sábado, 7 de marzo de 2015

SERENDIPIA Capítulo 3


El miércoles de esa semana la policía científica hallaba el cuerpo del abogado Gonzalo Albornóz en la cercanías de la autopista de Oriente. Estaba en avanzado estado de descomposición.

–No sé como todavía la gente tiene las agallas de dejar cadáveres aquí. Mira…tiene unas correas de cuero y un anillo. Este muerto habla por todos lados.



Tres días después, luego de hacer pesquisas y encontrar el vehículo de la víctima, tenían identificado el cuerpo. Al día siguiente llamaron a sus familiares para identificar el cuerpo y darle detalles de lo sucedido.



–Buenas tardes, bueno ya identificaron el cuerpo. Aquí les entrego el informe forense pero se los voy a explicar, es algo fuerte pero de ahí partiremos la investigación para encontrar a los responsables.

El señor Albornóz fue encontrado en unos terrenos de Parque Caiza en avanzado estado de descomposición, tenía en su cuerpo un anillo en la mano derecha y un arnés de cuero que cruzaba su pecho y espalda, son arneses que se ultilizan para prácticas sadomasoquistas.

La mamá de Gonzalo no podía creer lo que escuchaba, su padre estaba pálido.–Continúe oficial–.

–Presentaba laceraciones en su ano debido a que le introdujeron algún objeto de gran tamaño o el puño y/o el brazo, esto es algo muy fuerte y grave de escuchar pero creo que a la víctima o le gustaba este tipo de prácticas o fue obligado.

Pero esto no fue lo que le causó la muerte, su hijo era hipertenso debió estar muy alterado o ansioso, en su cuerpo conseguimos restos de alguna bebida energizante pues en su sangre había taurina sintética. También restos de nitrito de amilo que se consigue comúnmente como Popper, una droga estimulante para relajarse, usada para tener relaciones sexuales pero que se emplea para la angina de pecho. Inhalada en grandes cantidades puede ser peligroso. En este caso lo fue. No podemos adelantarnos a los hechos pero creo que la persona que hizo esto no tenía intenciones de matar al doctor Albornóz, puede ser que se le haya escapado de las manos la situación y comenzó el caos, pero eso lo sabremos en las próximas semanas, aún faltan muchas cosas por resolver y averiguar.



Los papás de Gonzalo salieron de la policía destrozados y sin saber que hacer. En las próximas horas le entregarían el cuerpo de su hijo para darle cristiana sepultura.



Lunes, nueve días despues del trágico acontecimiento, la familia Albornóz Peláez velaba a su hijo. Por razones de salubridad debido a descomposición del cuerpo, la urna estaba sellada, pero aún asi velaron a Gonzalo.



Familiares, amigos, colegas y hasta personas del ámbito político se encontraban dando el último adiós a uno de los abogados jóvenes más respetados del país.

Su hijo y su hermano se encontraban ahí, estaban juntos. También su exesposa.



Roberto, el hermano de Gonzalo se levantó para ir un momeno al baño, en el camino se cruza con hombre que se le queda mirando fíjamente a los ojos hasta que pierden la visual y sigue su camino al baño.

Estando en el urinario, el hombre de afuera entra y se coloca en el urinario de al lado. No tienen separación. Roberto lo mira a los ojos y baja la mirada a verle el pene que ya estaba erecto, el suyo también. Ambos se volvieron a mirar y se dieron un beso. Cada uno tomó el pene del otro y comenzaron a masturbarse, hasta que entró alguien y se separaron.

–Te espero afuera.–Le susurró el hombre a Roberto.



Roberto Albornóz Peláez, 35 años es el segundo hijo del matrimonio luego de 10 años, el consentido de la casa. Es director de Recursos Humanos de una empresa de cosméticos, vive solo en un apartamento, soltero, gay declarado ante su familia. Busca desesperadamente el amor, lleva años soltero. Hace unos días se enteró él y su familia que su hermano también era gay o al menos bisexual.



Salió del baño y se encontró con el hombre.

–¿Vamos a la cafetería? Te invito un café.

Llegaron y lograron sentarse en una mesita para dos.

–¿Cómo te llamas?

–Sebastián ¿y tú?

–Roberto.

–¿Estás acompañando a alguien o enterrando a un familiar?

–Lamentablemente enterrando a un familiar…a mi hermano.

–Que broma, cuanto lo siento. Yo estoy enterrando a mi hermana, murió ayer.

–Lo siento.

–Esto está lleno creo que es porque murió un abogado pesado y conocido un tal Albornóz ¿no?

