El miércoles de esa semana la policía
científica hallaba el cuerpo del abogado Gonzalo Albornóz en la cercanías de la
autopista de Oriente. Estaba en avanzado estado de descomposición.
–No sé como todavía la gente tiene las
agallas de dejar cadáveres aquí. Mira…tiene unas correas de cuero y un anillo.
Este muerto habla por todos lados.
Tres días después, luego de hacer
pesquisas y encontrar el vehículo de la víctima, tenían identificado el cuerpo.
Al día siguiente llamaron a sus familiares para identificar el cuerpo y darle
detalles de lo sucedido.
–Buenas tardes, bueno ya identificaron
el cuerpo. Aquí les entrego el informe forense pero se los voy a explicar, es
algo fuerte pero de ahí partiremos la investigación para encontrar a los
responsables.
El señor Albornóz fue encontrado en
unos terrenos de Parque Caiza en avanzado estado de descomposición, tenía en su
cuerpo un anillo en la mano derecha y un arnés de cuero que cruzaba su pecho y
espalda, son arneses que se ultilizan para prácticas sadomasoquistas.
La mamá de Gonzalo no podía creer lo
que escuchaba, su padre estaba pálido.–Continúe oficial–.
–Presentaba laceraciones en su ano
debido a que le introdujeron algún objeto de gran tamaño o el puño y/o el
brazo, esto es algo muy fuerte y grave de escuchar pero creo que a la víctima o
le gustaba este tipo de prácticas o fue obligado.
Pero esto no fue lo que le causó la
muerte, su hijo era hipertenso debió estar muy alterado o ansioso, en su cuerpo
conseguimos restos de alguna bebida energizante pues en su sangre había taurina
sintética. También restos de nitrito de amilo que se consigue comúnmente como
Popper, una droga estimulante para relajarse, usada para tener relaciones
sexuales pero que se emplea para la angina de pecho. Inhalada en grandes
cantidades puede ser peligroso. En este caso lo fue. No podemos adelantarnos a
los hechos pero creo que la persona que hizo esto no tenía intenciones de matar
al doctor Albornóz, puede ser que se le haya escapado de las manos la situación
y comenzó el caos, pero eso lo sabremos en las próximas semanas, aún faltan
muchas cosas por resolver y averiguar.
Los papás de Gonzalo salieron de la
policía destrozados y sin saber que hacer. En las próximas horas le entregarían
el cuerpo de su hijo para darle cristiana sepultura.
Lunes, nueve días despues del trágico
acontecimiento, la familia Albornóz Peláez velaba a su hijo. Por razones de
salubridad debido a descomposición del cuerpo, la urna estaba sellada, pero aún
asi velaron a Gonzalo.
Familiares, amigos, colegas y hasta
personas del ámbito político se encontraban dando el último adiós a uno de los
abogados jóvenes más respetados del país.
Su hijo y su hermano se encontraban
ahí, estaban juntos. También su exesposa.
Roberto, el hermano de Gonzalo se
levantó para ir un momeno al baño, en el camino se cruza con hombre que se le
queda mirando fíjamente a los ojos hasta que pierden la visual y sigue su
camino al baño.
Estando en el urinario, el hombre de
afuera entra y se coloca en el urinario de al lado. No tienen separación.
Roberto lo mira a los ojos y baja la mirada a verle el pene que ya estaba
erecto, el suyo también. Ambos se volvieron a mirar y se dieron un beso. Cada
uno tomó el pene del otro y comenzaron a masturbarse, hasta que entró alguien y
se separaron.
–Te espero afuera.–Le susurró el hombre
a Roberto.
Roberto Albornóz Peláez, 35 años es el
segundo hijo del matrimonio luego de 10 años, el consentido de la casa. Es
director de Recursos Humanos de una empresa de cosméticos, vive solo en un
apartamento, soltero, gay declarado ante su familia. Busca desesperadamente el
amor, lleva años soltero. Hace unos días se enteró él y su familia que su
hermano también era gay o al menos bisexual.
Salió del baño y se encontró con el
hombre.
–¿Vamos a la cafetería? Te invito un
café.
Llegaron y lograron sentarse en una
mesita para dos.
–¿Cómo te llamas?
–Sebastián ¿y tú?
–Roberto.
–¿Estás acompañando a alguien o
enterrando a un familiar?
–Lamentablemente enterrando a un familiar…a
mi hermano.
–Que broma, cuanto lo siento. Yo estoy
enterrando a mi hermana, murió ayer.
–Lo siento.
–Esto está lleno creo que es porque
murió un abogado pesado y conocido un tal Albornóz ¿no?
