La semana siguiente fue
de salir con amigos. David y Cheo fueron a comprarle algo a la futura
ahijada de Cheo que en los próximos meses nacería.
–Espero que te caiga bien mi comadre la Tata, se llama Tamara pero le decimos la Tata.
Compraron
una cesta con varias cosas: baberos, franelillas, braga, etc. Se
tomaron un café con ella en el edificio donde trabaja, la conversación
duró sólo un rato pues ella tenía que trabajar. David estaba de vacaciones y
Cheo de su cuenta.
A David le pareció muy agradable Tata aunque fue poco lo que compartieron.
Esa misma semana conoció a un buen amigo de Cheo, David Braseco un diseñador de modas. Ambos
ya estaban en el café esperando a David, Cheo le contaba que le
encantaba, que era una persona inteligente, simpática, alegre, que
sentía que se estaba enamorando de él. En eso llegó David y empezaron a hablar. David venía de verse con
Cristóbal –Su primera pareja– pues le
había traído unas galletas y unas revistas de Madrid.
La
velada transcurrió entre ponerse al día Cheo y Braseco y David contando
de él. Querían cenar y fueron a comer al mismo restaurant donde habían cenado
la primera vez . Se estuvieron riendo de los, cuentos, anécdotas, etc, al parecer ambos se cayeron
muy bien y quedaron en verse un día de estos.
El
viernes le tocaba el turno a Cheo de conocer a la comadre y mejor amiga
de David, Ainoa. Iban a ir al teatro. Cheo buscó a David en su trabajo y
de ahí arrancaron a El Hatillo para ver la obra. Antes de la función
cenaron los 3 y por supuesto charlaron, risa y risa. Ainoa tiene muy
buen sentido del. Ambos se aman, se
conocen desde hace 16 años. Aparentemente Cheo contentísimo con ella,
hasta le invitó la cena pese a la negativa de ella, Cheo se levantó en
un descuido y pagó la cuenta. David embobado, no había mas nadie en la
vida que él, lo demás no importaba.
Ainoa
advirtió que la obra era algo tipo teatro Chacaíto, pero como le habían
regalado las tres entradas ya que un amigo actúa ahí pues había que verla. La obra estuvo muy buena, tenía de todo, comedia, drama,
humor negro, reflexión. Cheo le dijo a Ainoa luego de terminar la obra –Ahora que me conoces no te vas a librar de mi–. Ella se rió y se
despidió para irse a su casa, los enamorados a un hotel para volver a
estar juntos, pues mañana iban de paseo.
Esa noche no hubo sexo, sólo en la mañana y oral pues sorpresivamente en el hotel estaba sin agua, se había roto una tubería.
Después de ese agradable mañanero se vistieron de franela y bermuda. Se iban al parque del este a buscar piezas del siglo XVIII. Llegaron al parque y dieron unas vueltas.
–Las
piezas están donde sólo hay tierra, que está removida por la lluvia,
son vajillas y botellas partidas en pedazos relativamente pequeños pero
muy interesantes, si tenemos suerte encontraremos cosas buenas.
Efectivamente,
mientras buscaban, encontraban trozos de platos, tazas y de otras
piezas. Cheo le iba explicando de que se trataba y David preguntaba de
todo
–¿Cómo
sabes que es un plato? ¿Cómo te das cuenta si es grande o pequeño, es
posible conseguir piezas grandes?, y estos vidrios como saber que no son
de ahora sino de hace 100 años?
–En el vidrio te das cuenta por lo gastado que está, el color y lo rayado de la superficie. Por la curvatura de las piezas haces la proyección de ellas y sabes si es un plato grande o pequeño o si es una taza.
Cheo
por su experiencia en estas cosas conseguía más, pero David se fajaba
buscando cada detalle, consiguieron una bolsa para poder recolectar las
diminutas piezas. Y seguía preguntando y el otro respondía, a veces se
reían de las tonterías que decía David acerca de las haciendas que ahí
estaban hace dos siglos.
David
estaba feliz con las piezas que conseguía a cada paso, Cheo a sus
anchas, en lo suyo. Nunca se lo dijo pero estaba emocionado y contento
de compartir esa hora con Cheo en algo de lo que estudió en la
universidad. Fue un experiencia increíble, a lo mejor para otras
personas hubiera sido un día más, algo tonto, para él era el mejor día
en mucho tiempo y al lado de la persona que estaba empezando a querer y
verlo distinto.
Comenzó
a llover y era perfecto pues saldrían más piezas a la superficie pero
no tenían paraguas, mientras caminaban para refugiarse en un techo se
conseguieron unos dientes de caballo al parecer de la misma época que
las piezas hechas trizas.
Esperaron
que escampar, mientras Cheo llamaba a su comadre para cuadrar y almorzar juntos
los tres.
Almorzaron en un restaurante cercano al parque donde se come muy bien. De ahí fueron a un centro comercial a ver una exposición, pasearon, hablaron, fue el día que más compartió David con la Tata.
Ese paseo le cambió la manera de ver a Cheo. Todo marchaba muy bien.
Almorzaron en un restaurante cercano al parque donde se come muy bien. De ahí fueron a un centro comercial a ver una exposición, pasearon, hablaron, fue el día que más compartió David con la Tata.
Ese paseo le cambió la manera de ver a Cheo. Todo marchaba muy bien.
En la noche cada quien se fue a su casa pues al día siguiente era el día de la madre.
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