficina de su novio, lo esperaba una, dos, tres horas. En una oportunidad David se fue
a su casa cansado de tanto esperar que Francisco terminara de editar unos
videos.
Miguel, el amigo de David le dijo –Ay acostúmbrate…el no para, trabajo y
trabajo y cuando termina de trabajar, tiene más trabajo, cuando yo salí con él
(Miguel salió con Franciscp muchos años antes ) era así y sigue siendo así y eso no va a cambiar–.
Con esa sentencia David tendría que lidiar con
eso y con el hecho de que Francisco está metido en el mundillo del espectáculo
farandulero…
Francisco y su socio preparaban a una muchacha para el Miss Venezuela. Además de ser productor y director de casting, también se deicaba a preparar muchachas para el modelaje y concursos.
David ya había
a la muchacha en las tantas veces que iba a la oficina de Francisco. Una noche tenían reunión
con la joven y otra participante que estaba muy perdida en cuestiones de concurso y disciplina y quería unos consejos.
Era gocha, (así se les dice a los nacidos en los estados andinos del país), estaba nerviosa, ellos le explicaban y ella cada vez más nerviosa. David callado, pensando
–¿Dios qué es esto? ¿opino algo o me quedo callado?
Optó por lo segundo pues seguro diría una barbaridad que terminaría con la cena de inmediato.
Entre
una cosa y otra la gocha no se sabe si se fue con más nervios y dudas, pero se
iba contenta. La otra muchacha estaba como más aplomada, segura.
Una
semana después y previo al "magno evento de la belleza", Francisco invitó
a David a un evento alterno al concurso: "La sonrisa más bella" en la Quinta La Esmeralda, para escoger
justamente la mejor sonrisa entre las candidatas. Un show de excusa para promocionar
una marca de crema dental; los dientes fue lo que menos se vio.
Aquello
era un desfile de modelos, artistas, recién llegados, asomados,
asumidos y arroceros (entre esos arroceros Francisco y David, que
lograron entrar gracias a un amigo de un amigo de un amigo). En un
momento se encontró alrededor de ese mundillo plástico y sin nadie
conocido, Francisco haciendo relaciones públicas. Cuando se acercó a
David, este le dice
–Aquí lanzan fuego y se derrite todo el mundo sólo quedamos tu y yo de pie.
En eso se acercaba Osmel Sousa "el zar de la belleza" y Francisco le dice
–No hables tan duro que te pueden oir.
David pensaba –Oh por Dios me van a escuchar y se van a ofender wao–.
Comenzó
el show y aquello se convirtió en una nube de laca, extensiones que se veían caer por
mechas, tacones 15 centímetros, traje de baños de una talla menos, moretones,
celulitis y mucho maquillaje.
David hizo otro de sus comentarios
–Pero estas tipas están largando el pelero de los perros muertosque cargan encima.
–No hables duro–Le volvió a decir Francisco.
David pensando: “Pero esta gente plástica si es sensible”.
Terminó el asunto, todas felices, otras molestas, la pasarela llena de pelos artificiales, David con ganas de irse.
El
resto de la velada Francisco conversaba y conversaba con los modelitos y
diseñadores que se le acercaban y David aburrido como una ostra. No
aguantó más y se acercó a Francisco
–Yo me voy a ir, tú estás complicado, estas trabajando y relacionándote
y yo estoy incómodo aquí. Me voy en taxi, mañana hablamos, un beso.
–Okey, me avisas al llegar, te quiero.
David
se fue molesto pues no lo tomaron en cuenta toda la noche y encima metido
en lugar que parecía una fébrica de plástico, se sentía fuera de lugar. Tomó un taxi a su casa en
Guarenas.
Así era el trabajo de Francisco, en ese mundo él se mueve como pez en el agua. David no era un pez.
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