–Sí…justamente es mi hermano–Sebastián
se puso pálido y no habló–.
–¿Te encuentras bien?
–Sí, sí…bueno, no…mi hermana, me tiene
aturdido todo.
–No es para menos.
–Mi hermana se suicidó el sábado.
–Cuanto lo siento…fíjate que loco todo
esto… mi hermano es divorciado y tenía novia y no lo sabíamos. Justamente nos
enteramos ayer que había fallecido, se suicidó. Nos enteramos por un amigo de
mi hermano que nos contó…no soportó la pérdida.
Lo que sabemos de ella es su nombre,
Laura.
Sebastián volvió a tensarse y volvió a
ponerse pálido, estaba mareado.
–¿Te sientes bien? ¿Estás pálido
quieres que tetraiga agua?
–Sí, por favor.
Mientras esperaba el agua se acercaba a
la mesa una amiga de la familia de Sebastián, lo abrazó. Roberto regresaba.
–Es horrible lo de tu hermana Laura,
suicidarse así por un hombre–Roberto se detuvo a centímetros de la mujer y
esperó que se fuera.
–Sebastián, ¿tú eres hermano de Laura,
la novia de mi hermano? Por Dios, este mundo es un pañuelo y vengo a conocerte
así en esta circunstancias.
–Fíjate, sí por eso mi impresión al
decirme tú el nombre de mi hermana.
–Wao, tienes que acercarte al salón
donde velamos a mi hermano, tienes que conocer a mi mamá.
–No, que pena, que incómodo, no los
conozco. Tampoco conocimos al novio de mi hermana, bueno a tu hermano.
–Tranquilo será un momento.
–Espera, déjame avisar que estoy allá.
–Ok, estoy en el salón 1
Sebastián comenzó a sudar frío y a
ponerse nervioso. Volvió al baño a echarse agua en la cara y salió. En su salón
sólo estaban amigos de su hermana y de él. Sus padres no llegarían al velorio,
estaban en Chile.
Se fue al salón donde estaba Roberto y
conoció a su madre y padre. Se abrazaron y les habló un poco de su hermana.
Cada vez estaba más nervioso.
–¿Me puedes acompañar afuera a
fumar?–Le dijo Sebastián–.
–Sí claro.
–Discúlpame, esta situación me tiene
que no veo ni una.
–¿Perdón?
–Disculpa, digo que no puedo hacer
nada, no me concentro ando despistado.
–Que locura esto, conocernos de esta
manera y mira casi concuñados. Me gustaste Sebastián. Entre al baño para
relajarme un poco y al verte de nuevo y a los ojos, no sé, me sentí bien,
tranquilo. Me encantaría conversar contigo en otro sitio y en otra situación.
–“Tú
también me gustas, pero no puedo verte a los ojos de nuevo, ni tener nada
contigo, maté a tu hermano” Creo que el sentimiento es mutuo hubo un click
allá adentro en ese baño…pero…
–¿Estás movido con todo esto?
–Sí.
–Tranquilo, anota mi número. Cuando te
sientas bien y cómodo para salir me llamas. Yo ahora tengo que resolver varias
cosas de mi hermano pero en cuanto me digas yo resuelvo y nos vemos.
–Anota el mio.
Terminó de fumar el cigarrillo y Roberto iba
al baño de nuevo.
–Te acompaño.
Entraron al baño y Sebastián tomó a
Roberto y lo metió dentro de un cubículo, cerró la puerta y se bajeo los
pantalones.
–Chúpalo.
Roberto se agachó y comenzó a hacerle
el sexo oral. Sebastián le empujaba la cabeza hacia su pene para que se lo
introdujera todo. Roberto se agarró de las caderas de Sebatián y no paraba, se
tragaba todo el pene hasta que SebastiEan lo separó y se corrió, soltando el
semen en el piso.
–Qué locura esto, estamos en una
funeraria.
–Bueno esto pudo haber sido otro
entierro pero solo fue una mamada y muy buena. Te prometo que te llamaré,
quiero hacerte el amor.
Roberto salió del baño. Sebastián se
sentó en la poceta y apoyando su cabeza en sus manos comenzó a llorar. Así
estuvo unos minutos hasta que se durmió. Un par de horas después el sonido de
su celular lo despertó.
Un mensaje de Roberto.
<No te vi más, estamos enterrando a
mi hermano, espero verte pronto un beso y un abrazo>.
–Qué pesadilla esto.
<Gracias, yo voy a eso ahora,
estamos en contacto>
Salió del baño y se fue directo al
salón, ya tenía que estar enterrando a su hermana.
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