–Sí…justamente es mi hermano–Sebastián se puso pálido y no habló–.

–¿Te encuentras bien?

–Sí, sí…bueno, no…mi hermana, me tiene aturdido todo.

–No es para menos.

–Mi hermana se suicidó el sábado.

–Cuanto lo siento…fíjate que loco todo esto… mi hermano es divorciado y tenía novia y no lo sabíamos. Justamente nos enteramos ayer que había fallecido, se suicidó. Nos enteramos por un amigo de mi hermano que nos contó…no soportó la pérdida.

Lo que sabemos de ella es su nombre, Laura.

Sebastián volvió a tensarse y volvió a ponerse pálido, estaba mareado.

–¿Te sientes bien? ¿Estás pálido quieres que tetraiga agua?

–Sí, por favor.

Mientras esperaba el agua se acercaba a la mesa una amiga de la familia de Sebastián, lo abrazó. Roberto regresaba.

–Es horrible lo de tu hermana Laura, suicidarse así por un hombre–Roberto se detuvo a centímetros de la mujer y esperó que se fuera.

–Sebastián, ¿tú eres hermano de Laura, la novia de mi hermano? Por Dios, este mundo es un pañuelo y vengo a conocerte así en esta circunstancias.

–Fíjate, sí por eso mi impresión al decirme tú el nombre de mi hermana.

–Wao, tienes que acercarte al salón donde velamos a mi hermano, tienes que conocer a mi mamá.

–No, que pena, que incómodo, no los conozco. Tampoco conocimos al novio de mi hermana, bueno a tu hermano.

–Tranquilo será un momento.

–Espera, déjame avisar que estoy allá.

–Ok, estoy en el salón 1

Sebastián comenzó a sudar frío y a ponerse nervioso. Volvió al baño a echarse agua en la cara y salió. En su salón sólo estaban amigos de su hermana y de él. Sus padres no llegarían al velorio, estaban en Chile.

Se fue al salón donde estaba Roberto y conoció a su madre y padre. Se abrazaron y les habló un poco de su hermana. Cada vez estaba más nervioso.



–¿Me puedes acompañar afuera a fumar?–Le dijo Sebastián–.

–Sí claro.

–Discúlpame, esta situación me tiene que no veo ni una.

–¿Perdón?

–Disculpa, digo que no puedo hacer nada, no me concentro ando despistado.

–Que locura esto, conocernos de esta manera y mira casi concuñados. Me gustaste Sebastián. Entre al baño para relajarme un poco y al verte de nuevo y a los ojos, no sé, me sentí bien, tranquilo. Me encantaría conversar contigo en otro sitio y en otra situación.

–“Tú también me gustas, pero no puedo verte a los ojos de nuevo, ni tener nada contigo, maté a tu hermano” Creo que el sentimiento es mutuo hubo un click allá adentro en ese baño…pero…

–¿Estás movido con todo esto?

–Sí.

–Tranquilo, anota mi número. Cuando te sientas bien y cómodo para salir me llamas. Yo ahora tengo que resolver varias cosas de mi hermano pero en cuanto me digas yo resuelvo y nos vemos.

–Anota el mio.

 Terminó de fumar el cigarrillo y Roberto iba al baño de nuevo.

–Te acompaño.

Entraron al baño y Sebastián tomó a Roberto y lo metió dentro de un cubículo, cerró la puerta y se bajeo los pantalones.

–Chúpalo.

Roberto se agachó y comenzó a hacerle el sexo oral. Sebastián le empujaba la cabeza hacia su pene para que se lo introdujera todo. Roberto se agarró de las caderas de Sebatián y no paraba, se tragaba todo el pene hasta que SebastiEan lo separó y se corrió, soltando el semen en el piso.

–Qué locura esto, estamos en una funeraria.

–Bueno esto pudo haber sido otro entierro pero solo fue una mamada y muy buena. Te prometo que te llamaré, quiero hacerte el amor.



Roberto salió del baño. Sebastián se sentó en la poceta y apoyando su cabeza en sus manos comenzó a llorar. Así estuvo unos minutos hasta que se durmió. Un par de horas después el sonido de su celular lo despertó.

Un mensaje de Roberto.



<No te vi más, estamos enterrando a mi hermano, espero verte pronto un beso y un abrazo>.

–Qué pesadilla esto.

<Gracias, yo voy a eso ahora, estamos en contacto>

Salió del baño y se fue directo al salón, ya tenía que estar enterrando a su hermana.

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